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Dejad , Nereidas , del albergae umbroso Las piezas de cristales fabricadas , De la espuma ligera mal techadas , Si bien guarnidas de coral precioso i Salid del sitio ameno y deleitoso , Dríades de las selvas no tocadas : Y vosotras , ó Musas celebradas , Dejad las fuentes del licor copioso : Todas juntas traed un ramo solo Del árbol en quien Dafne convertida AI rubio dios mostró tanta dureza : Que cuando no lo fuera para Apolo.^ Hoy se hiciera laurel por ver ce&ida , A Miguel de Cervantes la cabeza. DE JCTAN DE SOLIS MEJIA , gentilhombre cortesano d los lectores» SONETO. [ O tú , que aquestas fábulas leistc ! Si lo secreto dellas contemplaste, Verás que ^on de la verdad engaste Que por tu gusto tal disfraz se viste. Bien, Cervantes insigne, conociste La humana inclinariou, cuando mezclaste Lo dulce con lo honesto, y lo templaste Tan bien, que plato al cuerpo y alma biciste« Rira y pomposa vas, filosofía : Ya doctrina moral , con este trage ^o habrá quien de tí burle ó te desprecie : ¿>i ahora te faltare compañía , Jamas esperes del mortal liuage Que tu virtud y tus grandezas precie. A DON PEDRO FERNANDEZ Conde de Lemns, de Andrade, jr de yntalba , etc. CiS dos errores casi de ordinario caen ios Íñmero es que en 1» carta c|ue Dam ícatiHÍa , que ba de ser bréTÉ j su nde- j sucinta , nuv de propósito y espacio, ya llevados le la rerdad ó de la lisonja, se dilatan 'n olla en traerle S la memoria no solo ,iLí l];i7añas (Ic sus-padrc5 y uliuelos. sino as de todos sus parientes, amigos, y hicn- lecliores. Es el segundo decirles que lus po- ten debajo de su protección jámparo; por- [uelas lenguas maldicientes y murmiirado- isnoseatrevcnámordei'lasy lacerarlas.\o >ues huyendo destos dos inconvenientes, laso en silencio aquí las grandezas y li- nios de la antigua y Real easa de vueslra 'Ttcelencia, con sus infinitas virtudes ;isi sturales como adquiridas , dejándolas i! ueliw^RtviMFidias y Iiieipos busquen niiir- íoles y bronces adonde grabarlas y eseiil- Irlas, paraqnc sean amulas á la duración ■1 de los tiempos. Tampoco snptico á vuest Exc. reciba en su tatela este libro , porqi se que si el no es bueno , aunque le ponj debajo de las alas del hipógrifo de Astolf< y á la sombra de la claya de Herculeí no dejaran los Zoilos , los Cínicos , 1 Aretinos , y los Bernias de darse un fi en su vituperio, sin guardar respeto á nad: Solo suplico que advierta vuestra Exc. q le envió, como quien no dice nada, do cuentos, que á no haberse labrado en oficina de mi entendimiento , presumier ponerse al lado de los mas pintados. Tal cuales son, allá van , y yo quedo aquí ce tentísimo por parecerme que voy mostra do en aleo el deseo que tengo de servir vuestra Éxc. como á mi verdadero señoi bienhechor mió. Guarde nuestro Señor, e De Madrid á i5 de Julio de i6i5. Criado de i?uestra Exc. Miguel de Cervaktes SaavIedra. 'ROLOGO AL LECTOR. kA yo li (oBM potihle ( Uctoc amantisi' uarme de escribir este prúlo(^, porque é tao biita cou el qu£ puse en nn D. Qui- : quedase cod gana de arsiiudar coD es- to tiene la culpa algún amigo dv los mu- ea el di&rutso de mi vida he grangeado n mi coiidicioii, que c on mi ingenio : migo bien pudiera, con grabarme y eaoulpirine en la primera stü libro, pui-B te diera mi retrato el fa- Juan de Ja.iregui, y c( :ioa Baliífecha , y el di eseo de alguno. rían saber qrie rostro y 1 talle tieue quien mundo i tos ojos d« la: i gentes, ponien- 0 del retrato t Lu i«f ■ ,ei> aquí de ros- efio. de cabello caslaf, o , frente lisa y raia.la , de alegre» ojos p bienpfoporriouada, li is barbas de pla- o ha ireiiite anos que fu randei, la boca pe^uefií 1, los dientes no , porque no tiene sino : leis y esos m«l jnados, y peor pueafos , porque uo tie- espondencia los unoa r on Ioí: oíros, el ntre dos eitremoa , ni grande ni peque- H- * I fío , la color Tira antes blanca ^le morena ^fi algo cargado de espaldas , y no mu j ligero de \i pies : este digo , que es el rostro del autor de la :;: Calatea, y de D. Quijote de la Mancha, y del i: que hizo el Viage del Parnaso á imitación del de i Cesar, Caporal Perusino, y otras obras que an« *: dan por ahí descarriadas, y quizá sin el nombre *. de su dueño : llámase comunmente Miguel de v Cervantes Saavedra : fué 8(>ldado mochos años , :. y «inco y medio cautivo, donde aprendió á te- ^ ner paciencia en las adversidades : perdió en la jí ])atalla naval de Lepanto la mano izquierda de un \ arcabuzazo, herida, que aunque parece fea, él ¡¡ la tiene por hermosa por haberla cobrado en la !, mas memorable y alta ocasión que vieron los pa- í sados siglos , ni esperan ver los venideros , mi- : litando debajo de las vencedoras banderas del I bijo del rayo de la guerra , Garlos V, de felice i memoria; y cuando á la de este amigo , de quien i ane quejo, no ocurrieran otras cosas de las di- chas que decir de mí, yo me levantara á mí mis» sno dos docenas de testimonios , y se los dijera en secreto» con que extendiera mi nombre y acre- ditara mi ingenio; porque pensar que dicen pun- tualmente la verdad los tales elogios, es dispa- rate , por no tener punto preciso ni determinado las alabanzas ni los vituperios. £n6n, pues ya , esta (•caslon se pasó, y yo he quedado en blanco y sin figura , será forzoso valerme por mi pico , que aunque tartamudo, no lo será para decir ver- dades que dichas por señas suelen ser entendidas. Y asi te digo ( otra vez lector amable ) que de estas novelas que te ofrezco , en ningún modo podrás hacer pepitoria , porque no tienen pies ¿ ni cabeza , ni entratias , ni cosa que les parezca : quiero decir, que loa requiebros ainorosos que en algunas hallarás^ son tan honestos y tan medi- 1 y disearso crislíaDo, idoso qus las Ujere, Helts dado Dumbre Dplares , y i i bien lo mine, DO hav uin- algún íj; mplo > fnor por alar } y hoDíütO ue se podria sacar asi de todas junlss , e cada una de por ■{. Mi ioletito tía sido !ii U plaza de navftra república una itiesa M , donde cada uno pueda llegar á eutre- nia daño ie barras : digo lin datiu del At\ cacrpo, porqnc loí efercicioa hODes~ ;radab]esantes aproveclian que dafiflQ. Si, siempre se está en los templos , no : se ocupan los orntorios, na siempre se i los uegocion poi caliñcadoa que sean : ■Mj de recreación, donde el anigido es- eacaDse : para este efecto se plantan las is, se buscan la: fuentes, se allanan la» , y se cultÍTanconcurlosidadlos jardines. a me atrevnrí á decirle , que si por al- t la lee , que do alcanza la, que al cincueiita y cinco de los años mi ingenio, por aqui loe lleva mi iiicli- y mas que me doy á entender (y ea asi) ioy el primero, que lie niivel»ao eu Irngiía mptewM, todasson traducidas de leuguaü li burladas : mi ingenio las engendró, y ú mi plunta, y van creciendo «n los bra- XI] Z08 de la estampa. Tras ellas , si la TÍda bo ib deja, te ofrezco los Trabajos de Persiles, libro que se atreve á competir con Heliodoro » si ya por atrevido no sale cou las manos en la cabeza : j y primero verás, y con brevedad, dilatadas las j hazañas de D. Quijote, y donaires de Sancho! Panza : y luego las Semanas del Jardin. Macho i prometo cou fuerzas tan pocas como las mias; pero i quien pondrá rienda á los deseos T solo es- to quiero que consideres , que pues yo he tenido osadía de dirigir estas novelas al gran Coade dt Lemos , algún misterio tienen escondido , qot' las levanta. No mas, sino que Dios te guarde, y á mi me dé paciencia para llevar bien el mal que han de decir de mí mas de cuatro sotiles y almidonados. Vale. • V • M. I GITANILLA. 55: — ]i]« los gitanosy gilanai tolnmente hH' el mundo pfp se^Jadronca : nacen d( Iroue», CTlnií.se ruu I4i]i«li» , estudiai -ntet v'oioUcatrsá Imlo ruedosy la gaai irnblcs que no se quitan sino con \í Jaa piirs de cita unción , gitan» Tieja i ler jubilnda en In'riencía ile Caco , y á qui ' .iodos de rabrleco e i.iirUir. Salió-la tal Prec Hifora <¡:¡e se hSlIaba en todo el gita- la mas hermosa y discrela que pudie- ; no entre los gitanos, sino enlre cuan- tas V discretas pudiera pregonar la fa- el rielo, í quien mas que otras geolrs tos los gitanos, pudieron deslustrar ¿-j nnia tosca cd que se criaba , no desea- ^nvEi,i iria cu ella sino ect nacida de tuavoces prenda [ue lie gílaua, poique era en eittcmo rorl^t - licniazonada ■ v con todo esto era algo dcsenvuel a, pero no de modo quedeicubtieac alfiiu géuep le di.'shonestidad i antes con ser nguda era lu suprc: alguna gl; tiíaa lie ja ni moía cnnUr cantari ;s laacivoa , >i dedr palabras do bueni locuÍL- la abue- l.i conoció el tesoro qui '. en la nie la tenia, j.rf dcU'rminóeligoila vie ja sacar ú Yoiar 3U ugoii lucho, veníenatle d v ivir por SI >a unaa. Salí .■oplas. ,tsiau de s^t felícíaimoa 13 é inventÍTi para acrecentar su cao dahy aai se luB procul V buscó por tcdaa las í ias que pu do , y no fail poeta que se loa diese : que taniLicn haj- poetsj míe searomodan con { Ui veud^H sd ohras , como los hay p, ara ciegos, .q.cl.3li.isJ aito^i 'y ^ edela mundo, y e Jiace arrojar los ingenios á cosas que do es rl mapa. Crióse Preciosa en diversas par Cosliila, y á los quince aFiOS (le su cd:i(t su la potativa la volvió ála corte y ú su antiguoi rlio > que es donde ordinariamente le tienen If ililanos enloscainpas deSauta Tlúrbara, pi do en lu corte vender fu mercadería, donde t{>dl íc cninnra v todo se vende. Y In primera culnid. .;■.<■ llÍ/!o IVericjsm Madrid, fué uri di^.ieSaH t,i Ana , piitrouB y abo-ad.. d.- Ii. VilU, ) il>an o< ■luchachas =J.o piN U giUuo {Trnii büilari ^^^^^^d DK LACTTAMIXi. 1 i t Us faitha-, y nuuque [c.I.ib iban limpies v i 1 li poeo íné Fiinmornadn los ojoc da f uantna i i.«l)iin.D« «Uirí .^1 ion díl lAmbaril * ras- \í Di, V füEM drl biiilr liilin uc nuDur quccn- i.U'bi^lIfLe V do.,^ir<' de la GilamllR , v r ao Iú& tnuihii'hüs A yerla , y Tds honbrte á »i ■la i ¡ifrucimudD la ov^rpii caslar, por ser ,'i nu. canlada , alli luf tilo, alli si nv.e ro- MÍ lifnlo la fama de 1,. Gih'nilli. , v d.- íomuu Jtt BtiinUnto de ros 11, fiM ;..!„, ,í,. 1.. (¡..jla dts- Iv 'go Irscrinlpírrii '¡ ■ .. .I.- la roe- Arhi d1 pr^ciosis imo Que i» rdó ni dar rrul¿ Arios . [ue pudiéH CuLrl, le de luto, Yh. icer los d» ^ ¿ sa no se la despabilasen y traspusie- -•' :-.fo V ella la tenia por abue- \^m ••' í-1 calle de »r TiOVr.T.Y t:ai'ita lalió á misa ile pari^H «n Valladotiil fuá a Sao LloivDte : .ligóles i|üe «sfamoso , eo oajiit.iu del bnl-illiia. A|ieiia-i hubo dicho e cuuado casi tolü.s lojt '{ue uii \:t rueda eilnba mi« cuatro cnartoi ; y añ |iraiiiz;iraB sobre f Ruartoi , qae la jityi no ae daba manas á cog loa. Hucha p-ici na agitsto y »u vcudimU, repi Preniítia mis sonajaí. v al liinn noireutia y quuíCu OUDIÓ rl sii(.l íl. Quee 1 cielo y i-n lloran. Y Si icio bfl V >!j[rcl[as, Que i, Enotí s sn ri. ■lo VÍT»S rütrcllas 1 aduru. Aq., i el .inci anoSü tonto La bar ba |iul-.' y lemí Quí ruJ)ÍG9 y ¡letUs bordan, AUl Ta el furioso Marte En In percona cutiosH, Demot Je un gallardo jÚTcn Jaula á la casa ilfl sol Va Jii|>iler i qac no hay caía Difícil it la prirnaza Fundaiia sb prudiMea c^ith. Va de Lnoa en liis mejilTas y,inus a y otr. Pequc¡\uc1os Ganm V lodo a th,e de I Hasla el Y Ar..L¡;í < C linios Calles y plazas aiscurre ^ Descompuesta y ca.si loca. A mil mudas Lendicioner Abre el silencio la boca, Y repiten los muchachos Lo que los hombres entonan» Cual dice : fecunda vid , Crece , sube , abraza y toca £1 olmo felice, tuyo , Que mil siglos tte haga sombra ;. Para gloría de tí misma , Para bien de £spana y honra ^ Para animo de la Iglesia , Para asombro de Mahoma. Otra lengua clama y dicer Vivas , o blanca paloma , Que nos has dado por crias Águilas de dos coronas , Para ahuyentar de los aires Las de rapiña furiosas , Para cubrir con sus alas A las virtudes medrosas. Otra mas discreta y grave , Mas ag'ida y mas curiosa , Dice , vertiendo alegría Por los ojos y la boca : Esta perla que nos diste, Nácar de Austria , única y sola, ¡ Que de máquinas que rompe i Que de designios que corta ! i Que de esperanzas que infunde I Que de deseos malogra ! Que de temores aumenta ! Que de preñados aborta ! \ DclFei I Fae alii - OKtA rtrriTi'.U. a .-MtOMílUgáal trmpla —.. FenU tanto ^u» en Roma Fae aliiniado , y siempre vito Ea la íuuia _v en U gloria. A la im^geii de U vida , A la del cielo señora , A la qac por ser humilde LmísUéIIés pisa aguí» : |« A la madre y viri^'eD junto , , . A la bija y á la aapoío ^ De Dios , biacada ilu biutijo* Margarita Bíi raiooa : Lo que ine has dado le dor , Mana siempre dadirnao , Que á do faria el favor tuyo .ll Sieafte la miseria sobro. . f\. J^j! priíaicias de mis fruhia }' J Te DfiexGO , Tirgea iierinusu i ' Tales cuules soa ks mira, A !u p.idru te encomiendo , Que humano Atíuutc se uuuoiva At peio de lautos reiuos y de eliniaa taa remotos. Sé quo el coraion M Rpv Ed lai maiios de Dios mora', Y túqiie puedes cotí Diu:^ Cuaoto pidieres piui(o:iu. ., Acabada estii oración, ^M^i Bemejante eulouuii ^'*^nos V Toees ous miifliiu _, P'**.VeüeIsuelo.u(.la,.., % ^^«iiadoa los oficios 10 IVOVKLV Volvió á su punto csle cielo , Y esfera maravillosa. Apenas acabó Preciosa su romance , cu del ilus»rc auditorio y grave senado que la de muchos se formó una voz sola que dijo na á cantar , Preciosa , que no faltarán cu como tierra. Mas de doscientas persona^ ésl mirando el baile y escuchando el canto d gitanas, y en la mayor fuga de él, acertó sar por allí uno de los Tenientes de la Vil viendo tanta gente junta , preguntó , que ei fuéle respondido que estaban escuchando Gitanilla hermosa que cantaba.. Llegóse e niente, que era curioso, y escuchó un rat por no ir contra su gravedad , no escuchó < manee hasta el fín : y habiéndole parecido pe tremo bien la Gitanilla , mandó á un page dijese á la gitana vieja que al anochecer fu su casa con las gitanillas , que queria qi oyese Oofia Clara su muger. Uízolo asi el { y la vieja dijo que sí iria. Acabaron el ha el canto , y mudaron lugar : y cu esto licg page muy bien aderezado á Preciosa, y dái un papel doblado, le dijo: Preciosica , cau romance que aquí va , porque es muy buen yo te daré otros de cuando en cuando , cor cobres fama de la mejor romancera del mi Eso aprenderé yo de muy buena gana , res dio Preciosa, y mire, señor, que no me de dar los romances que dice , con tal coud: que sean honestos, y si quiere que se los p¿; concertémonos por docenas, y docena can! docena pagada ; porque pensar que le teng pagar adelantado, es peusar lo imposible, papel siquiera que rae dé la señora Precioj dijo el page, estaré contento : y mas; que c ilrcteman. ¡^QuiéniDnie dar barato » se- fo Preciosa , qoe como gitana hablaba y esto c» artiiicio en- ellaa , qae uo ua- A la voK de Preciosa y á sa rostro dc- |ue jugaban el juego , y paseo Jos pa- los unos y los otros acudieron ii la r^ja que ya ieuiaa noticia della y dijeron : ilren las gitanillas , que aquí les daié- o. Caro seria ello, respondió Preciosa , Uzeasen. INo á fe de caballeros, rcs- 0| bien puedes entrar, niña, segura te tocará á la yira de ta zapato , no ¿^ >ito que traygo en el pecho, y púsose "í¿ obro uno de Calatrava. Si tu quieres \¡^ 'eciosa , dijo una de las tres gitanillas :r!Ü :on ella, entra en hora buena, que yo ^«S^'l sntrar donde hay tantos hombres. Mira ^ rr.^ respondió Preciosa, de lo que te has de ; de un hombre solo y á solas, y uo de tos ; porque antes el ser muchos quita y llero del tiáJiita tió eljiupcl que traía tn i y IlegáudosB á «lia se lo tomo, y dijo Pti y aa me le tome, señor, que .T c«críb pondió U vieja, que i ni lui^ta U he cria como (i foeía hija d« nii tetiÜdo, Abnó batlcTo el papel . ; yi& cpie vania' dentro Mcado de oro, t dijo i en Tcidad, Piecioi trae eita carta el porte dentro i toma eite qoa eo al romaneoiriene. BMta , dijo Precio neha tratado da pobre el M>ctB¡ poea ciei ei ma* milagro dumo i bu ud poeta ub e qoe joiecibÍtla:air.oBenaaBadiduri)MDd ■ui romaacaí , Inulade todo el Bomancerc ral , y enniíñ^a uno á uno , que yo les t el palio, j ñ Tiiiieien doroi , mi jo blai recibirloi. Admirado! qaedán^ loM que la GitaDÍca , asi de lu disciecion como d naife con que h^Llaba. Lea, aenor, dijo Isa alto > Terémoa si es tan discreto ese [ oomo ei llbeiaL Y el caballero Isyú asi: Te llama et mundo Preriosa. De esta verdad me asegara Bato, como en tí veiáa. Que un le aparU ¡«""as La esquiveí y la hermosura. Si como en valor subido, Il va A ilr.<^<:,.ln:j,|^ Y tu hermosura i dar muerl.:. Dicen que son hcchicems s por llevar los despojos n tuB ojos. ,s te adelantas. I El facfO da amor atÍMt. ' Sobr^ e( mal eicnto pecb» TimM nánáo j leRorio ¡ * De lo que es tegtifjo el mió, . De tu imperio Miiifecho. Preciou joja de amor , Eito humildemBate eacriba El que por U muere j títs Pobre., anaque homiide amador. Gd pobre acaba el áltúno verso, dijo d esUi sazoa Preciosa, mala tE&al; nunca loi enaní ora' áoB han de decir qae ion pobre*, porque á loi. priucipioi á Rti parceer la pobreza ei muy ene- miga del arnor^ j Qfiiea te anietla eso , rapata T diio uno. I Quien rae lo ha de enseftart reipotidiá Preciosa; J no ten^ yo mi alma en mi cuerpo \ no tengo ya qainea afloa I no sar manca , ni ren- ca , ni estropeada del enteadimiento : los inge- nios de las gitanas van por otro norte , que loa. de las dem^ gentes, siempre se adelantan i sus ehos i no hay gitano necio , ni gitana lerda ; qua como d austentar su vida comiste en ser agu- dos , astutos y embusteros , despabilan el ingenio á Cüda paso, y no dejan que ciie ipaho en nin- guna manera. ¡ Veu estas muchachas mis com- paCeras, que están callando y parecen bobas t Cues éntrenles el dedo en la boca, y tiéntenle» is cordales . y verán lo que verán : no bay mu- chacha de doce que no sepa lo que de veinte y cinco , porque tienen por inaesCroa y preceptores al diablo y al uso, que les enseria en unu hora )o que habían de aprender en un ano. Con esto que la Gilanilla decía , tenia cuspeusoa n los oyentes , y los que ¡ugaban le dii^rou barata, y aun loa que no jugaban. Cogíúta hucha de la Titja treinta le a- i majo ella y íuí doucellus , y rfuiíia» , lie otra scfium Tciiiia aiyu, que iodai se a gni» ler ú PrecioEu : 7 apenas liiibiciou lai gilatini, casado entre las ileniaí res- i(i Pri'Eiosa , como \a Ini de uDa aulbrrlin beodcciiin , aquellas la alabaiao. Oofia iecia i este si <¡u.t se pncde decir eubello , v5)os sí qui* son ojos de csmeraldiiE. La m Teriuo la deiracnumlia toda , y baria ia de todos sus miembros y coyunlums ; ido i alahgr un pequoFio hoyo qiia Pre- mia en la barba, dijo: ¡ay qiia hoyo ! ea yo han de tropezar raaDlos ojoB le mira- lá esto uii escudrTD de braio de la ücflora Üara que allí estaba , de luenga barba , y iTiot , y dijo : i ene iluma vuesa merced teSora mitil puei yo sé poco da hoyos, ó es hoyo sino sepultura de deseos vítos ; I Ivs Jice, que sabe mas que un dotot de melec £chú niiino á U faltriquera la acTiara TcnieuU , y hatió que no tenia blauca : pidiú un cuarto á sus criadas . v niuguna le tuvo , ni la aeriora t«- D buenas ; a tampoco. Lo cual visto por Pi rialar la cruz eu la palma de la mano con moneita de cobre, sepan vuesas mercedes que meaodcaba la bucDaveutura , por lo menos la mia : y Ai tengo afición á hacer la cruz primera cou algún escudo de oro , á con algún real de á ocho, ó á lo menos de éi cuatro; que soy como los sacris^ tañes que cuando hay buena ofrenda se reguci- '^ ' "' s nifia por tu vida, dijo la se- • ■■ ' ■ 'ero le dijo: mano algún real de á cuntrot dádmele, que en viniendo al Dotor mi marido, os le volvere. Si tengo, res- pondió Contreras, pero téngole empelíad ina , y volviéndose al escu ¡ñor CoDtrerns, tendréis á que jcLe: déu melos , que yo iré por el eu volandas. No [ene~ mos entre todas un cuarto, dijo Dona Clara, ¿ y pedis veinte y dos mnravedis? andad, Contreraí , que siempre fuísteisimpertinente. Una doncella de las presentrs, viendo la esterilidad de la casa , dijo á Preciosa ; nilSa ¡ hará algo al caso que st; baga la cruz cuu un dedal de plata! autcs ikí- püudió Preciosa, se hacen las cruces itiejoirs del mundo con dedales do piala , como sean muchos. Uno tengo yo, replicó lu doncella ; si este basta , hele aquí, con eondicion que tam- bién se me lin de decir á mi la bucnureuliiij. i l'or un dedül t.intas bcunasvcuturas ! dijo i.i EÍtaua vicia : nieta, acaba presto, que m hací: > el dedal, y lu ¡u.iuo da .seüora Tea dijo : '■' de Ja, „ ' ""^'"osita, „ -Eres p,-,ln„ . '*'P")arras. p.„ °"«"- «"y tu con," ; '""»s moDJa ""ir..! ■''■"■•fc.. ' „»-«"iw,°"L'!'"'""'"- „Como te m '"' ^''''''^' De la viudas q Hai da heredar j maj' preitn HaciBiida en nacna akondaBcij Tendrái an hijo canóiii|o , La iglcaia noas aa&ala , Da Toledo dd ea poñhle; Uua hija rabia vblaDes Tandrii , que (i ea raHgíoM , TambicD vendrá á i«i pnUd*> Varille corraoidoi De Bai^a 6 Salamanea. Ud lunar tienei i ¡<|ae liodoí Ay JcíDs, que luna clara! Qae sol,, qoe «Ui en laa Ant^d ]^caroa vallcí aclara ! Hai de doi cíegoi por verle Dieran mas de cuatro blancas : Agora ai ea la riaica ; ¡Ay, que bien haya esa gracia [ Guárdale de !■> eaida». Principalmente de espaldaí, gufAuelen ser peligrotaa a las principales damas. Cosas hay mas que decirle. Si para el viernes me aguardas Las oiriis , qiH son de gusto, Y alguQiis hay de desgracias. Acabó su boenüTcntura Preciosa, coi Hendió ti dtsPO de todas las citcunsta ijuerBr saber la suya , y asi se lo rogiro pcru ella las remiliú para el 'vierucs vi n lin^nqS reabu «le plata pi Kn NtOTiao eI lenar Teiik iM ítraUruD maraTÍllas (Jeta Citmiil! íO builjrun iiüco , y (■ouHrmú por vi u HaiÍD : V poniendo Id mi , hiiQ Bf nal Je (juerer darle algu ; y erpulgado, y sarudido , y Tascado i ,:s , al Cubo sacA la mano tnrlay di - - — 1 Icngo blanca, dudli " teal á Precios la fal' Doñfl . que jn i; Ip dfli- irlo ; el real de nianiGeslo : no hemoi tüoidu las nosotfaí ua CJiarto paia liacer l.i fc- cruz, jy quiere güe teagamus ua real T lie alguaa valoarli^a viieslra , ó alguna e olro día nos volverá a rcr Preciosa , j uémos mejar. A lo cnl di|o DoRa Cü- porque otra vei Tinga, no quiero dar la ;■ l>i<'rlu«.i. Anli'í siuonic ilaii u.ida , c, señor; i)or ahí he oído derii (y , cntifiiclti <{iie no son bunios di- K loK oltrios íc ha de turar diueroa drr o'.roícnTfí^s. Asi lu di. ,^,1 ^ lo el valedor para qi»! te den ■rrtd m.iy á lo sillllu , se- diú Preciosa, áudese á eso¡ 20 NOVELA y cortarémosle de los harapos para reliqu Mucho sabes , Preciosa, dijo el Teniente : Ha que yo daré traza que sus Magestades te vi porque eres pieza de Reyes. Querránrae ] truhana , respondió Preciosa , yo no lo sabré y todo irá perdido ;si me quisiesen para discr aun Ileyarméhau : pero en algunos palacios : medran los^truhanes , que los discretos .* yo hallo bien con ser gitana y pobre , y corrí suerte por donde el cielo quisiere. £a niña , )a gitana vieja , no hables mas , que has habí mucho , y sabes mas de lo que yo te be ensc do, no te asotiles tanto, que te despuntarás : bla de aquello que tus años permiten , y n( metas en altanerías, que no hay ninguna qu( amenace caida. £1 diablo tienen estas gitana el cuerpo , dijo á esta sazón el Teniente. De 'diéronse las gitanas j y al ir^ dijo la done del ^edál^: ^ediosa/cnine la buenaventura vuélveme mi dedal , que no me queda con hacer labor. Señora doncella , respondió Pre< sa, haga cuenta que se lá:he dicho, y proví de otro dedal , ó no haga vainillas hasta el viei que yo volveré , y le diré mas venturas , y a\ turas que las que tiene un .libro de caballeí Fuérouse, y juntáronse con las muchas labra ras que á la hora de las Ave Marías suelen s de Madrid, para volverse á sus aldeas, y ei otras vuelven muchas , con quien siempre acompañaban las gitanas , y volviau segur: porque la gitana vieja vivia en continuo tei. no le salteaijen á su Preciosa. Sucedió pues que la mañana de nn dia qnev viau H Madrid á cop^er la garrama con las dec gitaiiillas, en un valle pequeño que está obra quiuientoá pasos antes que se llegue á la vili vieron un mancebo guilardo y ricameule atle I j «iMuiauauu <;uu tu (jiivua majrur la vuestra , amiga , que me hagáis j Preciosa me ojais aqaf á parte ' i(j ) de serán de Tuestro proTecho. Co- \^',:\ ▼iemos mocho , ni nos tardemos ' * buen hora , respondió la vieja , y sciosa , se desviaron de las otras pasos, y asi en pie como estaban, dijo : yo vengo de manera rendi- ony belleza de Preciosa, quedes- e hecho mucha fuerza para excu- c punto, al cabo he quedado mas s imposibilitado de excusarlo. Yo, que siempre os he de dar este sielo mi pretensión favorece) soy o lo puede mostrar el hábito , y erreruelo , descubrió en el pecho s caliBcados que hay en España : ino (que por buenos respetos aquí u nombre ) estoy debajo de su tu- sov hijo único , y el que espera .íi ■ HOVSLA .' 'dmorqne la teiWo paeda cafier cíaen} de buila ' alguna : lolo quinto tciTÍcU del nodo que clh mas gaiUre : SB TOlaatad e^la mia * para iuM ella ei de cer& ttii alma , dqnda ^odrá iitipñitdi lo que quisieren j para co'iÁfrTariD jgairdarlo, no leri comq'impreio ea cera , lino como eienl- pido en mármoleí, cuyadnreía cíenda el que da el alma. En tanto que elcaba Ilero eato decía, le estaba mirando. Preciosa atet tamente, y sindaJa qae no le debieron de pan cer maini sus razones, ni lu talle : jToMéodoi á la vieja, le dijo : perdúneme abuela deque m lome licencia para responder á este tan enamr rado sefior. Responde lo que quisieres, niela, reí pondió la vieja , que jo ié que tienes discrecio para todo. Y Preciosa dijo : señor caballero, aui que soy gitana pobre y bamitdemauts nacids tengo un cierto eipiritillo fantástico acá dentj que ú grandes cosas me lleva : á mí ni me mu ven promesas , ni me desmoronan dádivas , i me inclinan sumisiones , ni me espantan Qnei enamoradas : y aunque de quince años , que s- gnn la cuenta de mi abuela ptiru este San Rl gucl tos haré, soy ya vieja en los peiuamient '"""" '•reo, V J 'Malo (=1 „ ' * «'te o lint ■* ^ "'BOliM '"-"Ot c, U a/, TTOVELA 1 nos V averígna clones primero ; primero tengo de i;al)er si sois el que decis : luego hallando esta verdad, habéis de dejar la casa de vuestros pa- dres V la habéis de trocar con nuestros ranchos» y tomando el tra^^e de gitano ; habéis de cursar dos anos en nuestras escuelas, en el cual tiempo me satisfaré yo de vuestra condición , y vos de la mía : al rabo del cual, si vos os contentades de mí , y yo de vos, me entregaré por vuestra esposa; pero hasta entonces tengo de ser vuestra ; Ijermana en el trato, y vuestra humilde en ser« i vi ros : y habéis de considerar que en el tiempo « deste noviciado podria ser que cobrásedes la yÍ8« '] ta , que ahora debéis de tener perdida , ó por lo menos turbada , y viésedes que os convenia huir de lo que ahora seguis con tanto ahinco : cobran- do la libertad perdida, con un buen arrepentí- . miento se perdona cualquier culpa : si con es* ' tas condiciones queréis entrará soldado de nncs- < tra milicia , en vuestra mano está, pues faltando alguna de ellas, no habéis de tocar un dedo de la mia. Pasmóse el mozo á las razones de Preciosa, y púsose como embelesado mirando al suelo, dan- do muestras que consideraba lo que responder debia. Viendo lo cual Preciosa tornó á decirle : no es este caso de tan poco momento , qne en lofl que aquí nos ofrece el tiempo , pueda ni deba re- sol verse: volveos , señor ,.á la villa, y conside- ,¿ rarl de espacio lo que viéredes que mas os con- venga , y en este mismo lugar me podéis hablar ttjdas las fiestas que quisiéredes , al ir, ó venir | de Madrid. A lo cual respondió el gentil hombret co'indo el cielo me dispuso para quererte. Pre- i ciosa mia , determiné de hacer por ti cuanto ta * voluntad acertase á pedirme, aunque nunca cupo en mi pensamiento que me halnas de pedir lo nr r.A crriiviLLA. p.:; ipe me pides, ptco pues ft tu gasto , que el mió il luvo se íjasle y ncoRisde , cii^nUmepor gila- ■D detils lurgo, f^as de mi lodu las eiperien- e aliora te signiCca : mira aude el trage , qae }>□ gucr- hMu d n Enando quii its engsriaré » mii [indrcK , y sacaré dineros pa- la piitar algunas diaa , y seiáa hasta ocho los ipi podré tardar «n acDOiodar mi partida : á loa eu cODtnigOrjo los sabré engañar demo- salgB cün mi dEtcrmiuacion : lo que te 'o tener atreTimiento de ¡ue si no e> hoy don- li calidad \ la de mis n Madrid,' porque no ti, íieiqueyapuedo tta J lapnoarte algo, ;ri¿''üf^Jc«M-. .<.'ma5Íila. Eso no .oadid PiecÍD.'a , snpu ,j»e conmi go'há ' sudar siempre la libertnd desriifadadu, sio que lahogue ni turbe lii pesadumbre de loa zeloj ; cnlieuda que no la tomaré tan demasiada que I Jf «he de ver desde bien lejos , que llega mi lertídad á mi desenvoltura ; v ea el primer lequie la que habéis de ha crr de mi : y mirad que ■aaates que entran pidiendo : íelos, ó son .I«,ó confiados. Satanás tienes en tu pecho. lacha, diioá esta sazo>. la gitai la viejajioi- e dices cosas, que no las dirá un colegial -lamanca : tú sabes de amor : tii sabes de tú de cooGanzas : como es c sto! que mp loca, _y te estoy esruchiindo a eupiritada que habla latín sin saberlo. abuela , respondió Preciosa , y sepa que ?.6 NOVELA (le burlas para las muchas que de mas veras i quedan cu el pecho. Todo cuauto Preciosa dec: y toda lu discreción que mo'^raba, era añat lena al fuef»o que ardía en el pecho del eoam rado caballero. Finalmente quedaron en que • allí á ocho dias se verían en aquel mismo luga donde él veudria á dar cuenta del término enq sus negocios estaban , y ellas habrian tenii tiempo de informarse de la verdad que les hab dicho. Sacó el mozo una bolsílla de brocadt donde dijo que iban cien escudos de oro, y di selos ala vieja ; pero no quiera Preciosa que I tomas en ninguna manera, á quien la gitana dij> calla , niña , que la mejor señal que este sen ha dado de estar rendido, es haber entregado 1 armas, en señal de rendimiento; y el dar, < cualquiera ocasión que sea, siempre fué indio de generoso pecho ; y acuérdate de aquel refn que dice : al cielo rogando y con el mazo daiid< y mus que no quiero yo que por mi pierdan 1 gitanas el nombre que por luengos siglos tieni adquirido de codiciosas y aprovechadas : jcii escudos quieres tú que deseche. Preciosa? ¿qi pueden andar cosidos en el alforza de una sa^ que no valga dos reales, y tenerlos allí con quien tiene un juro sobre las yerbas de Estrem dura ? ¿y si alguno de nuestros hijos, nietos y parientes cayere por alguna desgracia en man de la justicia , habrá favor tan bueno que llegí á la oreja del juez y del escribano, como eafe escudos , si llegan á sus bolsas ? tres veces p tres delitos diferentes me he visto casi puesta i el asno , para ser azotada , y de la una me lib: un jarro de plata , y de la otra una sarta de pe las v de la otra cuarenta reales de á ocho , qi habia trocado por cuartos , dando veinte real mas por el cambio : mira , niña , que andam y lleuoSe VrdplFzos;^ ¡¡10 ! nn hay pM.'iradc- urun .Jublon dcdoBco- )rLíBÍt,-i.i8í.ymaípre- : jniHds por mas xolasy , üos titüCD por pobres, 10 Jos juboDi-s (te loagS' tos y granenkjs , y He- ;it ñ 1 du q e q d II pl D í| N 3 NOVELA los deste apellido. No tuvo . atreTimiento Aiif 'es, que asi le llamaremos de aquí adelante, da )razar á Preciosa , antes euviándole con la tU- el alma , sin ella , .si asi decirse puede , las ;jó y se entró en Madrid , y ellas contentist- as hicieron lo m.ismo. Preciosa algo aficionada as con benevolencia que con amor de la gallar* i I disposición de Andrés y ya deseaba informar- si era el que había dicho : entró en Madrid ¡^ á ponas calles andadas encontró con el pagt )eta de las coplas y el escudo : y cuando el M ó , se llegó á ella diciendo : vengas en baei^' )ra; ¿Preciosa, leíste por ventura las coplas J^ le te di el otro día I á lo que Preciosa respon-' ó : primero que te responda palabra , me ha ^ } decir una verdad por vida de lo que mas quie-* ^S . Conjuro es ese, respondió el page , que auny ^ le el decirla me costase la vida , no la negar^ -^ 1 ninguna manera. Pues la verdad que quiero*^ le me diga, dijo Preciosa, es , si por ventura'^ poeta. A serlo , replicó el page, fórzosamenU _ ibia de ser por ventura, pero' has de saber ,j_^ reciosa , que «se nombre de poeta nfuy pocos l^-v crecen , y asi yo no lo soy , sino un aficionadOvi^ J la poesía y para lo que he menester , no vo^ j pedir ni buscar versos ágenos , los que te oE^ in míos , y estos que te doy ahora también rj¡ji as no por esto soy poeta : ni Dios lo quiera «-¿^ o el papi:, por 1. Coa todo eao , n cir que es pobrlíim ;h. Antea ca al rerea y poeta qne no sea . , ¡Dtoi cOQ SU «atado : filoaofiu que a ■cas. Perol l^e ^e ha morício , Preci, rr CEiIa preguntad HnmB tnoviiio, re recioSB, porque como yo tcu^a i Ii mas poetas por pobres, causóme lu :ailo(leora,que mettUtasoatravnc aello : I lí se que I ico, aunque lo dudo á cauaa de que por ríe que os toca Je hacur. coplas, se lia do uaut» haríenda tiiviiiredes: que no luiy jua dicen, que sepa raaservar la ha- a liiiie . ni graugear la que uo íi.-ue. o soj desos rrplicó el page , versos iia- lyrico, m pubre:ysiu sentirlo ui dea- corno liai-en loiGinoveaea en sus coo- n pufdo dar un escudo, y dos á quien -3 n uo naym aaiauo- ^oo rvo&xHi la ui.r« p |iur |i> r'ero , y no por dadivoso » y desta mane mos amistad que dure , pues roas aínas faltar un escudo por fuerte que sea , que chura de un romauce, pues asi es, rep page, que quieres Preciosa, que yo st.a pt>r fuerza ^ no deseches el alma que cu t ftel te envío, y vuélveme el escudo, que e toques con la mano , le tendré por r mientras la vida me durare. Sacó Precios cudo del papel, y quedóse con el papel , quiso leer en la calle. £1 page se despid fué contentísimo , creyien sabia : y habiendo andado hasta la alzó los ojos á unos balcones de hierro dt que 1c habian dado por señas, y vio en el caballero de basta edad de cincuenta aTioí un hábito de cruz colorada en los pech venerable gravedad y presencia , el cual también hubo visto la Gitanilla , cuaudí subid , niñas , que aquí os darán limosna la voz acudieron al balcón otros tres cab y entre ellos vino el enamorado Andrc cnaudo vio á Preciosa perdió la color, y á punto de perder los sentidos : tanto fu bresalto que recibió con su vista. Subié {TÍtanillas todas , sino la grande que se abajo para informarse de los criados de la des de Andrés. Al entrar las gitiinillas en estaba diciendo el caballero anciano á los esta debe de ser sin duda la Gitanilla he que dicen que anda por Madrid. Ella es , I JuauicQ su liijo , pri'gqulü Pieoiosa ! {ue Eitá A >ue«[ro isiio , respondió el . En Ttrrdiid que praiv , dijo Prrcioia , i lo u la f, ti andn, : ca qDc desde llá no s¿ le pierde, o se le truera. üasla, 1 de los prirseuteis, qae nube la Gitauilla . En estu las tres gitanillas que ib^n fon éudüSE calmllíro quR -aos diii esta de á ocho. Aíi es !• Ter~ •\ DO non lo zuicnla ; j que ibrirseC En tnulo que eslu ■rspoudió Prcciusa á io de *^i ^ 52 NOVELA dará en Gamboa. A esto respondió Doa Juan: en Terdad , Gitauíca , qae bai acertajo "> niuchaa coiBS de mi rondicioii ; paro en la de ser mentí- raso vaa muy fuera da la verdad, porque me pre- cio de decirla eu todo aeooteciraientü ; en lo del TÍuge largo bas acertado, puM siO'diidB Meada Dios serriilo dentro de cuatio, ó einco diaí ma partiré á Fláudes , aunque tú meamenaias que he de [oroer el camino, y uo querría que en él me ■ucediete algua desmán que to estorbase. Calle, seüorito, respondió Precióla, y enconiiéadese á Dios, que todo se Jiati hiea; y sepa que yo do. sé nada de lo qiA' digo ; y uo es maiaTÍlla , qus como bdblo muUio y i bulto , acierte eu alguna caía , y yo quenia acertar eu persuadittH A qos no tn paitieseí, sino. qae aose^ses el peobo. y te eatuviesea con tu4 padres , para darles buen» Tejca , porquB no B»foy bien con estas idaí y »e- nidaí á Fláudes , piiuci pálmente los moios de tau tierna edad como la tuja ; déjale ciecet ua poco , pim que puedas llevar lu» traliüjiis de la guerra, cuanto mas que Larta guerra litatt eu ta casa, hartos combates amorosos 'te aobresaltaa «D el Mcbo : sosiega , sosiega , alborotadilo , y túira lo que baces primero que te cases , y danoA ' una Hmosnita por Dios, y por quien tú eres : qus j eu Terdad que creo qae eres bien nacido ; y si é '' esto se junta el ser Terd.idero, yo cautaré la gaU ' ■1 vencimiento da haber acertado eu cuanto ts ' he dicho. Otra vez te he dicho , nifia , respondió el Don Juan que hahia de ser Andrés Caballero , que en todo aciertas , sino en el temor que tie- nes, que no debo de ser muy verdadero , que eu yo doy en el campo , la cumpliré en la ciudad , y á doude quiera, sin serme pedida; pues no sn pue- de preciar de cabtillero qui«u toca ea el vicio du uu Buiuui UdroDM, ni robiniui ■ imu enojéis, PrscioH i uijo el padre, ^[oa i de voi imagino que no ■« paedl preiDinir OOM mala, qai Tueitro boco I9itn> of aondita y ule por fladorde vncitraa bamas obra*: por vida de Preciosita, qae baileia oopoco con TvutrBí com- pañeras , que aqui trngo nu doblón de oro de á dos caraa qua nÍDgana es como la vuestra . aon- que soa da doi Rejes. Apenas bubo oido ««lo ' la TÍeja, cuando dijoi ea niAas , baldaí ea cinta, y dad contento & esloi seKores. Toma las «ona- J^ jas Precio», v dieron su* Tueltati hicieron J '■ desbiciéron todos gas Ihios con tanto donaira J ^ deseDTollpra , qae tras los pies se llevaban lo* ojos de coanlos las mirahau, especial raen te loa ^ de Andrés que asi se ihaa entre los pies de Pre- ■ cioia,.com(i li alli tuTÍeran el eentro de sa gl»- i lia i pero turbósela la sueric de manera qne se ta '~ Totfió en ioBemo ■ j fué el caso que en la fuga : del baile se te raj'o a Preciosa el papel que la ,-, haliia dado el page , y apenas hubo caido cuando. .' le alzo el que no tenia buen concepto de las gi- ) tanas , y abriéndole al punto dijo : bueno , soné- .1 tico tenemoi , cese el baile, y escúcbeole, qne j ■egun el primer verso, en verdad que no es nada | necio. Pesúle á Preciosa por no saber lo qoe en 1 él venia, j rogó que no le lejesen y q^e se Ib 3 volviesen , y Iodo el ahinco qne en esto poiiia , 1 eran espoeloa que apramiabau el deseo de Andrea ^ para oírle. Finalmente el caballero lelej'ú en alta voz, y era este. Cuando Preciosa el panderete toca, Y hiere el dulce son lo9 aires vanos. Perlas son qoe derruma coa las manos , Flores son que despide de la bocaí Suspensa el alma, y la cordura loca DE LA CITAMLU, Queda á los dulces acloa sobrclium Quede limpios, da lionEslos, v du Su fuma a\ nielo leíaaljJo lacú. Colgadas del menar de sus cabe] Mí) simas lleva, y á sus plantea tim Amor rendidas iiiib y otia flecha: alar ' ellas le j 'or Dios, ili/o el que leyó el s . ütae domire el poeta , que le caer lobresallen el \ns al AÍdo qi mudado el rolar; KOTF.T.Í mo para sítmo t J ^onto poditit Andreí i tonnanta de toct , psu no podñi llerar (ti < Eapel I y haei/ndole mrdU doitroa de crucí ns el corasau , le apaTló d¿l f entoneci Ai reipiTÚnti {loco ]> dio i mltndeT qae lai pal de Prrrioaa le habían aprOTCcbado Piuln el doblón deduD cara^ ic le dieron i Pnf y ella com pulieras que le tnH!aría.|r¡ partirla nOD vilaa bidalgamenle. El padre '^ ' dres le dijo que le dFfaae porMoríto lal ~ qae había diclio i Don Joan , qoe la* tpmtmmkri ber en todo caso. Rita dijo que lai diria i»0mjÍ bucDa faoa y que eatendieien ; como una maniana. Cuando U ^ilnua vipja oyó el ensalmo jr el embuste , quedo pasmada, y mai lo quedó Andrea que rié ■""« «/! '""(íe J^^'^■ f.^7;¿/"'^;o°;■''-«^'"'■'~■ V'*i?.t¡. .".«•■on 9«edo •"" ""C. '"• •' ■í'./r'"" '.1,""' 58 >"OVELA. rancho, y luego acudieron á yerledieió doce taños, todos mozos, y todos gallardos , y bien h< hos, á quien y a la vieja halña dado cuenta del uui compañero <{ue leshabia de venir, sin tener uec( dad de encomendarles el secreto > que romo ya ha dicho ellos le guardan con sagacidad y pi tualidad nunca vista ; echaron luego ojo á la x la f y dijo nno dellus : esta se podrá yendei jueves en Toledo. Eso no , dijo Andrés , p que uo hay muía de alquiler que no sea conocí de todos los mozos de muías que traginan ] España. Por Dios señor Andrés , dijo uno de gitanos , que aunque la muía tuviera mas seí les que las que han de preceder al dia tremes aquí la transformaremos de manera , que no conociera la madre que la parió , ni el dueño <] la ha criado. Con todo eso . respondió Andre por esta vez se ha de seguir y tomar el pareí mío ; á esta muía se le ha de dar muerte , y de ser enterrada donde aun los hueso nos pan can. Pecado grande , dijo otro gitano : ¿ á u inocente se ha de quitar la vida ? no diga tal buen Andrés , si no haga una cosa : mírela bi agora , de manera que se le queden estampac todas sus señales en la memoria , y dcjenmi llevar á mí , y si de aquí á dos horas la con cicre , que me lardeen como á un negro fugitii En ninguna manera consentiré dijo Andrés t¡ la muía no muera , aunque mas me aseguren transformación; 3 o temo serdesrubierto, siáe no la cubre la tierra : y si hace por el provee que de venderla puede seguirse , no veu?o t desnudo á esta cofradía que no pueda pagar entrada mas de lo que valen cuatro muías, pt asi lo quiere el señor Andrés Cabalb'ro cli otro gitauo muera la sin culpa , y Dios sabe me pesa asi por su mocedad; pues aun no ha ct ndres sohre ua niediu alcornoque, puaiú- * alasniKliosunniarliJIoyuuaslcnBzua, )-al ^ Jos gailairas qou dos gilauoc taüian , le hi- -^ dar dui cabriolas : liiE'go le deanuditaa un 9 y con una cinta de seda uuera y un gutiotp, S Ddosvucltusblandameute.AlodDie liullú S .ePrecioiia, y otras muchas gitBuas -vÍEJas >■ , qDc las unas con maravilla , olrai r.on S< E niraban : lal era la gallarda disposirioa Tei ^e La^ta los gitanos le quedaron afi- 1* BÍmoa. Hechas poen lúa referidas cetemo- ^ D gitano viejo tomú por la mano a Pre- C' y pueslo delante de Andrea dijo : esta Cj cfaa , que es la flor y la nata de toda la C iDM de las gitanas qae sabemos que viven — aüA, te la cnlregantos ya por esposa , ó ^ amiga , que en esto pupdeü hacer lo que -*' lai de tu gusto , porque la libre y ancha ^ leslrs no está sujeta á meliudres ui á mu- 5 exentos yinmos de la «nmrgm pestilencia de loi icios f entre nosotros aunque hay inuchos inces- tos , no hay ningún adulterio : y cuando le hay en la mu^^er propia , ó alguna byllacjueiía en la amiga , no vamos á la justicia á pedir castigo , nosotros somos los jueces y los verdugos de nues- tras espesas y amigas y con la misma facilidad las matamos y las enterramos por las niontafiaf y desiertos como si fueran animales nocivos : nc hay pariente que las vengue , ni .padres que noi pidan su muerte : con este temor y miedo ellai procuran ser castas , y nosotros como yo he di cho vivimos seguros ; pocas cosas tenemos qvu no sean comunes á todos , excepto la muger i la amiga , que queremos que cada una sea del qui le cupo en suerte : entre nosotros asi hace divoi cío la vejez como la muerte : el que quisiere pued dejar la muger vieja como -él sea mozo , y esco ger otra que cpri'cspoia'da al gusto de sus añoi con estas , y con otras leyes y estatutos nos coi servamos y vivimos alegies; somos señores d los campos , de los sembrados , de las selvas, ¿ los montes , de las fuentes y de los riOs ; U montes nos ofrecen leña de balde , los árb( les frutas , las viñas uvas , las hurtas hortaliza las fuentes agua, los rios peces , y los vcdad< caza f sombra las peñas , aire fresco las quiebrai y casas las cuevas : para nosotros las inclemci cias del ciclo son oreos, refíigerio las nieves , l>i ños la lluvia ; músicas los truenos , y hachas l< relámpagos : para nosotros son los duros tcrr ros colchones de blandas plumas . el cuero cu tido de nuestros cuerpos nos sirve de arnés in penetrable que nos defiende : á nuestra ligereí no la impiden grillos , ni la detienen barranooi ni la contrastan paredes : á nuestro ánimo no tuercen cordeles , ni le menoscaban garrurlta^ k abogan tocas , ni le átiman pntrcs : i)tl s I no uo hacemos difcrencÍB cuundü vas mn- ■itat : siempre nos preciamuf mis de m^iiliifí iceliai de c.irg» eii loi canjpcpí. T te cortíin Us ■Uriqueras en las eiudiideí : no "haj Agüita , ui iÍDf;aiia otra oTcde rapiTia qoEinas prcito te 11)1.1- JUte ala prFsa que se le ofrPBe, queuoíolrosnos í i'.iuiíinos á fas ochííobm que algún iutL-ffS .: r.:>leR : 6Dalniente tenemos muehas hnbiU- '■ .- rjae Telice ña naa promclen ; porque rn la 1(1 canLuinoJ 1 en e) potro rallamos, de : 1 d dar mamoríi ;i„ . u¡ i acompi .ñ,ir li i aolieitnr tav S-.fHT daradL i ti- U^ viuo'lii .a^spnlHrioseí ismos estas hn líymovil, lesrioel.o, = p. uadios í de audes los que no. da la , iii-nlezt orado» rii eos V nevadas peí ■ndidos pra- 1 > y eipcsQj bosqiii iglMi* , A mai, 6 oua rwli-) tMmoi lo (jue quaramo*) pnei ium conteiiMw con lo qae teoenioi : todo aitt> oa bl dicho , cm roso mancabo , porqae Do igaoraii U vida «-ll babeis Tenido , y el trato qno habaii de prolÍM^ el caal oa he pintado Rijofan borronj ^iM.oll nanhu é inQnitai comí itíia detoubrunÜo o» can «1 tiempo no menoi dignaa de oonridMfMl| i|ueUi(]aaliahei> oído. Calld pndieiandatlfil eloonente y viejo gitkuo , j el noTicio dit{>i'i| aa holgaba macho de haber lahido tan l^flh catátalo», j que tí pensaba haoer prafañW: aqualla órdan tan puaata en razón y en polftii runduneotoa , j i[ue aolo le pasaba no Haban nido maa preito «a conocí mi auto de tan 'al(| Tida , y qae deade aquel punto renoaciaba la p feaion da caballero j la Tonagloria de *a iliul lioagc, y lo ponía todo debajo del jugo, Af mejor decir debajo de lai leyea con qae ellM ' lian , puei con tan alta reeampenia le aatiaíaei el deaeo de aenirloa, enbrecándola á la di» Preciosa, por quien él dejana corouaa é im] rioa, y aolo los deaeana para lerriila. A lo «t raipondiú Precioaá: puesto qua eatoa aeiVoTea. Itisladores han tallado por aai lejea qoe soy tU' y que por tuya te me han entregado , yo na ( liado por la ley de mi Toluntad qoa es la x fuerte da todas, que no quiero serlo sino ea c las condiciones que antes que aqiU TÚoieses , en los dos conccrtánios : dos aRoa has de TÍrir nueetra compaúía primero que de la njia eocf porque tú no te arrepientas por ligero , niyo qi tie eugafiada por presurosa : condiciones romp leyes, tas que te be puesto aabea, ai las quiei K f aei6 Uljire , y ha de ser libre en tanto Isiere : si te quedas , te estimaré en te Tuelyes , no te tendrd en menos ; li parecer los ímpetus amorosos corren cieita hasta que encuentran con la ra- 1 el desengaño : y no querría yo que ara conmigo como es el cazador que ado la liebre que sigue, la coge , y la )rrer tras otra que le hoye : ojos hay que á la primera yista tan bien les pa-- 7el como el oro , pero á poco rato bien diferencia que hay de lo fino á lo fal- L hermosura, que tú dices que tengo, C' mas sobre el sol y la encareces sobre "Hx. sé yo si de cerca te parecerá sombra , \^ lerás en que es de alquimia : dos años K'^- iempo para que tantees y ponderes lo •i^' en que escojas, ó que será justo que '»"■ [ue la prenda que una vez comprada , ^^ ede deshacer de ella sino con la muer- -7 aiip liava tipniT>o v miirhn nara mi- v» 1 asi si quieres qne asegare tus temores y y men cabe tus sospechas , jurándote que no saldré punto de las órdenes que me pusieres , mira < juramento quieres que liaga, ó que otra segurií puedo darte; que á todo me bailarás dispueí Los juramentos y promesas que bace el caut porque le den libertad , pocas veces se cump con ella , dijo Preciosa ; y asi son según pie los del amante, que por conseguir su deseo p meterá las alas de Mercurio y y los rayos de piter como me prometió á mi un cierto poe y juraba por la laguna Estigia : no quiero jt raentos, seSor Andrés, ni quiero promesas, c quiero remitirlo todo á la experiencia deste viciado , y á mi se me quedará el cargo de gi darme , cuando yos le tuviéredes de ofender Sea asi, respondió Andrés : sola una cosa p á estos señores y compañeros mios, y es que me fuercen á que burte ninguna cosa por tiez de un mes siquiera , porque me parece que he de acertar á ser ladrón , si antes no prece muchas liciones. Calla hijo , dijo el gitano tí* que aquí te industriaremos de manera que sa' un águila en el oñcio , y cuando le sepas, ha, gustar del de modo que te comas las manos él : lya. es cosa de burla salir de vacío po mañana , y volver cargado á la noche al ranc De azotes be visto yo volver algunos deseos cios, dijo Andrés. No se toman truchas etc., plicó el viejo : todas las cosas desta vida pa sugetas á diversos peligros ; y las acciones ladrón al de las galeras , azotes , y horca ; j no porque corra un navio tormenta ó se anej han de dejar los otros de navegar : bueno se que porque la guerra come los hombres y los ballos, dejase de haber soldados : cuanto m que el que es azotado por justicia entre nosot la : jr lo dicho dicho , que os haheis 'i dedos tras cada hurto. Pues para , dijo Andrés , lo que 70 podía hur- / empo que se me da de veuia , quieh> ientos escudos de oro entre todos o. Apenas hubo dicho esto , cuando á él muchos gitanos y y levantan- )razos y sobre los hombros , le can- Tf Víctor ; y «1 grande Andrés aña- , viva Preciosa, amada prenda suya, liciéron lo mismo con Preciosa, no e Cristina, y de otras gitanillas que resentes : que la envidia tan bien se duarcs de los bárbaros y en las cho- stores, como en palacios de Princi- Ic ver medrar el vecino , que me pa- .iene mas merecimiento que yo , fa- esto , comieron latan»entc , repai- ) prometido con equidad y justicia, las alabanzas de Andrés , subieron ^'^ J** • I «icnincilMt «t «Ini« , 'jr M m^ J¿^ •a dinero lof karto» tgu f of tiM»- Í8D heeho, eonmoTido'de ha tágcl- Q0&O8 : de lo éntX loi §;i|ai>08 i^ de« Jiciendo que ei'a contrayeoir a sui rdenanzas que probibiaa la en^radH >ii sus pechos , la cu^l en .teniéndola , jar de ser ladrones, .«asa que no ]«8 u ninguna manera^^Viendo pues esto que él queria hurtar por si solo, bíjí lía de nadie ; porque para huir del ligereza, y para acometerle no le. mo : asi que el premio , ó el castigo 'tase , queria que fuese suyo. Prbcü- anos disuadiré deste propósito , di- le podrian suceder ocasiones i^ donde ría la compañía asi para acometer ifenderse ; y que una persona aota bo ;[randes presas. Pero por mas qtM 4Í^ s quiso ser ladrón solo y señero , eo» brea, ó á lo mcuO« excusarlo por todas las que pudiese » pensando exentarse de la jurís ciou de obedecerlos en las cosas injustas qu mandasen , á costa de su dinero. Otro dia les i Andrés que mudasen de sitio , y se alejaseí Madrid , porque temía ser conocido si allí c ba : ellos dijeron que ya tenían determinado á las montes de Toledo , y desde allí corn garramar toda la tierra circunvecina. Levant pues el rancho , y diéronle á Andrés una pol en que fuese ; pero él no la quiso, sino irse á sirriendo de lacayo á Preciosa que sobre otra ella contentísima de ver como triunfaba de sv llardo escudero , y él ni mas ni menos de ver \\ á sí á la que había hecho sefiora de su albec I O poderosa fuerza deste que llaman dulce 1 de la amargura (título que le ha dado la ocios: y el descuido nuestro) y con que veras nos < sallas ! y cuan sin respeto nos tratas ! cabal es Andrés y mozo , y de muy buen entendimie criado casi toda su vida en la corte , y con e galo de sus ricos padres : y desde ayer acá ha cho tal mudanza , que engañó á sus criados sus amigos, defraudó las esperanzas que sus dres en él tei^ian, dejó el camino de Flandes < de había de ejercitar el valor de su persoí acrecentar la honra de su linage, y se vino á trar á los pies de una muchacha y á ser su lac; que puesto que hermosísima, en fín era gita privilegio de la hermosura, que trae al redo y por la melena á sus pies á la voluntad exenta. De allí á cuatro días lleg<íron á una aldea d< guas de Toledo j donde asentaron su aduar, d¿ primero algunas prendas de plata al alcalde sangre I aon caria hurlo que sus tanestros . , le le ■rrnitcnba el alma , y tal rez liubo igó de su dinero los Lurtos que íui com- ht iisbian liecbo, couoioTido de las lágii' ■ SDS ducCias : de lo cual los gitanos so de- «s y ordenanzas qne prohibian la entradn ridad en sus pechos , la cual en teniéndola , i de dejnr do ser ladrones , r.osB que no les bien eii ninguna manera. Viendo pues eito í, dijo que él quciia hurtar por sísalo, sin lompaBla de nadie; porque para huir del 1 tenia ligereza, y para aoometerle no lu I el áninio : uai que el premio, ó el castiga IM hurtase , quería que fuefia «njo. Procu- laa gitanos disuadirle dcíle propósito , di- le que le podrían suceder ocasiones, donde aecesaria la coinpaüi'a ani paro acomeler para defenderse ; y que una persona sola oti liacer (¡randea presas. Pero por mus quo di- 4^ ¡TELA. se holgaba Preciosa viendo á su tierno amante jl tan lindo y tan despejado ladrón : pero con todo eso estaba temerosa de alguna desgracia , que no quisiera ella verle en afrenta por todo el tesoro de Venecia , obligada á tenerle aquella buena vo> luntad por los muchos servicios y regalos que su Andrés le hacia. Poco mas de un mes se estuvie- ron en los términos de Toledo , donde hicieron su agosto aunque era por el mes de Setiembre , j desde allí se entraron en Extremadura por ser tier- ra rica y caliente. Pasaba Andrés con Preciosa honestos , discretos y enamorados coloquios : y ella poco á poco se iba enamorando de la discre- ción y buen trato de su amante , y el del mismo modo : si pudiera crecer su amor , fuera crecien- do : tal era la honestidad , discreción y belleza de su Preciosa. A do quiera que llegaban , él se llevaba el precio y las apuestas de corredor » y de saltar mas que ninguno : jugaba á los bolos , y á la pelota extremadamente, tiraba la barra con mucha fuerza y singular destreza : finalmente en poco tiempo voló su fama por todo Extrema- dura y y no había lugar donde no se hablase de la gallarda disposición del gitano Andrés Caba- llero, y de sus gracias y habilidades, y al par desta fama corria la de la hermosura de la Gita- nilla ; y no habia villa , lugar, ni aldea donde no los llamasen para regocijar las fiestas votivas suyas y ó para otros particulares regocijos : desta manera iba el aduar rico , próspero y contento ; *.^ y los amantes gozosos con solo mirarse. Sucedió pues que teniendo el aduar entre unas encinas algo apartado del camino real , oyeron una noche casi á la mitad della ladrar sus per^ ros con rancho ahinco y mas de lo que acostum- braban : salieron algunos gitanos , y con ellos Andrés á ver á quien ladraban , y vieron que se defendía Jelloa un hombre TtsUilo ite blnu □ de u I hiu h bplmai ]]egároD, y qoitiironie, j uno de los gitan dijo : ¡ anien diablos oí trujo por aquí , liomrn i tiles hora» y tan fuera de camino t ¡ veiii.i hurtar por ventara I porgue en verdad que liabt llegado á buen prn^rta. Vc¡ vengo i hurlar, re. pendió el iDoriÜdo . ni eé si vengo ó no fuera d camino , aunque bien veo que venao deflcamin; do : pero decidme, señor», ¡está por aquí atgui: TCDta ó lugar donde pueda recogerme cata nachu ráeme de las heridas que vuestros perros m hecho ! No hay lugar , ni venta , donde pe aneaminaros , respondió Andrea ; mns pi ., ..„lr.. l,.,iJ., y .1„¡.,„. ™>. ,,o, I, faltará comodidad en nuestros rancboí uo lo parecemos en la ratidiid. Dios la use eo vosotros, respondió el hombre , y llevadme doi de quisiéredus, que el dolor desta pierna roe Tit ga mucho. Llegóse ú él Andrés, y otro;;ilano r- rilativo (que aun entre los demonios li:iy n'Ki pcoresque otros, v eutre muchos malos liniribrc suele haber alguno bueno) y entre los dos le llf virón. Hacia la noche clara con luna, de maiier que pudieron ver que el hombre era laoc-, <\ gentil rostro y üille: venía vestido lodo de lien? blanco, y atravesada por las espaldas y ccfiidM los pechos una como camisa ó talegu de 1¡iii/.l Llegáronála barruc.-i , ó toldo de .Aui' " presteza encendí ibuela de Pre. i. dado c los de los perros , frióles en acc primero con vino dos mordeduras pierna iiquierda , le puso los pelí de ellas , y encima uu poro .k coir re y luí ,y acudió luc- ) l...,.J<. ca4p t liósele muy btou cun |miios limpios « y ms- tiguóle las heridas, y díjole . dormid, amigo , que con el ayuda de Üios no será nada. Kn tanto que curaban al herido , estaba Preciosa delante , y estúvole mirando ahincadamente, y lo mismo hacia el á ella , de modo que Andrés echó de yer en la atención con que el mozo la miraba ; pero echólo á que la mucha hermosura de Preciosa se llevaba tras sí los ojos. En resolución, después de curado el mozo, le dejaron solo sobre un lecho hecho de heno seco : y por entonces no quisiérou preguntarle nada de su camino ni de otra cosa. Apenas se apartaron del cuando Preciosa llamó á Andrés á parte y le dijo { acuerdaste, Andrea, de un papel que se me cayó en tu casa cuando bailaba con mis compañeras , que según creóte dio un mal rato ? Si acuerdo respondió Andrés, y era un soneto en tu alabanza y no malo : pne« has de saber , Andrés, replicó Preciosa , que el que hizo aquel soneto es ese mozo mordido que dejamos en la choza , y en ninguna manera me engaño , porque me habló en Madrid dos ó tres veces , y aun me dio un romance muy bueno : allí andaba á mi parecer como page , mas no de los ordinarios , sino de los favorecidos de algún príncipe : y cu verdad te digo, Andrés , que el roozo es discreto y bien razonado, y sobre ma- nera honesto , y no sé que pueda imaginar de es- ta su vi;nida y en tal trage. ¿ Que puedes imagi- nar , Preciosa I respondió Andrés ; ninguna otra cosa , que la misma fuerza que á mí roe ha he- cho gitano, le hecho á el parecer molinero, y ve- nir á J)uscarte : j ha Preciosa, Preciosa , y como se ya descubriendo que te quieres preciar (le tener mas de un rendido! y si esto es asi, acábame á mi primero , y luego matarás á este otro, y no quie- ras sacrificamos juntos en las aras de tu engaño. aiboudad y baea tiírmino! calli , Audree, tidfl, y niafiana procura sacar del pedio ta iiDinbro , adunde va, ó a la que viene ; Merque estuvieac engañada tu sospecha , ro no lo estoy do que íea ti que he dicliu: moa sfllisfacion tuja , pues ya he llegado IDOS de antisfaeerte, de eaalqoier maneta deluogo, yhai que se vaya, pues todos los atra parcinlidad te obedecen , j no habrá 0 queruulra tu voluntad le quiera dar ar.o- 1 iu rani^lio, y cuando rito asi no suceda, oy n>i pal.-ibra de no aaiir del mío , ni de- Kr de aus D¡os , ni de todos aquellos que icres que no me vean ; y proaiguiendoDde- ijo : mil-a, Andrés, no roe pesa ¿mide eloBO , pero posarmeba mucho si Eevsoin- D2 r(v/rk<»qu« y e □das npí eiMDtomBs Ramiaos : amieo . Iryáat 03 V opt 1 ÍPITO .ste baeo c dir.^i,= 1 lerilad ! ijuc abcLs 111 lir : decidm e , ¡íois por ventura un 0 que yo 'isto much s veres eu la rorte cuir p»e« y UMpto , qi e tenia famadc ser gran poc'la, u que hilo un romaucey un sonetea u na Citan q>iclosdias pnsailos andHba por Mai ,id;qur ulular m la bvlicia ! dec dmelo . (| JO os pccm eiD cor la fi; de raballe o aitano guardaros todo r-1 serreta que vos vit redes que que no si.is el que JO digo, no He» u verdad porque esl« es el pro M;ultid: sin duda alguna •¡tees que Kmi,l 54 ISOVELA I .1 oue estáis ahora del en que yo os vi entonces : y uo os turbéis , anímaos , y no penséis que habéis llegado á un pueblo de iHdroncs sino á un asilo que os sabrá guardar , y defender de todo el mun- do : mirad , yo imagino una cosa , y si es asi como , * la imagino , vos habéis topado con vuestra buena suerte en haber encontrado conmigo : lo que ima- gino es que enamorado de Preciosa (aquella her- mosa Gitanica á quien hicistes los versos ) ha- béis venido á buscarla , por lo que yo no os tendré en menos sino en mucho mas : que aunque gita- no , la experiencia me ha mostrado adonde se extiende la poderosa fuerza de amor y las trans- formaciones que hace hacer -á los que coge de- bajo de BU jurisdicion y mando : si esto es asi 1 como creo que sin duda lo es , aquí está la Grita- nica. Si f aquí está, que yo la vi anoche , dijo el mordido : razón con que Andrés quedó como dir funto , pareciéndole que habia salido al cabo con ' la confirmación de sus sospechas : anoche la vi » tornó á referir el mozo ; pero no me atrevía á decirle quien era, porque uo me convenia. De esta manera , dijo Andrés, j^vos sois el poeta qu.e yo he dicho ? Si soy , replii;ó el mancebo , que no lo puedo ni lo quiero negar : quizá podria ser qae donde he pensado perderme , hubiese venido á ganarme , si es que hay fidelidad en las selvas y buen acogimiento en los montes. Hayle sin duda^ respondió Andrés , y entre nosotros los gitanos el mayor secreto del mundo : con esta confianza «•jl podéis, señor, descubrirme vuestro pecho, por- que hallaréis en el mió lo que veréis sin dobles '1 alguna : la gitanilla es parienta mia , y está sa- geta á lo que yo quisiere hacer de ella , si la qui- sicrcdes por esposa ; yo y todos sus parientes gus- taremos de ello y lo tendremos por bien : y si por amiga, no usaremos de ningún melindre con tal .-r* lidad ei esa , do ha^ sino dascubiiros y II la labor , que la njucLacba que no et aba , yerá cuan bien le está ser vuestra ; igo i dijo áeila raioa el noio i quiero que que la fueriit qui: me La hepbo mudar bien y m eJQi qu «lasii ...berra. igi caníils. [1 que 1 • da porienlQ é 1 tudas Ji vo be T a: quien rae tieue 1 ■n esle trage, k pi. '■y ■ Andrés cobrando los espíritus perdidos, índole que se encaromaban á otro parade- que se imaginaba , y deieoso de salir de , confuaioQ voItíó á refonatle la aeguri- 1 que podía deacubTÍrse, y asi él proiiguió lo : yo eslHba en Madrid en casa de un ti-^ 56 KOVEI.A 1 drcá que aspiraban á casarle mas altamente , pe- ro con todo eso la servia á hurto de todos los ojos que pudieran rou las lenguas sacar ala plaza sus deseos , solos los mios eran testigos de sus intentos : y uua noche que dehia de haber esco- gido la desgracia para el caso que aliora os diré , pasando los dos por la puerta y calle de esta se- fiora , vimos arrimados á ella dos hombres al pa- recer de buen talle : quiso reconocerlos mi pa- riente ,y apenas se encaminó hacia ellos , cuan- do echaron con mucha ligereza mano á las espal- das y á dos broqueles, V se vinieron á nosotros que hicimos lo mismo, y con iguales armas nos acometimos: duró pocoía pendencia, porque no duró mucho la vida de los dos contrarios , que de dos estocadas que guiaron los zelos de mii pa- riente y la defensa que yo le hacia , las perdie- ron ( caso extraño , y pocas veces visto ) : triaii- fando pues de loque aquí no quisiéramos, volvi- mos á casa, y secretamente tomando todos los dineros que podímos, nos fuimos á S. Gerási- mo esperando el dia que descubriefte lo sucedido y las presunciones que se tenian de los matado- res; supimos que de nosotrosno habia indicio al- guno, y aconsejáronnos los prudentes religiosos , que no volviésemos .i casa, y que no diésemos ni despertásemos con nuestra ausencia alguna sos- , pecha contra nosotros : y ya que estábamos de- terminados de seguir su parecer , nos avisaron que los señores Alcaldes de corte habiau preso en su casa á los padies de la doncella, y á lá misma doncella , y que entre otros criados á quien tomaron la confesión , una criada de la se- ñora dijo como mi pariente paseaba á su señora de noche y de dia, y que con esle iiídicio habian acudido á buscarnos , y no hallándonos sino mu- chas señales de nuestra fuga, se confirmó en to- a ; ile.itlo allí aquí he Tenido eoIo y tueva lio iS , ha.an que b uoclie llegué ú este eucinar * as lia íucedulu lo qiio buhéis vitto ¡y n _^ é par el cainiíia (le la Feria de Francin, O rfspouder ulfio i lo que ae me pre¡(imlab« , ^ veriliid que uo le donde rae In Pelin de f^ , pueBlO que 5B que esli mas arnbo de Sh- í^ i. Asi ps verdad > Tcspoadiú Andrea , y va S3 L> á maiin dciecba casi leínle leguas (le i"^ nrnue vfais cuja iltrccIiD ramino llcváhii- ii» «fía futitdís. El que JO pensaba llEvnr , ^ eI nioxo . '!" es sÍud A Sevilln , que niti Icn- ^ lli»tIeioGiu'ivcs,6raiulBBini|!odcl conde rntjk q"..- J"rte ciiTÍará Genova gran ciiu- l-U . tdala . y ll.ro di:si;Mi!o qnc me nriinodu ^ »á _|f Oleniente tuvo esta amistad por gran faTor q S8 le hacia : audaban siempre juntos , gnstab larsfo , lloviaii escudos, corriaii . saltai>an , bí lab'jii, y tiral)aii la barra mtjor que ninguno los gitanos y eran de las gitanas mas (jiic u-ed; llámente queridos y Y de ios gitanos en tcdo < tremo respetados. Dejaron pues á Exlremadtira, y entraron en Mancha , y poco á poco fueron caminando reino de Murcia : en todas las aldeas y lugai que pasaban, había desafíos de pelota, de esg . mna , de correr , de saltar, de tirar la barra , de otros ejercicios de fuerza , maña y ligerea y de todos salian vencedores Andrés y Glemei como de solo Andrés queda diclio : y en todo te tiempo que fueron mas de mes y medio, nt ra tuvo Clemente ocasión , ni él la procuró hablar á Preciosa, hasta que un dia estando ji tos Andrés y ella , llegó él á la couversaci porque le llamaron , y Preciosa le dijo desde vez primera que llegaste á nuestro aduar , te < nocí , Clemente y se me vinieron á la memo los versos que en Madrid me diste ; pero uo qi se decir nada por uo saber con que intención ' nías á nuestras estancias , y cuando supe tu d gracia me pesó en el alma, y se aseguró mi f cho que estaba sobresaltado, pensando que roí liabia D. Juanes en el mundo que se mudaban Andreses , asi podia haber D. Sanchos que mudasen en otros nombres: hablóte desta ir ñera , porque Andrés mo ha dicho que te ha da cuenta de quien es, y de la intención con q se ha vuelto gitano ( y asi era la verdad qus A dres le hahia hecho sabidor de toda sn histo por poder comunicar con el sus pensamientos y no pienses que te fué de. poro provecho el •f |o» tas ialeui y P">Oero IB J ^ "" "^ra '••'■Clf^' f< d, iV. "'"I» ""SU- n/ky " "'■" .. dS'"? " •H.M„ I.. f I" no ,|„„¿ ' ,„'■"■».. "^ tel/eis „ 'i?'fes de lo^ ""«Ufa ^ la Cletuctiite tuTO esta amistad por gran faTor se le hacia : andaban siempre juntos , gasta Jarp^o , Iluviau escudos, corrían, saltaban , . ]ai)(iii, y tira])an la barra mijnr que nia^uii« los gitanos y ovan de las gitanas mas (juc u'Ci ñámente queridos , Y de ios gitanos en tcdc tremo respetados. Dejaron pues á Extremadura, y entraron e Mancha , y poco á poco fueron cainiuand reino de Murcia : en todas las aldeas y liig que pasaban , había desafíos de pelota , de ei ma, de correr , de saltar, de tirar la barra de otros ejercicios de fuerza , maña y liger y de todos salian vencedores Andrés y Glem> como de solo Andrés queda diclio : y en tod( te tiempo que fueron mas de mes y medio, i ra tuvo Clemente ocasión , ni él la procur hablar a Preciosa, hasta que un dia estando tos Andrés y ella , llegó él á la conversa) porque le llamaron , y Preciosa le dijo desd vez primera que llegaste á nuestro aduar , te nocí , Clemente y se me vinieron á la mem los versos que en Madrid me diste ; pero uo flc decir nada por no saber con que intención nías á nuestras estancias , y cuando supe tu gracia rae pesó en el alma, y se aseguró mi rho que estaba sobresaltado, pcusaudo quer< liabia D. Juanes eu el mundo que se mudobaí Andreses , asi podia haber D. Sanchos qu< mudasen en otros nombres: hablóte desta nera , porque Andrés me ha dicho que te ha d cuenta de quien es, y de la inleocion con se lia vuelto gitano ( y asi era la verdad que dres le hahia hecho sabidor de toda sn hi^t por poder comunicar con él sus pensamiento y no pienses que te fué de. poro provecho el ti Jija , le ÍSeílno "H^oogerle y sJini nuestra e a mpaUla , donde pltgn á Dio» I«surci)u toilQ el bien que acettarts a desearle: eite h.im deteo quiero que m<: pagues tu que uo uU-nn á Andrea la Lajezs de su inleoto, iii le pÍDlej cu;in mal le está iicrseierfu en títe cstRdo : que pues- to que jo imagiuo iiue delinjo de los candadus demi TuluQtad ejtá la sayo , (odavin me petaiia fie verle dar nuestras por mininiBi que fnnt^u de algún «rrcpentiiníeiitoí. A. esto respondió Cle- nienle s no pienses , PreoioEa liuica , que D. Juan con ligereza de ániíno me descubríú quien crn . primero le conocí yo y primero roe deacnbriírtin lusofoi SU3 intentos : primero le dije yo quien era , y piimcvo le ndiviué la piísiau de íii voluu- lad que lú seUaiae , y el dándome et credjio que - ''-- , fió do mi Sfcicto el pííyí 'Boo V es. r^í^t es baen testigo si alabd au detei Piic ialgan á fines felic.a, y fjue tú goc ji Andrea , y Aiidrej nidad y gusto de sus pi , porque de tan Ikt- indo las roas bellos luevos que pueda formar la liicii íntriiciimaiKi .uraltua : esto descaré yo , Prtciofln , y esto le é siempie á tu Andrea , v no rosa Hlguns que diiirrta de sus bl.:n ctlurados peiisamieiilo.-:. .n tales aféelos 't'P 'as tazcuea yM:ii\íí^ CU- 6?. NOVEL! mente , que estuvo en duda Andrés si las hahia dicho como enamorado, ó como comedido, que la infernal enfermedad zelosa es tan delicada y de tal manera , que en los átomos del sol se pe- ga, y de los que tocan á la cosa amada se fatiga el amante y se desespera ; pero con todo esto no tuvo zelos confirmados, mas fiado de la bondad de Preciosa, que de la ventura snya ; que siem- pre los enamorados se tienen por infelices ea tanto que no alcanzan lo qué desean. En fin An- drés y Clemente eran camaradas y grandes ami- gos, asegurándolo todo la buena intención de Clemente, y el recato y prudencia de preciosa que jamas dio ocasión á que Andrés tuviese de ella zelos. Tenia Clemente sus puntas de poeta como lo mostró en los versos que dio á Preciosa , y An- drés se picaba un poco, y entrambos eran afi- cionados á la música. Sucedió pues que estando el adnar alojado en un valle cuatro leguas de Mur- cia , una noche por entretenerse , Rentados los dos Andrés al píe de un alcornoque , Clemente al de una encina, cada uno con una guitarra, con- vidados del silencio de la noche, comenzando Andrés y respondiendo Clemente, cantaron es- tos versos : And. Mira, Clemente , el estrellado velo Con que esta noche fria Compite con el dia , De luces bellas adoruado el cielo : Y en esta semejanza , Si tanto tu divino ingenio alcanza , Aquel rostro figura Donde asiste el extremo de hermosura. Cíe. Donde asiste el extremo de hermosura^ I" And, Ed nn '""roo da 1, . "•«» i",' T"° ■ ■ ^'"'ica en 1^ ■ , * "ombre te, ■ cuando _.. . "'ossenritlos "caina La si, Yadoi *¡ '"* os n>¡ Preciosa' ^n «^1 ard.onic csl/o ■■•Pei-celiirfas : ■■■1 54 TíOVELA Rayo con que amor ciego Convierte el pedio mas de nieve en fuegO ; Fuerza , que ansí la hace Que blandamente mata y satisface. Señales iban dando de no acabar tan presto el ubre y el cautivo, sino sonaraá sus espaldas la voz de Preciosa que las suyas había escuchado : sus- pendiólos el oiría, y sin moverse , prestándola maravillosa atención , la escucharon : ella ( ó no sé si de improviso, ó si en algún tiempo los tersos qae cantaba le compusieron ) con extre- mada gracia como si para responderles fueran he« chos , cantó los siguientes t En esta empresa amorosa Donde al amor entretengo , Por mayor ventura tengo Ser honesta, que hermosa. ' La que es mas humilde planta , Si la subida endereza Por gracia ó naturaleza , A los cielos se levanta. En este mi bajo cobre , Siendo honestidad su esmalte, No hay buen deseo que falte, Ni riqueza que no sobre. No rae causa alguna pena No quererme ó no estimarme ; Que yo pienso fabricarme Mi suerte y ventura buena. Haga yo lo que en mí es Que á ser bueua me encamine, Y haga el cielo y determine Lo que quisiere después. Quiero ver si la belleza lú eu las suyas so discreí agudeza , de tal maneru que eii i^ieineuie iin- < disculpa la ¡ntcDciou de Andrés que aun lins- íQtoDces na la habia hallado , ¡iiigaiido mas mocedad que ú cordura au arrojada delermi' Aquella maí^ana se levantú el aduar, y sefuc- I i alojar co uu lugar áe la juridiscioa de >rrin tres leguas de la ciudad , doude la suce- ) á Andrés una desgracia que le puso en pon- de perder la vida : y fué que después de haber la en auuel luaar alsunos vasas y prendas de cr.stunil.re. Pre- ,' Cristina i dos Clemei; edad de díe Audreí 'seaíol'.- r/> NOVELA tan fuertemente qnc propuso de decírselo y f j¡ir,ile por marido , si él quisiese, aunque á I nas habían salido ifel mesna , ruando dio voces diriendo que ainellos pítanos le IleTslian robadas sus jojas : li euvas voce.s «cudió la jnstiriu y loda ia gíule del pueblo. Los gitaikta tiiciiiron alto, y tudas (urabau quR ninguna cosa tlcrnbau burlada, y que ellos lia- liaii palíDles lodos los sacos y repuesta de l]l aduar,: iftl^ se cooggjú mucba la gitaua ^''naja , temiendo quB rn aquel escrnlinlo n'i vellidos de Andrés qne ella ron gian cuíft.iiK; v V rerato guardaba; pero la bueua de la CariJii- ch» )o remedió con muolia brevedad todo, ]ioi- que al segundo euvoltoiio que miraron, dijo : que prcguutafen cual era el de aquel gitano ijriin bailador que ella hahia vifilo eutrar en su apo- sento do» veces, V qne poilria ser que aquel las llevase. Entendió 'Andrés que por él lo decia , \- TÍéodose dijo : señora dcuccllN , esta es mi rí- en ella , ni cu él lo que os falta . yo os tos pa- itaré con las setenas , fuera de sujetarme al rus- tigo que la lev da A los ladroiies. Acudieron lue- go los niinistrosdc la justicia ¡1 desvalijar id ¡lo- Jliuo , y á pocas vueltas dieron ron el burlo, de que. quedó lan cspauladu Andrés y tan oli- piedra dura. ! No sospeche vo bien ? dijo :t rita sainn la Cnrdueba : mirad con que bue- na cara so encubre uu ladrón tan grande. Kl Alcalde que esta]>a presenil-, co..iei,/,ó i .1.- NOVELA loilolos lie públicos ladrones y salteadores iininos. A todo callaba Andrés , suspenso é ^iuativo, y no acababa decaer en la traición a Carducha. En esto se llegó á él un soldado irro, sobrino del Alcalde diciendo: ¿ no vers 1 se ha quedado el gitanico podrido de hur- \ apostare yo que hace melindres, y que nie- el hurto con habérsele cogido en las manos : e bien haya quien no os echa en gal eras á to- >5; mirad siestuviera mejor este bellaco cnellas, rvicudo á su Magestad , que no andarse bailan- o de lugar en lugar, y hurtando de venta en moB- e : á fe de soldado y que estoy por darle una bofe ,adá que le derribe á mis pies, y diciendo esto sin mas ni mas alzó la mano , y le dio un bofetón tal que le hizo YoWer de'su embelesamiento, y le hizo acordar que no era Andrés Caballero , sino D. Juan, y caballero , y arremetiendo al soldado con mucha presteza y mas cólera le arrancó su tírtsma espada de la vaina, y se la envainó en el cuer- po, dando con él muerto en tierra. Aquí fué el gri- tardel pueblo: aquí el amohinarse el tio Alcalde: aqui el desmayarse Preciosa, y el turbarse Andrés de verla desmayada : aquí el acudir todos'á las ar- mas . y dar tras el homicida : creció la confusión creció la grita : y por acudir Andrés al desmaye de Preciosa , dejó de acudir á su defensa : y qui so la suerte que Clemente no se hallase al desa trado suceso , que con los bagages habia ya sal do del pueblo: finalmente tantos cargaron sob Andrés, que le prendieron y le aherrojaron c dos muy gruesas cadenas : bien quisiera el Ale de ahorcarle luego, si estuviera en sn mano; ro hubo de remitirle á Murcia por ser de su risdicion : no le llevaron hasta otro dia , y e que allí estuvo pasó Andrés muchos martirio vituperios , que el indignado Alcalde y sus TfSm^ l^^^lc M«<[ñ^. Prendió Ida todos ] í u>s> gitanos y gitanas io porqufi los mas huyeron, y entre ellos iDRdfila de gitanos entrÁroo clAIcnldc \ jlUtroE con otra mucha gente armada en '. ( , entra los cnalis iba Preciosa , j el p Adres ceñido de cndenas sobre iminarho v ttfosaa, y píe de amigo. Salió tuda Murciri j)m presos ipic ya se tenia uolirin de ta mi Htí soldada. Pero la hermosura de Precio.'» ¡ ■fi* fod tanta que DÍngano la miraba que t llkndecia , y llegú ta nueva de su boMeía é C>«idos de la setíurB Corregidoia que por cut I itd de verla, hUo que el Corregidor su m. ■l^aMdaie une aijuella Gítanica no entrase «MM^ >i y* faidoi lo* demaa si, ; á Andrés It V l^ni en dD estrecho ralabozo , ciiva cícuri \ yla falta de laluz!!.rPteriuiin le Iratnron ilv h iépulUra. Lli-v^ron á Preciosa con su ul i jae la Corregidora la virse ; y así Romi> l,i dijo: con raxnn la alahau dp hprmosa, y Mi' Jola á si la abrazó liernamenCe , y no se iiai Jt iDÍrarla ; y preguntó á su abuela que (fue i leidria aquella nina. Quince afloí, respou.l pttaa, dos meses mus ó menos. Esos tut ■kora la desdichada de mi Constanza ; ! ay [ts! qno cata nifia me ha renovado mí desve B. dijü la Corregidora. Tomó en Csto Pree lis manos de la Corregidora , y beA.^ndosehis en et se descubre la bouduLl de ¡u : mó : por Dios y por qaien lOM sois , sefiora , Ití hagáis guardar su Justicia , y que el señor ( regidor no se dé priesa á ejecutar en el el tigo con que las leyes le amenazan : y si a agrado os ha dado mi hermosura, entreten con entretener el preso , por que en el fin d vida está el de la mía : él ha de ser mi espi y justos y honestos impedimeutoshan estorl que aun hasta ahora no nos hahemos dadi manos ; si dineros fueren menester para al zar perdón de la parte, todo nuestro adui Tenderá en pública almoneda , y se dará aun de lo que pidieren: señora raía ; si sabéis es amor , y algún tiempo le tuvístes , y aho tencis á vuestro esposo, doleos de mí, que tierna y honestamente al mió. En todo el ti( <{ue esto decia , nunca la dejó las manos ni i tó los ojos de mirarla atentísimamente , < mando amargas y piadosas lágrimas en m abundancia : asi mismo la Corregidora la te ella asida de las suyas , mirándola ni mas ni nos con no menor ahinco , y con no mas f lágrimas. Estando en esto entró el Corregi y hallando á su muger y á Preciosa tan llore tan encadenadas , quedó suspenso asi de su to como de su hermosura : preguntó la raui aquel sentimiento ; y la respuesta que dio ciósa , fué soltar las manos de la Corregid y asirse de los pies del Corregidor, diciéui señor, misericordia, misericordia; si mi ei muere, yo soy muerta: él no tiene culpa; si la tiene , déseme á mí la pena ; y si est puede ser alómenos entreténgase el pleito en to que se procuran y buscan los medios pos para su remedio, que podrá ser que al que n có de malicia le inviase el cielo la salud de ría. Con nueTa suspensión quedó el Corrq unque á mi me cuesle la vida; v osi coa X puso se salió df donde trUba , dejando á a sentMCODfuíDscaa loque dicha había. Ed- ^el que ella volvía, uuuca dajó Precio» riman ni loa ruegos de qnu se eotretimese ñ a ra qac yeaicse i «iileniler en ella. Volvió na con uo pequeño cufre debajo del btoio, ■1 Corregidor qus con su muger y «üa Ka C3 en CD un apoaeulo, que tenia grandes co- p c decirles eo secreto. El Con-ígidot crej-en- ! algunos hurtos de los gitanas quena dal- ñ le pot tenerle propicio en el pleito del pre- 1 mámenlo se retiró con ella y con su en sn recámara , adonde la gitaua hincin- ^ e TOdUlas aute las dos les dijo: si las bue- ;r; lerat que os quiero dar , señores , no me- z:> sa alcuDiir eu albricias el perdón de on ecado mío, aquí estoy para locibit el cas- rae qnisiíredes darme; pero antes que le .- ...liiíro míe me dÍ^«Í5. señorea, prime- 1QÓ : por Dios y por qaien y«m sois , sefiora le hagáis guardar su justicia , y que el señor regidor no se d¿ priesa á ejecutar en el el tigo con que las leyes le amenazan : y si £ agrado os ha dado mi hermosura, entretei con entretener el preso , por que en el fin < vida está el de la mía : él ha de ser mi esp y justos y honestos impedimeutoshan estor que aun hasta ahora no nos hahemos dad manos ; si dineros fueren menester para a zar perdón de la parte, todo nuestro adu Tenderá en pública almoneda , y se dará aui de lo que pidieren: señora mia ; si sabéis es amor , y algún tiempo le tuvístes , y ah( tencis á vuestro esposo, doleos de mí, que tierna y honestamente al mió. En todo el ti <{ue esto decia , nunca la dejó las manos ni tó los ojos de mirarla atentísi mámente, mando amargas y piadosas lágrimas en n abundancia : asi mismo la Corregidora la t< ella asida de las suyas , mirándola ni mas n nos con no menor ahinco , y con no mas ] lágrimas. Estando en esto entró el Correg y hallando á su muger y á Preciosa tan llor( tan encadenadas , quedó suspenso asi de su to como de su hermosura : preguntó la cau aquel sentimiento ; y la respuesta que dio ciósa , fué soltar las manos de la Corregií y asirse de los pies del Corregidor, diciéui seuor , misericordia , misericordia ; si mi e muere, yo soy muerta: él no tiene culpa; si la tiene , déseme á mí la pena : y si es puede ser á lómenos entreténgase el pleito ei to que se procuran y buscan los medios poj para su remedio, que podrá ser que al que z có de malicia le inviase el cielo la salud d* ría. Con nucTa suspensión quedó el Corre raijo aj Cn,- ■í'"^"*^" rufr» j r '^"^- Volv,,, "l'aírii Pü ' '■fi"'o'- qii6 fon ^ "'-■bap del Ly^ fr «"«1 recitar/ '? '"'"> ell« v ?^'"*- ' "~"in,?r "; "&.' »°r,™r r ' • "■.ado,.„„,d « '-I '^"eita, solo 7.''°- erdad, dijo i., ''■ P«í"eriacu-,i ''° ' 72 NOVELA sean lo dice este escrito que está en ese papel i bladu. Abriólo con priesa el Corregidor, y h que decia : « Llamábase la niña Doña Const za de Aceyedo y de Meneses/ su madre De Guiomar de Meneses, y su padre Don Fernax de Accvedo, caballero del bábito de Calatra^ desparecila dia de la Ascensión del Señor á ocho de la mañana del año de mil y quioiento noventa y cinco c traia la niña puestos estos br eos que en este cofre están guardados. » Apenas hubo oido la Corregidora las razoi del papel, cuando reconoció los brincos , se puso a la boca y dándoles iu6uitos besos , se yó desmamada ; acudió el Corregidor á ella ar que á preguntar á la gitana por su hija, y ha endq vuelto en sí , dijo : rouger buena , antes gel que gitana , ¡ adonde está el dueño , dig( criatura cuyos eran estos dijes ? adonde , seño respondió la gitana : eu vuestra casa la teñe: aquella Gitanica que os sacó las lágrimas de ojos es su dueño, y es sin duda alguna vuei bija que yo la hurté en Madrid de vucs casa el dia , y hora que ese papel dice. Oyei esto la turbada señora, soltó los chapines, y salada y corriendo salió á la sala, adonde ha dejado á Preciosa , y hallóla rodeada de sns d celias y criadas todavia llorando; arremetió á < y sin decirle nuda con gran priesa le desal chó el pecho, y miró si tenia debajo de la 1 izquierda una señal pequeña á modo de lu blanco con que había nacido , y hallóla ya gr de, que con «1 tiempo se habia dilatado: lu cou la misma celeridad la descalzó , y descul im pie de nieve y de marGl hecho á toroo vio en el lo que buscaba, que craqnelos dos dos últimos del pie derecho se Irubaban el i cou el otro por medio con un poquito de car fia gitana estaban. Iba Preciosa cdur o sabia á que efecto se babiaü hecho ^ pellas dibgencias , y mas viéndose ^ ra«os de la corregidora y qne le daba: '| lasta ciento . Llegó en fin con la pre- Doña Gaiomar á la presencia de su trasladándola de sus brazos á los del le dijo : recibid, señor ^ á vuestra •:;tT nza, que esta es sin duda , no lo du- " ^ f en ningún modo, que la señal de 3^^» mtos y la del pecho he visto ; y mas > •^• e lo está diciendo el alma desde el ¿^ t mis ojos la vieron. No lo dudo , res- >a¿ Corregidor , teniendo en sus brazos á ^¿¿ aelos mismos efectos han pasado por «C - por la vuestra ; y mas que tantas par- .£'7; isjuntasj como podían suceder sino fue- '^ igro! Toda la gente de casa andaba egnntando unos á otros que seria ac- odos daban bien lejos del blanco: que^ ••' _ j- • ; i« r»:» :ii~ y homicida. Ay ? dijo á esto Preciosa , señor que ni es gitnuo, ni ladrón, puesto que es tador: pero fué del que le quitó la honra , ; pudo hacer menos de mostrar quien era y tarle. Como ! j que no es gitano , liija mia ! Doña Guioraar. Entonces la gitana vieja c brevemente la historia de Andrés Caballer( qne era hijo de Don Francisco de Cárcamo hallero del hábito de Santiago , y que se llar Don Juan de Cárcamo , asi mismo del m hábito cuyos vestidos elia tenia cuando los dó en los de gitano. Contó también el conc que entre Preciosa y Don Juan estaba becL guardar dos años de probación para desposa ó no : puso en su punto la honestidad de ent hos , y la agradable , condición de Don J Tanto se admiraron desto como del ballaz^ 8u hija , y mandó el Corregidor á la gitani fuese por lor vestidos de Don Juan; ella lo asi, y volvió con otro gitano que los trujo. tanto que ella iba 3' volvia, hicieron sus p{ á Preciosa cien mil preguntas, á quienes reí dio con tanta discreción y gracia, que au no la hubieran reconocido por hija , los en; rara: preguntáronle ¿ si tenia alguna afición á Juan I respondió que no nías de aquella qi obligaba á ser agradecida á quien se habia rido humillar á ser gitano por ella ; pero qti no se extendería á mas el agradecimiento < quello que sus señores padres quisiesen. G. hija Preciosa , dijo su padre ; qae este nomb Preciosa quiero que se te quede en memor tu perdida y de tu hallazgo; que yo como ti dre tomo a cargo el ponerte en estado qu desdiga de quien eres. Suspiró oyendo esto ciosd; f su madra como era discreta ent( I>K t,A GITAMTXA. --"i qoesuipírabadeeDainoTBdaileDcalJnan, r dijo, ú •uniañHoiienor, siindo tan prinripnl Donjuán da Ctirrainoeonio lo. rs, y querÍFodo lauto línupslra hija, DO uos estaría idüI dársi^la por cipaiia r rl icspoodíói ¡ aun boy la liabcmni balladn, v' j a - - ■-- ■- - ■-«.()«! B<-cén,o.Ia.lg.,n tiem- po, que iodoh í respondía rlU pero dad úrdt!ii de sncur á Uon Juan que d^hi de estar <-n algún ralabnT.o Si calará, dijo Pre cioia , que a uD ladren maLador y sobre todo gi laooDO le habráa dado mejor ejlaocta. Yoquirn ir i Tcilc , como qoe le Traloeolrá.mck<. igoyiedijoqi le fe i-oar^iasi e Jisbia de i Andrés de n otro y boe,, taettsaii; peroj cqnio no me desposan primero' V ei me haii ilu desposar, por cierto que es mir «alo el tálamo que me •espera. Doña Guióme Elodo esto íabia , dijo á su marido que erai ir:ai;idcs los sustos que á Dod Juan daba, qu Im modérale , porque podria ser perdiese ln vi da coa rtios. Parecióle buen consejo al Carregi ior , y asi etitró á llamar al que le confesaba y dijoleque primero habían de deapoaaral gitaii con Preciosa la gitana.yiiue despuessecoofesaiii fue se encomeudase í¡ Dics de lodo cora7,oii.qu liempo, que están n nai secas las esperanza ifecto Andrc s saüó i i una sata donde estabü lamente Do¡ la Guio mar , el Corregidor , «0.. y otro i dos cr iados de casa. Pero ci , Eu 78 rrwv'ELA Preciosa vio k D. Juan ceñido y aherrojado coa tan gran cadena , descolorido el rostro , y los ojos con muestra de haber llorado , se le cubrió el roiazon , y se arrimó al hiazo de su madre que junio á ella estaba, la cual abrazándola coor sigo le dijo : vuelve en tí , niña , que todo lo que ves ha de redundar en tu gusto y provecho» Ella que estaba ignorante de aquello, no sabia co* mo consolarse , y la gitana vieja estaba turbada» y los circunstantes colgados del fín de aquel ca- so* El Corregidor dijo : señor Tenientecura, este gitano^y "ysta gitana son los que vuesa merced ha de d^'sposar. Eso no podié yo hacer, sino precedem primero las circunstancias que para tal caso se requieren :¿ donde se han hecho las amonestacio- nes I ¡adonde está la licencia de mi superiorpa- ra que con ellas se haga el desposorio ? La inad- vertencia ha sido mía , respondió el Corregidor; pero yo haré que el Vicario la dé. Pues hasta que la vea , respondió el Teuicntecura , estos se- ñores perdonen ; y sin replicar mas palabra, por- que no sucediese alj(un escándalo, se salió de ra- sa , y los dejó á todos confusos. El padre ha he^^ cho niuy bien , dijo á esta sazón el Corregidor , y podria ser fuese providencia del rielo esta para que el suplicio de Andrés se dilate; porque ett efecto él se ha de desposar con Preciosa , y han de predecer primero las amonestaciones , aonda se dará tiempo al tiempo que suele dar dulce sa*^ lida á muchas y amargas dificultades :yoon todo esto qu'írria saber de Andrés, si la suertii enea» minase sus suceso» de manera que sin estos sus- tos y sobresaltos se hallase esposo de Preciosa , I si se tendria por dichoso ya siendo Aodrea Ca- ballero , ó ya don Juan de Cárcamo ? Asi como oyó Aud'CS nonibratse por su nombre dijo:puea Precioia no ha querido conteuerse en los limitM iendo el amar que Ic moilra: anes DoKb Guiomarcouló la j su halUago cod la rerlisima a TÍcJB había dudo de su huí too Juan de quedar atónito y egre sobte todo euparer.imieuui ejfros , tlamóloi padres y scñore* maitos & Preciosa que coa lágri- secreto , Mlid la naera ilel caso loa criados auehabian eiladopre- abido por el Alcalde liodelmuei- loE camÍDoa de id t enea ata : puea ^T lucar e) ríior. de ia iustiria para ¡ habian partiau. Dijo el (Jon ue tenia por nueva cierta qae ow ,.«iJlre Don ff nu»- :isco de Cárcamo estaba proyeido por Correigi- i¡aiio, mí- .Hilo Jcsde v» recuesto las inuiallas denil.adas L- la >a pcrdidnKicoíiH, v axi liablaba culi illa», hacia compii.acion dL- sus )u>íoii»s ,i \m f,u\Hí uiaD i! eiUs fueran eí.p::ccsd«tiilfud. lie (pro- sal 6 *»«»', ;pío'»í ieideucia ; puesto que si viene culpado f con di- líuellsu : (léale oíiria coinprado Kalf la jS í pata comprar otro que mas ganancia i *% : lodo *a como digo, todo esíe impBtio t ^? sto , señal que prometía uo aer üxtablc; | PC j que yo creo , y aei debe do íer verdad , ISjJ 1 tobre sus bumbroa nuestroñ piTadaa , ^M ecir los de BL|neUas que desea rHdameiitc ]a suelta □fenileu á Dio» Como yo ba- ^ le anuerde de nui pot quien escl. Por la "* le he dicho pue ha j** r en unos tiendas qac están, detrás du es- C^ lid qiiB tú no haa visto , y tn amo eutra- iíT en la ciudad ¡ y esto ei lo que haj que 13 lo que me preguntaste. ^ ha pues, dijo Ricardo; niaa no se si po- ^ plirlo que antis dije que en brevas ra- P5 1^8 NOVELA mosiira que tuvo la edad pasada , tiene la pre- sente y espera tener la que está por venir ; una por quien los poetas cantaban que tenia los ca- hellos de oro , y que eran sus ojos dos resplande- cientes soles ,. y sus mejillas purpúreas rosas: sus dientes perlas*^ sus labios rubíes, su garganta alabastro : y que sus partes con el todo, y e^to- ♦ío con sus partes hacian una maravillosa y con- certada armonía, esparciendo naturaleza sobre to- do una suavidad de colores tan natural y perfecta, que jamas pudo la envidia hallar cosa en que ponerle tacba. ¿Quees posible, Mafaamut, que ya no me has dicho quien es y como se llama \ sin duda creo ó que no me oyes, ó que cuando en Trápana es- tabas carecías de sentido. En verdad , Ricardo , respondió Maliamut , que si la que has pintado •con tantos extremos de hermosura , no esLeoBisa, ia bija de Rodolfo Florencio, no s^ qaien sea» que esta sola tenia la fama qne dices. Esa eS| <^ Mcibamut, respondió Ricardo , esa es, amigo ^Ki causa principa! de todo mi bien y de toda mi desventura : esa es, que no la perdida libertad 9 por quien mis ojos han derramado , derraman J derramaran lágrimas sin cuento , y la por quien mis suspiros encienden el aire cerca y lejos , j la por quien mis razones causan al cielp que las escucha , y á los cidos qne las oyen ; esa «s, por quien tu me has juzgado por loco 9 ó por lo menos por de poco valor y menos ánimo: esta Leonisa, para mi leona, y mansa cordera para otro es la queme tiene en este miserable estado; porqua has de saber que desde mis tiernos aftos, ó alómenos desde que tuve uso de razón no solo la amé, mas la adoré y serví con tanta solicitud como sino tuyiera «n la tierra, ni en el cielo otra deidad á qnien sirviese ni adorase: sabian sus deudos, y sns pa- DKL -AHÍKTD LinERAL. Sí) Ares TBÍi áestos , y jaiBOíi dieron muestras de qnp leapcHíe, consídnraDilo que iban eaLamiitadns á Bill honesto t virtuoso ; v asi muclia!^ vería r-é yo qDB SB lo di'jérou i Lconisa , para diiponerlf coaociendo mí caVidiiif y nobleza ; ñas elJa que féDÚ popsloü lo» ojos cu Cornelia, el hijo de Ajs- cinio Rótulo que lu bien conoces (nuncebo ga- lán, atildado, de blandas manos, y rizos cale - lloa, lie voz meli'Ilua, y de anioroEa'a palabras, v finalmente todo lierho de ¿mfaar y de ilfvñiqoc, guaraccido de lelas y adornada de brocados ), no qaÍBo ponnrloi en mi rostro no lan delicado ro- mo el de Coruelio . no quiíO agradecer siqui.r;. mis mucbos y continuos servicios , pagando mi voluntad ron desdefiarm o yaborreeermeí j .1 (anlii tido dichosa que me acabara A pura fuerza de desdenes y detagradeciniieutos, con que no dier» descubiertos, annqne lioncstos favores á Corue- lio; mira pues, si llegándose á la anEuslí» del desden y aborreriinienlo la üyabc ma de los I mortales .eios, lujni; I ida .de dÍDS y cinco do TBi , Lcouisa yiMÍ|iadr«>, y Cor* ' nclio , y loi silbos te iban fí lolaidr ron tjJa en iiarrniclH y rmrloa ni j.irdiii dit Asímiiii) , qas eiU rercana i t. QirínB fd el ch^iíui) do Ut M- lÍDas, Bienio sé, dijo Maliamut, piw ajelante, Bicardo, i{ae mni de cimlra Híub tule en ' JI j rosado Dial ifniío , rnns de mátro liuenDt ratOd. Siip-ilo, replicó Rirnrdn . y ni mismo iiiítautf queloiape. me arupn el .il.na una furia , anai^- bia y ua inñriao de zel -a cou tanta trheniB^ciB 7 rigor, que me taró de mii «eotidos como I« yetis por lo qoa fiiego' hice , que fui irme al jir- iliu donde me dijeron que esliihan , y hallé I Ik mas de la gante lofaiánduie ¡ y debajo de un no- gal lentadoi á Corartio y i Leouiíi aanqae dea- viadoa ao poco i coal ellon qundíron de mirata - ^no lo ló , Je mi le decir i|iii' quedí tal oOa ít^iv- ya, que perdí la da mis Djói,.; me qnaiU^eMKk ailat'ia na *oi , ai moTomianto ilguM (^pí'iw tardó mucho en Jeipartar r] enojn tía Coflp^-#' la cóteía & la sanf re del ooraiou , v la aMM4 - ' la ifa . y la ira á las mano» ,' y la" I ' cato qae las manos se atdtoa con i mi parecer debido al bermoeo ro»lro qie irnia delante j pero la lengua rompió el tiltnnio cuu ei- ' la* raionc»! contenta estarír, Ó ennmif;» mortal . de mi daaa«tt*o, en tener con tanta sosiego de- Innte dé tái ojos la rausa que liará que los iñias Ttvua en perpatno y doloroso llanto : lli'gate, \U- aate crael un poro mas, y enrede In yedra á esa luiílil tronco que te busca; peina ó ensortija a- qni-llos cabellos de ese ta DueTO Ganim^des que tibiamente te solirila ; acaba ya de fnlre'giirtr á loa banderixos alSos ilese moio que rnnlem- l'Uf : porqu» perdiendo yo la ríperAiiza de alcan- 7,urte , acabe con ella la «ida que aborrezco : ¡ pi- eusBs por ventura, soberbi» y mal considerada duiLcclia, que contigo ioU te lian de romper y a'tcnltaat-'iM* con el respeto «tt el laaaéo Rr uiian 1^ picosas; qui»» iWrit, «■e mozo alti»o puf íui nquíias , afngaoli lu gallardía . iiicupetto pür aii edad poca , fiado por su liujge , ha de querer, ni poder a ber ^uHnUr lirmeza en suj amores, iii ttt lo inestinisblc , ui conocer lo qua coDOCei maduros y experimenlailos iTin, ! do lo piei li lo pieDias , parijne no tiuite u..T U ur^ü.'id,, plauTe.t,,!,,. -, --., ,. .,,. *« seNl,.di..'i.,il,N...,- ..ii.v, ^«mo embelesado 6 tu muye " / í ■ i)o, VOYEUl <1as voces con qne le dije lo qae has oído , se fué llegando la gente que por la huerta andaba, j se pusieron á escuchar otros mf^s inproperios qne á Cornelio le dije , el cual tomando ánimo con la gente que acudió, porque todos ó los mas eran sus parieutes, ciiados, ó allegados, dio muestraa de levatarse; mas antes qne se pusiese en pie pa- ee mano á mi espada y acometíle no solo A él $ sino á todos cuantos alh' estaban ; pero apenas vio Leonisa relucir mi espada cuando le tomó nn recio desmayo , cosa que me puso en mayor oo* rage y mayor despecho : y no te sabré decir, si los muchos que me acometieron , atendian no mas de á defenderse , como quien se defiende d« un lo'To furioso, ó si fué mi buena suerte y di- ligencia , ó el cielo qae para mayores males qne- ria guardarme, porque en efecto herí siete ú ocho de loj que hallé mas á mano : á Cornelio !• valió su buena diligencia , pues fué tanta la qae puso en los pies huyendo , qne se escapó Ae mit manos ; catando en este tan manifiesto pelírro , cercado de mis enemigos que ya como ofendidos procuraban vengarse , me socorrió la ventora eoa un remedio , que fuera mejor haber dejado allí la vida, que no restaurándola por tan no pensado camino, venir á perderla cada hora mil y mil ve- ces : y fué que de improviso dieron en el jardim mucha cantidad de turcos de dos galeotas de cor- sarios de Viserta , que en una cala que alli cérea esiaha, habian desembarcado sin ser sentidos de las centinelas de las torres de la marina, ni det- en hier tos de los corredores, ó atajadores de la costa : cuando mis contrarios los vieron , deján- dome solo , con presta celeridad se pusieron es i ' «obro : do cuantos en el jardin estaban , no pudie- ron los turcos cautivar mas de á tres personas, y ii íjeonisa que aun se estaba desmayada : á mí me ■i .i^ - - - Jl — ^ falcaba , y viendo que los muertos eran Idados de aquellos qae ellos llaman Le- r de los mejores y mas estimados que jisiéroo tomar en mí la venganza, y asi Arráez de )a capitana bajar la entena carme. Todo esto estaba mirando Leo- ya habia Tuelto en sí, y viéndose en los corsaiios derramaba abundancia de lágrimas , y torciendo sus manos dcli- "¿'^ i hablar palabra estaba atenta á ver si !o que los turcos decían ,- mas uno de nos del remo le dijo en italiano como mandaba ahorcar aquel cristiano, sp« ^j^ .e á mí, porque habia muerto en su de- 1^^ latro de los mejores soldados de las ga- ^j^ cual oido y entendido por lieouisa , la 'V7' ra que se mostró para mí piadosa, di- '«.-^ ivo que dijese á los turcos que no ma , porque perderían un gran rescate, y' igaba volviesen á Trápana, que luego f / I J <)?. TfOVEtA v7.;l•'"•J-¿»l°;'.".°■'^"^j.. „;•"•• "'liTO ° '. ' "•' o.«,j '?'"'■ ' ^"lü^ IBStK tIBMÍL. £^ ^^ ^^T^ 0 y dolor, qna no laber como , ubc «dU! cIIoí que me quilo \a . y !:ia SGDUdu alguno Jí con- i' ^ Lo miiinu lUB dijeron í!ds|iuB» ;- ido á Leonisa , pomue U lié- calaá la ro.r, y que Yiufsa is dclla y la tacó ea brazos j ^" 3 .UDlro do la gaUol. d, „i habían puesto lin que yo lo ndo *oUi de mi desmayo, y ;aleola, v que la otra toniaudo 1 al parlaba dcnosotroj, llevándose 1 mi almaú por mcjordeeirlotlK 1 S IcoroiQo d«DUCTO, ydenucTO m a y llamé á la raaeite á tdcci; 'Utimieutoi que hacia, que mi linnp , con dd groeao palo me Ij o .recogí loB suspiros, enyeado W ^ C]ue lea hacia reveDluriao por C-1 punta al alma que tanto de- eíte miserable cuerpo ; mas la £5 inteola de baheriiic pu cato en. >r rlio ordeoü de acabar con lodo, :r: íeranzas de todo mi remedio. n; asíante se dectarú Id borrasca el viento que de la parle del y nos embestía por la proa , r con tanto brío, que fué for- / :,pa y dejar cotirr el bajel por '.Ú leria llevarle . cou harto ries-o 1 J .ha desisnio el Arwci de des- ■ imar abrigo en ell» por la bau- II . sucedióle al reyes su peusa- 1 ; vicijto cargó cou (anta furia. 1 ih:amtjs naTtgado en des dias. 1 míllu 6 sÍPto de k.piopia iali ir Houdí- iñl nos partido, y «•« kdmIío atigiiBa ibamoh á ■ bestir en «lia, y no rn algaoiplaja, íIbo mus noy letcntadaí peRai qae i la TÍita le i ofMríaa, amciusaado de ¡Rcvilabl* nocí le nt trai fidat : Tfmoi á niu-alro lado la plrota Voeitra comerra, donile sílaba íicoBina. f Á iottiu turctn y caatiTOi rim'n» haricniluraf con to( reiDoi pan eatietcnmm y no dar ra prfiai I lo miiBa biciéron IM de la niiralra i mal Tontaiav eafaeíao.'i lo qar. paTeríó, qgr de la otn , lo* caales raandos dil trabajo Tennidoi del tew>n del *Íait0 j de la lorinea aoltando loi reaioa te abaadonníroo y te di ron ir á tii(4 de oneiln» ojoi 6 erabeitir ra pcliaa, donde did la galeota tan (nnde gol; Sie tñ^t te hiio pedaioi. Comensaba i eei nnclN , j fué tamaKa la grita de loa qae Krdian j el lobrenlta de IcM que n nuei ¡el temían perderte, que ningana cora da qnit naeatro Arraes mandaba , te entendía ni haría , tolo te atendía á no dejar lot remot las manoi , tonindo por remedio Tolrer la p al tiento j ecbar doi áncMai í la mar para tretrner con rtto algmi tiempo la mnerte «¡ue cierta tenian-s y anoqne el miedo ile mtirír generil en Uflot; en mi era muj ti contrai en rilas venia el r.urrpo de la deadírfaada 1 niía. Ho quiero detencme ahora, ú Maham """'" «'»;„■„' -iJI« ; (...,„ "' ;.',«r '",;c*: "^ul '' ¿t'f" '" .Vnlii ^Hí.h,,,^! 'ir I..' '"'"^PelW, as'si- ron. i ::!,;;■■ '-■r uV ';:::"f smo *' taigüdt inX^ l"fi> lio . íe dqv; 1 oo HOVELA correr por el ancho mar seguro que ningún ira- pedimento le estorbaría su camino : iban los re- mos igualados en la crujía , y toda la gente sen- tada por los bancos y ballesteras , sin que en toda la galeota se descubriese otra persona que la del coraitre que por mas seguridad suya se hizo atar fuermeote al estanterol : volaba el bajel con tanta ligereza que en tres dias y tres noches , pasando á la vist a de Trápana, de Melazo, y de Paler- mo, embocó por el Faro de Mesina con mara- villoso espanto de los que iban dentro j y de aquellos que desde la tierra los miraban. En fiu por no ser tan prolijo en contar la tormenta como ella lo fué en su porfía, digo que cansados, hambrientos y fatigados con tan largo rodeOyComo fué bajar Ccisi toda la isla de Sicilia , llegamos á Trípol de Berl>eria, adonde á mi amo (antei de haber hecho con sus Levantes la cuenta del despojo, y dádoles lo que les tocaba, y sa quinto al Key como es costumbre ) le dio un do< lor de costado tal , que dentro de tres dias dl<3 con él en el infierno : púsose luego el Rey de Trípol en toda su hacienda, y el Alcaide de \o% muertos que allí tiene el gran Turco (que como sabes es heredero de los que no le dejan en su muerte ) estos dos tomaron toda la hacienda de Fetala mi amo , y yo cupe á este que entonces era virey de Tlrípol; y de allí á quince dias k vino la patente de virey de Chipre , con el coal he venido hasta aquí sin intento de rescatarme , porque aunque él me ha dicho muchas veces que me rescate, pues soy hombre principal como ic lo dijeron los soldacíos de Fetala , jamas he acó- dido á ello, antes le he dicho que le engallaron los que le dijeron grandezas de de mi posibilidad: y si quieres, Mahamut, que te diga todo mi sen* timiento, has de saber que no quiero volverá 7ue f.,. . ' •¡•'h.. I02 VOTffLA bamiit , lo qpae snele derirse . que lo qfiie se ñAh> seutir se sabe decir, p;:cslo que algfjuas veré el sentimiento enmudere la IeDp;u:i ; pero roiní quiera que elio sea, Ricardo ora lUgue tu dolor < tus palabras, ora ellas se le aventagco ), sienrrpn hasde liallarenmí un verdadero amigo óparaayu da ó para consejo que aunque mis poros años y e desatino que he hecho en vestirme este hábito estau dando voces que de ninguna destas do, cosas que te ofrezco se puede fiar ni esperar al guua , >o procuraré que no salga verdadera esti sospecha , ni pueda tenerse por cierta tal opi' Ilion i y puesto que tú no quieras ni ser aconse Jado, ni favorecido, no por eso dejaré de hacer 1( que te conviniere, como suele hacerse con el en fermo que pirie lo que no le dan }' le dan lo qai ]e conviene : no hay en toda esta ciudad quiei pueda, ui valga mas que el Cadí mi amo, n aun el tuyo que viene por visony de ella bj de poder tanto : y siendo esto asi , come lo es, yo puedo decir que soy el que mas puedi en la ciudad , pues puedo con mi patrón todo l< que quiero : digo esto , porque podría ser da! traza con él para que vinie.ses á sersuvo, y es lando en mi compañía, el tiempo nos dirá lo qu4 haticmos de hacer, á tí para consolarte si q>iie res ó pudieres tener cousuelo, y á mí paia salii desta á mejor vida ó á lo menos á parte dondi la tenga mas segura cuantío la deje Yo te agra- dezco respondió Hirariio, Mahamut, la amistac que me ofreces , aunque e&toy cierto que roí cuanto hicieres, no has de poder cosa que en m: provecho resulte : pero dejemos ahora esto, y va inos á las tiendas, porque á loque veo, saíe de la ciudad mucha gfnte, y sin duda es el antiguf virey que sale á estarse en la campaña por dai lugar ú mi auo^ que entra en la ciudad á hacei I lu pláticH y ll^giiroii i ia> i\-- le lii gaba ri anticua Uajá , y el n icihir i laprln del» lienda, impuñaJa Al! BhjH ( quf- »•; ee ' dpj:ii !■' s»liiiló ! lucfo Ec miró All m dt' Híizan , V Ins tunos te subieron r rerc»i»Ddo ffpi- iiPRO le volvi iR'dailu Alí Bnjú :el cal rol el ilus. Dijü AlHliaiiiiitá Riü;.rdi>, iiprriddu ¡i tcalarJe lo que coa- la ciudad rerca de las obtas que erzudas. De allí á poi'O tiempo l:i puei la áv la tii'llda v dijo & turi(nfsra, atábip v f;nepa . que io4 Viuv£UL ú otra cosa contra Ali Bajá , podrian entrar li' hrcmeiite, que alli estaba Hazan Bajá, á qaien el gran Señor enviaba por virey de Chipre , que )es guardaría toda razou y justicia. Cou esta li- cencia los genizaros dejaron desocupada la puerta de la tienda, y dieron lagar á que entra- sen los que quisiesen. Mahamut hizo que en- trase con él Ricardo que por ser esclaTO de Ha- zan , no se le impidió la entrada. Entraron á pedir justicia , asi griegos cristianos , como al- gunos turcos f y todod de cosas de tan poca im- portancia que las mas despachó el Cadí sin dar traslado á la parte , sin autos, demandas, ni respuestas , que todas las causas ( si no son las matrimoniales ) , se despachan en pie , y en un punto, mas á juicio de bnen varón , que por ley alguna : v entre aquellos bárbaros , si lo son en esto , el Cadi es el juez competente de todas las causas , que las abrevia en la uña , y las sentencia en un soplo, sin que baya apela- ción de su sentencia para otro tribunal. En esto entró un chauz , que es como alguacil , y dijo que estaba á la puerta de la tienda un indio que traía á vender uua hermosísima cristiana : man- dó el Cadí que le hiciese entrar : salió el chauv, y volvió á entrar luego , y con él un venerable jadío que traía de la mano á ana muger vestida en hábito berberisco , tan bien aderezada y com- puesta , que no lo podiera estar tan bien la mas- rica mora de Fez , ni de Marruecos qae en ade- rezarse llevan la ventaja á todas las africanas , aunque entren las de Argel con sus perlas tan- tas. Venia eubicrto el roslro con un tafetán car- mesí ; por las gargantas de los pies qae se des- cnbriau, parecían dos cara jes ( que asi se llaman las manillas en arábigo) al parecer de puro oro; y en los brazos que asi mismo por nna jeamisa DIÍL AMA_Yr-K LiTSKÍI.. lUJ de ccnilal ddlgndo te descubrían 6 tresturiau, traia oíros c.ircajes de oro, sembrados du mii- chas perlai! : cu resolución, tu cuanla *l trupi- , ella veaia rina y gal la ida mente aderezada. Aii- loiraHoa tiesta primera vista el Cadi y los dc- guutasen , mniidáron al judío que hiciese que su quítate el autifai la cristiana : liizolo aíi , y ile¡- eabrió un rostro que aij deilumbró tos ojos v alegiú lo« caraiODei de lod ciicuaslantcs, cama ■ ti aol qiH !>□[ entre cerradas nabca despaea de I nacha oicuridnil se ofrcoo i jai ojua de las i¡ae ItdmeaD -. tal era U belleía do la cautiva cris- liüoa, y tal 911 brío y »i gallardía : pero tuquien coa mas efecto biio ini[>res¡Da la maraTÍMg^a luz que babia dísnthierlo, fué en el lastimudo [ Ricardo , cddio en nqntl qne mejor que otio la («Moeili, pum WR iii nrucl, J anadaljeDniaB , qus tiDlag veces y con tantas lágrimas por H hjiíia üdo lentda v IforaJa par muerta. QuedóáLiim- pruvisn vistu de la siniuUr l>clleza de la crialia- ii¡., Iraípasaiio y rciidíiln el corazón de Ali , v ,a el inisini grado v con la misma lieiida /.■ kiUá ei de Haz,! , sin quedarse extnlo dt l.i a- morosa llaga el el Cedí qiie mas suspendo qui' todos uo sabia ( uilHt los ojos de los iierniOMi* do Leonisa.Yiia la encarecerlas poderosas luer - ha de saber que en aquel r.iísmu punto iiaciú en 1 .a parecer firme espernnia de alcanzarla y úi: (izarla: y asi, s donde, ni el cu uáo babia venido ii poder Jel jndio , le pregiin '.ron el piecio qtjc por ella ijue- !¡,:el codidoso judio respondió que cuatro mil doblas, quo vLeí üfienaB iiubo di^r arado el precio ruando Ali Bn- |ldijo.lUB*iN" ddba ¡lor tila , v que fut.ie lúa 1 f> , dinero & »» »'!," no d^)»'l» ' •"""■ á contar el a»»'-; erer de »"».\„ artm.»" , ,e e*'»*"' f ello »« v.da , d 1° ;¿,,, q.,e el ,o dov pot *' „ ,33 dicta m »« V . „e fo>- ílü i>»de . y °° AlU ha dícho , »« me -- 'r;¿-' > '^r no-'-' ""«VuCm- 3l>'.iRue y í" i„5„no d« "",. qoe en 8» »" i «nece par* " ,„ . v as» •"» ^ „« seta el » irev^^o que me la q^ ^^ecto ^^.^^^J SeTtoi eslO * o liara el m^smu ^^^ ^^au v^ g porque y»*^* . cueuto J»»*^ . WtvaTla *7^ . Ve^en-:: -;:> -¿S r t\e%ír* iTnstanüno^V. ^-e'-- „';;o"'^.-? • »-"" 1 ttAs ■>«/"'" Tgobetnar este n^,^, „ 1.» ¿ mandar y » 6 e»U.s '"° , '^cío V°' Cbipre •- »''"^^J,o qu' <"*":'■ Batan, 1'^ -«¿''•"Ve' '■""'*• ^n^^^^^^ eec»-°* -y ^«-"n"';' Ha "- •"'" '"ai« »» ne» •'>". ^.„. siíudo" "<"■ ^-:„tian»alg" ge diei'»''»; '" Hevarestaorist L.espre*e»tY¿ ,« el •""•"C „«« «"* '" % habiendo s>« ^, ,„..»>•"•»• ^if„„ge. P"-^'" '? 'trtcoi» pensares, -««^^jijavá MA^'TK I.iREBAL. tn-J lifi aae i ludn ciiUhi ntrnlo. y ■^f loí 'nn .inlia. trnipro-o ,U i.m j Ir yin, rtll<'Sl,.h qu'dnjqut) naiiira q ir loi diis coDlñgaii y e\ gríin Srüor romn dfteti '■íc jiinlniíieiiEr ngrBiIpGidQ r ■■■s. Al, iqil. qil ilTI sta f ■ris, lia- í^n.>r, V H¡i7.ar ■ ct 'en ofr. 'Ír'^ "°Á 'h'',"".'.' lo< adi :..1.(^" f..i I) li. íilla I>í lipil -cl ■o","a"lr 1 \v lie llo, tr decli p.r« qu arado [ii lo •™ l'o'lo . '|H lede i tantinopia | mnrqpM ao qaetfe «m algmi premió ; FÍquiura por habcme hallado presente : j asi me ofrezco de enviarla á mi costa , con la autoridad y decencia que se debe á quien se envía, escri- ()ieudo al gran Señor todo lo que aquí hapasado, y la voluntad que los dos habéis mostrado á su servicio. No supieron, ni pudieron, ni quisieron contradecir los dos enamorados turcos; y aunque vieron que por aquel camino no conseguían so deseo , hubieron de pasar por el parecer del Ca- di , formando y criando cada uno allá en su áni* roa una esperanza que aunque dudosa , les pro- inetia poder llegar al fin de sus encendidos de- fieos. Hazauque se quedaba por yirey de Chipre , pensaba dar tantas dádivas al Cadi , que vencido y obligado le diese la cautiva. Alí imaginó de hacer un hecho que le aseguró salir con lo qne deseaba , y teniendo por cierto cada cual so de- signio t vinieron con facilidad en lo que el Cadi quiso, y de consentimiento y voluntad de lo« dos , se la entregaron luego y pagaron al jadío cada uno dos mil doblas : di}o el judio que no la habia de dar con Vos vestidos qne tenia , porque ▼alian otras dos mil doblas, y asi era la verdad , á causa que en los cabellos qne parte por la es- paldas sueltos traia , y parte atados y enlazados por la frente ) , se parecían albunas hileras ¿m perlas que con extremada gracia se enredaban con ellos: las manillas de los pies y manos mismos asi venían llenas de gruesas perlas , el vestido era una almalafa de raso verde, toda bordada y lle- na de Irencillas de oro : en fin les pareció á to« dos que el jadío anduvo corlo en el precio qne pidió por el vestido , y el Cadi por no mostroMi menos liberal que los dos Bajaes • dijo qne A quería pagarle, porque de aquella manera ae presentase al gruu Señor la cristiana : tuTÍéronl» ría, ^ ''*"r Jo ^""T a a ^J^^do pa. ^";' "• í.'o .'"■'""./.„/ ¡'"'•iC' I !* "JosiB enn.^ ? **' «uduvn 7 '"parecer '"*"'■ I». ».,"■•» "« lo, 5;',""'» d.' ' «o el aueío j •""""lo que I .^^"'s» . de Pantanaleala dbuh. > . allí habian dado al través : y que nci*»^ ^ adelante, lo estorbó el yenirle á llamar de parU de los Rajáes que querían preguntarle lo que Ri cardo deseaba saber; y ron esto se despidió del £n el camino que hatiía desde las tiendas á b ciudad tuvo lugar Maliamut de preguntar á Leo nisa en lengua italiana que ¡de que lugar era* Lí cual le respondió que de la ciudad de Trápana preguntóle asi mismo Mahamut, si runocia ei aquella ciudad aun caballero rico v noble que s< llamaba Ricardo. Oyendo lo cuaí Leonisa, dic un gran suspiro, y dijo : si conozco por uii mal ¿Como por vuestro mal t dijo Maliamut. Porqui ¿1 me conoció ú mí por el suyo , y por mi des- ventura respondió Leonisa. ¿Y por Ventura^ pre- guntó Mabamut, conocisteis también cu la mis- ma ciudad á otro caballero de gentil disposición Lijo de padres muy ricos , y él por su persoui muy valiente muy liberal y muy discreto, qu< se llamaba Corneíio I También le conozco, reS' pondió Leonisa , y podré decir mas por mi ma' que no á Ricardo ; mas ¿ quien sois vos ) fecftor que los conocéis y por ellos me preguntáis? Soy dijOi Mahamut « tiatural dePalermo, que por v; ^ rios accidentes estoy en este trage y vestido d ferente del que yo solía traer, y conózcolc porque DO ha muchos dias qae entrambos est vieron en mi poder , que á Corneíio le cantívár • ' unos moros de Trípol de Berbería , y le vencf rouá un turco que le trujo áesta isla, donde'v i ccu mercancíai; porqac es mercader dfi Roda/ •I 1 ilchio dcM»tiomaque es- pdina, y «Uicmpo de ta luv enfermo í indisuoes- lop por -ler de mi tierra. víe3e cargo áil hasta su qufl ¿1 me avianria cuaa- A cíelo lo ordenó de otra nlura Ricardo ñu taUBl^ 005 Jiaí se acabaron loa ,a , ^i pillen él me había 1 .lLi.i<|u« íii ,¡na gaUoO '.í eo Id isk de la Paota- 1 hdsla que le trujo i í¿r- , que yu no le sentí en. sino muestras de dolor ícüor, rfplicó Leonisa , n las pláticas tfne trató una patria debieron aer cllii vá Ricardo c'auti- . Ma.»mut, ymepre- 5= ¡rr 12 mo se había ya desengañado ae t|M« _ ica como él pensaba » aunque podría ser que por haberla {gozado , la tuviese en menos , que co- mo no pasasen de trecientos, ó quatrocientos escudos, el los daria de muy bueua gana por ella, porque un tiempo la habia tenido alguna aíicion. Bien poca debia de ser , dijo Leonisa , puos no pasaba de cuatrocientos escudos : mas Ijberal es Ricardo y mus valiente y comedido : Dios perdone á quien fué causa de su muerte , que fui yo, que yo soy la sin ventura que él llo- ró por muerta; y sabe Dios , si holgara de qne él fuera vivo para pagarle con el sentimiento que viera que tenia de su desgracia , el que él mos- tró de ía mia : yo , señor, como ya os he dicho, soy la poco querida de Cornriio , y la bien lio- ráela de Ricardo , que por muy muchos y varios casos he venido á este miserable estado en que me veo ; y aunque es tan peligroso « siempre por favor del ciclo he conservado en él la entereza de mi honor, con la cual vivo contenta en mi mi- seria : ahora ni sé donde estoy , ni quien es m dueño , ni adonde han de dar conmigo mis coc trarios hados , por lo cual os ruego , señor ; 8 quiera por la sangre que de cristiano tenéis ^ c aconsejéis en mis trabajos , que puesto que ser murlios me han hecho algo advertida , sob vienen cada momento tantos y tales , que nc como me he de avenir con ellos. A lo coa! pondió Mahamut , que ¿1 baria lo que pudies servirla , aconsejando y ayudándola con su i -nio y con sus fuerzas ; advirtiéndola de la i rcncia que por su causa habiau tenido los Bajaes , y como quedaba en poder del Qa amo, para llevarla presentada al gran Tnr lin á Coustantinopla ; pero que antes qi tuvicue ifecto tenia e5p«r:tnza «aclT** It AMINTE tlBKRiL. ti rtem, aunque muí .ymatst toIvIÚ á Ua tU-udaí á can oIr, se Id contA lodo piiDlo poi mdo llegó dI del geiititnienCo qm 'se le víni^rou Ui láenmai á lo □mo babia 6agida el '~ ' iLieíay malicia ron (jiic de Coi ; todo lo cual fué pietima para i DO de Kinardo , el eual dijo á M: idome, amigo Mahamut, ili - ■• i padre que yr del i Quii.l a le bii ibes tnpre ,. .9 dclaRuetra. Digo i. uaudo el Emperador estiiTO .'^obre mó con la Tuerta déla Goleta, es- a, y que at tiempo que se la prc- ■lit.1 y dabun tn los rabellos déla í? i Ii4 NOVELA otros muchos, dos caballeros ÉspaKoles, el imo era andaluz, y el otro era catalán, ambos muy discretos y ambos poetas ; y habiéudola visto el andaluz, comenzó con admiración á decir unos versos que ellos llaman coplas , con unas con- sonancias ó consonantes dificultosos , y paran* do en los cinco versos de la copla , se deta vo sin darle fin ni á la copla , ni á la sentencia, por no of'ecérsele tun de improviso los censo- liantes ner.f^sarios para acabarla; mas el otro ca- ballero que estaba á su lado y Labia oido los ver- sos , viéndole suspenoo , como si le hurtara , la media copla de la boca, la prosiguió y acabó con las mismas consonancias, de que el Empe- rador recibió particular contento : y esto mis- mo se me vino á la memoria , cuando vi entrar ú la hermosísima Lconisapor la tienda del Bajá . no solamente oscureciendo los i ayos del sol 51 la tocaran , sino á todo el cielo con sus lucef y estrellas. Paso» no mas, dijo Mahamut, detente amigo Ricardo I que á cada paso temo que hag de pasar tanto la raya en las alabanzas de ta bella y hermosa Leouisa , que dejando de pare- cer cristiano , parezcas gentil : dime si quieren esos versos, ó coplas , ó como tú los llamas, que después de oirlos hablaremos eu otras cosas que sean de mas gusto, y aun quizá de mas pro< verbo. Enbuen hora , dijo Ricardo , y Tuélvote á advertir , que los cinco versos dijo el uno , y los otros cinco el otro , todos 4^ improviso , y son estos : Gomo cuando el sol asoma Por una montaña baja, Y de súbito nos toma , Y ron su vista nos doma JNuestra vista y la relaja: Como la picdia Balaja i iMidíó RiMrdo , Uoimr fwi4— tmiy •»•. iniíofl , y todo aí decir vwnott fM»-;^ 0 á «sU parl« » di«>« |fM fiaiMii itro negocio ? qa« pnwio q«t so e»» . 1 los Bajáea tratároa en la tíenda , " tú llevaste á Leonisa me lo contó oa mi amo Teueciaoo que 8ehaUóp9e<« iende bien la lengua turquesca e y enester ante todas cosas és, batear /V C^ Leonisa no vaya á manos del gran rimero que se na d« kacefi SMpoiH it, es que tú yendas á poder dít mi to liecho después 1108 aconsefaréoioe as nos coATinierf : ca esto ytao el los cautives eñstianos de Haaan , y > á Ricardo : el CaUi voltio á la cia« an y <|tte en brevee días biao la reii^ li, y se la dio cefrada , y selladaí» üese á Conatantinl»!»: él aeMlne» jfjj^ muy encargado al C%M , fue ooa f^ nase la cautiva escribiendo al erraa ■vi ^ fcr ti «« muBtmnie < i lov ci boi ni ammnmum 'de mal ; ^oit^ «««»« de 8%rr iivte pvr »er caotXf€« no los tienen por hombres cabales. Avino pues que un día la señora Halima vio á su esclavo Ma- rio, y tan visto y tan mirado fué, que se le que- dó grabado en el corazón y fíjo en la memoria: y quizá poco contenta de los abrazos ílofos de su anciano marido , con facilidad dio lugar á un mal deseo y con la itiisma dio cuenta del á Leo- nisa / á quien ya queria muoho por iu- agradable condición y proceder discreto : y tratábala coH iBurho respeto , por ser prenda del gran SeAori dijole como el Cadi había traído á casa on ean* tivo cristiano, de tan gentil donaive , y pariwtr que á sus ojds no había visto mas linído bostnra en toda en vida, y que decían qaa era chíKlii » que quiere decir caballero, y déla «iiaift titi^ ra de Mabanat i« renegadQ-j T qaeno rnblk eo- mo darle á entrinder so volurod sin qae al erit» tiano la tuviese en pono por h»Mi— kdaeláiadto» Preguntóle Leontsa , como se ^an* tivo , y dijole Halima ana se Imw » i á 1 1% klf 'Yece. «M^ «lílregtwk ntta «hf^ Cffá toles áfie^toc decía su jpanoB éír*- mtttú \ qiie lii ^mo en los coraioiieiB dtf etclftVos míe' todo lo eoatraño de lo qae (iba» pensaoan. Quedó puesto entre cIloSi trío como hombre de su tierra , aunque licho que no la conocía , tomase la- mano litarla y en declararle la Yoluntad suya, y por este modo no se pudiese alcanzar , iria él de la fuerza , pues estaba en su : y esto hecho , con decir qoe era muerta sarian de enviarla á Constantinopla. Con- no quedó el Cadi con el parecer de sus 10 y y con la imaginada alegria ofreció ¡negó libertad á Maoamat mandándole la da su hacienda después, de sus dias r imo prometió á Mano ,. si alcanzaba lo jfilár » Kbertad y dineros con que ToWiesa iKé Hcot honrado y contento : si él fué .ciij^h>metcry sus caufiyos fueron pródi^- rr»4»jon/ln1p Am a1raA7.ar la luna del clelo. !•' 1 !■ \ !1^ a ^ i •>»' c' C3 u «f» ■ y diré á Leonisa que bien podrá hublar con paisano cuando le diere ^usto. Desta man comenzó á volver el viento de la ventura de cardo , soplando en su favor sin s«l>er lo < liacian sus mismos amos. Tomando pues ec los tres este apuntamento, quien primerc puso en planta fué Ilalima , bien asi como i ger cuya naturaleza es fácil y arrojadiza p todo aquello que es de su gusto. Aquel mis día dijo el Cadi á Halima que cuando quisi podria irse á casa de sus padres á holgarse • ellos los dias que gustase; pero como ellaest alborozada con las esperanzas que Leonisa le bia dado, no solonosefneraá casa desuspadi sino al fingido paraiso de Mahoma no quisi irse, y así le respondió que por entonces no te tal voluntad, y que cuando ella la tuviese lo di mas que babia de llevar consigo á la cautiva c liana. Eso no , replicó el Cadí , que no es 1: que la prenda del gran Señor sea vista de nai T mas que se le ha de quitar ^ne ronverse < cristianos , pues sabéis que en llegando á po del gran Señor la lian de encerrar en el Sei lio , y volverla turca quiera ó no quiera. Co ella ande conmigo , replicó Halima , no imp ta que esté en casa de mis padres, ni quccoo ñique con ellos, quemas comunico yo, y no jo por eso de ser buena turca ; y mas que lo i que pienso estar en su casa serán basta cua ó cinco dias , porque el amor quo os tengo dará licencia para estar tauto ausente , y sin TOS. No le quiso replicar el Cadi , por no da ocasión de engendrar alguna sospecba de sn toncion. Llegóse en esto el viernes , y él se fu la mezquita , de la cual no podía salir en c cuatro horas ; y apenas le vio Halima aparti de los umbrales de casa , cuando maudó Ubll besaba nachaB t60M. y •• saatiguo ii .«_ . mo si alguna fantasma ú otra cosa del ui,ro mondo estuviera mirando. Volvió Ricardo de su embe* lesamiento y conoció por lo que Lconisa bacía , la verdadera causa de su temor , y asi le dijo : á mí me pesa , ó hermosa Leonisa , que no ha- yan sido verdad las nuevas que de mi muerte te dio Maharoat . porque con ella excusara los te- mores que ahora tengo de pensar si todavía está en su ser y entereza el rigor , que continuo has usado conmigo. Sosiégate , señora , y baja , y si te atreves á hacer lo que nunca hiciste que es llegar á mi) llega y verás que no soy cuerpo fan- tástico : Ricardo soy , Leonisa , Ricardo , el de tanta ventura, cuanta tú quisieres que tenga. Púsose en esto Leouisa el dedo en la boca , por lo cual entendió Ricardo que era señal de quo callase ó hablase mas qoedo} y tomando algún po- co de ánimo , se fué llegando á ella en distan- cia que pudo oir estas razones t habla paso , Ma- rio I que asi me parece que te llamas ahora , y no trates de otra cosa de la que yo te trataré ( y advierte que podría ser , que el hablemos oído fuese parte para que nunca nos volviésemos á ver; Halima naestra ama creo que nos escu- bha, la cual me ha dicho que te adora : hame por intercesora de su deseo : si á éL^qoisieres cor- responder, aprovecharte ha mas para el cnerpc que para el alma : y cuando no quieras es forzó so que lo finjas , si quiera porque yo te lo rueg y por lo que merecen deseos de moger declan dos. A esto respondió Ricardo : jamas pensé i pude imaginar , hermosa Leonisa , que cosa qi me pidieras , trajera consigo imposible de coi plirla; pero la que roe pides me ha desengañad es por ventura la voluntad tan ligera, qué se p da mover y Ueyar donde quisiere llevarla I ¡ ó ser obpdiciJa , yo pi^rderé del derecho L íflr quiea soy, y sati«faré ta deseo y de grangeur con csEo el bien de verter i tú las respueilas á lu gusto , ijue iles- 9 Grma y toañnaa mi ñagida volunlud: desto que por li bago, que es lu tuaa parecer poilré hacer, aunque ds nuevo ma que lautas veces ts be dado, te rue- iTnnienli] nie digas como esrapagle de que te veadió. Maa eupacio , respondió pide el cueolo de mis desgracias, pero !so te quiero satisfacer eo algo: aahrís '-^ i cabo de un día que nos aportamos . w¿ bajel de Ytut con un lecio viento ú la s^ I de la Pantunalea donde también vi- '^ Ua^ goleóla j pero la nuestra sin poder- ""^ ar embistió eo las pefias: viendo puea u^í ID i los ojos SU perdición , vació con "r^- 5 traadla Ae tu vida. No dices mal , strñoiu , rE pMidíó nicBnlo , ni la nacrle do me hu)iii;i utol^■do e) Ijien de «oItc á Tcrle; qiit- ahoi CO miu eatiiDD eite iosUnle de glonu i|itfiiil¿ uní ««im jr Hazas, esUMB en «qa«ÍU a* «fler sa tnercááaria taiifbieft vonmea ien peosaba Tendeila, 'se tíbo acfai on de Tenderme á alguno de loa Be- eso me vistió de la manera que abo* por afíriouarles la voluntad á que tn* he sabido que me ha coitt prado éatn llevarme á presentar al gran Turco , y no pooo temerosa : aquí he sabido a muerte, y séte decir, si lo qnietat^: me pesó en el alma, y que tuve mas. lástima;, y no por quererte mal, que- desamorada , no soy ingrata ni des* 3Íno porque babiás acabado con la tu viaa. No dices mal , séfkora , res- ardo , si la moerle no me hubiera si .bien de volver á verte; que ahora modeste instante de gloria que gozo » qíie otra ventura , como no fuera la i f í: .^ I » "I •* " j- ñera de on»""^" ," iambi*n «« " ,1. ,er roeáíaoe'* 7 i ™i á serlo »»"" ¿ por O» " pides conoces : a «"' ¿^ 1^ lrel«?.e»°'„'^e par» ««S"' lasraxooes que ante > ^,^¿. i„ que p , "¿de mi P°>"*onor y de su «nS»f J^or en tas ridad de "' ^^p Js yopougo m'^» ^eng» c»» mas convenga, y P J jel que » ¿oda Canos, Wen P»f¿Vd que P°*»» Cunto» »»«• la entereza y '*'*„o he andad» ' J "..rá Í4«» ' lantos camino, co™ ^^ b»W^Xbacetio . «»» bates como ^e su»" j^o «"«^/tratar O»» "l"1 „ á mi sera de g"" ^e ha» de ttai» ^.^ j» presupuesto qu» »»^ ion pe^»««"'=;; Ue4"t A ta declarada prcir in««»*.^.^g qac c» Lraqueta»í¿:n:'^iero«l»eP^«^^^^^^^ de verte, P°"l"f,^-gmivalor,que, ojudos S te hago »«>«'> "^i^oganle , J ^^.¿o tamhi ^e por i'^^^t h. qne <1«1>»VJI Íe7q«« >••'" de ti algo m«» *« '° \ qoe podn» *^¡^ ¿eUP DEL AMiTSTK UBEEÍT,. r aÜ |Jb , fuese con ser liouBSts , inai liuniiiiia; vrYa « Üioi, quo temo no nos hu_va pscacbído Uíi- jua , la cqhI PUlii^ude sl^o de la lengua ci Utia- ja, ó i le TiieDua de aquella mexclB de Ii^ii^iim« (¡ae >e nsa, con que todas nos nilenilemos. Ui'pa muy hien , seflora , respondiü Rícarilo , y a^ra- déicQte íofiuito el destiigano que me has daJn, la Expi-rivucia te dar II llau rato, faera ii tan honesto pata o aceitaras i desearle mejor: i üjlrelencr al Cadl uve rlescuid tado e tiüjo ;1 !SlB I iron. Con esto se despMiéroi quedó Leomsacünteiila jtatisrerhadelllano ceder de Ricardo, v él contentifimo de halici Estaba Halitna cerrada en suaposeiilu, r<>{ Ao a Muhi>niB trújese Leouisa buen desparhi Id que le liabía eueomendado : el Cadí eít:ib< la mezquita, recompensando con los svyoi gado de la res| á LeuiiÍEa , pues para poderla h»c comodidad Mahamut, aunque Hatii deseo y el amor, dáudale muy buc ,.á, 1, :Í zas qae Mario haña todo lo qae pidiese, pero \ que había de dejar pasar piioiero dus hiaas , au- ''^ tes que concediese con lo que deseaba el mucho mas que ella; y este tiempo y lérmino pedia á causa que baria una plegaria y oración á Dios para que le dies« libertad. Contentóse Halima de la disculpa y de la relación de su qoerido Marío^ ^ á quien ella diera libertad aates del término de* ▼oto» como él condescendiera' con sn deseo: j asi rogó á Leonisa le rogase dispensase cou A tiempo , y acortase la dilación , que ella le ofre- cia cuanto el Cadí pidiese por su rescate. Antea ti) que Ricardo respondiese á su amo, se aconsejó .r con Mabamut de que le respondería: y acoc- 'V dáron entre los dos que le desesperase, y le acoii'« seja.e que lo mas presto qne puJiese la ile^afo ^ á Constantinopla, y que en el camino ó por gra« , do ó por fuerza alcanzaría su deseo ; y que para el inconveniente que se podía ofrecer de caiu-^ plir con el grau Señor, seria bueno comprar o- tra esclava , y en el viage fingir ó hacer de moda como Leonisa cayese enferma , y que una noche echarían la cristiana comprada á la mar , dicieit« do que era Leonisa la cautiva del graa Seftor qne se había muerto ; y que esto se podía hacer y se haría en modo que jamas la verdad fues^ descubierta , y él quedase sin culpa con el gran. Señor, y con el cumplimiento de su TQlnatad; y que para la duración de sn gasto después se daría traza conveniente y* mas proveohoaa. Esta- ba tan ciego el mísero y anciano Cad( , qne si '^, ' otros mil disparates le dijeran , como faeran eni. caminados á cumplir sus esperanzas, todos loa creyera, cuanto mas que le pareció que todo lo que le decían llevaba buen camino y prometía próspero suceso : y asi era la verdad , si la inten- ción de ios dos consejeros oo fuera levautac&e cou nriria Halima de qaien daieaba librarse e de la maerts. Con U misii.a fkcltidad lo puiú , toa I» miima le lo coacedié- hsDint V Ritrsrdn i y quedando firmes cu qufl mítmo .lia iliú cu; dU el Ca.ll Ú Ha- il liage que pensaba hacer á Conslaoli- I llciar la crlslidoa al grsii Señor , d« cu~ ralidad eipernija que )e hieicae gran Cadi ro, ó de Couitantiiiopla. Halima te diju .aJ< la cerlilicD que le habia delleyarcon- > Mahamut también, laraú A miular da ■ , 7 í de8 HOVELA. ponerle en la volanUd que abrerlflse sa partida; y asi solicitado de su deseo y de las importana- riones de Hazan , y aun de las de Halima, que tamhien fabricaba en el aire vanas esperanzas , dentro de veinte dias aderezó un bergantín de quince bancos , y le armó de buenas boyas mo-^ ros , y algunos cristianos griegos; embarcó en él toda su riqueza, y Halima no dejó en sa casa cosa de momento, y rogó á su marido que la dejase llevar consifi;o á sus padres para que riesen Constantinopla .* era la intención de Halima la misma que la de Mahamut, hacer con ¿1 y con H i cardo que en el camino se alzasen con el ber- gantín ; pero no les quiso declarar su pensamien* to hasta verse embarcada , y esto con voluntad de irse á tierra de cristianos , y volverse á lo que primero babia sido y casarse con Ricardo, pues era de creer qae llevando tantas riquezas consi- go, y volviéndose cristiana, no dejaría de to- marla por mnger. En este tiempo habló otra vev Ricardo con Leonisa , y le declaró toda su in» tención , y ella le dijo la qne tenia Halima que con ella la babia comunicado : encomendaron^ los dos el secreto , y encomendándose á Dios , esperaban el dia de la partida; el cual-Hegado » salió Hazau acompañándolos hasta la marina con todos sus soldados , y uo los dejó hasta que se hicieron á la vela , ni aun quitó loa ojos del bergantín hasta perderle de vista ; y parece que el aire de los suspiros que el enamorado moro arrojaba, impelía con mayor fuerza las velas que le apartaban y llevaban el alma, mas como aquel á quien el amor había tanto tiempo qne sosegar no le dejaba » pensando en lo que había de ha- cer para no morir á manos de sus deseos , puso luego por obra lo que con largo discurso y reso- lutu determinación tfuia pensado : y asi en un F09I ^«dttae quepu- iudiriade su prnüri jiie tillan vieron cunu potaitpfcDS'i haliiuii ■—> eo loí del brrglililia, aeguu iliun drsBrma- I doBpechn de semelaule acoiitrciiuieulo. -j^ as había ya nueel bcrgEintiD cnminabn, "" idl se le hicieron dos sigloa, porque luis y - pñiDCro quisiera poner en electo su de- r*^ ion i mas acoosejáiDuleaus escloTosque ^^ piimeTO hacer de luerle qiie Leonita Ci£ lala para dar color á su mueitc , v que '.■** ,a de aer con al^uuos díaa de enf^ime- ^ ID quisiera tino decir que babiu mneila ^IT.' U , 'V acabar presto cou todo, y dc^pa- ^^ imueer, y aplacar el fueeo quelaa.^n. ^ ■eos poco Ib Iba FuusuDiiEDUOipero en ^Si bode conceder f:OD el parecer de loados. (^ . de Tjeonutk ^ wnpuruauo .'odia coxícWn^^^h conHalim» , y i« artv|» mar amortajada , diciendo ser lá cauÜTa uvl an Señor. Amaneciendo pnes el dia en que se- an la intención de Mafaamut y de Eicardo había e ser el cumplimiento de sus deseos , ó del fin le sus dias , descubrieron vn bajel qne á Vela r remo las venia dando caza : tenñéron fiíese dfe corsarios cristianos, délos cnalea ni los nnot ni los otros podian esperar buen suceso ; porque de serlo , se temia ser los moros cautivos | j loa cristianos, aunque quedasen con libertad, qué- darian desnudos j robados : pero Mabamnft Íj Ricardo con la libertad de LeoAisa y de a de entrambos se contentaran : con todo eflo que se imaginaban , temían la insolencia de la gente cosaria , pues jamas la qne se da á| tales ejercicios de cualquiera ley ó naeioni qne sea ^ deja de tener uu ánimo cruel, j nna eoñdirioftjtt- aolente. Pusiéronse en defeiúa, sin dejar los re- inos de las manos y hacer todo enanto pndie* sen; pero pocas horas tardaron qneñéron qnelaa iban entrando de modo que en menos de dos se les pusieron á tiro de caftons viendo esto, amai- naron , soltaron los remos , tomaron las armat^ y los esperaron ; aunque el Cadi dijo que no te- miesen , porque el bajel era tnrqiietco y que no les baria dafío alguno : SMDdd poner tnego ene bandera blanca de paz en el pe&al4e-,ia popa , porque le viesen los que ya caefoe Jr dbdiciosoe venian con gran faiiaá embestir él miMUmdi- do bergantín. Volvió en estola ealínMiltalumaty Ír vio que de la parle de PoráBte venia nna §•• eota á sa parecer de veinte baneoí , y dijosefo al Cadí, y algunos crístíaáos que ümu» al temo dijeron, que el bajel que ae descubría era ¿mtn^ tianos 2 tiMlo lo cnal lea dobló la coafmjip» j el — <••«>« vu con •' Srne estuvo poco en ^ «'d«'r"« sabemos q„, A lo ,,:al resj.oa. I.U r'r. is hubieron puesto ios pfai nv... couoció qae el que le embcAUt UO «nii¿«.^ ) , sino Alí Bajá , el enamorado de Leonisaj ual con el mismo intento que Hazan había do esperando su venida, v por no ser cono- o había hecho vestidos á sus sohlados como stianos f para quA con esta industria fuese mas bierto su hurto. £1 Cadí que conoció \'á6 iuten^ ones de los amantes y traidores , comenzó á randes voces á decir su maldad , diciendo : ?que 8 esto traidor Alí Bajá? ¿ como siendo tú Motto- imán ( que quiere decir turco ) me salteas como cristiano! ¡y vosotros, traidores soldados de H^- xan, que demonio os ha movido á cometer taa grande insulto ? ¿como por acumplir el apetito lascivo del que aquí os envia , queréis ir contra vuestro natural señor? A estas palabras suspen- dieron todos las armas , y unos á otros se mira- ron y se conocieron, porque todos habían sido soldados de un mismo capitán y militado debajo de una bandera , y confundiéndose con las razo? ncs del Cadí y con su mismo maleficio , se les embotaron los filos de los alfanges y sé les des- mayaron los ánimos : solo Alí cerró los ojos y los oidosá todo, y arremetiendo al Cadí, le dio una tal cuchillada en la cabeza , que si |ip fuer^ por la defensa que hiciéroRjdeiL Taras de toen con que venia ceñida , sin du(E sé la partiera por medio; con todo le derribo ^entre loB bapcos de( bajel , y al caer dijo el Cadí : ó crUel renegado , enemigo de mi divino profeta tlJ OM posihie que no ha dtf haber quien castigue ta crueldad, y ta grande insolencia? ¿como, maldito, hi^ osadq poner las manos y las armas ep tu Cadí, y enuo ministro de Mahoma I Estas palabras aAadiéror fuerza á la fuerza de las prin\eras, las cuales oida de los soldados de Hu>uku , y movidos de Upir ita al cabo del mnnaoy •■ ^ Mahamut y Ricardo llenos u« ««ia amiiiaar ve- ?rc6Írfud dn ítpiovecharsedc los la TuL-rtc lila de CoiTil , donde luego 6Íii delenciie paííronpor icubricroDÍ Paquinu, prumoa- ima TiiKicria, á viita de U i:d- iila de Multa Tolárou, qae no a navegaba el diehoao IcTtoi en do 1(1 i>la, di: allí it rualro días iiiipJidusa , 1 \¡ieg¡> la isla dnu- roii Riija visla se Pbitcmeciú ule .i la memoria el peligro en i!i viblo : Otro día liérúu detaa- 1 V ^imad,. paliia. Reuovü^c la n ronlvulcí , iiue «■ UDO de los la T i i: Loria alcaiiiadu de li illadoen la galeota una cu V lláiDulas de diversos col s cuntes liiio Ricaiilo ado «1 7 5í> ITKtl U(;:^nn(1o al poerto en ei cual en an instante pa« recio infinita gente del pueblo, quehabícuclo vis- to como aquel bien adornado bajel tan de espacio se llegaba á tierra, uo quedó gente en toda la ciu- dad , que dejuse de salir á la roarina. En este entretanto babia Ricardo pedido y siv- plicado á Leohisa, que se adornase y vistiese de la misnia manera que cuando entró en la tienda de los Bajaes; porque queria hacer una graciosa burla á sus padres, Hízolo asi, y añadiendo ga- las á galas I perlas á perlas , y belleza á belleza , que suele acrecentarse con el contento, se vistió de modo que de nuevo causó admiración y ma- ravilla : vistióse asi mismo Ricardo á la turques- ca , y lo mismo hizo Mahamut , y todos los cris- tianos del remo, que para todos hubo en los ves- tidos de los turcos muertos: cuando llegaron al puerto seiian las ocho de la mañana» que tan serena y clara se mostraba , que perecia qne es- taba atenta mirando aquella alegre entrada. An- tes de entrar en el puerto , hizo Ricardo dispa- rar las piezas de la galeota que era un cañón de crujía y dos falconetes : respondió la cii»dad coa otras tantas. Estaba toda la gente confusa, es- perando llegase el bizarro bajel ; pero cuando vieron de cerca que era turquesco, porque se divisaban los blancos turbantes de los que mo- ros parecián, temerosos y con sospecha de algua engaño , tomaron las armas y acudieron al puer- to todos los que en la ciudail son de milicia» y la gente de á caballo se tendió por todo la ma- rina: de todo lo cual recibieron gran contento los que poco á poco se fueron llegando hasta en- trar en el puerto , dando fondo junto á tierra, y arrojando en ella la plancha, soltando á una los remos, todos, uno á uno como en procesión, sa- lieron á tierra, la cual con lágrimas de alegría Cri.liíl,-. .i ™ É ' '"" : ¡i Ib- poslrs de lodus aiiliiiroa rl ! de Halima , y sus dos íobrÍDoi l¡\ dicho Testidos á la turqursca : nU la hermota Leouiaii,, cubierto n laretaD carmesí : traíanla lu me-' Mahamut, cuvo espectáculo llevó . de ladn aqur'll'a infiuila multitud a. Eu ilEganda á tierra, hiciérou as , liesiíndola postrados en el sue- egó a ellos el Capiteu y Gobema* id, que bien cuDocid que eran los todos 1 mas apenas hubo llegado , ú ¡I Ricardo . y corrió con los bra- coD scñaleí di grandíiimo ooDten- Llegaron canel Gobernador, Cor- Ire. ,v ios de Leoniía coa todos y los de Rirnrdo, que todos eran p.ilcs de la ciudad ; abratú Rirar- jor , y respondió n todoa.los pa- . color del rostro y casi comenzn niedo ) y teniendo así mismo de i dar las debidas gracias ú nuestro grandes mercedes que en nuestra ha hecho, me escuchéis ciertas ra- iros quiero. A lo cual el Goberna- que dijese lo qnc quisiese, que lo- rian cou gusto y cou silencio lio- ^..^ -.... •^•^^ angelo taat agradecida M cftT^oa do olguQ luoratuto ^ no quie- lo ícau, sdId i^iiicro lo si'a FEte rii que .ae.ito comeilimieuío qdtú el «ntiraz ili 1 le LeouUa , qutffud como quitaree la nube Ivüt rubrí la hermosa claiidad del sol, y Julo diciendo ! res aquí, li CornHio , tóen- la prenda que tú debes Je estimar aobie I:i3 que SDD digans de estimarse: J Tes aquí lerniosa Leouiía , te doy al que tu sii'inpii: 'ga par liberalidnd, ea euva cuiupafnciun H:ii' . Iiaeieudii, la vii posible que nadie pueda moslratse liberal de lo *ge..o : i que jurisdLiiiou tengo jo en l.eonisíi )/Ío 90VE1A. vivan , níngan opósito tAvie^i su volantad; y si A& pudieran poner las obligaciones qne como discre- ta debe de pensar q^ue me tiene, desde aquí las borro, las cancelo, y duy por ningunas; y así de lo drcbo me desdigo, y no doy á Coruelio na- da, pues no puedo; solo confirmo la manda de mi hacienda heeha á Leonisa, sin querer otra recompensa sino que tenga (Tor yerdaderos mil honestos pensamientos, y que crea del los que nun- ca se encamináronni miraron á otro punto, que el que pide su íneomparable honestidad, su gran ya- lor é infinita hermosura. Galló Ricardo en dici- endo esto; alo cual Leonisa respondió en esta ma- nera : si algunos favores, ó Ricardo, imaginas que yo hice á Cornelio en el tiempo que tú andabas de mi enamorado y zeloso, imagina que fueron tan honestos, como guiados por la voluntad y orden de mis padres que atentos á que le moviesen á ser mi esposo, permitian que se los diese: si quedas desto satisfecho, bien lo estarás délo que de mi te ha mostrado la experencia cerca de mi hones- tidad y recato : esto digo por darte á entender, Ricardo , que siempre fui mia sin estar sugeta á otro queá mis padres, á¡quien ahora humildemen- te como es razón suplico me dea licencia y li- bertad para disponer la que tu mucha valentía y liberalidad me ha dado. Sus padres dijéroa que se la daban, porque fiaban' de su mucha discre- ción que usaria¡aella de modo que siempre re- dundase en su honra y en su provecho. Pues con esa licencia, prosiguióla discreta Leonisa , qnie- ro que no se me haga de mal mostrarme desen- vuelta á trueque de no mostrarme desagradecida: y asi, ó valiente Ricardo, mi voluntad hasta a- quí recatada , perpleja y dudosa se decl ara en favor tuyo ; porque sepan los hombres que no todas las mngeres son ingratas , mostrándome yo Kíeariloi y no supo ni puJn rcspondrr roiiutias a Leonila, qac r.na liinrariF' ile ladillas ante (lia y besarle lai manoa que I' tomó por fupn.B, US l.igtiiiias ; ilerramúlai Cornelio de pes:ii' , y de alrgrlíi loa padreü deLeonita, v dr admiin^ don 7 de cnotealo todos loi rirnináuntes: halló- le preseDtn «I Obispo á Arxoliiípo de la ríurlad, j dUpeosand') ea el tiempo losdpapOiiÓPD el niis- dad , He la cqbI dicroa miicatra Bi{ae1la nuelie in~ fioilas lumioarias , y otro murhos días la liirion entes de Ri-ardo y de Leoiiis». Reí-oii-ili.in>i'5í! con la [jíli'sia Mahamrl v Hi.rimn , l« r.i..l i.i.- poHÍl>iliIada de cumplir ij desi^o di: vei>e ispnsa di^ Ricardu , se contentó cou serio dr ÍLili^imiif, A sus padres v á ios sobrinos dr Halima di.. ];> liberalidad de'llieardo de Ieis parles ijue le rij[>i- éron dui despojo, sufieien te mente ron (¡ue vi- viesi^n. Todos en lin quedaron (ontentii-^. libres y íBlisferhos, y la fama deRienrdo saliéuloseilu los términos de Sieilia , se extendió por lodoi lox de llalia v de otras muehas partes, d. bajo del nombre d"e1 amante liberal , y aun liaíla boy du- I -p RIN( COI Aída por \o§ pechos Iraia el nno una camisa color de cainu«a, encerrada y recogida toda una manga: el olro Tenia escueto y síu alforje i)uC'to que eu el seno se le parecía ini grao b to, que á lo que después pareo ó, era un ciit* de los que llaman balouas almidonadas, aii: donado con gra^a y tan deshilado de roto , (\ todo parecía bilacnas : yenian en él envuelto; (guardados unos naipes de figura ovada , porr, de ejercitarlos, se les babien gastado las puut y porque durasen mas , se las cercenárony los < jaron de aquel :allp: estaban los dos quema( tcai en portal , ó cobeitizo que delante de la venta hace, y s*>nt.'mdose frontero el uno del otro, que parecía de mas edad dijo al mas pequeíio I)e que tierra es vuesa merced, seAor geulil-bo ]>re, y para donde bueno caminal Mi tierra, fior raUalIcro , respondió el preguntado, no la ui parudoude camino tampoco. Pues co verc dijo el mayor, que uo parece vuesa merced * cielo , y que este no es lugar para hacer su a cnto cu él , que por fuerza se ha de pairar adel: le. Aüi es, respondió el mediano; pero yo he cbo verdad en lo que he dicho, porque mi tie uo es mia, pues uo tengo cu ella masdeunpa( queuo me tiene por hijo, y una madrastra que trata como alnado : el camino que llevo es á ventara , y aiii le daría (In donde hallase quien : diese lo ut.'cesario para pasar esUi miserable lU. i Y sabe vuesa merced algún oficio? pregui ci graude ; y el menor rcspoudió: no se otro uo que corro como una liebre., y salto como ;;anio, y corto de lijvra muy dclic&ilumcnte. 'J m DE BINCOIíETE -Y COnTADILLO. 1^5 I íb cao ei muy bueno, litüy pravaitiaiio, diju ti f gruode parque habrit sacTÜlüD que le dé á vucsn merced la ofreadn de Todos Falitos, [lurquo parn el Jiiéveí saato l« corte iloroiiej de papel p»ia ti dió el raanur, sino que mi padre por la misiíri- cordia del cielo vs sastre 7 calcetoro , y ino Hii- hiea salie, son medias calías coa avsupies , que por sa propio nombre ee aueleu llamar polainas^ Í curiólas tun hieu , que ea verdad que me po- ria caamiaar Je maestro, siao que la corta su~ - rrle me tiene airincODada, Todo eso y mas acontece pur los baenoi respondió el grande , y ■ien -lie oiilo decir que las baeuai baliilídades ion .-smas perdidas ; peioaan rdsd fieue vuej^a nerced pura enmi^ndar su leDturn : mas si yo un me engaño y el ojo uo miente , airas grain^is lii--. festar. Si tengo, respoudicl" el pequeÑo ; p,To mi bien apuntado. A I» cual replicó el grande: yiici s qu e enB depi tese p .ed n hall obl gar ii rredq ed scubra dcsc lequ oblJRai brir u mi Tel, io ^S cro,po untado rqo aqu ir:;; I i|ue w, itado aqui la suerte, \' pi- de nuestra vida verdaderos auiijos, Yo , stíioc lil- dalgD, soy natural de lii [-'ueiirrida , lu^'ar ton... cilio V faimjso por los ¡lustres pasa^ievos ipHi-ur ¿1 dc"coiitimto pasan t mí nombre rs Pciro .Irl Rincón, mi padre f.s persona decali,h,d. por,|„e / e, i.iii.islro de la sania Cr»7^..la . q.iiero d.-. ir.|,.í ,- si¿ro él tierna y estrechameiite, y loego ya r f-fíid 8 naipes, limpios de polvo y do paja , nPde grasa y malicia : y A pocas manos al- tan b en por «I as Curtido . como Rincón aesUo Salió cu esto un arriero á refrescBr- se .1 1, y pidió que quería hacer tetcio : éroul din I oral ganaron doce reálBa y yeinle y dos que fué darle doce lanzadas, y yei.i- te J los-m il peaadamhres i y creyendo el arrie- ru q e por ser inm'hachos no se ío defenderían , quise quita rlea el dinero ; mas rllos poni^do el SQ media espada, y el otro al de las ra- chas las . le dieron tanto qne hacer, que » ir su compaFietos, siu duda lopasara harto m:.l. A es a saion pasAton acaso por el camino ropa de caminanten á eaballo que iban á ar á la venta del AlcHlde que está medía adelante, los cuales viendo la pcn- denr » del guiro n y les dijeron que si acaso iban i Se- ^ e tiniesen con ellos. Allá ramos , di- PP R y servirÉraoi H Tuesas mercedes en ■1 todo niari 0 DOS mandaren : y sin isas detener- - las muías , . riero agraviado y enojado, idn de la buena crianza de B , «iquií'TH por 1 a ; o.< , DD U Bdiiiitieroii por do V.m hiiPDa era de mucho V de quF ganancia. Üd muchacho astu- que fué á quien hicieron la pregunta , res- que el oíiiio era descansrtdo , _V de que s las ra. las i y luego deteriuíaiiroa iprar los jn«t rumenlos necesario! para 1.T'., lo podian \ as tunan LUiar sin examen.: y pre- 0 ¡que habían de comprar! pondió que Be udos costalea pequeriai , is grand^'s , y unaprqiii-Ba , en las eua- irtia la carne , pescado y fruía, en ei lan , y él loa guió donde lo Teodiaq , adoi hubiorcn lle< xlráron otros motes drl DQrio í i\e li>3 cofitnií-a y eipunrtis ea la plaxa i híciéroalEí mil o.s [etpomlian con discrecioa lUgúioa uu media esEiidinn- ' couiidudos di la limpieza los dos uovntoi, el quR pare- i á Cortado . y el soldado i ; sea de Dios , díiéroa am- -nicQcu el olieiu , dijo Rín- -ed me estrena , señor mío. t *üldrido : ta ectceuaDO te- ■ de ganaariu , y soy eua- acer hoy banqueta á uuas lü-v bien , m(rtltó\t w ^3i,¡a de s.; jando olva ifi \ -^ eiiviatí , ucon proine*\ii íl«/efiiJad , j I ícililndo liea Guarios, y en jibiti por no perder lojun- D desla dilifrnria le advjr- lijf y da Guaado llevaren pescado npDtido, coavieue H saber albure:i , ó lardinas , I aredUí, bien poitian lomar aljiuiias , y harcf- js la lalva , siijuieru para el gKsío de aquel dia; ^ero que esto habia de ser cou toda sagacidad y idvvitiiiiielita , per que do se perdiese ti iréditu quE era lo qoe maa iraportalia en aquel ejerci- cio. Por presto que voWió RÍDcon , ja halló en ' ' no puesto li Corlado. Llegóse Corlado á - -I y preBnnlóle que iicnu abrió lamaoo, y >>! I. Cortado cnlr.'. la suvn «d el seDo , y sacó n bolilla que mostraba' bab'er sido de ámbar tos pasados liempos ; venia algo faiorbada , iijo : con esta me pago su reverencia del estu- , tomadla aela )n, por lo ,'a dado s ¡ue puet n^laoiante; V habieodo- I vuelve .. <^.u<— u.t ....suuuuuO y turbado de ...u^. .,= , y viendo Á Corlado le dijo si acaso había visto una bolsa de tales y tales íeíías que con quince >s le faltaba . v ado ni el enlr'et vedis en coartos y en oet le le dijese ; sí la hahi» t lio que con él habia andaí nal ron eiIraTio disimuti que no di^ba di: estar perdida , s in )ns loinHii , V podrii l.|tie llevó la Wraiev - . y Cortado |.r(.,ifiüió di- ■lia dÜigL'iicia , q^ie ís infl- tnile le llau. a parte, V rUi ir ■^umcu'.u h uc<:ii lauíuB _ It'S ni laoiia dr lo que Uainaii brniardiaM, 1 i-i burto V liallaigo Je — »■"'■■■ -ií-^"!- ' loUa, ilándole irháailule; estalj ib» de CD- Ic que le decía, haría que Ib repitióle la <[.,s y treí tícbs. Estábale miranJa Corla- 1 rara atenlamente , y do quitaba los ojos a , estaado colgado de sus palebrae : este jdJh embcleaamiciito dio lugar á Cortado n^liiyese su nbra , y luUlmeule le ucó et ü d« la faldriquera, y despidiéndole dál, la ue á la tarde procurase de Terle en aquel I IJgar, porque él traja eutre ojos que un qrie era algaladroDríllo , le había tomada i¡¡ , y qat él se obligaba á saberlo dentro :o3 ó de muchos Hias. Con esto se cousold I I FBcrÍEtaD , v ce drspídíó do Cortado ; el | } viuo donde eí,taba Riucon (¡ae todo lo ha- i ,U- un poco apattado diil . y mas abajo re- mozo de U esportilla que ii Mouipodio ! j Págase ■a de ladrones, señor se pngB , respoDiliá el leaute el sefior Mooi- aa conmigo á darle la pensé, dijo Cortado, re, horro de pecho y ea por junto, dando ' a laSEipaUts; pero ■a haj su uso, guarde- loXiii . C.™w.-;cmOS b. aoiat . V^ [i'í ,^ » ■«" Je rUfuiio -pw t\ ruraino, letíowiio"™:*. «n,,, ton ottos algunos que asi Ws con'íiroe *\ ^^iilitrfus , ( orno r\ pau de la boca : y asi \m Í»& ílirieiiilo V derlarando otroit nombiés, áeW ausHIus Un- man gcrmanciicos ó de la gerniRpia, en el riiseur- 5u ríe su plfllica que no fue coitn , porque el ca- miiiu era largo , 'ucl r.oal dijo Rintou n su guía: ¡ Es vuesa mi^Tced porieutura laitron ! Si, rcs- ponv? decir vuesa merced , respondió Riiit oii. ^^^ %.^-'^^'o, dijo el mozo. Todo es malo , replicó ^^ ^"^^^ -^3 j pero pues nuestra suerte ba qurrido --^ Jf^ aremos en esta cofradía , vuesa merced i^ ^^ f^ paso que muero por verme cou el se- ^^^^-•^ ^odio , de quien tantas virtudes se cuen- ^ár-%-^ gg ]gg cumplirá su deseo , dijo el mo- ^^B. desd-^ aquí se descubre su casa : vue- ^^ ^^des se pueden á la puerta, que yo cn- ^r/jV^t ^ desocupado^ porque estas sou las horas caando 61 saeie aar afidi( la^En bae-' na sea, dijo EVincoii; y adelantáudu&e un poco el mozo, entró en una casa no muj buena ; sino de muy mala apariencia, v los dos se quedaron es- perando á la puerta : él salió luego y los llamó » y ellos entraron , y su guia les mandó esperar en un pequeño patio ladrillado que de puro limpio y aljo6fado parecia que Tertia carmin de lo mas fino : al un lado estaba un banco de tres pies • y al otro un cántaro desbocado con un jarrillo en- cima no menos falto que el cántaro : á otra par- te estaba una estera de enea , y en el medio ua tiesto que en Sevilla llaman maceta de albahaca* Miraban los mozos atentamente las alhajas de la casa en tanto que bajaba el señor Monipodio , y viendo que tardaba » se atrevió Rincón á en- trar en una sala baja de dos pequeñas que en el patio estaban , y vio en ella dos espadas de es- grima , y dos broqueles de corcbo pendientes de cuatro clavos , y una arca grande sin tapa ni co- sa que la cubriese y y otras tres esteras de enea tendidas por el suelo : en la pared frontera es- taba pegada á la pared una imagen de nuestra Señora destas de mala estampa , y mas abajo pendia una esportilla de palma, y encajada en la pared una almofía blanca, por do coligió Rincón que la esportilla servia de cepo para limosna , y la almofía de tener agua bendita i y asiera la ver- dad. Estando en esto entraron en la casa dos mo« zos de basta veinte años cado uno^ vestidos de estudiantes, y de allí á poco dos de la esportilla y un ciego , y sin bablar palabra 'nii^ana , se comenzaron á pasear por el patio : no tardó ma- cho cuando entraron dos viejos de bayeta con antojos que los hacían graves y dignoiS de ser respetados , con sendos rosarios de sonadoras cuentas en las manos : tras ellos entró una irieja Oi^íntído agaft Üeüdita eiMa gráBdíaiiúa dtf*^ . q^ a , se puso de rodillas ante la imagen , y ¡«^ D de una buena pieza , habiendo primero 9 tres veces el suelo , y levantado los bra« los ojos al cielo otras tautas i se levantó y m limosna en la esportilla , y se salió con rmas al patio. En resolución en poco espa« juntaron en el patio hasta catorce perso- i diferentes trages y oficios : llegaron tam- le los postreros dos bravos y bizarros mo- e bigotes largos , sombrero de grande falda, >s á la valona , medias de color , ligas de ;>alumba , espadas de mas de marca , sendos etes cada uno en lugar de dagas, y sus bro- ^^^ i pendientes de la pretina : los cuales asi ¡^i^ entraron , pusieron los 'ojos de través en C*^ tn y Cortado á modo de que los extraña- .^_ ' no conocían , y llegándose á ellos les pre-" C^ ron ? si eran de la cofradía I Rincón respon- *;;:; ue sí , V muv servidores de sus mercedes. .'.^ ;ose en esto la sazou y punto , en que ba- |.^^ señor Monipodio , tan esperado, como bien u'-^ de toda aquella virtuosa compañía : pare- ¿^ ; edad de cuarenta y cinco á cuarenta y seis JT.; alto de cuerpo, moreno de rostro, ccjijun- ^ irbinegro y muy espeso, los ojos hundidos: ir^', en camisa , y por 1-4 abertura de delante í ** I- 1 .. -111--* »^ mnchadas : las piernas no íe le parecida , pcio pits eran dejcdmunnlca i)e aachos , y jubiik' tudiis. En efecto él repiesentaba el maa rús- tico V disfoTme bárbaro del mundo. Bajó con él la guia de los dos, y trnbándoles <(e las inaoos, los presentó anlc Monipodio , dicidudole: ealos aoQ loa dos buenos mancebos que á vuesa tneiced dije , mí seíior Monipodio , vucsa merced tos desamiue, y teta como son dignosde entrar en nuestra congregación. Eso haré vo de muj- bue- na gana, respondió Monipodio. Ólvidáboseroe de decir queaai coraoMonipodiobajó, al pnDln to- dos los que a guardando le estaban, le bic:¡éron nna profunda ylarga reTerencia, excepto los dos braros, ' que á medio mogals , como entre ellos se dice, ■e qnitáron Jos capelos; y tupgo voWicron á su paseo. Por una parte del patio y por la oira se paseaba Monipodio, el cual preguntó á los nue- vos el ejercicio , la patria y padres. A lo cual Bincon respondió : el ejeroicio ya está dicho , pues venimos ante vnesa merced : la patria no me parece de mucha importancia decirla, ni los padres tampoco, pues no ae ha de hacer iufor- macion puta recibir algún hábito honroso. A lo cual respondió Monipodio : vos, hijo mió, es- tais en lo cierto, y es cos^i muy acertada eneu- eso que decis , porque si la suerte no cor- üc como debe , no es bien que quede asentado bajo, de signo de escribauo ni en el libro de centradas : fulano hijo de fulano vecino de tal parte, tal día la aborciron , ó le azaUroD, ú otra cosa semejante ; que pt>r lo menos sneua mal i los buenos oidos : y asi tornij ¡i decir que es Íroveeboeo doéumeoto callar la patria . encubrir is padres , y mudar los firopríos nombres; aun- •Si i6i pai rr liada en ert r ios nombres os u\/<». xiiu^uu \M»j c» suyo f y Cortado tam- n. Pues de aquí adelante, respondió Moiiipo- o , quiero y es mi voluntad que vos , Rincón, ys llaméis hinconcte ; y vos , Cortado, Corta- dillo , que son nombres que asientan como de molde á vuestra edad á nuestras ordenanzas, de- bajo de las cuales cae tener necesidad de saber el nombre de los padres de nuestros cofrades ; porque tenemos de costumbre de hacer decir ca- da año ciertas misas por las ánimas de uiiestros difuutos y bienhechores, sacando el estupendo para la limosna de quien tas dice, de alguna parte de lo que se garbea i y estas tales misas asi di- chas como pagadas , dicen que aprovechan á las tales ánimas por vía de naufragio :y caeu dobajo de nuestros bienhechores el procurador que ncs defiende, el guro que no*s avisa, el verdu^;*' tjuí nos tiene lástima, el que cuandr» alguno He uosotí o.s va huyendo por la ralle \ detrás le vau (laiido vo- ces: al ladrón , ladion , deténganle , deh Daanle , uno se pone en medio v se pone al raudal de los que le siguen, diciendo: déjrnleal ruitado, que harfa malaventura Ibva alia se lo ha\ a, eastigi-ele su pecado: son tan)hi«'n bi enlief horas nu^stias las socorri las , que de ^u sudoi nos soe. rr<'n a>i en la trena romo en las guras; v íauíhien lo soii nuestro.*^ padres y madres que nos eehiui al mun- do , y el escriban) que .si añila de buena . no liay dtdito que sea culpa, ni culpa á quien s(^ (Jé mu- cha pena: V por todos estos que he di< iio, lui'e nuestra hermandad cada aóo su advrjsaiio ron la ma\or pomj»av solcdadquc podemos. I\)rcieito, dijo Piineoneh' ; ya conlirmado con e>te noinhre) que es obra digna del allisimo y piot"uufií.->í mo ingenio que hemos oido decir que vucsa merced, señor Monipodio « tiene ; pero nuesiros padres auD gozan de la vida, si en ella les atcanzarémo», daremos laego noticia á esta felicísima y aboua« da confraternidad para que por sus almas se les haga ese naufragio ó tormenta, ó ese adyersario que vuesa merced dice, con la solenidad y pom- pa acostumbrada ; si ya no es que se hace me- jor con popa y soledad , como también apuntó Yucsa merced en sus razones. Asi se hará, ó no quedará de mi pedazo , replicó Monipodio , y llamando á la gi|ia , le dijo : 2 Ten acá Ganchudo, están puestas las postas ? Si , dijo la guia , (que Ganchudo era su nombre , tres centinelas que- dan avizorando , y no hay que temer ,que nos eojan de sobresalto. Volviendo pues á nuestro Í Propósito, dijo Monipodio: querria saber, hijos», o que sabéis, para daros el oñcio; y ejercicio conforme á vuestra inclinación y habilidad. Yo» respondió Rinconete, sé un poquito de floreo de Tillano: entiéndeseme el reten: tengo buena vista paia el humillo: juego bien de la sola , de las cuatro » y de las ocho ; no se me va por pies el raspadillo , berrugueta , y el colmillo : éntrom« por la boca del lobo como por mi casa , y atre* ▼críame á hacer ua tercio de chanza mejor que un tercio de Ñapóles, y á dar un astillazo al mas pin- tado mejor que dos reales prestadoSé Principios son, dijo Monipodio; pero todas esas son flores de cantueso viejas y tan usadas que no hay prin- cipiante que no las sepa , y solo sirven para al« guno que sea tan blanco, que se deje m^tar de inedia noche ahajo; pero andar el tiempo y yer- noshemos , que asentando sobre ese fundamento inedia docena de licione|^^o espero en Dios que ha- béis de salir oficial famoso y aun quizá maestro. Todo será para servir á vuesa merced y á los se^ Sorod cofrades , respondió Bincoaete. Xyos, Cor* 1 j< o. 1 ! Qiceii n iéá iSíu faldriqi ni i A y aesticza. ¿ Sal)€ msí» . uijo Monip«/t.t^. i.vu por mis grandes pee dos, respondió Cortadillo. No os aflijáis, hijo, n pilcó Monipodio j que á puerto y á escuela ha beis llegado, donde ni os anegaréis, nidejaréi de salir muy bien aprovechado en todo aquclU que mas os conviniere t y en esto del áuiíno ro- mo os va, hijos ? i Como nos ha de ir, respondió Rincouete, sino muy bienf Animo tenemos para acometer cualquiera empresa de las que tocaren á nuestro arte y ejercicio. Está bien , replicó Monipodio; pero querría yo que también le tu* ▼lésedes para sufrir si fuese menester media do- cena de ansias, sin desplegar los labios, y sin de- eir esta boca es mia. Ya sabemos aquí, ¿ijo Cor- tadillo , señor Monipodio, que quiere decir ansi- as i y para todo tenemos ánimo; porque no somos tan ignorantes que no se nos alcance que lo que dice la lengua paga la gorja, y harta mer- ced le hace el cielo al íiombre atrevido , por no darlo otro título, que le deja en su luenga au vida ó su muerte , como si tuviese mas letras un no, que un sí. Alto, no es ment-ster mas, dijo á csla sazón Mouipoilio: digo que sola esa razcn me con- vence, me obliga, me pe^.^uat^e , y me fufiza á que desde luego asentéis por cofiades mayores j Y que se os sobrelhrve el año de noviciado. Yo 3y fíese parecer, dijouno délos bravos, y ;i unn oz lo confirmaron todos los presentes que toda I plática hablan estado escuchando , y pidieron Monipodio que desde luego les concediese y írmitiese gozar délas inmunidades de su cofra- 3 , porque su presencia agradable y su buena Uica lo mecccia todo: él respondió que poi ^onl^nto á todos desde aquel puntóte ln9 ia f advirtiéudoles que las eslimasen en I , porque era iio pagar media anata del pri- urto que hiciesen : no hacer oficios meno- L todo aquel afio, conTÍene á saber, no lle- .ícaudo de ningún hermano mayor á la car- ni á la casa de parte de sus contribuyentes: el turco puro; hacer banquete cuando, como ondequisieren, sin pedir licencia ásn mayoral: rar á la parte desde luego con lo que entraja- 1 los hermanos mayores como uno dellos , y ras cosas que ellos tuvieron por merced seftala- sima y los demás con palabras muy comedi- as las agradecieron mucho. Estando en esto^ ntró un muchacho corriendo y desalentiido » y iijo : el alguacil de Ibs vagamundos viene enea- m'ipado á estácala; pero no trae consigo gurulla- da. Nadie se alborote, dijo Monipodio, que es amigo y nunca yiefie por nnestrodafto : sosiégú- ense, que yo, le saldré á hablar. Todos se sose- garon, que 3' a estaban algo sobresaltados, y Mo- nipodio salió á la puerta , donde halló al algua- cil, eon el cual estuvo hablando un rato, y loe go volvió á entrar Monipodio , y preguntó: ; quien le cupo hoy la plaza de San Salvador f raí. dijo el de'lagoia. Pues¿ como, dijo Moñip dio, no se ha manifestado una bolsilla de á' bar, que esta mañana en aquel mismo parage ' al traste con quince escudos de oro y dos re- de á dos, y no sé cuantos coartos? Verdad es jo la guia , que hoy faltó esa bolsa : pero y la he tomado, ni puedo imaginar quien la t ffe. No hay levas cOnniigo , replicó Monipr la bolsa ha de parecer, porque la pide el aril que es amigo y nos hace mil placeres ; tornó á jurar el mozo que no sabia della : r lose á encolerizarse Monipodio d^ maner faegó TITO lantába pfiir los o|p8 , iese burle con quebrantar la mas mí- [e nuestra orden , que le costará la éstese la cica , y si se encubre por derechos , yo le daré enteramente :a , y pondré ^o de mas de mi casa , das maneras ha de ir contento el al- ) de nuevo á jurar el mozo, y á mal- iendo que él no habia tomado tal tola de sus ojos : todo lo cual fué po- ;o á^la cólera de Monipodio, Y dar *. toda la junta se alborotase, yiendo in sus estatutos y buenas ordenanzas, onete pues tanta disensión y alboro- i que seria bien sosegarle y cTar coa- ayor que reventaba de rabia, yacoi}- n su amigo Cortadillo^ con parecer s sacó la bolsa del sacristán, y dijo: estioii , mis señores ,.que esta es la Ifarle nada de lo que rl alguacil ma- lioy mi caraiuada Cortadillo le di(') un pañuelo que al mismo duefio se añadidura : luego sacó Cortadillo el o puso de manifiesto. Viendo lo lio , dijo : Cortadillo el bueno ( que 10 y renombre ha de (juedar de aquí quede con el pañuelo, v á mi cu- • la satisfacion deste servicio , y la Jo llevar el aljjuaril , que es de un iente suvo, v conviene que se cum- •an que ilice ; no es mucho que á qui- allina entera , tú des una pir-rna de- imula este buen al;;uaeil en un dia , le podemos ni solemos dar en cicn- 11 rousenlimiento aprobaron todos la los (los modernos, v la sentencia y i mLn or.'il el cual salió á dar la bolsa -TI" •a rcuufutirC uts jjucuu y Alcii vOlDO 51 lUem Di Alonso Pérez de Gusman el bueno , que arrojó cuchillo por los muros de Tarifa para degoll á su único hijo* Al volver que volvió Monipodio, entraron C' él dos mozas, afeitados los rostros, llenos de c lor los labios * y de albayalde los pechos , cul ertas con medios mantos de añascóte , llenas < desenfado j desvergüenza, señales claras por do de en viéndolas Rinconete y Cortadillo conocí ron que eran de la casa llana , y no se engañan en nada ; y asi como entraron se fueron con 1 brazos abiertos la una á Chiquiznaque jr la ot á Maniferro , que estos eran los nombres de 1 dos bravos; y el de Maniferro era porque tra nna mano de hierro en lugar de otra , que le h bian cortado por'^usticia : ellos las abrazaron C( grande regocijo , y les preguntaron si traían al] con que mojar la canal maestra. Pues había < faltar . diestro mío ? respondió la una que se 11 maba la Gananciosa , no tardará mucho á ves Silvatillo tu trainel con la canasta de colar ate tada de lo que Dios ha sido servido ; y asi f verdad, porque al instante entró un muohacl con una canasta de colar cubierta con una s baña. Alegráronse todos con la entrada de Silv to ,y al momento mandó, sacar Monipodio u; de las esteras de enea que estaban en «1 apose to , y tenderla en medio del patio : y ordenó a mismo qne todos se sentasen á la redoáda po que en cortando la cólera se trataría de lo q mas conviniese. A estMijo la vieja que habia r zadoá la imagen : hijo Monipodio, yo no este para fiestas, porque tengo un vaguido de cabe^ dos días ha que me trae loca , y mas que ant ^ue sea mediodía tengo de ir á cumplir mis d > .,V':-'. '■:'■-:■. ^^ iroe|Oili -uestra se- fiora d< de santo Agustin f que no lo acjana ue liaucr ) M nevase y ventiscase : á lo que he venido es que á noche ei Renegado y Centopies llevaron á mi casa una ca- nasta de colar algo mayor que la presente, llena de ropa blanca, y en Dios y en mi ánima que ve- nia con su cernada y todo , que los pobretes no debieron de tener lugar de quitarla, y venian su- dando la gota tan gorda, qne era una compasión ▼erlos entrar hijadeando y corriendo agua de sus rostros , que parecian unos angélicos : dijeron- me que iban en seguimiento de un ganadero quft había pesado ciertos carneros en la carnicería ¿ por ver si le podian dar on tiento en un grandí- simo gato de reales que llevaba : no desembanas- L táron ni contaron la ropa , fiados en la entereza [ de mi conciencia, y asi me cumpla Dios mis bu- enos deseos y nos libre á todos de poder de justi- cia, que no he tocado á la canasta, y que se está tan entera como cuando nació. Todo se lo cree, señora madre , respondió Monipodio , v estése asi la canasta , <}ue yo iré allá á boca de sorDa » y haré cala y cala de lo que tiene, y daré á ca- da uno lo que le tocare bien y fielmente romo tengo de costumbre. Sea como vos lo ordenare- des, hijo, respondió la vieja, y porque se me hace tarde , dadme un traguillo si tenéis , para cünso- lareste estómago que tan desmayado andaderon- tinuo. i Y que tal lo beberéis , madre mia I dijo á esta sazón la Escalanta que asi se llamaba la compañera de la Gananciosa: y descubriendo la canasta se manifestó una bota á raodo de cuero con hasta dos arrobas de vino , v un rorcho que podría caber sosegadamente y sin apremio hasta nna azumbre, v lleváiidcle la Esealanta so le jni- £0 en las manos á la devotísima vieja, la cuai lo mandil I fiado un pucu a» espuma, uijo : lauco erhaste, hijn Escalanta, pero Di.isdar^ fuerzas para todo; y aptiodndosele a los labios. Je un tiruQ y siu tomar alien'o lo trase|;ó dtl corcho al eslóinago, y acabó diciendo: de Guadalcaual t», y auD tie- ne an ea uo es de yeso el scDoncoi Diai te can- temo qae me ha de hacer mal, porque no me he de&ayunado : mo hará , madre, rcípaodiii Mo- ' nipodio, porque es trasanejo : asi lo eapi?ro yo eu la Vfrgeu , respondió la vieja , y añadió : mirad, ninas, si tenéis acaso algún cuarto para comprar las candclicas de mi devorinii, porque coa la priesa y gana i¡ue tenia lie veuirá traerla* nueras de la canasta, se me olvidó en raía la es- carcela : JO si tengo, sefiora Pipóla, que «ate er« el nombre de la baena vieja , respondió la Ga- nanciosa, tome, abl I« iloy dos cuartos , del uuo le ruego que compre una para mí , y se la' pon- ga al señor San Mij-uel , y si puede comprar dos, ponf¡a la otra al ^eüor san Blas , que son mü abogados; quiaiera que pusiera otra á la señora Sania Lucia ( que por lo de tos ojos también la tengo devoción ) pero uo leugo trocado, mas otro dia habrá donde se cumpla con todos. Muy Iiien harás, hija, mira no seas miseraltle, que es de mucha importauí-ia llevar la persona las candelas delante de sí anti-s que se muera, y no aguardar á que las pougau los herederos ú alba- ceas. Bien dice la madre Hipota, Jijo la eicalan- ta , . y echando mano á la bolsa , le dio otro cuarto, y le encargó que pusiese otras dos can- delicas á los santos que á ella le pareciesen , que eran de los mas aprovechados , y agradeci- dos. Con estose (né U Pipota, diciéndotes .- hol- gaos, hijos ; agora qtic tenéis tiempo , que *eii- . per- a uio» s u™«.oues, qi.« jo r lo m tamo por mi y porvosolros, porqnr él no3 libre y RODservc tn nueslio Iralo peligroso siu sobresaltos de justicia ; y co» •-.~ M\„i i{,\ó de sncarsu cuchillo de ca- r;,üs ..iiM.iill.,s, «¡lio fué Etiiiconete que sa<-ó <^u mcilid espad»: ú los dos viejos de bayeta y á la uli. Mas apenas liabian comenzado á dar a».aitii .1 lai naranjas, cuando les dio á todos gran so- bresalto los golpes que dieron á la pueria : num- dólvs Monipodio que se sosegMsen, y entrando i:u la sala liBJa.y itesrolfiandn un broquel, pues'o ma- llo H la espada , llegó á la puerta , y con vm. Im- era y espantosa preguntó: calen llama! t(S|ioii ■ dieron de fuera : yo soy , quif no ca nadie, miIipí Mouipodio, Tagarote soy, cintinela dcalaio^ria- na, y vengo A decir que viene aquí Juliana I» Ca- lillarla , tuda depgrefiada y llorosa que pan-ce ¡n- bei le sucedido algim desastre. En esto ll.-gó la que decía solidando, y iiuliéndola Monipodio, üÍim. tu posla ,yqut de allí adibnle avisare lo i{li« >i- descabellada, y la cara llena de tolnad roocí , y asi corno enltó CD el palio , se ra3'ú en el suelo desmaj'ada : acudieron á socorrerla la Gananciosa j la Escalasta, y desabrochándole el pacho , la hallaron toda deaegrida y como mieDllada. Echá- jonle agna en el rostro , y ella vohiá ^n tí dici- endo á Toces : la jiuticia de Dios y delRej Ten- ga Gobre aqnel ladrón desuellacaias , sobre aqnel cobarde bajamancro,' sobre aquel picaro Undroso que le he quitada mas veces de la horca que tie- ne pelos en las barba« : desdichada de mi, mirad por quien be fewáido y gastado mi mocedad y la flor de mis aRos , sino por ud bellaco drsalma- do, facineroso, é incorregible. Sosiégate, Cari- harta , dijo & esta lasoQ Monipodio , que aquí es- toy yn que te hnr^iuaticia ; ru^ntanos tu agrario, que mas estarás ti en conlarle, que yo CD hacer- te TfDgada ; dime si has habido algo con tu res- peto7que ai asi es, j quieres Tcugaoza , no has menester mas que boquear. Que respeto! respoa- dio Juliaoa : respetada me vea 30 en I05 in&er- noa , si mas lo fuere de níquel león ron las ovejas, j cordero ron los hombrea . j ciin aquel habla vo de i^omer mas pau á taunlcles, ni jacer ^n unol primera me vea yo coQjída de adivas eslas car- nes, que me ha parado de la manera que ahora veréis; y aliándoscia! iii&tanle las fallías basta la rodilla y aun un boto mus, las desrubiió lle- nas de cardenales, «esl;] uera , prosiguió, ma bapatado aquel ingrato un lepolido , drbiéndo- me masque á la madre que le patio , ¡ y porque pencáis que lo ha hecho? montas que le di yo ocnsiou para ello, no ptir cierlo, uolo hizo mas sino porque estando jugaado yfeidieodt', me en; L{»< »i cinta rea- I ^iiTJc: jj \s y cuatro, que ei trabajo y afán con quo yo t\j!> uabia ganado^, rue- go yo á los cielos que vaya en descuento de mis pecados ; y en pago desta cortesía y liuena obra, creyendo él que yo le sisaba algo de la cuenta que él allá en su imaginación habia hecbo de lo que yo podia tener , esta mañana me sacó al cam- po detras de la buerta del Rey , y allí entre unos oliyares rae desnudó y con la pretrina, sin excu- sar ni recoger los bierros , que en malos grillos y hierros le vea yo , me dio tantos azotes , que 1 me dejó por muerta : de la cual verdadera histo- ria son buenos testigos estos cardenales que mi- ráis: aquí tornó á levantar las voces, aquí vol- vió á pedir justicia, y aquí se la prometió de nue- TO Monipodio y todos los bravos que allí esta- ban Gananciosa tomó la mano á consolarla, cii- ciéndole que ella diera de muy buena gana niia de las mejores preseas que teuict , porque le liu- \ Liera pasado otro tanto con su querido, j)orque quiero, dijo, que sepas hermana Cariharta, si i 110 lo sabes , que á lo que se quiere bieii se cas- tiga , y cuaudo estos bellacones nos dan, v avo- tan y acocean, entonces nos adoran: sino , con- fiésame uua verdad por tu vida, \ después q«ie te Iiubü Repolido castigado y brumado , 110 te hi/o aJguua caricia \ Como una ? respondió la llorosa, '"^ «n mil me hizo, y diera él un dedo de la ma- /* ^o , porque me fuera con cl á su posada , v auik *^ ¿•/'arecfi que casi se le salfaiou h.s lá^riuias de ^^ á- oj os después de haberme molido. !No ha> du- •^f ^ »a eso, repliró la Gananciosa, y lloiaiia él de ''«"■ . „ asi todos -«o"' - ,le olieiie=" o poco esy ,,^.10-. loi 'i^ para Wti -8 vini Ir 1 . ««e todo at qae sci >.c j r.uuvenjente á lu coi üd : i ^ -aiéron que ellos se lo teniau b cuidado , y fuérouse. R uconete que de su curioso , pidiendo primero perdou y lioeur guntó á Motiipodio que i de queservian eu radía dos persouages tan canos , tan graves, rsonados? á lo cual respondió Monipodio qu lellos en su germania y manera de hablar s naban abispones, y que s^rviari de andar de dii toda la ciudad , abispando en que casa se po- dar tiento de noche , y en seguir los que sa- •au dinero de la contratación ó casa de la mo-* la , para ver donde lo llevaban, y aun donde )onian ; y en sabiéndolo, tanteaban la grose- leí muro de la tal casa, y diseñaban el lugar i conveniente para hacerlos guzpataros ( que agujeros ; para facilitar la entrada : vn i c- cion dijo qu*^- «*ra la gente do mas ó de fan- roverljo , que había de su hermandad , v ((«le nio aquel lMitn4«- .. dijo Monipodio. eíta pUtira llamároo a la piieila. saliú Mouipodiq 6 ti rquif EOr Mouipiidio. que is Cariharta, v '1- □ le abra vuesi met- el Rfpuüdo soy. Ojó rata laodoal rielo la suya, <)ija: ced , señar Moiiipoilio, na le aora a ese muriue- lo de Tarpeva, icie tigre de Orstia Nodejópor esto MouipodiQÜe abrir á Itepolido ( pero Tien- do la CariharU que le abría, se leTSDtó rormu- do V se CDttó en la sala de los brcqoetes. y cer- laiidu tras si la paerta , desde drotro á grandes Toces decia : quitennielí: de delsnle & ese gestu de pordeinas, á ese verdugo de iiiocenles, asom- hrador de paloraas duendas. ManifeTru y Cbiquiz- oaque leaian á Repolido, que ea todas maneíaa quería entrar doude la Cariliarla eilalia ; peroco- mu no le dejaban . decia desde afutra : no ha- ya mas , euoiada mia ; por tu TÍda que te sosie- gues . ansí le Teas casada, jCasada yo, maligno! tespotidió Ib Cariharta: mira ea que t«cla louai ya quisieras lii que lo furri contigo, y antes lo seria yo con naa uolomU de muerte, que cootigo: ea boba . repticú Rcpolido, acabemos ya, que es tarde, y mire no seenianrhepor verme liablarlan manso, y Teñir tan rendido, porque TÍve el dador. iela< nida que la eaida ; humillese, y humiliémo nos lodos . y no demos de romeral diablo : yaun de cenar le daría yo , dijo la Caríburla , porque le lleTBse donde nunca mas mis ojos le viesen. lio os digo yo! dijo Repelido i por Dios que voy oliendo , señora trinquete , que lo teui;o de echar todo ó doce, aunquf uuura se venda. A estodijr Monipodio : en mi presencia no ha de haber de masiaj : lo CaiíbaiU laldii no OKETE T CORTADILLO. 178 ^^^ - lio , y todo ae hari bien , que as que kicii ae quierfu, soa chu- lu c.ii.Ddo se hHccu 1«» paces : ^ ' [liña , ali Cariharla mía , sül arñ ir , que yo hmé que el Rfuolido le rndillas. Como él eío liaga , a , todas sercraas en au favor y na salga ac¿ fuera. Si eilo ha íe i|r , dijo clKepolida, nom«rpn- 3 furmado de Eíguiíarroa, mas l'l |u<^ la Caiihartagusladello, no m derudi lias, pero ua clavo me tíu- p en BU servicio. Riéronle desto Maniferro de lo Eual ee enojó 3 peusando que hacían burla del leslras de inñaita culera : cual- ^ I. re ü se pensare reír de lo que Im tra mi, ÓYocDolraellaüemt,, g ,¡¡ . d¡f;o que miente y incntitA nal fíarbo y tiille , qiie advirtió íí íi piinieudose luego en medio na pasrn mus adulante, cuballeros. . -.ií mayores , y duíliáganse entre ,arl.,SCMcal,L.|eí, .1^ tUpesc huílgí., mitulc, y Hicho dicho : y dicifudo eslo , se iba á salir por 1» puerta á fuera. Estábalo escbochando la Ca- TÍhart», j cuando ñutió que se iba enojado , sa- lió Hicieildo : téngaolt , iio se Tuva, que bará de las suya» : ; EO Ten que ya enopdo y es un Ja- das Macarelo en esfo de la valentía í vuelve acá; Talenlon del mundo y de mis ojos, y cerrando con él le asió fuertemente de )a capa, y acudien- do lambien Monipodio le deliiviéroa. Chiqaiz- naque y Maniferro no labian si euujarse, ó sino, y eetuviéroDse quedos esperando U- que Repoli- do haría i el cual viéndose rog.ir de la Carifaarta, y de Monipodio toU ó dicieudo : uunea lo* amigos bao de dar enojo á los amigos , ai hace^ burU de los amigos , y mas cuando ven que se enojan los amigoa. Nohay'aquí amigo, relpondió MkdíC erro, queqi .iera enoja: rnib! icer burla de migo . y pue s todos somos ai "llfoñipodi' las mi los amij ■os. A esto dijo todos Toací sdes han hablado ci oniobi uenosamig os, 1/ comotatesamigos se den las manos de amigos, DiéroDselas luego: y laEscalarita quitándose un chapia Comenzó á tañeren el como euun pandero; ]a Gananciosa tomó una escoba de palma nueva que allf se halló acaso, y rasgándola hizo un son, "■le aunque lonco y áspero scconcerlaba con el del pin. Mooipodio rompió un plato , y hizo dos jletas que puestas entre los dedos j repicadas iix gran ligereza , llevaba el cootrapunto al cha- pín y á la escoba. Espaotárons'a Rinconete y Cortadillo de la nueva ínTenrion de la escoba, p rqiie hasta entoncesnunca la habían visto. Co- nociólo MaDiferro, y dijoles : jadmiranse de la escoba! pues bienhacent pues música mas pres- ta y mu sin pesadumbre , ni mas barata no «s , ••• ' ■•-! . 177 J^a inveí uad que oí decir el um « w» «««««uiauír , que ni el Ne- gro feo que sacó á la Arauz d« I iulierno ni el Marión que subió sobre el delíia , y .«alio dvl marcomo si viniera caballero sobre una muia de alquiler, niel otro gran músico que hizo una ciudad que tenia cien puertas y otros tantos pos- tigos , nunca inventaron mejor género de raiisica tau fácil de deprender, tan mañera de tocar . tan ain trastes, clavijas, ni cuerdas, y tan sin nere- sidaildc templarse; y aun voto á tal , que dirrn que la inventó un galán desta ciudad que se pica en ser un Héctor en la música. Kso creoyo'míy bien, respondió Rinconetie; j^ero escuchemos lo que quieren cantar nuestros músicos, que parece que la Gananciosa ha escupido, señal de que quieren cantar : y asi era la verdad , ponjue Monipodio le había rogado que cantase al^iunas siguiHillas (]e las qu»- ^e n>abHn ; mas la ({ c co- menzó primero fnt' la Kscal tiifrí , y con vuz su- til y tuiebradi/a cantó lo siguiente : Pnr un S'^r/IIano , rufo a lo vnJon ^ Tcn'^o '^oCítrrarlo todo el corazón. Siguió la Gananciosa cantancío : Por un ino''cnJco de color i-crdc , CJnnles Ici fo'^^oüa tjuc no se /jicrdc ? Y lueíío Monipodio, íláiulose gran priesa al «leneo de sus tejulefas , dijo : Riñen dos nnutntcs , /idéese hi paz , Si el enojo es ;j;rafL(le , es el ^usto mas. f^o quiso la Cariharta pasar su gusto eu sileu- oo, panjiie lun.^ ^ ^. «w letíó en danza , y acompcihu á laí áemas uicieuiJo : Detente enojado , no me aioíei moí , Que ti biea lo miras f á tus carnes djts. Cántele i¡ lo llano , dijo í eita laion Repoli- do , j no le toquen estoñas pasudas , que no bav paraque : lo paaado sea paiado j lómeie Cira vereda, j basU. Talle lleTaban de no acahar tan presto el comenzado cántico, aína fliotieran que llamaban á la puerta aprieM, j con ella lalió Monipodio á Tei quien era , j la cenliaeta le dijo como al cabo de la calle habi» alomado el Alcalde de In Jujtiria , t que delan- te d£l «enían el Toeilillo y el Cernícalo corche^ tea neutrales. Oy^roulo los de dentro , y al)]0< rotáronte todo* , de manera que )a Cariíiaita y la Eacalanta se calzúmn sus chapinea al revés : dejó la escoba la Guuanciosa : Monipodio eus tejoletaa, j qnedó en turbado lilencio toda la música : enmudecib Chiqoiinaque . pasmóse el Repelido , y saspeiidinse Maniferro , y todos cual por una, y cii.il por otra parte desnpare- cierou , iubi^udose á las aii.it''as y tejadoi pa~ ra escapatse y pasar por ellos á otra calle. Ilunca disparado arcabuE á deabora, ni trueno repenlino eapantó asi bandade descuidadas pa- lomai , como puso en allioioto y espanto á todn aquel la recogida compafiia y buena gente la nae< T> de la venida del Alcalie de la Justicia : los dos novicios Rioronele y Corladillo no sabism que hacerse, y estuviéronse quedos, eaperanda -ver en que paraba aquella repentina bbrraica , que no paró eu maa de volver la Rentinela i de- cii que el Alcalde ac habia pagado de lai^o da dar muestras ni iMabio de mala wm^cIm algu- ili. Y estai , ¡e suele decir ae oa tv» uiiipofiio le entró :onsigo y mandó llamar Chiquiznaque , á Ma- liferro , y al Repolido , y que de los demás no >ajase alguno : como se habían quedado en cipa- ioRinconete y Cortadillo, pudieron oir toda la dática que pasó Monipodio con el caballero re- ien Tenido, el cual dijo á Monipodio, que lorque se había hecho tan mal lo que había ncomendado? Monipodio respondió que aun no abia loque se había hecho, pero que allí estaba 1 oficiala cuyo cargo estabasu negocio, y que él aria muy buena cuenta de sí. Bajó en esto Chí- uiznaque , y preguntóle Monipodio si había umplido con la obra que se le encomendó de 1 cuchillada de á catorce? cual? respondió üiiquiziiaque j es la de aquel mercader de la en- rucijada \ esa es , ul!er ofrezco por laleí , y podría ser rque trai);o entr* :9to una cadeoB de diúieln i MDiiipo>- Bde ucho C( eu e ni remo Liea cargo de Chiquii- < áv aquella noche, iballero , y luego encrucijada : .■0- dijo Mooipodio, ■ titee i Memoria i ' L ; U vor cuantía , u eicubn caaa una .- «non Jados d buena cuenta ocho t el término teU dial. Secutar Jtíaniferro. Bteo podía borrane «■ partida , dija Maní- ferro , porque eita noche traeré Sniqtdlo dellai Raj mal, hijo, dijo Monipodio. Si, otra reipon- dio RinctMete , que dice aii : ^l nutre cOrcotado aue ^r mal nombre le Ua- ma el Silguero, reispalüt de mayor cuantía á pe* dimento de la dama i/ae dejúla gargaiUilla. Se- sfttor el Detmochado. Macavíllado estoy , dijo Manipodio , como to- davía esti esa parliila ea &et ¡ sin duda alguna ' mal dÍEpuealo el Desmochado , pues s del t . Yo letopéaver, dijo MauifercD, 3- me dijo quo por haber estado re- tirado por enfermo el Corcobado , do había cumplido con su débito. Eso creo yo bien, di- jo Monipodio, porque tengo por tau burn ofi- cial al UesDiorhadü, que sino fuera portan jus- to impeaimeotn , ya el hubiera dado al cabo con mayores empresas, j Ha; ntas morilo f No ■chor, respondió tlinconete. Pae* paaad adelan- te , dijo Monipodio, j mirad donde dice : me*- morial de agrayior comunei. Pasó adelante Rin- cooele , y en otra )io)« halló etcrito : Merrtorial de agravio! ' eumuaei ; eonnene d laber , redomaioi , unioi de miera , r^i'oias de laabenitot y cuernoi , matracat , eipaatot ,ttlbo- rutoi, y cuchiliadar finpdaí , publicación de aibe' "Vi : l85 ^ >, Dice , UljoR vasa.». No fie lea la . , ^uc y, ^ uae es , respondió Monipodio , y yo soy el luauíem y ejecutor de esa niñería, y están dados á buena cuenta cua- tro escudos , y el principal es ocho. Asi es la verdad , dijo Rinconete , que todo eso está aquí escrito ; y aun mas abajo dice : clavazón de cuer- nos. Tampoco se lea , dijo Monipodio , la casa , ni adonde, que basta que se les haga el agravio^ sin que se diga en público, que es gran cargo de conciencia : á lo menos mas querría yo clavar cien cuernos, y otros tantos sanbenitos como se me pagase mi trabajo , que decirlo sola una vez , aunque fuese á la madre que me parió. £1 eje- cutor desto es, dijo Rinconete, el Narigueta. Ya está eso hecho y pagado, dijo Monipodio; mi- rad si hay mas, que si mal no me acuerdo, ha de haber ahí un espanto de veinte esnidos : está dada la mitad, y el ejecutor es ia comunidad toda , y el término es todo el mes en que estamos , y curapliráse al pie de la letra , sin que falte una tilde, y será una de las mejores cosas que hayan sucedido en esta ciudad de muchos tiempos á esta parte: dadme el libro , mancebo, que \o seque no hay mas , y sé también que anda muy flaco el oficio; pero tras este tiempo vendrá otro, y habrá que hacer mas de lo que quisiéremos , que no se mueve la hoja sin la voluntad de Dios, y no hemos de h^cer nosotros que se vengue na- die jior fuerza : cuanto mas, que cada uno en su causa suele ser valiente , y no quiere pagar las lieciMKib de la obra que él se puede hacer por sus nidiios. Asi , es dijo á esto el Repolido. Pe- ro mire \•up^a merced, señor Monipodio, lo que nos ordena y manda, que se va haciendo tarde y va entrando el calor mas que de paso. Lo que S2 L 3 oie' • ' culi" ".'■ i ^o«^"„ a ác o ■■ "'¡'eo ti"' forado '° ' ,{, el rttiífUi. ^« tile IxAiillo había dé ler dnica pongun tiene lat mEJOTcay muaeo- •ni» para ello que se pueden deienr , uno buen olicial en m oficio tanto los bueooi instnimentoi con que le mo el ingenio OOn qae le aprende. pé , Hijo el liejo , en una casa de po- cuUe de Tintures al jadío en bábilo lie se ha ido á posar allí , por tener ios peruleros TÍTea en Ik misma e.a- >er si pudiese trabar jaego con ellos, s de poca cantidad , qne de allí po- mucha : dice tambieu qae el do- liará de la ¡unta y dará cuenta de su niii is ck- DI iievo^ No, dijo elv IPJO, A '11 °JZ' .Pues tomen esla iDb.K eiia a. di !■- to )s basl ,s, V¿ld ]t<' nadie, qiien o fallarA nad. a de Jos le vol vieron (■rari toro á- Repoli Ido v' la C. >riba la I-: M anife.r ". y la Gaiía. in concertamlc 1 -¡uc aqu. Ella lie T »liai íod.. en 1 del la Pipi. ide te imbi. DO d ijoqi ,trü de le r tad( ■ Wh ibi-i^dJ ,.Hr, ■ bo la Rin. y . ^.luin.l oles s, ibén diriun los de ■s- á la saiau ««<. • inclínelo hasta eDseñarles sus puestos, acuiuauuoles que DO faltasen el domingo, porque á lo que rreia y pensaba , Monipodio había de leer una lición de oposición á cerca de las cosas concernientes á su arle. Con estose fué, dejando á los dos compañe- ros admirados de lo que habian visto. Era Riifi- coñete aunque muchacho de maj buen entendi- miento , y tenia un buen natural y como ha- bía andado con su padre en el ejercicio de las bulas , sabia algo de buen lenguage , y dábale gran risa pensar en los vocablos que habia oido á Monipodio, y á los demás de sa compañía y bendita comunidad; y mas- cuando por decir per m,bdum sufragii , habia dicho por modo de nau- fragio ; j que sacaban el estupendo , por decir estipendio , de lo que se garbeaba ; y cuando la Cariharta dijo que era Repolido como un mari- nero de Tarpeya , y un tigre de Ocaña. por de- cir de Hircania , con otras mil impertinencias: especialmente le cayó en gracia cuando dijo que el trabajo que habia pasado en ganar los Teinte y cuatro reales, lo recibiese el cielo en descuen- to de sus pecados : y sobre todo le admiraba la seguridad que tenían y la confianza de irse al cielo con no faltar á sus devociones , estando tan llenos de hurtos , y de homicidios y ofensas de Dios : y reíanse de la otra buena TÍeja de la Pipota que dejaba la canasta de colf r hartada , guardada en su casa , y te iba á poner las cande- lillas de cera á las iáiágenes , y con ello pensa- ba irse al cielo calzada y vestida s no menos le suspendía la obediencia y respeto qne todos te- nían á Monipodio , siendo un hombre bárbaro , rústico , y desalmado : consideraba lo que ha- bia leído en su libro de memoria , y los ejerci<« cios en qae todos se ocapaban : finalmente exa« NETE Y CORTADILLO. 187 idada iuslicia habia en aquella de S«YÍlla , pi>«s casi ai des- ala gente lan pcrniciosB, y tan ím.i naturaleí,! ; y propuso eu da tan perdida y tan mala , un libre y disoluta, pero COQ (lasú con ella adelante algunos w¡ les le sucedieron rosas que pi- S 1 I TÍtura, y nsi se deja para otra Jl I vida y milagros con los de lu ^ ' o , y olios sucesos de aquellas J idemia , que todos serÁn A» £ ■.ion y que podrán seifii de "^ los que los leyeren. 4« 1 l> í 4 OLA INGLESA. * ',( — I iif c I pojos que \oi inglesf s IleTiron de ¿ ( ddb: , Clataldo un r.abalUro iu- ( e una escuadra de navios , llevó i liña de edad de siete afioi poca tT | y eslo cuntra la Tolunlad y sa- •* lie de Esaea , que con gran dili- ^ sdirhados » que ya que quedaban I mus hermosn criatura que había ad. Muudú el conde echar bando nada que so pena de la vidavol- lalquiera que la tuviese , man nin- limores fueron bailantes á que •cnnosuru de Isabela, que asi se , trislps y desconsolados, y CIo- tiic modo llegó ;i Londres , y rn- simo dispojy á su rauger á la licr- aunque en lo piibUco loostrabau seguir la opiaion de (u Reina. Tenia Clolaldo un hijo llamado Ri- caredo de edad de doce atios enseSado de sus padres á amar y t^er i Dios, y á estar mn^. entero en lai verdadei de la Fé catúlicB. Catali- na la muger de Clotaldo. noble , ciiltiana , j prudente aeCora, tomó- tanto amor á liábala, que como >i fuera su hija la criaba , regalaba, i industnaba ; y la niña era de tan buen naturd, que coa facilidad aprendía todo cnanto le ense- ñaban : con el tiempo y con los regalos íaé ol- vidando los que sus padres Terdaderoi le habían hecho, pero no tanto , qne dejase de acordarse V de suspirar por ellos muchas veres; y aunque • iba aprendiendo la lengua inglesa , no perdía la espafLüla , porque Clotaldo tenia cuidada da traerle á casa secretamente españoles que ha- blasen con ella ; deita manera, s'ia olridar la suya como está dicho, hablaba la lengua ingle- sa como si hubiera nacida en Londres : después de haberle enseñado todas las cosas de lahorque puede y debe saber una doncella bien nacida , la eniefííiroD á leer y escribir mas que mediana- mente! pero en lo que loTO extremo taé en ta- fier todo» tos instrumentos que á unamuger soa licitos, y esto con toda perfección de música,, ocompaliándola con una yaz que le dio el cieloi tan extremada, que encantaba cuando cantaba. Todas estas gracias, adquiridas y puestas sobro la natural suya , poco A poco fueron encendien-. do el pei^D de Ricaredo , i quien ella como á salteó amor con un modo de agradarle y com-> placerte de ver la sin igual belleza de Isabela, 7 de considerar sns infinitas virtudes y gracias r f^^WSP I Ülbántil • sm que ms des o u ado^y TÍrtUOSus* rciu tiui ""tv&cuuu Isai>cja y C[Ué ya caando Ricareoo tenia doce años, aquella benevolencia pi&mcra, y aquella com« placencia , y agrado de mirarla se volvió en ar- dentísimos deseos de gozarla y de poseerla : no porque aspirase á esto por otros medios, que por los de ser su esposo ; pues de la incomparable honestidad de Isabela (que asi la llamaban ellos) no se podía esperar otra cosa , ni aun él quisie- ra esperarla aunque pudiera; porque la noble condición suya y la estimación en que á Isabela tenia , no consentian que ningún mal pensa- Biiento echase raices en cu alma : mil veces de- ^terminó manifestar su voluntad á sus padres o y otras tantas no aprobó su determinación, por- que él sabia que le tenían dedicado para ser es- poso de una muy rica y principal doncella , Es- cocesa , asi mismo secreta cristiana como ellos ; y estaba claro según él decia que no habiaii de querer dar á una esclava { si este nombre se pe- dia dar á Isabela ) lo que ya tenían concertado de dar á una señora : y asi perplejo y pensativo , sin saber que camino tomar para venir a! fin de su buen deseo , pasaba una vida tal , qr.s le puso á puuto de perderla ; pero pareciéndole ser gran cobardía dejarse morir :5Ín intentar dgun género de remedio á su dolencia , se animó y esforzó á declarar su intento á Isabela. Andaban todos los de casa tristes y alborotados por la enfermedad de Ricaredo , que de todos era querido, y de sus padres con el extremo posible, asi por no tener otro , como porque lo merecia su mucha virtud , y su gran valor y entendimiento: no le acertabart los médicos la enfermedad , ni él osaba ni que-^ íia descubrírsela. En fin puesto en romper pos.- L 6 las difíéultadfi» qae ei se imag ba , n dSa ({«e entró Isabela á serrirle , viénduia sola , con des- ■ ' mayada yoz jr lengtia turbada le dijo : herni08a Isabela , tu valor , ta macha virtud ^ y grande ^ hermosura me tienen como me ves , si no. quieres que deje la vida en manos de las mayo- res penas qae puedenimaginarse» responda el tuyo a i mi baen deseo , qae no es otro que el de re- cibirte por mi esposa á bario de mis padrea , de los cuales temo que por no conocer lo qae yo conozco que ifterer.cs , me han de negar el biea que tanto me importa : si me daa la palabra de aer mia» yo te la doy desde laega como verda*« dero y cristiano de ser tuyo : qae paesto qae no llegue á gozarte , como no llegaré basta que con Rendición de la iglesia y de mis padres sea, aquel ^ imaginar qae con seguridad eres mia , será bas- tante á darme salud y á mantenerme alegre y contento bast) que llegue e^ felice punto que 'é deseo. Entanto que esto dijo Kicaredo , estuvo ^ . escuchándole Isabela los ojos bajof / mostrando «á en fiqoel punto que su honestidad se igualaba á 5f a hermosura, y á sn mucha discreción so recato; Y asi viendo que Ricaredo callaba , honesta , Z hermosa y discreta le respondió de&ta suerte : después que qui^ el rigoc ó la clemencia del cifelo ( que no &¿ á cual de estos ezti:emos. lo atri- I' buya ) quitarme á mis padres , seAor Ricaredo ^ y datne á I04 vuestros ^ agra^cida á las ín6iiSN tas mercedes que mfi han liecbo determipi^ qa< jamas mi voluntad saliese de la si^a » y asi sin ella tendría no por buena , sino por jnala Ibiin- na la inestimable merced que quereia haicerme, si cpn BU sabiduría fuere yo tau venturosa que 01 merezca , desde aquí os ofrezco la voluntad que ellos me dieren , y entanto que esto se dilatare, ó no. fuere, entretenga lUjeatros deseos saber que -i : ^-. '^ lot miOB lerin etemoH j limpioi mi desearoa el bien que el cielo puede claros. Aquí puso «i- 9 leiicio Isdbfla á su9 bi)DcstH9 y discretas r»ia- " nes , y alli cotueniú li lalud de ftlcaredo , y j^ comemároii á Teviiir las esperaniaa de sus pa- *■ dre8,que en su eafermedad muertas estabuQ. C Pespidiéionse los dos cortesmeDte ; él ron lágii- A mas ea loa ojos , ella con admiración en el alma de yer tan cendida á íu amor la de Ricaredo ; el J cual lavantado del lecbo, al parecer de sos padres C. por milagro, no quiso tenerles mal tiempo ocul' O toa sus pensamientos : y sai un dia se los muñí' ~ festú á sn madre , diciéndole en el Gn de su pl:!- ¿ tica que fué larga, que «ino le casaban con Ua- g líela, que el negársela y darle la muerte era todo eacarerimientos sabio al cielo las virtudes de Isa- -^ bela Hicarcdg, ^ue le pareció á su madre que Isa- ,^ bela era la engañada en llevar á su hijo por espo- so. Dio buenas esperanzas á su hijo de dispouer .^ á su padre i¡ que eou gusto viniese en lo que ja ;f ella también venia ; y asi fué, que diciendo n su •■ mando las mismas razones que á ella había dicho '!? su hijo, con faeilidad le movió á querer lu que tanto su hijodefteaba. fabricando excusas que impidiesen el casamiento, que cafi tcniu conccr' • tadocon ladoucellade tscocia. A esta saiuule- ^'_ nía Isabela catorce y Rínaredo veinte años, v-n --^ esta tan verde y tan Honda ednd su mucha dis- creción y couuciita prudencia los liacia ancianos. Cuatio días faltaban para llegarse aquel en lI cual sus padres de Ricaredo querían que su hijo iiirlinase el cuello al yugo santo del matrimonio, teniéndose por prudi'ntes y dichosísimos de haber : j_ . _.. . --- njj„ poj 5„ Lija, teniendo en iq4 MOVEL* tiiban ya á pnnlo, los parientes y loa amigan con- vidndas. y no faluha otra cosa iino hacer á I» RciiiEi «abirlora de aquel coacicrlo, porque sin cu ToJunUd y co na en li miento ealre los de ilustre faugre no se efectúa casamiento alguno ; pero no dirin. Digo pues que eitaudo todo en este estado, cüaudo íaltilAn los cuatro días hasta el de la liodj , una tarde turbó lodo so regocijo nn rai- Jii.stro de la Reina que dio an recaudo & Clotal- di> , c)ue su Kagestad nanilabs qae otro dia por U mañana llevasen á su pFescDcia á au prisio- nera la cípa^ola de Cádiz. Reapondióle Clotal- do que de lauy buena gana baria lo que su Ma- jestad ie nandolM. Fuese el miDÍstro , y dejó llenos lol pechos de todos de turbación , d« sobresalto , y miedo. Ay , decia la BeSora Cata- liua, ij sabe la !leina. que yo he criado & esta niña á la calúlioa, v de aquí TÍeae á inferir que todas lo^ desta casa s'onoj cristianos I [ pues si la Reina le pregusta que es to que ba aprendídoen oi-hn ixüoí que ha que es prisionera, i^ne ha de res- p<'iiiler la ruttada que üo nos rondene , por niaa lilirrccioQ que teuga? Oyéndolo cual E.íjbela, le Jijij; no le dé pei^a alguna, sefLorn mía ese te- mor , que yo confio en el cielo que rae ha de dar palabras en aquel instante pur su ¿iviua luiaeri- cordia , que no solo no os condenen , sino que re- dunden en provecho taeslro. Temblaba Kicare- do casi como adivino de algún mal suceso. Clo- taldo buieaba modos que pudiesan dar ánimo i lu mucho temor, y no los bailaba sino en la ma- cha conliapia que en Dioi tenia y en )a pruden- cia d,' K.ibela, á quien encomendó mucho que pos tuddi ias vias que pudiese excusase el condenar- los pnrratidicos. qite puesto que estaban prontos «on el espíritu á cccibir martirio , todaria la cae- ^f)U ISGLESl. I<)5 la SQ amarga »rrera. Voa y ..guril Isabela estuviesen a«- sa no aui^eíieria lo '[ue temían c|iir auiii)iie ella entonces ao -e responder á las pregantaa riesen , tenia viva y cierta 3f donde se podía inferir ijqb bein , r.uya sin igual herino- brian llegado á sus oidoí co- I ciudad; pero ya en no ba^ c hallaban culpado», de La seria bien diaaulparse con unlo que eniró en su poder. eslo s^ culpaban, pui oeiiciade la ñl'ouí rceíú digna de on , y aeordá- i-atida" umildemenle osp.is a. pues va lo u h:fo. hesu. Isabela á la iBo vBtde acu- da de oro, tomadas sde j erlas, v toda orlas: ollar y'ciutu- mos cabellos l.irE'.s entretejidos I M tro a8 la miraban. Iban con ella Clotal- '1 do, y su muger, y Ricaredo en la carroza, y * •í Gaballo machos ilaslres parientes sayos. Toda es- Jj ta honra qaiso hacer Clotaldo á sa prisionera ^ por obligar á la Reina la tratase como á esposa ^ de su hi)o. Llegados pues á palacio j á ana graa sala dando la Reina estaba , entró por ella Isabe- la , dando de sí la mas herdiosa maestra , qae pudo caber en humana imaginación. £ra la sala grande y espaciosa, y á dos pasos se quedó el a- compaSiamiento, y se adelantó Isabela y y como quedó sola , pareció lo mismo que parece la es* trella ó exhalación que por la región del fuego en serena y sosegada noche suele moverse , ó bien ansí como rayo del sol que al salir del día, por entre dos montabas se descubre : todo esto pareció , y aun cometa que pronosticó el incen- dio de mas de un alma de los qae allí estaban á quien amor abrasó con los rayos de los hermosos ^ soles de Isabela. La cnal llena de humildad y cor- tesía se fué á poner de hinojos ante la Reina y en lengua inglesa le dijo: dé V. M* las manos S á esta su sienra qae desd»hoy mas se tendrá por «eRora , pues ha sido tan venturosa que ha llega- do á ver la grandeza vuestra. Estovóla la Reina mirando por on buen espacio, sin hablarle pala- bra, pareciéndole, como despaes dijo 4 su cama- rera , que tenia delante un cielo estrellado^ cuyas estrellas eran las muchas perlas y diamantes que Isabela traia , an bello rostro y sas ojos el sol Y la luna , y tod^ ella una nueva marasvilla de hermosura. Las damas que estaban con la Reina quisieran hacerse todas ojos , porque no les qne- dase cosa por mirar en Isabela : cual alababa la Tive%a de sus ojos , cual el color del rostro^ fual / fli. II ■ -. 1 di C8 la espaU ^y^*-^ ^outeuia el 1 pues que pasu aiguii tautu la suspensión sa, haciendo levantar á Isabela le diJ4 me eo español , doncella, que yo le euti y gustaré dello ; y volviéndose á Clol Clotaldo, agravio me habéis hecho c este tesoro tantos años ha encubierto , tal qnc os habrá movido á codicia : ol ' lais á restituírmele, porque de derert Señora, respondió Clotaldo : mucha lo que V. M. dice : conGeso mi culpa haber guardado este tesoro á que estu' perfección que conveuia para parece ojos de V. M. y ahora que lo está , pf erle mejorado, pidiendo licencia á V.IN Isabela fuese esposa de mi hijo Rica re ros , alta Magestad , en los dos f odo r do daros. Hasta el nombre me contení dio la Reina, no le faltaba mas sino Ih hela la española , para que no me qur de perfección que desear en ella , pen Clotaldo , que se gue sin mi licencia prometida á vuestro hijo. Asi es verd; Tcspundió Clotal'lo; pero fué en con los muchos y rebvadoi servicios que pasados tenemos hechos á esta rorona r/>// de V. M, otras mercedes masdiíin ■^*'^^rsta licencia: cu.nnlo masque a: o^^í-^^ O5ado rai hijo. JNi lo estará , dijo /^■^bela hasta que por >í mismo l< ^^ decir, que no quiero que para e "^^^ Fíjeslros sei vicios, ni de sus p mi «mo se lia de disponer á ser ^Z* por sí esta prenda, que vo ^^ ^ffu^se mi hija. Apenas oyó c COIM. /^ *- si a m :^' rii.'ítellaoR ; I3S des°rariaJ> que tal^B dísmenlos por dichas, que por desventur» : V. M me ha dado nombre de hi)* ! «obre tal prenda qoe ma- ieí podré temer, ó ipie hieQes do podré esperar! Con tanta gracia y donaire decia coanto deria Isabela , qne la Rema se le aficionó en extremo , 3' mandó que se quedase eD lu senicin , v se la para que le eDieltase el modo de Tivir suyo. Ri- r»redo que ae tío quitar la vida en quitarle á Isa- Iicla , esluTo á pique de perder el juicio ; y asi Icm blanda y con sobresalto se Taé í poner de ro- dillas ante la Reina, á quien dijo: para íerrii to á V. M. no es menester incitarme con otros premios , que coa aquellos que mis padres y mis pisados han alcanzado por haber serñdn á cut Reyes; pero pues V. M. gusta que yo la sirra con nuevos deaeoí y pretensiones, querría sabei en que modo, en qoa ejercicio podré mostrar qiip cumplo con la obTigaeion en que Vi M. me pooí. Dos navios respondió laRHna, Ritan para ¡>:irtirse en corso, de loE cuales be hecho (¡ene- 1,^1 ni harón de Lansae , del uno dellos os hago á Viis rapitan; porque la sangre de do reuis me aiC' i.'UT3 que ha de suplir la falla de vuestros a Roí, y advertid i la merced que os hago, pues 02 doy ornsíon en ella á que correspondiendo A qnien sois, sirviendo & vuestra Reina, mostréis el valoi de vuestro ingenio v de vuestra persona , j alean- leis el mejor premio , qne i mi parecer vos mic mo podéis acertar íl desearos: yo misma os seré guarda de Isabela , aunqiie ella da maestras qne su honestidad será sa mas verdadera guarda : ' * con Dios, que pae» áA. í"^ ue vuestras ha I ,ciiiador que tiivi • „aaos amantes , que ( p* .^ ; toa pie u ue sus victorias habia de s gozar de sus aniduas! levántaos Riraref'o , y m rad , si tenéis, ó queréis decir algo áLsabela, po que mañana ha de ser vuestra partida. Besó la manos Ricaredo á la Reina , estimando en mu cho la merced que le hacia, y luego se fué i hincar de rodillas ante Isabela, y queriéndole ba blar no pudo, porque se le puso un nudo en la garganta , que le ató la lengua, y las lágrimas acudieron á los ojos, y el acudió á disimularlas lo mas aue le fué posible ; pero con todo eso no s« pudieron encubrirá los ojos de la Reina, pues dijo : no os afrentéis , Ricaredo , de llorar, ni os tengáis en menos por haber dado en este trance tan tiernas muestras de vuestro corazón, que una cosa es pelear con los enemigos, y otra despedir- ae de quien bien se quiere : abrazad , Isabela , á Ricaredo , y dadle vuestra bendición , que bien lo merece su sentimiento. Isabela que e.st.tba sus- pensa y atónita de ver la humildad y dolor de Ri- caredo que como á su esposo le amaba . no en- tendió lo que la Reina le mandaba, antes ccmen- zó á derramar lágrimas tan sin pensarlo queba- cia, y tan sesada , y tan sin movimiento alguno, que no parecia sino que lloraba una estatua de alabastro. Estos afectos de los dos amantes tau tiernos y tan enamorados hicieron verter lágri- mas á muchos de los circunstantes, y sin hablar «Tías palabra Ricaredo y sin le haber hablado alguna á Isabela, haciendo Clotaldo y los que zyon él veniau reverencia á la Reina , se sa- -t'/" OH de la sala , llenos de compasión, de despe- '^^^ , y de láíírinias. Oued('> Isabela como h'.iér- ■ ^ que acaba de enterrar sus padres, y cou te- '■ ■eñora qaiiiese qaé mndari rea ea que la primera la había criado. £ii Un ae quedó, y de nlli i dos días Ricaredo se hizo á la Tela , combatido entre otroa muchoc di- dua píoaamieatas que te teuiau fuera de ai: era el uiiD coDíiderar que le coaveaia hacer haza- fias que le hicic»eii merecedor de laabelat y el □ tro que no podía hacer uingaua , si había dp res- poaderáau católico ioleulo que le impedia no dpsi^^nvBÍDar la espada contra católicos , y sino U de .s envainaba , había de aer notado de cristiano, ó de cobarde , y todo eato redundaba eo perjuicio de au vida v eo obatácolo de au preteusion. Pero cu üu determinó de posponer al gusto de enamo- rado el que tenía de ser católico , y en su co- razón pedií al cielo le deparasi' or^liones , donds con sHi valiente cumpliese con iser cristiano, de- jando Á lu Reina satisrechn y á Iinbela mereci- da. Spis disB nare^áron los dos nsTÍos con prós- pero viento, aiguieodo la derrota de laaiaUs Terce- ras , paraje donde ouuca faltan ó naves poitugu- eana de lea indias Orientales , ó algnoaa derro- tadas da las Üccídentales. { al rabo de loe leia diaa les dio d.- costudo un recíaimo viento qu# Mediterráneo , donde se lia nía mediodía, el cual viento fuá tan durable y tan recio , que sin de- bó la nave de Rieaiedo de su general , si que navios que se descubría á ío capitana para saber ría eB.bealir a los Ireí ni y antes que á ella lle- ease , vio poner aohra la d^irte negro , llegándose Daban en laaav« claiiue L galiia mayor na estaa- uas cerca, oyó qae lo- 20T I , ú al- guna O' ^ ^ ue Kiuave. v*on fstc sobresalto llegaron -. ^wucise hablar, que uo lo había hecho después que salieron del puerto; die- ron Toces de la nave capitana , diciendo que el capitán Ricaredo pasase á ella , porque el Geut - ral la noche antes había muerto de nua apopie- gía. Todos se entristecieron, sino fué Biraierio que se alegró no por el daño de su General, smo por yer que quedaba éllibre para mandar en los dos navios; que asi fué la orden de la Reioa, que faltando el General, lo fuese Ricaredo, el mal con presteza se pasó á la capitana, donde halló que unos lloraban por el General muerto , y otros 9e alegraban con el vivo : finalmente los unos y los otros le dieron luego la obediencia, y le acla- maron por su General con breves ceremonias , no dando lugar á otra cosa dos de los Ire.s na- vios que habían descubierto , los cuales deí>vKui- dose del grande , á las dos naves se veiiiau. llue- go conocieron ser galeras, y turquescas por las medias lunas que en las banderas traían de que recibió gran gusto Ricaredo , pareciéudole que aquella presa, si el cielo se la concediese, s( ria de consideración ; sin haber ofendido á ningún ca- tólico. Las dos galeras turquescas llegaron ;i rteo- nocer los navios ingleses, los cuales uo traían insi- gnias de Inglaterra, sino de España, por desmen- tir á quien llegase á reconocerlos , y no los tu- viese por navios de cosarios. Creyeron los íi.r- cos ser naves derrotadas de las Indias, v que con facilidad las rendirían. Fuéronse entrando poco á poco , y de industria los dejó llegar Bicaiedo há£\ii tenerlos á gustode su artillería, la cual m;in- ^(* disparar á tan buen tiempo, que con ciiu o ^'^ ^as dio en la mitad de. una de las galeras coix ''• >rita furia . cfiie la abiió por medio toda , diú /• luego á la llanda , y comctiió k itW i piqué «n •! poderse remediar. La otra ga\eTaN\€ndo tan mal ' • suceso, con mucha priesa le dio cabo , y le llevo T á poner debajo del costado del gran navio; pero Kicaredo que tenia los suyos prestos y ligeros y que salian y entraban como si tuvieran remos» 1 mandando cargar de nuevo la artillería, los fué si- guiendo hasta la nave , lloviendo sobre ellos itkr tinidad de balas. Los de la galera abierta asi co- mo llegaron á la nave la desampararon , y con priesa y celeridad procuraban acogerse á la na- ve- Lo cual visto por Ricaredo, y que la galera sana se ocupaba con la rendida » cargó sobre elk con sus dos navios , y sin dejarla rodear ni valer- se de los remos, la puso en estrecho , que los tur eos se aprovecharon ansí mismo del refugio d< acogerse á la nave no para defenderse en ella, si* no para escapar las vidas por entonces. Los cris- ^ tianos de quien venían armadas las galeras, ar Oi raneando las branzas y rompiendo las cadenas mezclados con los turcos, también se acogiéroi á la nave y como iban subiendo por su costado con la arcabucería de los navios los iban tirandc M como al blanco : á los turcos no mas , que á loi cris líanos mandó Ricaredo que nadie los tirase Des la manera casi todos los mas torcos fpéroi muertos , y los que en la nave entraron y por lo cristianos que con ellos se mezclaron, aprove cháudose de sus mismas armas , fueron hecho pedazos : que la fuerza de los valientes cuandi caen , se pasa á la flaqueza de los que se levan tan: y asi con el calor que les daba á los cris tianos pensar que los navios ingleses eran es pañoles, hicieron por su libertad maravillas. Fi nalmente habiendo muerto casi todos los turco algunos españoles se pusieron á bordo del navio y á grandes ^oces llamaron á los que pensábanse 20^ vencimi* iento. Pi lui , que na- vio era ¡aquel! Res] luuie que ( una nave ^ue venia de la ind&a uc r'ortugal , cuigada de es- pecería , y con tantas perlas y diamantes , que valia mas de un millón de oro, y que con tor menta había arribado á quella parte, toda des- truida y sin artillería y por haberla erhado ú la mar la gente enferma y casi muerta de sed y de hambre , y que aquellas dos galeras, que erau del cosario Arnaute Mami, el dia antes la habiau ren- dido , sin haberse puesto en defensa , y que á lo que habían oido decir, por no poder pasar tauta nqueza á sus dos bajeles la llevaban á jorro para meterla en el rio de Larache que estaba allí cer- ca. Ricaredo les respondió que si 'lios pen- saban que aquellos dos navios eran españok-s, se engañaban, que no eran sino de 1^ st fiora Rei- na de Inglaterra cuya nueva dio que pi'i>.-;ii \ que temer á los que la oyeron , pencando < otm» era razón que pensasen que de un hizo Ií.iIjÍhu caido en otro Pero Piiraredo les dij » qt • *'c te- miesen algún daño, y que estuviesen tir¡ I ^ de su libertad, contal que no se pu^iesen en d» len sa. Ni es posible poueruos en ella, rospoLtli* rojí Jorque como se lia dicho, fstc navio no tiene- ^ Ytillería , ni nosotros armas: asi que nos es for "^ ^so acudir á la gentileza y liberaüdiu) de \ ues- ' '^'^ ¿general ; pues será justo que quien no.-> ha li- •y^í^odel insufrible cautivtrio dv los luiros, lie- ^ -^^delante tan gran merced y l)eneíicio , \}uc.- ^ -^^ ^í/M~ék hacer famoso en toda?, las pajtrs. ({ue '^* "" *- níinitas, donde llegare la nueva d('.«,t<« mc- •'^ * /? Vitoria y de su lil>eralidad , n)a,^ t!e no - - ^-^^ porque me [en, y que rriaquet isla batana d« boy ni Ayo, en «lia m lehubeiseido. compa- tosd :lBdo con , el nombre ó e Tabi- lombr» d e crueles , porque num ca dijo Idadcou Uvaleuli ^Hoqutseiiu de l.a- |uel. odalaarti ¡lleriadei UQnaviodesl. isseha lili 1 gfrtU nave portuguesa , sin drja re» el masdel bastí mentó. Lien 1« c c,-resquel de paa V DO lijando la i iémosA Liglaler _ ÍaKa. Nadie oaó couliadecir lo que Ricaredo ha- la propuesto , y algunos le tuvieron por «aliente, y magnánimo y de bneo enleudimieDlo : otros !b juzgaron en sua corsiuaes por mas católico que debía. Hcsuelto pues en esta Rioredo, pasó coa dos alerta y con las cuerdas eucendidas: kalÍ¿ eu la nave easi trescieutaa personas, de las que habían escapado de las galeras: piílio luego el registro de la nave , y respondióle aquel mismo qi.e desde el borde le babló la vez primera, qu« ti registro le liabia tomado el cosario de los buf rsó el torne Bjel á la gr c- ¡, con faerza d < > . F í. <• í: a artillería del pe<{uefio bajn «i im aiHjuí ua- legohaciendo una breve plática á los cristia- J es mundo pasa ral bajel desembarazado^donde ron busti montos en abundancia para mas * ! i y asi como se iban embarcando, dio á ca- QO cuatro escudos de oro españoles que hizo | ' de su navio, para remediar en parte su nc- ^ sidnd cuando llegasen á tierra , que estaba i erca que las altas montañas de Abila, y CaU 1 isde allí se parecían. Todos le dieron mfini- *' racias por la merced que les hacia; y el úl- ^ que se iba á embarcar, faé aquel que por los Ü is habla hablado, el caal lé dijo: por mas ven- tuviera, valeroso caballero i qae me llevaras ^,; igo á Inglaterra, que no que me enviaras á t [Tía, porque aunque es mi patria, y no habrá ^ seis (li.'is ([lie della partí, no he de hallar eu olra cosa que no sea de ocasiones de tristc- / Sí)l('flíi(lrs rnias: sabrás, señor, que eu la ida u trias de mi ca¿a mas de cincuenta mil 2o6 ducado* : lodo lo perdí ; j no hubiera nada, rao no hubiera perdido á mi hija ! tras esta ge- neral deieracia y tan particular mia , acudió la necesidad A fatigarme hasta tanto que do pudién- dala resistir mi mugcr y jo, que es aquella triste que allí está seutada dptermiaaaius. ir- nos á las Indias, comiin refugio de los pobres generosoí, y habiíndonos embarcado en nn aanio de aviso seis días ba , á la salida de Cádiz die- ron con el navio estos dos bajeles de cosarios, y RÍA} or , si ios cosarios no hubieran tomado aqiiH- lla uave portugaesa, qne los entreluvo basta ha- ber sucedido lo que el hsbia Tisto. PreguutúU Ricaredo como se llamaba su hija t Elcspoudióls que Isabel. Con esto acabó de coD6rmarse Kica- redo en lo que ya babia sospechado , que era que el que se lo contaba era el padre de sn querida Isabela; y sin darte algunas nuevas de ella, te di- jo que de muy buena gana llevaria li ¿1 y á su Biugerá Londres, donde poilria ser hallasea nue- vas de la que deseaban; hizotos pasar luego & sn ca]iitana , poniendo marineros y guardas bastan- tes en la uaye portuguesa. Aqnclla - ' ' ' e de las beilad porra Cion y senerí poc forzarte i rogó ¿ los Es qne seofrecif ostrar que mas lao ánimo se m imor que á los ipanoles que en por su buena condi- osttBba liberal, quo Catúíi ■os tuviese) la primera ocaaiou :a libertada los tur- dos.' El vient y largo, con. í''mismo7e'"le ' 0 que daba seü enzó á calmar raostrároo agraderi- 207 Ifta lev 08 ingle- ses qm V a »u A ralidad , diciéndoie que ios lot n dar a^ o en Es- paña de aquel sucesu, y que ot acaso liajiia gale- ones de armada en el puejrto, podían salir en su busca , y ponerlos en aprieto , y en término de perderse, fiien cono' ia Ricaredo que tenían ra- zón, pero venciéndolos á todos con buenas ra- zones, los sosegó; pero mas los quietó el viento que volvió á refrescar de modo , que dándole en todas las velas , sin tener necesidad de amainar- las ni aun de templarlas , dentro de nueve días se hallaron á la vista de Londres, y cuando en él victoriosos volvieron, habría treinta que del fal- taban. No quiso Ricaredo entrar en el puerto con muestras de alegría por la muerte de su general , y asi mezcló las señales alegres con las tristes : unas venes sonaban clarines regocijados , otras trompetas roncas : unas tocaban los atambores alegres y sobresaltadas armas , A quien con señas tristes y lamentables respondían los pífanos: de una gavia colgaba puesta al revés una bandera de medias lunas sembrada : en otra se veía un luen- go estandarte de tafetán negro cuyas puntas be- saban el agua. Finalmente con estos tan contra- rios extremos entró en el rio de Londres con su navio , porque la nave no tuvo fondo en él que la sufriese ; y asi se quedó rn la mar á lo largo. Es- tas tan contrarias muestras y señales tenían sus- penso el íníinílo pueblo que desde la ribera les miraba: bien conocieron por algunas insignias que aquel navio menor era la capitana del barón de Lansac, mas no podían alcanzar como el otro navio se hubiese cambiado con aquella poderosa nave, que en la mar se quedaba; pero sacólos desta duda haber saltado en el esijuife, armado de todas armas, licas y resplandecientes el ya- '^ iUPlIHiJUU.ill leroso RicBtedo, que & pie, ñneííWMr otro Moni»- ? liañamu-nloqur aquel de uuiüuuBrtralle vulgo que le sta;uia , se fué á palacio dornle ya U Reina puesta á uDO> corredores estaba esperando le tro' jeseD la nueTa de lo* naiioa: estaba con U Rei- gU'sa y parecía tan bien cuma a la castellana , auft'it que Elicaredo Itugase, Llegó otro qoe dio la^ nueva» a ta Reina de como [tiraredo venia. Al- biirotúse Isabela, o^endnel nombre de Ricaredo, DOi tiiresoa de su Tenida. Era Ricareüo alto di cuerpo , gentilhombre, y bien jproporcionaflo ; y como venia armado de peto , espaldar, Roia, j braialetes, y escarcelas, con unas armas milane- sas de oure vistas , grabadas, j doradas , pare- riu en rxtremo bien á cuantos le miraban: na lirero de grnu falda de color leonddoi con mueha -diversidad de plumas , terciadas á la valona: la espada ancha, loa (¡roa ricos , las calías i la ei- guizara. Con este adorno , y con el puso briosa que llevaba, algunos hubo que le compararon á Marte, Dios de las batallas, y otros llevados da la hermosura ds íu rostro , dicen que le compa- Tarou á Venus, que para hEieer alguna luirla á Marte de aquel modo ib había disfrazado. En Bn «1 llegó ante la Reina. Puesto de rodillas le dijoi Alta Mageslad , en fuerza de vuestra ventara j en consecución de mi deseo deapnes de haber muerto de una apoplegia el geneml de Lanaac , quedando yo en su lugar, merced i la liberalidad vuestra , me deparó la suerte dos guleraa turques- cas que llevabau remolcando aquella gran nave que uMí se parece: acomelíla , pelearon vuestroi •oldadoa como siempre: ecbíronse á fondo los ba- el uao de Jai nuestroi , , es- ^ uioieg, <{ . a ver ' grandeá^i «^ co uo i que , «nen de la india de I* , la caal pur tor- enta vino á dar en pod«i uc aus turcos que coa ¡ >co trabajo, ó por mejor decir sin niuguuo la ' adiéron , y seguu dijeron algunos portugueses i los que en ella venian , pasa de un iniUoD da 'O el valor de la especería, y otras mercaucias ' i perlas y diamantes que en ella vienen : á nia- [ ina cosa se ha tocado » ni los turcos hahian lie- ¡i ido á ella ; porque todo lo dedicó el cielo, y lo ¡i indé guardar para- V. M. , que con una jova so» " que se me dé , quedaré en deuda de otri«s diez /es ; la cual jova ya V. M. me la tiene promc* a , que es á mi buena Isabela: con ella queda- -ico y premiado no solo deste servicio , cual Z e sea , que á V. M. he hecho , sino de otros I íhos que pienso hacer por pagar alguna parte odo casi infinito que enesta joya V. M . me ofre- Levántaos, Ricaredo, respondió la Rciua y Ime que si por precio os hubiera de dar á la, según yo la estimo no la pudiérades pa- i con lo que trae esa nave , ui cou lo que \ eu las ludias: dóyosla, porque o« •" ^r v\r\mtt£\ olí'* OC /i»»»""' ts Tuestr. > * poi(cí« tomar su euiera paieiiuu, y treu con su güito , porque es discreta , y sabrá ^uiiderar la amistad que te hacéis , qae do la quiero llamar merced, síuo amistnJ ; pocqce me quiero alzar GOD el nombie de quit yo sola puedo hacerle mercede* : idos á descansar, } venidme a tcc maSaoa , que quieto mas particular mente oír que de 10 volunlad ban querido venir i Ter- me, qae *e lo quiero agradecer. Besúlc las ma- nos Riearedo pui las muchas meicedes que le ha- cia. Entróse la Reina en una sala , y las itsmai rodearon á Ricaredo , y una dellas qnt habia to- mado grande amistad con Isabela, llamada h «eñora Tansi , tenida por la mas dist^reta , desen- Ynelta j fraciosa de (odas, dijo á Ricaredo: qos es esto, sefior Ricaredo. que armas son eslat! prn- •ábadei por ventura que Tentad esa pelear convuea- trosenemifoeTpues en verdad que aquí todas somof vuestras amigas, sino es la lefiora Isabela, qca como espaRola eslá obligada á no teneros buena Toluntad. Acuérdese ella, señora Tansi, de te- nerme alguna, que como vo está en su luemariai dijo Ricaredo , yo aé que fa Tolautad será buena, pues DO puede eabrr en su mucho valor, y en- tendimiento, y tara hermosura la fealdad de ser desagradecida. A lo cual respondió Isabela : lettor Ricaredo, pues he de ser TUPstra , á *ot •stá tomar de mi toda la satisfacion que quisíé- redes para recompensaros de las alabanzas que ine habéis dado, y de las mercedes que pensaia hacerme, listas y otras honestas razones pasó Ricaredo con Isabela, y con iat damas, cntr* las cuales había una doncella de pequeña edad la cual no hizo sino mirar á Ricaredo mientrai ■lli «tsTOi atiábale las escarcelat) por Tcr q«e •f u< viesen be x.»j,e]u, iieg u&c a n en ellas, y cuando Sc iiubo ic las damas , dijo : ahora , señ< que debe de ser cosa hermosisii aun entre mugeres parecen bie r mados. Y como sí parecen I re i Tansi , sino n^irad á Ricared( sino que el sol se ha bajado aquel hábito va caminando po todas del dicho de la doncella tada semejanza de Tansi ; y n< radores que tuvieron por impeí venido armado Ricaredo á pal halló disculpa en otros que dije dado lo pvido hacer para mosti zarria. Fué Bioaredo de sus pat rientes , y conocidos con mués amor recibido. Aquella noche rales alearías en Londres por s los padres de Isabela estaban ( do , á quien Ricaredo babia d pero que no les diesen nueva i hasta que el mismo se la dies' la señora Catalina su madre , y ^ y criadas de su casa. Aquella r muchos bajeles , lanchas, y bar /70S ojos que lo miraban , se coi -^^ gran uave, que cu ocho dia -'-^^ mucha pimienta y otras riquí ^^" ue en su vientre encerradas tt ^X dia que siguió á esta noc X-f^ -^^''^ ció, llevando consigo al ^^i Wa. , vestidos de nuevo á 1; ^^ ^ *^>' cz»ue la Reina queria verb *-■ c/í? la Reina estaba en mee «»pe 1. _ BJMt y faTRiEvcr cou icuvi' (uiiiu <■ •! 1 uiiutfiíi, vellida con aqaei mismo Tcstido qa« llevó Ja Tez prími- ra ; mostráodaic no menos bermoM ahoia que eútoDCCS' Los pudres de Isabela qaedároD admi- rados y lospensoa de ver lauta grandeza y biiar- ria juuta. 'Pusieron los ojos en Isabela, y no 1» Conocieron, aunque el corazón, présago del bien pecho un cou sobresalió que les ealrUteciese , sino con an oo sé que de guílo, que ellos no acer- lalian A entenderle. No eoosinlió la Reina que Ricaredo estuviese de rodillas ante ella : aules 1* tizo levantar y eenlar eo una silla rasa que para solo esto allí puesta tenían, inusitada merced pata I la altiva condición de la Reina, y aleono dijo á otro : Ricaredo no se sienta boy sobre la silla que le ban dado , sino sobre la pimienta que él trujo. Otro acodiú , y dijo : ahora se veriGca la tan ptñas.- pues las que ba traído Ricaredo , han ablandado el duro corazón de nuestra Reina. Otro Boudiú, y dijo •■ ahora que está tan bien enEÜlado, mas de dos se atreverán á coirrrle. En efecto de ' aquella nueva bonra que la Reina biio i Ricare- do, tomó ocasión la envidia para nacer en mu* cbos pechos de aquellos que mirándolo estaban í porque no hay merced que el Principe baga á sa privado, qi;e nu sea una lanza que atraviese el corazón del envidioso-. Qoiso la Reina saber de Kícaredo menudameute como babia pasado I« batalla cou los bajeles de loa cosarios: il la contó de nuevo atribuyendo la vitoria á Dios y á lof brazos valerosos de sus soldados, encniecie'ndo- los á todos juntos , y particularizando algunos hechos de algunos, que mas que los otros » ha- bian sG&itUdo, con que obligóá la Reina á bacet >ídíerÓD 1( Í9 iz, y de 1< ^i»» s "-1. Je le eD ellos he visto yn i nte cipal y de yalor. Maonoies ^ue se sen cerca : alzó los ojos Ts&jjtria u iciiar los decían ser españoles y mas de Cádiz , con j o de saber si por ventura conocían á sus pa- iAnsí como 'sábela alzó los ojos , los puso lia su madre y detuvo el paso para mirarla atentamente, y en la memoria de Isabda se ^ snzárou á despertar anas confusas noticias i le querían dar á entender que en otro tiempo habia visto aquella muger, que deUnte te- Su padre estaba en la misma confusión, sin determinarse á dar crédito á la verdad que »jos le mostraban. Ricaredo estaba atentísimo * los afectos y movimientos que hacían las dudosas y perplejas almas , qne tan confusas i. lan entre el si y el no de conocerse. Cooorió ^ nna la suspensión de entrambos f y aun el m :n.»;ÍHabel8, porque con sus zelos ardia , y con su honestidad se abrasaba : y como YÍó que Ricaredo según el parecer de la Reina tenia merecida á Isabela, y que en tan poco tieinpo se le habia de €9lregar por muger, quiso desesperarse, pero antes que llegase á tan infame y tan cobarde rerntálit, habló á su madre , diciéudole pidiese á la Réiná lé diese á Isabela por esposa , donde no , que pensase que la muerte estaba llamando á las puertas de aa vida Quedó la camarera admirada de las razoBW de sq hijo , y como conocía la aspere&a de sn ar- rojada condición y la tenacidad con qno se pega- ban los deseos en el alma , temió qne sos amores habiau de parar en algún infelice suceso. Con todo eso , como madre á quien es natural desear y pro- curar el bien de sus hijos , prometió al suyo de hablar á la Reina no con esperania de alcanzar della el imposible de romper su palabra, sino por no dejdr de intentar romo no salir desahuciada ' de los últimos remedios. Y estando aquella ma* ñaña Isabela vestida por orden de la Reina taq^ Ticamente que no se a revé la pluma á contarlo^ y habiéndole echado la misma Reina al ruello , una sarta de perlas de las mejores que traía la nave , que las apreciaron en veinte mil dorados , y puéstole un anillo de un diamante que se apre- ció en seis mil escudos, y estando alborozadas las demás por la fiesta que esperaban del cercano ^1 TKGtEJ áéMi^xMiéfii^háMkltíitTeTtí mayo' y de Todilías le suplicó sospeúdiese t de Isabela por otros dos días , que a ced sola que su IVlagestad le hiciese por satisfecha y pagada de todas las n por sus servicios merecía y esperaba. la Reina primero porque le pedis ahinco aquella suspensión , que t; mente iba contra la palabra que teni caredo: pero no se la quiso dar la caí que le hubo otorgado que baria lo q tanto deseo tenia la Reina de saber aquella "demanda. Y asi después que alcanzó lo que por entonces deseaba Reina los amores de su hijo , y cora sino le daban por mugcr á Isabela , ó desesperar y ó hacer algún hecho esc qae si habia pedido aquellos dos d dar lugar á suMagestad pensase que á propósito y conveniente para dar medio. La Reina respondió que si s bra no estuviera de por medio, que salida á tan cerrado laberinto ; peí quebrantaria ni defraudaria las espeí caredo por todo el interés del munc /^ puesta dio la camarera á su hijo , el tenerse un punto ardiendo en amor se armó de todas armas, y sobre i -^ conserva que ledió, forzándola que la tomase por ser buena contra taa ansias de corazón que sentía. Pa- co espacio paaó después de haberla tomado , Cuaiído i Isabela se le comenzó á hinchar la len- gua y la garganta , y á ponérsele denegridos los labios, 7 á earODqoecérsele la voz, turbársele los ojos, y apretársele el pecho': todas conoridas se- ñales de haberle dado ven eoo. Acudieron las da- mas á la Reina, contándole lo qup pasaba, y certificándole que la camarera babia hecbo aquel mal recaudo. Ño fué menester mucho para que la Reina lo creyese , y asi íaé A ver á Isabela que ya casi estuba expirando. Mandó llamar la Reina con priesa á sus médicos , y cutanto que tardaban , le hizo dar cantidad de polvos de UDicornío , con otros muchos antidoto» que ItU grandes Principes suelen tener prevenidos para leiantes necesidades. Vinieron los médicoB , isforzáron los remedios , y pidieron i la Rei- ¡emeian a. Mandó i errarla en uu u\ ..«. u , intención de castigai su a, puesto que ella seuisi;uipajjadicienacR4ue natar á Isabela hacia sacrificio al cielo qui- lo de la tierra á una católica , y con ella la $ion de las pendencias de su hijo. Estas tris- nuevas oidas de Ricaredo, le pusieron en tér- los de perder el juicio : tales eran las cosas hacia y las lastimeras razones con que se ¡aba. Finalmente Isabela no perdió la vida , el .quedar con ella la naturaleza lo comutó tejarla sin cejas , pestañas y sin cabello , el ro hinchado , la tez perdida , los cueros le- tados t y los ojos lagrimosos. Finalmente que- tan fea , que como hasta allí habia parecido milagro de hermosura , entonces parecia un istruo de fealdad. Por mayor desgracia tenian que la conocian haber quedado de aquella lera , que si la hubiera muerto el veneno. 1 todo esto Ricaredo se la nidio á la Reina . aiiltoi. FiMlmente la CBln|iroi> í ^K sui padrvB , y Bicaredo !□« U»& i ó dod raeíesen su fealdad, guDO de poder reduci ríe á su f pero al cabo deate tiempo coi viese , determioároa de enviar por U dourella do I tpniaa concertado de casar á Ricaiedo , y esto | ^ si» que él lo supieüe, un dodanJo que la hcrrao- , Enra preflenle de la nueva espaaa hiciese olndac I á su hijo la ya pasada de ;aabsla i á la rual ', ". pensaban enviar a Espafia cuo íua padres, dan- ( dolea taatn habEr v naueías, que recompcnaa- *f' ttSit el punto qné tu qaise, ?ai con Otro e aqnel ifa» tiene su 6n J paradero en el mieato del sensual apetito , que puesto corporal hermosura me cautinó loi senti- is iuAuilas virtudes me eprisioDÍron el al- ; manera que íi hermosa te quise , fea te y para coafirmar esta verdad , dame esa j dándole ella la derecha, y asiéndola ¿1 suya , prosiguió diciendo ; pot la fe cati^- ue mi] cristianos padies me cusenároo, la no está en la entereza que se requiero, lella juro que guarda el Pontífice Roma- e es la que yo en mi corazón confieso , tengo : y por el verdadero Dios que nos endo, te prometo ó Jsabela , mitad de a 1 ] du ser Cu esposo, y lo soy desde lue- tú quieres leraoti^me a la alteía de ser >aedá suspensa Isabela con las razones da lo, y sus padres atónitos y pasmados. Ella } que decir nj kacer otra cosa, que besar i veces la mano ds Ricaredo , y deeirte £ mcirlada con lágrimas que ella le acep- ir 6UV0 y se entregaba por su esclava. Be- carillo en el rostro feo no habiendo teni- as alrevíinientn de llegarse á él cuando V ni urh:i su A y desde su # de la suya, que no muy exper* lamente hablaba la lengua castellana. CalUron todos los presentesy teuiendo las almos pendien- tes dE las razones de Isabela, ella asi conifnEii su cuento ! el cnsl le reduzco yo & que dijo to- do aquello que desde el dia que Clotaldo la robó de Cádiz hasla que .-nlró y toItÍÚ á él Te linbia. sucedido , contando asi mismo la batalla que Hi- caredo había tenida con los tarcos: la liberalidad qae habia atado coa los críitiano) : la palabra entrambó ma« » y mug«r s : laS vas que había tenido ucsuinuei»w ^u ciertas 1 parecer que la pusieron en el término que ian visto de ser religiosa : engrandeció la libe- lad de la Reina , la cristiandad de Ricaredo, i sus padres : y acabó condecir qae dijese Ri- *do lo que le habia sucedido después que sa- le Londres lidsta el punto presente, donde le ve« con hábito de cautivo, y con una señal de er sido rescatado por limosna. Asi es, Rica- >, y en breyes razpues sumaré los inmensos •ajos mios. )espue8 que me partí de Londres por excusar asamiento que no podia hacer con Clistema, ella doncella Escocesa católica con quien ha lo Isahe'a que mis padres me querian casar, undo en mi compañía á Guillarte, aquel page mi madre escribe que llevó «í Londres las /as de mi muerte, atravesando por Francia ué i\ Roma, donde se alegró mi alma y se ilerió lili fe : besé los pies al Sumo Pontífice , fesé miá picados coa el mayor Penitenciero, ilvióine dellos , y dióme los recaudos necesa- que diesen fe de raí confesión, y penitencia, : la reducion que habia hecho á nuestra uni- al madre la Iglesia. Hecho esto , visité los res tan santos como innumerables que hay aquella ciudad santa, y de dos mil escudos tcuia en oro, di los mil y seiscientos á un •//io, que me los libró en esta ciudad sobre * I í\oqai , florentino : con los cuatrocientos rué qu'ídáron , con intención de venir á Es- /w-e partí para Genova , donde había tenido ^s ^nc estallan dos galeras de aquella señoría '■^ xda para Espaua. Llegué con Guillarte mi ^ un lugar que se llama AquapenJtate ^ que li«nc el Pspa , 5 en ittnate»*eri. * P"»"" doüde me apeé , hallé si conde iratíto , mi mort»' ■o e liados disfraiMO J en- cuenii|;o, 1411= tuu cu«i cabinlOiinasporsen curios» iQuep ot ser católico 0 iba i Roí 1 duda que uo me'habia eme e n un aposenttt iado y ealm cuidado Y con delei- de mudarm a posa d. en cerrando la anche : no lo hice aofl, poiq ue el descuida grande qu e noté que udey.oscri.- ["^oCntl."^ rerrc 1 ic bal. . . , HU conocido 1 ceué en mi a puerta, aprrcebimi «padu. e. icomcudéme á Di Oí, y no qaiie acoB- tarmei dnióse mi c riado , y jo iido, mas pi sobretma silla me quedé medio dom ICO después de la media noche me de.pe. parn hacerme dormir ei. íternoiueño . cnatn D pisto leles que como de.p.e.su criados, y pot 11 1, teniendo ya ;iendo al huya- 1 caballos íc ^fiíérc ped de la posada que incipal.ki itérrai criado 1, segí la dijo deapuei íl huésped , deaperlñ 1 ue haa muerto COD lal miedo, que do debió de parar hasta Loa- dres, pnee él fué el que lleTÓ las nueT.ns de mi muerte. Subiérou los de la hosteris, y halli- roume atravesado con cuatro balas, y con muchot perdigonca ( pero todas por parles, que de D¡n- guaa fué mortal la herida. Pedi eonfesioD , y to' dos lus sacrameuloi como Gatólieo cristiano , diéronmelos, coráronme, y no estuve para po- nerme en camilla en dos meses, al caba de ioi «uales vine i Genova , donde no hallé otro pa* 25 A\ 8 yo y otro úú< una pHra que fu es del / la oira donde nosotro. fuéocmos : con eatci seguridad nos embarca mos> navegando tierra á tierra con intención de no en- golfarnos; pero llegando á un parage, que llaman las tres Marías que es en la rosta de Francia , yendo nuestra primera faluca descubriendo, á deshora salieron de una cala dos galeotas tur- quescas, y tomándonos la una la mar, y la otra la tierra, cuando íbamos á embestir en ella nos cortaron el camino,y nos cautivaron :en entrando en la galeota nos desnudaron hasta dejarnos en carnes : despojaron las falucas de cuanto llevaban, y dejáronlas embestir en tierra sin echarlas á fondo, diciendo que aquellas les servirian otra vez de traer otra galima , que con este nombre llaman ellos á los despojos que de los cristianos toman : bien se me podrá creer, si digo que sentí en el alma mi cautiverio , y sobre todo la pérdida de los recaudos de Roma , donde en una caja (le lata los traía; con la cédula de los rail y seiscientos ducados; mas la buena suerte quiso que viniese á manos de un cristiano cautivo es- pañol , que las guardó, que si vinieran á poder de ^os turcos, por lo menos babia de dar por mi Yescate lo que rezaba la cédula, que ellos averi- f/^-^ran cuya era. Trujéronnos á Argel, donde '^lé que estaban rescatando los padres de la •^ , Trinidad : habléles, díjeles quien era, y ^»'/clos de caridad, aunque yo era extrangero '/^íis cataron en esta forma : que dieron por mí ' ^í^ntos ducados , los ciento luego , y los do- ^ ^fs cuando volviese el bajel de la lismona á f''ic^ al padre de la Redempcion que se que- ^^^ Argel empeñado en cuatro mil ducados , '^^ia gastado mas de los que traia; porque á l5S KOVii-jL ¿oda esta misericordia y liberalidad se esliea^tf la caridad destos padres , que dan su libertad por la ageoa, y se quedan cautivos por rescatar los cau- tivos. Por añadidura del bien de mi libertad ba- ilé la caja perdida con los recaudos y la cédula s mostróse la al bendito padre que me babia rescatado y ofrecile quinientos ducados mas de los de mi rescate para ayuda de su empeño. Casi nnafio«« tardó en volver la nueva de la limosna ; y lo que ea este año me pas^, á poderlo contar abora, fuera otra nueva historia y solo diré que fui conocido de uno de los veinte turcos, á que di libertad €K>n los demás cristianos ya referidos, y fué tan agn^ decido y tan bombre de bien qne no quisó des- cubrirme; porque á conocerme los turcos por aquel que babia ecbado afondo sus dos bajdíess y quitádoles de las manos la gran nave de la In- dia , ó me presentaran al gran Tnrco , 6 me qui- taran la vida ; y de presentarme al gran Señor redundare no tener Ubertad en mi 'vida. Final- mente el padre Redemptor vino á España con- migo, y con otros cincoenta cristianos rescatados^» En Valencia hicimos la procesión general, j desde allí cada uno se partió donde mas le plago, con las insignias de su libertad, que son estos há^ hitos : hoy llegué á esta ciudad con tanto deseo de ver á Isabela mi esposa , que sin detenerme 4 otra cosa, pregunté por este monasterio donde me habian de dar nuevas de mi esjposa slo que en él me ha sucedido ya se ha visto s lo qne queda por ver , son estos recaudos para qne se. pueda tener por verdadera mi historia , que tiene tanto d» milagrosa coiíio de verdadera : y luego en di- ciendo esto, sacó de una caja de lata los recau- dos que decia , y se los puso en manos del Pro visor que los vio junto con el señor Asistente, ; no halló en ellos cosa que le hiciese dudar de 1 lala , j mofltrái ireptó ti ]aego , porq s wc ia que lia aTÍ80 desta o e aSíadir níranion á admuMuiuu y y Kjpakitu « espanto» 2ai*e.do dijo que de nuevo ofrecía los quinientos ::ados, que babia prometido. Abrazó el A^^is- ite á Ricaredo y á sus padres de «sábela, y á a , ofreciéndoseles á lodos con corteses razo- >. Lo mismo hicieron los dos señores eclesiás- os, y rogaron á Isabela qne pusiese toda aqu< lia loria por escrito , para que la leyese su stñor Arzobispo, y ella lo prometió. El grapdesilen- > que todos los circunstantes habian tenido , ;uchando el extraño caso , se rompió en dar ibanzas á Dios por sus gran4e8 maravillas , y ndo desde el mayor hasta el mas pequeño el rabien á Isabela , á Ricaredo, y á sus padres, dejaron : y ellos suplicaron al Aí>istente hon- e sus bodas que de allí á ocho dias pensaban cerlas. Holgó de hacerlo asi el Asistente, y de í á ocho dins acompaftado de los mas prinri- les de la ciij(iad se lialló en illas. Por estos leos . V por cslas circuiistaurias los » adres de bola cohiáron su bija , \ lesfaurároii sii lia- •nda , y olla favorecida del cielo v a> udada de 5 mutilas virtudes, á ílesperho las compraron de los htre- -^os de un hidalgo húrgales, que se llamaba xoaudo de CifutnU*¿. 15g te*; • in» iwo ^miA Oí *■• Otwa I» '*^ Esta NoTcla nos podría enuBar caanlo pnede la virtud, y caaalo la hermoiura , paei aiiD basta los misinos enemigas , y ile c el cielo sacar de \as iuavores ajversiila tras naettros major» prorrcbos . r^tf. JL^ DEL LICENCIADO VIDRIERA JtaseANDOSE dos caballeros estudiantes por las riberas del Tórmes, hallaron en ellas debajo de uu árbol durmiendo á un muchacho de hasta edad de once años, vestido como labrador : mandaron á un criado que le despertase : despertó , y pre- guntáronle de adonde era, y que hacia durmiendo en aquella soledad ? A lo cual el muchacho res- pondió : que el nombre de su tierra se le había olvidado, y que iba á la ciudad de Salamanca á buscar un amo á quien servir, por solo que le diese estudio. Preguntáronle si sabia leer? res- pondió que sí , y escribir también. Desa manera , dijo uno de los caballeros, no es por falta de memoria habérsete olvidado el nombre de tu pa- tria I sea por lo que fuere, respondió el mucha- cho , que ni el della, ni el de mis padres sabrá ninguno hasta que yo pueda honrarlos á ellos , y á ella. Pues de que suerte los piensas honrar I preguntó el otro caballero. Con mis estudios , respondió el much acho , siendo famoso por ellos; porque yo he oido decir que de los hombres se hacen los obispos. Esta respuesta movió á los dos caballeros á que le recibiesen y llevasen con- sigo como lo hicieron, dándole estudio de la o nos podría enseilaT cnanto puede lismos enemigos , y de com o sabe e lai mayores adreríídades uuet- ayates proveolioi. 7 i' vELA DEL LICENaADO VIL \ p ASEÁNDOSE dos caballeros estudia riberas del Tórmes , hallaron en ella uu árbol durmiendo á un muchacho dt de once años, vestido como labrador . á un criado que le despertase : desper guntáronle de adonde era , y que hacia i en aquella soledad ? A lo cual el mucl pondió : que el nombre de su tierra s» olvitlíido, y que iba á la ciudad de S á buscar un amo á quien servir, por le diese estudio. Preguntáronle si sabia pondió que sí , y escribir también. Desa dijo uno de los caballeros, no es por memoria haliérsete olvidado el nombre tria I sea por lo que fuere, respondió c cho , que ni el della, ni el de mis pad ninguno hasta que yo pueda honrarlos í á ella. Pues de que suerte los piensas ■c^eguntó el otro caballero. Con mis i - .spondió el much acbo , siendo fai los ; porque y o he oido decir que de los /'¿^^cen los obispos. Esta respuesta rao ^:aballeros á que le recibiesen y lleví como lo hicieron, dándole estuc joe te osa to. Po<:o •ster para que Tomas tuviese el erT)})ite , ) consigo eauuiustante un breve discur- O a a44 . SO , de qae seria liaeno tct á Italia, y Flindei , j otras diversas tierras y paisea ; paca las loen- (■as pe re^na Clones hacen á los hombres diacre- tosj y qiie RU esto á lo tnas largo poJia ^aj^tar tres ó oustro aüos, qoeañadldos á loa poros que el tenia, no serian tantos , qoe impidicscu *ol- Ter á las estudios : y como ai [odo hubiera da juceder á la medida de su gasto , dijo si capi- tán ([ae era contento de irse con él á Italia pe- To habia de ser con condición que no se Labiada sentar debajo de bandera , ni poner en listo de roldado por no obligarse A seguir lu bandera. T aunque el capitán le dijo qne no importaba po- nerse en lista , que ansí gozaría de los socorros y fa^as <{iie á la compañía ae diesen, porque él le daria licencia todas las leces que se la pidiese. Eso seria, dijo Tomas , ir contra mi concitcría y contra la del seAor capitán y asi mas quiero ir Huello que obligado. Conciencia tan escrupulosa, dijo D. Diego , mas es de religiosa que de solda- do j peio como quiera que sea. ya somoa caiaa- Tsdas. Llegaron aquella noche á Antequera , y en pocos días y grandes jornadas ae pusieron don- de estaba la compaTila, ya acabada de hacer, j que comenzaba á marchar la vuelta de Cartagena, alejado ella, y otras cuatro por los lugaies que le venian á mano. Alli notó Tomas la autOTÍdad de los comisarios , la incomodidad de algu~ DOS capitanes , la solicitud de los aposentado- rea , la industria y cuenta de los pagadores , las quejas de los pueblo» , el rescatar de las boletas , las ioíotencias de los bisofios, las pendenciatde los haéspedes , el pedir hagai;es mas de loa necsariosí y GnulnK-ote la necesidad casi preci- sa di: hacer todo aquello que notaba , j mal ta parci-ia. Hablase vestido Tomas de papagayo, re- nunciando los hábitos de estudiante, y [iiisoie A 245 lo de r I'ecir. Los muchos :c^x-^ s Horas de N. Señora, y áuu vjaiciu sin comento, que en las dos faldriqueras llevaba, ulegáron mjis pres- to de lo que quisieran á Cartagena, porque la vi- da de los alojamientos es ancha y varia y cada día se topan cosas nuevas y gustosas. Allí se em- barcaron en cuatro galeras de Ñapóles, y allí no- tó también Tomas Rodaja la extraña vida de aq^ueltas marítimas casas, adonde lo roas tiempo maltratan las chinches , roban los forzados , en- fadan los marineros, destruyen los ratones, y fa- tigan las roapctas. Pusiéronle temor las grandes borrascas y tormentas, especialmente en el golfo de León, ^ue tuvieron dos: que la una los echó en Córcega, y la otra los volvió á Tolón en Fran- cia. En fin trasnochados , mojados,, y con ojeras llegaron á la hermosa y bellísima ciudad de Ge- nova y desembarcándose en su recogido m.indra- c'he , después de haber visitado una iglesia, dio el capitán, con todos sus camaradas en uua hos- tería , donde pusieron en olvido todas las horas- cas pasadas con el presente gaudeamus. Allí co- nocieron la suavidad del Treviano , el valor del Monte frascon, la ninerca del asperiuo , la crcnero- sidad délos dos griegos Candía y Soma, la gran- deza del de las cinco viñas la dulzura y apacibi- lidad de la señora guarnacha, la rusticidad do la chentola sinque entre todosestosseñores osase pa- recer la bajeza del romanesco. Y habiendo hecho el huésped la reseña de tantos y tan diferentes vinos, se ofreció de hacer parecer allí , sin usar de tropelía , ni como pintados en mapa , sino real y verdaderamente á Madrigal, Coca , Alacjos , v á la imperial mas que Real ciudad, recámara del dios de la risa: ofreció á Esquivias, á Ala- nis, á Cazalla, ú Guadalcanal y la Memhrilla , O 3 246 IÍOVKLa 8Íu qae se olvidase de RibadaTÍa, j deDescar^a- maría. FÍDalmeDie mas yídos nombró el huésped, y mas les dio qoe pudo tener en sus bodegas el mismo Baco. Admiráronle también al buen To- mas los rubios cabellos de las GenoTesas, y la gentileza y gallarda disposición de los hombres, la admirable belleza de la ciudad, qae en aquellas peñas parece qne tiene las casas engastadas co- mo diamantes en oro. Otro dia se desembarca- Ton todas las compafiias que habian de ir al Pia- monte ; pero no quiso Tomas hacer este Tiage , sino irse desde allí por tierra á Roma y á Ñapo- Íes , como lo hizo » quedando de ToWer por la gran Venecia, y por Loreto á Milán y al Pia- m 011 te donde mjo D. Diego de Taldifia qne le bailaría, si ya no los hubiesen llerado á FÚndca Fe^^n se decía. Despidióse Tomas del capitán de allí á dos dias , y en cinco llegó á Florencia, ha- biendo yisto primero á Lnca, ciudad pequefla , pero muy bien hecha, jr en la que mejor qne en otras partes de Italia son bien yisto y agasajados los españoles. Contentóle Florencia en extremo asi por su agradable a8tento,como por su bmpie- 7.a, sumptooso8edi6cios, fresco rio y apacibles ca- lles: estuvo en ella cuatro diasyloegose partió á Roma reina de las ciudades, y señora delmundo, Visitó sus templos, adoró sus reliquias, j admi- 1 ó su grandeza ; y asi como por las ufl^i . del león se liene en conocÍBiiento de, su gHHide- za y ferocidad , asi éi sacó la de Robm por sos despedazados mármoles y medias y ente- ras estatuas , por sus rotos «icos y derrÜMdas termas , por sus magm'ficos pórticos , y anfi- teatros grandes , por sus famoso y santo rio que siempre llena sus márgenes de agua , y fas beatifica con las infinitas reliquias de cuerpos de mártires qoe e& ellas tuTiéion sepultura : por 247 sus pac irando unas á otras m 3 el nombre eoLran autonuau suurc tuuct» las %*%, «as otras ciu- dades del mundo: la vía Apia, la Flamiuia , la Julia, con otras deste jaez Pues no le admiraba menos la división de sus montes dentro de sí misma: el Celio, el Quirinal,y el Vaticano, con los otros cuatro cuyos nombres manifiestan la grandeza y mageslad romaila. Notó también la autoridad del colegio de los Cardenales, lamages- tad del Sumo Pontífice , el concurso y variedad de gentes y naciones. Todo lo miró, y notó y puso en su punto. Y habiendo andado la estación de las siete iglesias , y confesádose con un pe- nitenciario y besado el pie á su Santidad, lleno de agnusdeis y cuentas, determinó irse á Ñapó- les , y por ser tiempo de mutación , malo y da- ñoso para todos que en él entran ó salen de Ro- ma como hayan caminado por tierra , se fué por mar á JN apeles, donde á la admiración que traia de haber visto á Roma, añadió la que le cansó ver á Ñápeles , ciudad á su perecer y al de to- dos cuantos la han visto, la mejor de Europa, y aun de todo el mundo* Desde allí se fué á Sici- lia y vio á Palermo, y después á Mecina: de Paler- mo le pareció bien el asiento y belleza : y de Mecina el puerto : y de toda la isla la a- bundancia , por quien propiamente y con ver- dad es llamada granero de Ualia. Volvióse á Ñapóles y á Boma, y de allí fué á N. Señora de Loreto, en cuyo santo templo no vió^paredes ni murallas , porque todas estaban cubiertas de muletas, de mortajas, de cadenas, de grillos, de es- posas de cabelleras, de medios bultos de cera, y de pinturas y retablos que daban maniíiesto indicio de las innumerables mercedes, que mucbos hal)i- au recibido de la mano de Dios por intercesioa 3!48 NOTEIA de su divina Madre , que aquella sacrosanta ima- gen suya quiso engrandecer y autorizar con mu- chedumbre de milagros en recompensa de la devoción que le tienen aquellos que con seme- jantes doseles tienen adornados los muros dé sa casa. Vio el mismo aposento y estancia donde se relató la mas .alta embajada y de mas importan.» cia, que vieron y no entendieron todos fos cie- los , y todos tos ándeles y todos los moradores de las moradas sempiternas. Desde allí embar- cándose en Ancona , fué á Venecia , ciudad, que á no haber nacido Colon en elmunda, no tuvie- ra en él semejante : merced al cielo y al grai» Hernando Cortes , que conquistó la gran Méjico para que la gran Venecia tuviese en alguna ma- nera quien se le opusiese* Estas dos famosas ciu- dades se parecea en las caUcs que son todas de agua : la de Europa admiración del mundo an- tiguo: la de América espanto del mundo nuevo. Parecióle que su riqueza era infinita, su gobi- erno prudente, su sitio inexpugnable, su abun- dancia mocha , sus contornos alegres , y final-^ mente toda ella en sí y en sos partes digna de la fama , que de su valor por todas las partes, del orbe se extiende , dando causa de acreditar mas esta verdad la maquina de su famoso arse- nal , que es el lugar donde se fabrican tas gale- ras con otros bajeles que no tienen número. Por poco fberan los de Calipso los regalos y ^sa- tiempoa que halló nuestro curioso viagero en Ve- necia , pue& casi le hacian olvidar de su primer intento. Pero habiendo estado un m%8 en elta, por Ferrara , Parroa y Plasencia volvió á Milán, ofi- cina de Vulcano , ojeriza del reino de Franci» , ciudad en fin de quien se dice, que puede decir y hacer, haciéndola magnífica la grandeza suya, y de su templo ; y sa maravillosa abundancia de 249 todas 1f lecesarias. Desde a mpo que otro día lUianvMitwa 1 .btw.w A j . Fuü muy bien recibido de su aquigo el capnao^ y cu su. compañía y camarada pasó á Flándes , y llegó á Ambéres , ciudad ao menos para maravillar , que las que habia visto en Italia. Vio á Ganle y á Bruselas , y vio que todo el pais se disponia á tomar las armas para, salir en campaña el vera- no siguiente : y habiendo cumplido co.m el des^o que le movió á ver lo que habia visto, determi- nó volverse á España y á Salaurianca á acabar sus estudios; y como lo pensó Lo puso luego por obra con pesar grandísimo de su camarada que le rogó al tiempo del despedirse, le avisasi? de su salud, llegada, y suceso.. Prometióselo ansí co- mo lo pedia, y por Francia volvió á España sin haber visto á raris por estar puesta en armas. En fin llegó á Salamanca, donde fué bien recibido de sus amigos, y con la comodidad que ellos le hicieron prosiguió sus estudios hasta graduarse de Licenciado en leyes. Sucedió que en este tiempo llegó á aquella ci- udad una dama de todo rumbo y manejo. Acu- dieron luego á la añagaza y reclamo todos los pájaros del lug^r, sin quedar vademécum que no la visitasi*. Dijéronle á Toncas que aquella dama decia que habia estado en 'talia y en Flándes , V por ver ¿i la conocía fué á visit.irla, de cuya visita V vista quedó ella enamorada de Tomas : y él sin echar de ver en ello , sino era por facrzd. y llevado de otros , no quería entraren su casa. Finalmente ella le descubrió su voluntad, y le ofreció su hacienda. Pero como él atendía mas á sus li])ros, que á otros pasatiempos , en ningu- na manera respondía al gusto de la señora , la cual viéndose desdeñada y á su parecer ahorre- plil limtodeiQídesct » i V asi aconsejada de una :ill¿toIedaDo dio «Tomas i desloa que llaman hechizos, creyendo que Uá¡ iba con que le foriaae In voluntad á quereí' la,c orno si huhiese ea el mundo hierbas, encan- los, D¡ palabras cuficie utes á Tonar el libre albe- drio : y asi los que d, ineslas bebidas, ó comi- das airatoHai, se llaman veneficios , porque no ei o trarosaloqueba' :en,s.nodarvenenoáqu.- CD 1 as loroa, como lo tiene moslrado la eipeti- «n<¡a eii m.^cba, y ci¡ reriasoeafiones. Comió en ua mal pnnlo Tomas el membrillo que al ra». npDtu comcnió á hct ir de pie y de mano co- si tuviera alfrree la j sin volver en si es- tuv( , muchas lioiBs, al . cabo de las cuales vol- Tiri como atontado, y dijo ron lengua turba- da y tarlamuita que i in membrillo que había co- míd ole habiamacrlo , y declaró quien se lo ba- ],¡0 dado. La justicia que tuvo noticia del caso íu^ á bascat la malee horsi pero ya ella viendo lal suceso, se habia o ra- en loa cuales leaecó j se puso como suele derir- >e en los bueíos, y mostraba tener turbado! lodos los seolidog i y aunque le hicieron los re- medios posibles, loío le sanáronla enfcrmedail d que al vestirse rílgun vestida estrc» h > uj ■jiir.brase ; v asi le dieron una ropap.udí v camisa muy anelia , que él ^e Vislió cjii ho tiento y se cinó con una cuerda i\c: lou ; no quiso zapólos eu ninguna mane- WXkMta. ra , y el orden qne iuto para qae le diesen de comer sin que á él llegasen ; fué poner en la pan- ta de una yara ana vasera de orinal en la cual le ponian alguna rosa de fruta , de las que la sa- zou del tiempo ofrecía : carne ni pescado no lo quería , no bebia sino en faente ó en río y y es- to con las manos: cuando andaba por las calles, iba por la mitad dellas , mirando á los tejados temeroso no le cayese alguna teja encima , y le quebrase : los yeranos dormía en el campo á cie- lo abierto , y los inviernos se metia en algún me- sen , y en el pajar se enterraba basta la gargan- ta; diciendo que aquella era la ma# propia y mas segura cama que podían tener los hombres de yidrío: cuando tronaba, temblaba como un azo- gado , y se salía al campo , y no entraba en po- blado basta haber pasado la tempestad: tnyiéron- le encerrado sus amífos mucho tiempo ; pero yíendo que su desgrac^i pasaba adelante, deter- minaron de condecender con lo que él les pedia que era le dejasen andar libre, y asi le dejaron, y él salió por la ciudad , cansando admiración y lástima á todos los que le conocían* Cercaron* le luego los muchachos : pero él con la vara los detenía, y les rogaba le hablasen apartados , porque no se qnebírase, que por ser hombre de yidrío era muy tierno y quebradizo. Los mu« chachos , que son la mas traviesa generación del mundo , á despecho de sus megos y voces le co- menzaron á ti^r trapos y aun piedras, por yer si era de yidrío como él decía ; pero él daba tan- tas voces , y hacia tales extremos que moría á los hombres á f{ue ríftesen y castigasen á los mn- chachos , porque no le tirasen. Sus nn dia, que le fatigáion mucho, se volvió á ellos, diciendos I que me queréis , mnchachos, porfiados como moscaS; sncios como chinches , atreyidos como ]^iilga8? L estacho de Rom »tOsytejasf Por oírle reñir, y r i r a u , le seguiau siempre muchos, y lus uiuchauuus tomaron y tuvieron por mejoi partido, antes oírle que tirar- le. Pasando pues una yez por la ropería de Sa* lomanta, le dijo una ropera: en mi ánima, señor Tjic.do que me pesa de su desgracia ; pero / que haré> que nopuedo llorar? £1 se volvió á ella , y muy mesurado le dijo: Filias tíierusalem, pío- rate super vos ^ et superfilios vestros. Entendió el marido de la ropera la malicia del dicho, y dí- jole: hermano Lic.do Vidriera ( que asi decía él que se llamaba ) mas tenéis de bellaco , que de loco. No se me da un ardite, respondió él, co- mo no tenga nada de necio. Pasando un día por la casa llana y venta común, vio que estaban á la puerta della muchas de sus moradoras, ydi* jo que eran bagages del ejército de Sigarrar de aii padre, porque me azota muchas vt(HS. Y respon- dióle: advierte, niño, que los azotes que los j>a- dres <'an á los liijoá, honran , y los del veidu Tomo i. p arreo tan. Estando á U'pnerta d« ñiia if>lem que no estaba en tan buenu opinioo como el pri- meto , y el Lie."' dio grandes voces al labrador dicieudo i esperad , Doioiiigo, » que pníe el sá- bado. De los maestros de escuela decía que eran dirlxiios , pues trataban siempre cuu ángeles di- chuslAÍmos , si los angelitos au futran mocosos. Otro le preguntó , que que le parecía de lafi al- cahuetan I Respondiu que no lo eran lae aparta- La nueva de su lacura , y de sus respuestas 7 díclios 9D exleudiú por toda Castilla, y llegan- do á noticia de un príncipe, ó seflor que estaba en la corte, quisa curiar por él , y eucargóselo i un caballero amigo sujo que estaba en Sala- manca que se U enviase, y topándole el caballero un día , le dijo : íepa el feílor Líc.di' \ idriera , que un groo personage de la corte enTÍa por él. A lo cual respondió: vuesa merced me excuse con ese señor, que j'o no soy bueno para palacio, por- que tengo vcrgiienia , y no sé lisonjear. Con to- TÍÓ ala corte , y para él des ; pus» edras , y entre paja puestos algunos vidrios, por- -que 9e diese a entender que como vaso de vidrio Je llevaban. Llegú í Valladolid 1 entró de noche, Í des em baña stároute en l.i casa del ecñor que ha- ia enviado por él, de quien fue muy bien reci- 3iido , diriéndole I sea muy bien venido ei seüor lie. I" Vidriera; como ha ido enel camiaol como va de salud ! A lo cual respondió ¡ ningún ca- " " ^ y malo como se acabe, sino es el que sy neatrat , porqae es. Tía á la borca : de salud ti tan enf ílto. Otro dia, ha ^liaias mu- chos neuiies V ui — j.„,ttiu¡í ul . .iatciía , dijo que la .caza de altanería era digna de príncipes y de grandes señores ; pero que advirtiesen , ijue con ella echaba el gusto censo sobre el prove- cho á mas de dos mil por uno. La caza de lie- bres dijo que era mas gustosa, y mas cuando se cazaba con galgos prestados. £1 caballero i^us- tó de su locura , y dejóle salir por la ciudad de- bajo del amparo y guarda de un hombre que tu- yiese cuenta que los muchachos no le hiciesen mal, de los cuales y de toda la corte fue cono^ cido en seis dias , y á cada paso en cada calle , y en cualquiera esquina respondia á todas las preguntas que le hacían. Entre las cuales le pre- guntó un estudiante, si era poeta I porque le i)a- recia que tenia ingenio para todo. A lo cual res- ponfli(í : hasta ahora no he sido tan necio ni tan venturoso. "So entiendo eso de necio \ venturoso, (lijo el estudiante ; y respondió Vidrieía : no lie sido tan necio , que diese en poeta malo , ni tan venturoso que hava merecido serlo bueno. Preguntóle otro estudiante que en que esiinia cion tenia .i los poetas? Respondió que á la cien- cia en mucha; pero queá los poetas en nin-^tma lleplicáronle , que porque decia aquello? Krs- ])ontlió que del infinito número de poetas (fuo haj)ia , era tan pocos los buenos, que casino jiaeiau número ; y asi como si no hubiese ])üe- tas no los esL¡n)al>a; pero que admiraba v i.vc- rencial)a l.i «ii-ncia de la poesía , j)or(jue cncer- laba en sí todas las ciencias; porque de totla-; sr üirve, de todas se adorna , v pide v sara ;i bi/ Mjs maravillosa;; oJjias , con que llena el ni nudo di' ¡iioverbo, de deleite, v de maravilli. Aña- di«'» mus : vo bien sé en lo que se debe esfiíMar UD buen poeti , porque se me acnerdi de aqaa- llos versoii de Ovidio «jae diceQ. Cura ducurrs /uerunt olim liegumtfiíe poeta: Pritmiaí¡ue arUÍf¡ui magna tatere chiiri, Vatiboi : et ¡argie ¡rrpe daharUur opa. YmeD099e meoWIda la alta calidad de loipoe- fas, pues los llama Plaloo iotérpretes de lo^ dio' ses.j de ellos dice Ovidio . Eít Deu! in nobis , agitante caUícimut ülo. Y [ambien dioe : jit sacri ¡'atei, el divúm cura vocamuf, Eeto fe dice de los hnenoi poetas : que de loa malos, de los churrulleros ¡ que le ha de decii sídu que íoa la idiotez y la arrogancia del mun- do I y afiridió mas ¡ j que es ver á un poeta dea- tos du la primera impresión, cuando quiere de- cir ua soiietu á ulroa que le rodean, las solTat r. en un «onel :¡1ÍD que á noche i hi. un nosequi " drbouü''o7ren'"'. dr l'Z'JTd e caire olroí mil pa , _, -, — _. _.. r-peles moEttien- ,3 V medio rotoa , donde quid» otro millar de metos , sacu el que quiere relatar , ^ a! lio Ib ice con louo meliflua y aircüirado ! si acato lol uc le escuchan , de socarrones ó de i|;Dorautej o se Ie alaban , dice : á vueaus mercedes uo han Dleudido el soneto, úyo DO le be sabido dccir.j 3Í sera bien rccitarleolra vez y que vuessimei» cdes le presleo mas atención, porque en Tsrdail n vtrdad que d soneto lu merece i j yacUaea- Áo \ .aemanes nuef j veri.^w censurar 1 unos ? del ladrar que hact los ca.^viTOS y ueruus á los mastinazos ant guos y graves *- y ^ de los que murmuran tí algunos ilustres y CAuelentes sugetos, donde ret plaiidece la verdadera luz de la poesía , que to mandola por alivio y entretenimiento de sut machas y graves ocupaciones, muestran la divi- nidad de sus ingenios y la alteza de sus concep- tos , á despecho y pesar del circunspecto igno- rante que juzga de lo que no sabe , y aborrece lo que no entiende? y del que quiere que se sienta y tenga en precio la necedad que se encierra de- Bajo de doseles, y la ignorancia que se arrima á los sitiales Otra vez le preguntaron que era la causa de que los poetas por la mayor parte eran pobres ? respondió que porque ellos querían, pues estaba en su mano ser ricos , si se sabían apro- vechar de la ocasión que por momentos traían cu- tre las manos , que eran las de sus damas que to- das eran riquísimas en extremo , pues teníanlos cabellos de oro , la frente de plata bruñida, los ojos (le verdes esmeraldas , los dientes de marfil 'os lahiosde coral, y ^^ garganta de cristal Irans- arente, y que lo que lloraban eran líqni'las perlas; mas que lo que sus })lantas pisaban, por dura ■ este'ril tierra que fuese , al momento producia 7,mines y rosas , que su aliento era de puro am- ar, almizcle, y algalia ;y que todas estas cosas auseñaiesy muestras de su mucha riqueza. Es- !. V otras cosas decía deles malos poetas; que los hnenos siempre dijobien, y loslcvant(') so- • el ruerno de la luna. Vio undia en la hace- de S. Francisco unas figuras piuladas de ma- nano, y dijo que los buenos pintores imíta- la Quturaleza , pero que los malos la vomita- i>5 i,-,8 . iWWCil ■"* han. Arrimóse nn ÍU , t.» gniaisimo lieal» Vorqus no se quebrasí, k la tienla de nn librero, V dijole; tale oficio m«conleDlara mucho, sioo "furra por una falta que liíne. Premunióle el li- brero se la diirse. Respondióle : los melindre* que hacen , cuauda compran un privilegio de on libro , y la baria que hacen á bd autor ai >cbk le imprime á su costa , pues en lugar de mil ] quinientos impiíinen tres mil libros , y caandi et autor piensa que se Tenifea los lujos , se des pachi n los ágenos. Acaeció este mismo dia, qai pasaron por In plaza seis azotado» , y dicieadi el preguii ; al primero por ladrón ; dio grande Toces á los que estaban delante Mi, diciíndoleí apartaos, hermanos , no comience aquella enea ta por alcuna de vosotros: j'caando ti pregonO' ro llegó á decir: al trasero; dijo : aquel porven- tura debe de ser el aador de lo* muchachos. Vt muchacho le dijo : hermano Vidriera , mafianí sacan á azotar á una alcthaeta. Respondióle : (i dijeras que sacabaa A azotar i na alcahuete, en- teu<ia íIos años que Ja pretendía? Y díjole ; parte á eaballu y á la mira de quien la lleva y acompáñale ha.sla salir Je la ciudad, y asi saldrás ron ella. Paso acaso ina vez por delante donde el csti.ba un juez de omisión, que iba de camino á una causa crimi- il, y llevaba mucha gente consigo, \ dos alhua- tes, preguntó quien era? y como se lo dijeron, ]0 : yo apostaré que lleva aquel juez víboras el seno, pistoletes en la tinta, y rayosenlas inos para destruir todo lo que alcanzare su co- pión. Yo me acLíírdo haber tenido un amigo, en una comisión criminal que tuvo, dio una tiijiia t\n c?.ori.il:inle , que excedía cu mu- ' ' -í en go '^onto j debida proporción. Yo le r di qae mejor fuera haberla dado de mane les quitara de aquel trabajo, pues con c ^ tuvieran á c! por juez recto y acertado. ■^ rueda de la mucha gente que como se ha siempre le estaba oyendo, estaba un coi suyo en hábito de letrado, al cual otro le señor licenciado, y sabiendo Vidriera que ^ á quien llamaron licenciado , no tenia ni i J) tulo de bachiller , le dijo : guardaos , com no encuentren con vuestro título los fraile Redempcion de cautivos que os le llevara JJ^ mostrenco. A lo cual dijo el amigo: tratéi bien, señor Vidriera, pues ya sabéis vosqo hombre de altas y de profundas letras. Re dióle Vidriera : ya yo se que sois un Tánt ellas porque se os van por altas, y no las ) « zaÍ8 de profundas. Estando una vez arrim . la tienda de un sastre, viole que estaba mai £ ** bre mano y di jóle : sin duda , señor maesc ^ estáis encaminode salvación. En cylle loveii guntó el sastre j en que lo veo, respondió ^ era \ véolo en que pues no tenéis que hace tendréis ocasión de mentir; y añadió: dead do del sastre qóe no miente, yeoselaé fií cosa maravillosa es . que casi en todoi lof oticio apenas se hallará uno que haga uA fi justo . habiendo tantos que los hagaa pe res. De los zapateros decía que famas \ * oon forme á su parecer xapato malo : poMj cscri- a mu- ;lio coni I üuevas le lo que «^ ««t ciudat pon )i'e to- lo discantaba , y á to .capondia. Jiibie ie dijo ana vez : Vidriera , tsta noche se njuiió tn la sárcel un banco, que estaba condenado ahorcar. !\. lo cual respondió: él hizo bien á darse priesa í morir, antes que el verdugo se sentase sobre él. En )a hacera de S. Francisco estaba un corro de euoveses, y pasando por allí , uno dellos le Ha- ló, diciéudole: llegúese acá el señor Vidriera, y uéntenos un cuento. El respondió ; no quiero , )rque no me le paséis á Genova. Topó una vez ana tendera que llevaba delante de sí una hija ya muy fea, pero muy llena de dijes, de ga- , y de perlas, y di jóle á la madre : muy bien )eis hecho en empedrarla porque se pueda pa- r. Oe los pasteleros dijo que habla muchos s que jugaban á la dobladilla, sin que les lle- n la pena, porque habian hecho el na«'»-* ' s de á cuatro , el de -^ ^ iiiUÉiuu oa rvsuTMy j Tcauuu lauvamarru ucirtT- ■ Si y con todo esto á cada paso fuera del tablado | ra á fe de hijodalgo. Débelo de ser, respondió lo , por que hay muchos comediantes, que son uy bien nacidos y hijosdalgo. Asi será verdad plicó Vidiiera, pero lo que menos ha menes- r la farsa es personas bien nacidas ; galanes | gentiles hombres, y de expeditas lenguas: tam^ \ en sé decir dellos que en el sudor de su cara nan su pan con inllevable trabajo , tomando ntino de memoria , hechos perpetuos gt- nos de lugar en lugar , y de mesón en Ten- , desvelándose en contentar á otros , porque el gusto ageno consiste su bien propio ; tie- ;n mas , que con su oficio no engañan á na- e, pues por momentos sacan su mercaduría á iblica plaza , al juicio , y á la vista de todos : trabajo de los autores es increíble , y su cui" do extraordinario, y han de ganar mucho para le á cabo del año no salgan tan empeñados , .e les sea forzoso hacer pleito de acreedores ; con todo esto son necesarios en la república , mo lo son las florestas , Jes alamedas, y las »tas de recreación, y como lo son las cosas que •nesta mente recrean : decia que había sido opi- on de un amigo sayo, que el qne serria una comedian ta , en sola una servia á' mu- ías damas juntas, como era á una reina, á ana afa. á una diosa, auna fregona, auna paatoni» muchas veces caía la suerte en que nirieía ella á un page y á un lacayo , que todaí ff- s y mas figuras suele hacer una farstnta* Fre* ^Mcrian reducir f 'demos- I a matemáticas que son infafibles, los ; mtoa y pensamientos colérieoy de sus 3S. Con los que se teñían las barbas irticular enemistad ; y riñendo uua nte del dos hombres , que el uno era s , este dijo at castellano , asiéndose irha s que tenia muy teñidas : por istas [jue teño no rosto : á lo cual acudió t : olhay , homen, naon digáis teño, sino :ro traia las barbas jaspeadas y de mu- Dres , culpa de la mala tinta , á quien iera , que tenia las barbas de muladar tro que traia las barbas por mitad blan- ^ as por haberse descuidado , y los ca- cidos f le dijo que proeurase de no *eñir con nadie , porque estaba apare- i | le dijesen , que mentía por la mitad ^l .Una vez contó que una doncella dis- 1 entendida, por acudir á la voluntad ?s , dio el sí de casarse "'"•• dijeron qóe I i% ivmamu ^miámé que le habían mustrado y dauu pur eitposo.Slia replicú que no era, y trujo testigos como el que sus parlres le dieron era un hombre grave y lle- no de canas , y que pues el presente no las te- nia , no era él , y se llamaba á engaño : atúyose á esto , corrióse el teñido , y deshízose el casa- miento. Con las dueñas tenia la misma ojeriza , que con los escabechados , decia taiaravillas de su pcrmafoy , de las mortajas de sus tocas , de sus machos melindres, de sus escrúpulos, y de su ex- traordinaria miseria : amohinábanle sus flaquezas de estómago , sus vaguidos de cabeza , su modo de hablar coa mas repulgos que sus tocas; y fi- nalmente su inutilidad y sus vainillas. Uno le dijo : que es esto , señor Licenciado j que óshe oido decir mal de muchos oficios , y jamas lo habéis dicbq de los escribanos^ habiendo tanto que decir ? A lo cual respondió : aunque de vi- drio, no soy tan frágil que me deje ir conla|corri* ente del vulgo, las mas veces engañado. Paréceme á mí que la gramática de los murmuradores > y el i la, la, la, de los que cantan, son los escribanos; por- que asi como no se puede pasar á otras ciencias^ sino es por la puerta de la Gramática , y como el músico primero murmura que canta, asi los maldicientes por donde comienzan á mostrar lá malignidad de sus lenguas , es por decir mal de los escribanos y alguaciles , y de los otros mi- nistros de la justicia, siendo un oficio él del escribano , sin el cual andaria la verdad por el mundo á sombra de tejados , corrida y mal- tratada ; y asi dice el Eclesiástico : ¿n mariM Dei potcstas hominis est, et super faciemscrihae imponet honorcm. Es el escribano persona pública , y et oficio del juez no se puede ejercitar cómodamente sin el suyo. Los escribanos han de ser libres, y ^ SEL tiCEKCilDO tidbieuí. aGy ■o eiolaroa, ni hijoi de etelaroi, legilintos, no bastardoi, ni de niofima malk raza naciólas ^ furaa de seeteia ñtteliilad, y quenoliaiHii csrii- tura níiituii,. : qnc ni íimlítud . ui vueiiii.'.lad , provecho , ü daño les moverá á DO baccr S!\ olí- escribanos que hay rn España, se lleve eIdtH la cosecha, como sí fueícp cepas de su inu|ut no lo quiero creer, ni eg bien que niaRuiio crea; porque finalmente di^o que re la gr ordcDodas j y que si llevaban demasiados d< chos , también hacían demasiados tuerlos v destos dos extremos podía resultar un mrd que les hiciese mirar por el.... De los algiiar dijo que no era mucho que tuviesen alguuos i luidos, sicudo sil oficio ó prenderte, ó si"-. l.T lMr¡ui]d^i de rusa, ó tenerte ni li s ni i:mu,\.., y roiiuT A tu eusLa. Tiirli.ilu iirj;lii;i liria , c ignotanciíi de los protiiniili rr.i t.-i iiii'jor lierra ¡llespondiú que l.i V:iSiK,le.ii(i.. RepliróidotrcinopreBun! .,Tiu cual os mrj;irlusir! Vnlladolid , • Y rPH,m.i Jui ! de Madrid los extremos ; dolidlos medios. No lo ouliendn, re;> se tu r>reüi>nlal.ai v diju : du .Madrii iiem. A lo ooai oi^^ .tu _ . se la hubiera comido , si acaso es zelosa. De músicos y de los correos de á pie decía que i nian las esperanzas y las suertes limitadas; ] ' que los anos la acabaa con llegar á serlo d caballo , y los otros coo alcanzar á ser músi del Rey. De las damas que llaman cortesanas cia que todas , ó las mas tenian mas de cortei que de sanas. Estando on dia en ona iglesia tío traían á enterrar á un yiejo, á bautizar á un mA< á Telar á una muger, todo á un mismo tiem y dijo : que los templos eran campos de bata donde los Tiejos acaban, los niños Tencen» y mugeres triunfan. Picábale una Tez una abi ^ en el cuello , y no se la osaba sacudir por i quebrarse; pero con todo eso se queiaba.Preg tole ano , que como sentía aquella abispa era su cuerpo de TÍdrio ? Y respondió que aqa ?** abispa debía de ser murmuradora , y que las i gnas y picos de los murmuradores eran ] tantes f desmoronar cuerpos de bronce , no de TÍdrio. Pasando acaso un religioso muy go por donde él estaba , dijoMno de sus oyentes : , hético no se puede morer el padre. Enofóse driera, y dijo : nadie se olvide de lo que dio I •» Espirita Santo : nolite tangere christos meox I subiéndose mas en cólera, dijo : que miraseí ello y y verían que de muchos santos , que pe años á esta parte había canonizado la Iglen puesto en el número de los bienaventurados » i guno se llamaba el capitán don fulano , m «t cretarío don tal de don tales , ni el conde, ■ ques, ó duque de tal parte ; sino fray Diego , 1 Jacinto , fray Raimundoi todos frailes y religio porque las Religiones sonlos Aranjuecesdel ci cuyos frutos de ordinario se ponen en la mesa Dios, Decía que las lenguas de los marmnradi eran ce roen y nenosc c», <[ue á ellas se juMbciu. «urc sros j res decía milagros : decía que lua gariteros eictu públicos prevaricadores, porque en sacando el barato del que iba haciendo suertes , deseaban que perdiese y pasase el naipe adelante, porque el contrario las hiciese , y él cobrase sus derechos. Alababa mucho la paciencia de un tahúr, que estaba toda una noche jugando y perdiendo ; y con ser de condición colérico y endemoniado, á trueco de que su contrario no se alzase, no descosía la I boca , y sufría lo que un mártir de Barrabas. Ala- baba también las conciencias de algunos honrados gariteros, que ni por imaginación consentían que en sa casa se jugase otros juegos , que polla y cientos ; y con esto á fuego lento , sin temor y nota de malsines sacaban al cabo del mes mas barato, que los que consentían los juegos de es- torada , del reparólo, siete y llevar, y pinta en la del puuto. En resolución él dtcia tales cosas , que si no fuera por los grandes gritos que daba cuando le tocaban ó á él se arrimaban , por el hábito que traía , por la eslrerheza de su coinida, por el modo con quebehia, por el no querer dor- mir sino al rielo abierto en el verano, y el in- vierno en los pajares como queda dicho; con que daba tan claras señales de su locura , niui;iiiio pudiera creer sino que era uno de los 4c»as cuerdos del mundo. Dos años ó poco mas duró en esta enfermedad , porque un religioso de la orden de S. Gerónimo que tenia gracia y ciencia particu- lar en bacer que los mudos entendiesíu v en cierta manera hablasen, y cu curar locos, tomó á su cargo de curar á Vidriera, movido de rari- dad, y le curó y sanó, y volvió á su primer jui- cio , entendimiento, y discurso j y asi como lo iierra. Aíoin Wéniéam' se la habiera comiao , si acaso e» «eiosa. De los milsicos y de los correos de á pie decía que te- nían las esperanzas y las suertes limitadas; por- que los anos la acaban con llegar á serlo de á caballo , y los otros coo alcanzar á ser músicos del Rey. De las damas que llaman cortesanas de- cía que todas , ó las mas tenían mas de corteses , que de sanas. Estando an día en ana iglesia tío qae traían á enterrar á un yiejo, á bautizar á un nifto, y á Telar á una mager, todo á an mismo tiempo : y dijo : qae los templos eran campos de batalla, donde los TÍejos acaban, los niños Tencen » y las mugeres triunfan. Picábale una Tez una abispa en el cuello , y no se la osaba sacudir por no quebrarse; pero con todo eso se quejaba. Pregun- tóle uno, que como sentía aquella abispa, si era su cuerpo de TÍdrio ? Y respondió que aquella abispa debía de ser murmuradora , y que las len- guas y picos de los murmuradores eran bas« tautes f desmoronar cuerpos de bronce , no que de TÍdrio. Pasando acaso un religioso muy gordo por donde ¿1 estaba , dijoMno de sus oyentes: de bético no se puede morer el padre. Enojóse Vi- driera , y dijo : nadie se olTÍde de lo que dice el Espíritu Santo : nolite toitgere christos meos^ y subiéndose mas en cólera, dijo : que mirasen en ello , y Terian que de mucbos santos , que pocos años á esta parte había canonizado la Iglesia y puesto en el número de los bienaTenturados , nin- guno se llamaba el capitán don fulano , ni el se- cretario don tal de don tales , ni el conde , mar- ques, ó duque de tal parte ; sino fray Diego , fray Jacinto , fray Raimando, todos frailes y religiosos; porque las Religiones sonlosAranjuecesdel cielo, cuyos frutos de ordinario se ponen en la mesa de Dios. Decía que las lenguas de los murmuradores 269 eran ce roen y nenosci es, <[ue á ellas se ¡%*%tt.au, m^^ s ^^ y ures decía milagros : decía que los gariteros eran públicos prevaricadores, porque en sacando el barato del que iba haciendo suertes , deseaban que perdiese y pasase el naipe adelante , porque el contrario las hiciese , y él cobrase sus derechos. Alababa mucho la paciencia de un tahúr, que estaba toda una noche jugando y perdiendo ; y con ser de condición colérico y endemoniado , á trueco de que su contrario no se alzase, no descosía la boca , y sufría lo que un mártir de Barrabas. Ala- baba también las conciencias de algunos honrados gariteros, que ni por imaginación consentían que en sa casa se jugase otros juegos , que polla y cientos ; y con esto á fuego lento , sin temor y nota de malsines sacaban al cabo del mes mas barato, que los que consentían los juegos de es- torada , del reparólo, siete y llevar, y pinta en la del puuto. En resolución él dtcia tales cosas , que si no fuera por los grandes gritos que daba cuando le tocaban ó á él se arrimaban , por el hábito que traía , por la estrerheza de su coinida, por el modo ron que bebía , por el no querer dor- mir sino al cielo abierto en el verano, y el in- vierno en los pajares romo queda dicho; ron que daba tan claras señales de su locura , ni ii gimo pudiera creer sino que era uno de los 4i»as cuerdos del mundo. Dos años ó poco mas duró en esta enfermedad , porque un religioso de la orden de S. Gerónimo que tenia gracia y ciencia particu- lar en hacer que los mudos entendiesfu v en cierta manera hablasen, y en curar loros, tomó á su cargo de curar á Vidriera, movido do cari- dad, y le curó y sanó, y volvió á su primer jui- cio , entendimiento, y discurso j y asi como lu SémoDe' ■«"«"hubier. c. lau, >i «raso va ..... i. De 1^> miísicua j de lus correos de á pie decid que te- nían las esperanzas y las íTier1t.'£ liiaitad>i); por- que los unos la ai^nbau cun llegar i si^rlo d<^ á caballo , y \os otrna con alraniar á ler músicos del Rey. be las daniasque Uaniaii corlesauní de- cía que tollas, ó las mas lenlan mas de corteses , que de sauan. BsíaaJo un dia en ana iglesia vio que traían á enterrar á ua viejo, a bautizar á un aiíio, j á Telar á una muger, todo i UD mismo tiempo : y dijo ; que tos templos eran campos de bttlulla, donde los viejos acaban, los ninas vencen , y las mugnres Irianfan, Picábale una ves una ahispa ■D el cuello , y no se la otaba sacudir por no quebrarse i pero con todo eso se quejaba. Pregun- tóte uno, que como aeuíia aquella abispa , si era su cuerpo de vidrio ! Y respondió que aquella abispa debía de ser murmuradora, y que las ten- guas y picos de los murmuradores eran bas- tantes (I desmoronar cuerpos de bronce, no que de vidrio. Pasando acaso un religioso muy gordo por donde él estaba , dijo "uno de sus oyentes: de hético no se puede mover el padre. Enojóse Vi- driera , y dijo : nadie se olvide da lo que dice el Espíritu Santo: nolilc Cangere clirittoi uiüíii, y ello , y verian que de muchos santos , que pocos años á esta parte habin canonizado la iglesia j puesto en el Diimero de los bienaventurados , nin- guno se llamaba el rapitan don fulano, ni el se- cretario don tal de don tales, ni el conde, mar- ques, ó duque de tal parte ; sino frav Diego , fray Jacinto , fray Raimumlo, todos frailes y religiosos; porque las Religiones sonlos Aranjuecesdel cielo, cayos frutos de ordinaria se ponen en In mesa de Dios. Decía que laa lengnai de los mormuradoree • « craa que roen ' inen« ^ticts aves, que á ellas ftc .. «^c lus gar ros y tahúres der ia milagros : decía que los , iceros eran públicos prevaricadores, porque en sacando el barato del que iba haciendo suertes , deseaban que perdiese y pasase el naipe adelante, porque el contrario las hiciese , y él cobrase sus derechos. Alababa mucho la paciencia de un tahúr, que estaba toda una noche jugando y perdieudo ; y con ser de condición colérico y endemoniado , á trueco de que su contrarío no se alzase, no descosía la boca , y sufría lo que un mártir de Barrabas. Ala- baba también las conciencias de algunos honrados gariteros, que ni por imaginación consentían que en su casa se jugase otros juegos , que polla j cientos ; y con esto á fuego lento , sin temor y nota de malsines sacaban al cabo del mos nuis barato, que los que consentían los juegos de es- torada , del reparólo, siete v llevar, y pinta eu la del punto. En resolución él dtcia tales cosas , que si no fuera por los grandes gritos que daba cuando le tocaban ó á él se arrimaban , por el hábito que traia , por la estrerjieza de su comida, por el modo con que beliia , por el no querer dor- mir sino al cielo abierto en el verano, y el in- fierno en los pajares romo queda dicho; ron que laba tan claras sefiales de su locura , ninguno udiera creer sino que era uno de los si*c\s cuerdos el mundo. Dos años ó poco mas duró en esta ifermedad , porqne un religioso de la orden de Gerónimo que tenia gracia y rienria particu- r eu hacer que los mudos entendiesen v eii •rta manera hablasen, y en curar loros, toriió u cargo de curar á Vidriera, movido de cari- I, y le 'Miró y sanó, y volvió á su primer jui- , entendimiento , y discurso • y asi como I u vio sano, le vistió como á letrado f le liis^ vo'ver H la corte , aJoade con dar taotas miiestrag de cuerdo, como las liabia dado d* loco, pndi.i usar süoRcÍd, v hücirse r.Miioso por el. Hiiolo asi , v Uamándoie el Lie. '" Ru*da, DO llodaja , toItÍÓ á Ih corle , donde apenas hubo entrado, cuando fué conocido de tos muchachosi mas cuiíndo le viéroD en lan diferente háliito del que solía , no le osiron dar grita ni hacer pre* gunlBi; pero seguíanle, y decían iinos á otros; este tía es el loeo VidHe4'a I n fe qae es ii : ja tÍimk! ruerdo ; pero también puede ser loca bien Tesliilo como mnl vestido: preguntémosle algO| ÍEa])!nmo3 deata confusión. Todo esto oia el icenciado , j callaba , y iba mas confuso V ■iiE>s norrido que Kuaudo estaba sin juicio- l>asó el conocimiento de loa inncliachoa á loa. hombrea.. y antes qaa el Licenciado ilegaas a! patío de loa Consejos , llevaba traa de si nías de docicntaa personas de todas sueltes. Con este arompafiamiealo, que era maa que de on cale- dritiro , llegó al patio, donde te acaLAroD de circundar cuantos en él estaban. El viéndose coa ianlH turba á la redonda, alza la voz, y dijo : i «f "lorea, yo soy el í.ic,rio Vidriera , pero no el ' que Sdlia : soy ahora el LieJ" Rueda : aureaiM y desfjracias que acontecen en el mundo por per- misinn del ciclo . me quitaron el juicio . y las miserirordias de Oioa me la han vuelta : por la< cosas qno dicen que dije cuando loco , podéis consídirrar lia que diré cuando cuerdo : yu aoy gradui^da ea Leyes por Salamanca , adonde «studié coa pobreza y adonde lleié segundo en licenriaa . de do se puede inferir que mas la virtud que el favor me dio el grado que tengu : aquí he venido á eale gran mar de la corte pan abobar y ganar la vida, petoii no nae dejaiij habr¿ 271 ▼enido á por amor de Dios 4i4«. MMv u«g< .' seguí- sea perse- guirme, y que lo que aicaucé por luco, que es el sustento ) lo pierda por cuerdo: lo quesolíaíles preguntarme en las plazas , preguntádmelo ahora en mi casa, y veréis que el qne os respondia liien de improviso*, os responderá mejor de pensado. Escucháronle todos, y dejáronle algunos. Volvi- óse á su posada con poco menos acompañami- ento que kabia llevado. Salió otro dia , y fué lo mismo : hizo otro sermón, y no sirvió de nada. Perdia mucho , y no ganaba cosa , y viéndose morir de hambre, determinó de dejar la corte , y volverse á Flándes , donde pensaba va- lerse de las fuerzas de su brazo , pues no se pe dia valer de las de su ingenio; y poniéndolo en efecto, dijo al salir de la corte : ó corte, que alargas las esperanzas de los atrevidos preten- dientes , y acortas las de los virtuosos ««-nropidos ! sustentas abundante niriite á los f ruhancs íIcsvi r- gonzados, v malas de hambre á los rli^sn» fos verj^onzosos ! Fstodijo, y se fué á Flándes. donde la vida que había comenzado á eternizar por la¿ letras, la arnbó de eternizar por las armas en compañía de su buen amigo el capitán Valdivia, dejando finia en su muerte de prudente y valcii- tísirao soldado. DE LA FUERZA DE LA SANGRE. VJVA nocKe de las calorosas del verano vol- vian de recrearse del rio eo Toledo ud anciuuo hidalgo con su muger^ un niño pequeño, luia Lija de edad de diez y seis años , y uua criada. La noche era clara , la hora las ouce, el camino solo, y el paso tardo, por tío pagar con cansan- cio la pensión que traen consigo las holguras que en el rio ó en la vega se toman en Tolerlo. ( » ii la segundad que promete la nnielia justiria y bien inclinada gente de aquella ciudad, venia ti huen hidalgo con su honrada familia lejos de pensar en desastre que succderles puítiese ; jkio comn las mas de las desdichas que vienen, no s(í piensan, contra todo su pensamiento les sucedió una que les tujhó la holgura, y les dió que llorar muchos anos. Hasta veinte y dos tendría un ca- ballero de aquella ciudad , á quien la riqueza , la sangre ilustre, la inclinación torcida , la Ji- bertad demasiada , y las compañías libres le hacian hacer cosas y tener atrevimientos que desdecían de su calidad y le daban reiujiubre de atrevido. Ksle caballero pues ( que yor ahora por buenos respetos encubrimdo su nombre le llamaremos con el de Rodolfo ( r( u «^Iro cuatro amiíjos suvos , todos m'jzos , lodi s es , y todoí insolentes , bajaba por la nía rursta que el lildalgo subía. Encoutrárc los .los escuaJroaes , d de las oTej^i con el los lobosiy con desbodesta desenvoltura Roi]< y SD9 Gamaradas, cubiertos los roitros , miré li>s de la madre , y de Ja bija , y de U crí¡ Alborotóse el tiejo , y reprochóleí , y afeúle atrerimiento : ellos le respondieron con mué I baria , t eíd desnandarae á lau pasaron i inte. Pero U macha hermosura del rostro habia visto Rodolfo, que era de Leocadia, asi ijiiii-ren qae se llamase la liija dtl liidal memoria, que llevó tras si la voluntad, y pertó en él un deseo de gozarla á peiflr de te los inconrenientes que sucederle pndiesrn : camaiadas, y en oírD inítaiite se tesolriéroi volver y robarla por dar gusto á Rodolfo, . tiempre los ricos que dan en libenle*, hi ' ijuito canonice sas desafueros J cahCqne buenos sus malos gustos i y asi el nacer el propósito, el comunicarle , y el aprobar! el determinarse de robar á Leocadia, y el roT -i casi todo fué en un punto. Puiicroose los ] 1 iueIos en los rostros, y desenvainadas las . ¡ das. votvii^ron, y A pocos pasos alcanzaran I que no habían acabada de dar gracias á £ i que de las manos de aquellos atrevidos le» 1 .1 librado. Arremetió Rodolfo eon Leocadia , ; i giéndola en brazos, dio á bair con ella, ta • no tuvo fuerzas para dtfendem , y el sobre il le quitó la voz para quejarse, y ana la i< ' los ojis, pues desnuvada y sin sentido n • quien la llevaba, ni adonde la llevabau- Di ■ ees su padre, gritó su madrí, lloró lu h( n lúea, arañiiie la criada ; pero ni lasvjL-cs fi üida8| ; ló á coni- I pasión uv lie prove- cho alguno; porque i, iv/ cuuria la soIeda(J liel lugar, y el callado silencio de la noche, y lat» crueles entrañas de los malechores. Fínaimeiile alegres se fueron los unos, y tristes se quedaron los otros. Rodolfo llegóá su casa sinirapediniciito alguno, y los padres de Leocadia llegaron á la suya lastimados, affligidos, y desesperados: cie- gos sin los ojos de su hija, que eran la lumbre de los suyos : solos , porque Leocadia era su dulce y agradahle compañía : confusos sin saber si seria bien dar noticia de su desgracia á la jus- ticia : temerosos no fuesen ellos el principal instrumento de publicar su deshonra. Veíanse necesitados de favor, como hidalgos pobres : no sabian de quien quejarse , sino de su corta ven- tura. Rodolfo entanto sagaz y astuto, tenía \a en su casa y en su aposento á Leocadia , á 1h cual, puesto que sintió que iba desmayada cu- ando la llevaba , la habia cubierto los ojos cou MU pañnelo, porque no viese las calles por donde la llevaba, ni la casa, ni el aposento donde es- taba, en el cual sin ser visto de nadie, á c¿iiisa que él tenia un cuarto á parte en la casa de su padre que aun vivia , y tenia de su estancia Ja llave y las de todo el cuarto ( inadvertencia de padres que quieren tener sus hijos recogidos ) antes que de su desmayo volviese Leocadia, lia ■ bia cumplido su deseo Rodolfo: que los ímpetus no castos de la mocedad pocas veces, ó ninguna reparen en comodidades y requisitos, que nías los inciten y levanten. Ciego de la br/. d( i en- tendimiento, á escuras robó la mejor prenda de Leocadia, y como los pecados de la sensualidad por la mayor parte no tiran mas allá la barra del término del cumplimiento dcllos , quisiera luego Al 17 DE i ^^^^ZA DE LA Van'd "r!** ^* '«« calor» ' f'.?^'go con SD «? "O en Tol , yí-'J» de edad de d?"^""' ««« «ÍB cío i; í •' .'"•«o tardo „'"•''"«» o l'ííisar en dcsac». su honrad., f ■"'.•v¡<í ^ií,r''''"í-i V / d:r" , y todos insolentes , bajaba por la t nía fui'sta que el Iiidalgo subia. Eucoutrárc los i< los inciten y levanten. Ciego de la luz <]{ i en- tendimiento, á escuras robó la mejor prenrla di- Leocadia , y como los pecados de la sensualidad por la mayor paite no tiran mas allá la barra del termino del cumplimiento dcllos , quisiera lue?o 276 ÍBl— Rodolfo , qae de allí se desfipareciera Leocadia , y le vino á la imagiuacion de ponerla en la calle asi desmayada como estaba, y yéndolo á poner en obra, sintió qae volvía en sí , diciendo : adonde estoy desdichada ( que escnridad es esta I qae tinieblas me rodean , estoy en el limbo de mi inocencia , ó en el infierno de mis colpas ? Jesas , quien me toca I yo en cama I yo lastimada ? es- eúchasme , madre y señora mia I óyesme , que- rido padre ? ay sin ventara de mí ! que bien ad- vierto que mis padres no me escuchan, y que mis enemigos me tocan : venturosa seria yo si esta escuridad durase para siempre, sin que mis ojos volviesen á ver la luz del mundo , y que este lugar donde ahora estoy , cualquiera que el se fu- ese , sirviese de sepultura á mi honra , pues és mejor la deshonra que se ignora , que la honra que eslá puesta en opinión de las gentes : ya me acuerdo , que nunca yo me acordara ! que ka poco que venia en la compafiía de mis padrci ; ya me acuerdo que me saltearon : ya me imagino y veo que no es bien que me vean las gentes: ó tu, cualquiera que seas, qué aquí estás conmigo ( y en esto tenia asido . de las manos á Rodolfo ) si es que tu alma ad- * mite género de ruego alguno , te ruego que ya que has triunfado de mi fama , triunfes tambiea de mi vida : quítamela al momento, que no as bien que la tenga la que no tiene honra; mira que el rigor de la crueldad qoe has nsado coa*_ migo en ofenderme se templará con la piedad que usarás en matarme ; y asi en nnmismo piato vendrás á ser cruel, y piadoso. \ Confuso dejaron las razones de Leocadia á Rodolfo, y como mozo poco experimentado ni sabia que decir, ni que hacer, cuyo silencio ad- miraba mas 4 Leocadia, la cual con las manos piéoev ó sombra el qni ^ tba cuerpo Íse l( .M ^t.a, que se le había echo viuieuao con sus paares, caia en la ver- dad del cuento de su desgracia : y con este pensamiento tom* á añudar las razones que los muchos sollozos y; jiros habían interrumpido, diciendo: atrevido mancebo, que de pora edad hacen tus hechos qce te juzgue, yo te perdono la ofensa que me has hecho, con solo que me pro- metas V jures que como la has cubierto con esta escuridad, la cubrirás con perpetuo silencio sin decirla anadie : poca recompénsate pido ile tan grande agravio ^ pero para mi será la mayor que yo sabré pedirte ni tú querrás darme: advierte en que yo nunca he visto tu rostro , ni quiero verle , porque ya que se me acuerde de mi ofen- sa, no quiero acordarme de mi ofensor, ni gu.ir- dar enla memoria la imagen del autor de mi da- ño; entre mí y el cielo pasarán mis quejas, sin |ueror que las ovgael mundo, el cual no ju/.ga lor los sucesos Jas cosas, sino conforme á él se ! asienta en la estimación : no sé como te diiio ■^tas verdades, que se suelen fundaren la cxpe- tncia de njuclios casos y'en el discurso de mu- ios años , no llegando los mies á diez y siete , tr ífo me. doy á entender que el dolor de una sma manera ala y desata la lengua del aílií;i- : unas veces exagerando su mal para que le an: otras veces no diciéndole porque no se le >edien : de cualquier manera que yo calle ó le , creo que he de moverte á que me ere- que me remedies , pues el no creerme sciá rancia; y el remediarme imposihiede tener 1 alii.io: no quiero desesperarme, porque le irá poco el dármele, y es este : mira, no des ni contics que el discurso del tiempo ^.■jS •^ HP ■n t.mpl^ la justa ;ontra t( tengo, mqoie los agrav goinr s? j"". tléiidome J H ROia lo, n, er/,Q tu maW iIl cuenta quera of,-nd to por accideute sin (lar ao"nt ningún hnca disoirso yo la ha r¿ de <|..E ci en e munJo, ó que /i na.:!, r é para s ponm luego n Ib cali ,óálo junto Id igle oí, poriiu e desde 11 í bi u sabr irolver meám raasipe a lambí I. ha. le jura . s que su liero edad prornetian se defendió con las pies, co las manos , con los diente.^ , y con la Icn- ¡tu.t , diciéndnie; haz cuenta, tr.iidor y de- nalmadu hombre, quien quiera qne ceas , qoc loa de qae las f } laqueciéTOUj . c con dia había usado, no tuv, uti^ ^-.iiicipio e un ímpetu lascivo ^ del cual nunca nace dadero amor que permanece , en lugar del u que se pasa, queda sino el airepeutimieu- o menos una tibia voluntad de segundarle, mes y cansado Rodolfo, sin hablar pala- guna . dejó á Leocadia en su cama en su y cerrando^el aposento , se fué á ))uscar á maradas para aconsejarse con ellos de lo acer debia Siutió Leocadia que quedaba encerrada, y levantándose del lecho, an- todo el aposento , tentando las paredes is manos por ver si hallaba puerta por do 6 ventana por do arrojarse : halló la puer- ro bi.n cerrada , y topó una ventana que abrir, por donde entró el resplandor de la an clara qtie pudo distinguir Leocadia las •> <{f unos damascos (j.ie cí aposento ador- : vio qiio era doiarli la ca iia, y fau lira- : compuesta, quemas parecía lechodepiíii- ([iie de algún paríicular 'jaballeio: contó lias y los esri itorit)S , noto la jiñrle donde :ita estaba, v aunque vio pendientes de las i's algunas taSlas, no pudo alcanzai á ver uturas que «on tenían : la ventana era gran- arnerida y guardada de nua gruesa reja; la i. lia á un jardín que también se cerraba aredes alias: diíicultades que se opusieron ntenciou, que do aircqarse á la calb tenia; lo que vio V notó de la rapacidad y ricos os de aquella estancia , le diú á entender Q -i r ( 28o ..«• que el daefio della ¿eoia de ser bomBre princi- pal y rico, y ito como quiera , sino BTentajada' mente: en un escritorio que estaba junto á la ▼ent.ma, vio un crucifijo pequeño todo de plata, el cual tomó y se le paso en la manga de la ro- pa no por devoción ni por hurto, sino llevada de un discreto designio suyo; hecho «esto, cerró la ventana como antes estaba, y volvióse al lecho, esperando que fin tendría el mal principio de su suceso. No habría pasado á tu parecer medía hora , cuando sintió abrir la puerta del aposento, v que á ella se llegó una persona, y sin hablar palabra con un pañuelo le vendó los ojos, y tomándola del brazo la sacó fuera de la estancia , y sintió que vúKia á cerrar la puerta. Esta persona era Rodolfo , el cual aunque habia ido á buscar á sus caraaradas, no quiso' hallarlos . pareciéndole que no le estaba bien hacer testigos de lu que ron aquella doncella habia pasado, antes se re- solvió eu decirles que arrepentido del mal hecho. y movido de sus lágrimas la habia dejado en la mitad del camino. Con rste acuerdo volvió tan presto á poner á Leocadia junto á la iglesia ma« yor, como ella se lo habia pedido, antes que a- maneciese y el dia le estorbase de echarla, y le forzase á tenerla en su aposento hasta la noche venidera, en el pual espacio de tienipo, ni élque* ría volver á usar de sus fuerza^», ni dar ocasión á ser conocido. Llevóla pues Itasta la plaza que llaman de Ayuntamiento , y alH eu voz trocada y en lengua wiedio portuguesa y castellana le di* jo que seguramente podiairse á su catta, porque de nadie seria seguida , y antes que ella tuviese lugar de quitarse el pañuelo, ya él se habia pues* to en parte donde no pudiese ser vi-ito. Qaed:> y llegóse elpunto del parto , y con tanto secreto 284 IVlJVKfjA que aun no se osó 6ar de la parten , nsarpanda este oBcio la madre . dio á la lu% del mundo nn niño de los hermosos que pudieran imaginarse. Con el mismo recato y secreto que habia naci- do; le lleTaron á una aldea, donde se crió coa* tro aAos, al cabo de los cuales, con nombre de sobrino Fe trujo su abuelo á sn casa, donde se cu- aba si no muy rica, á lo menos muy TÍrtuosamen* te. Era el nirlo ( á quien pusieron nombre Luis por llamarse asi su abuelo ) de rostro hermoso, de condición mansa , de ingenio agudo , y en to- das las acciones que en aquella edad tierna podía bacer, daba seAales de ser de algún no- ble padre engendrado , y de tal manera su gracia , belleza, y discreción enamoraran á sus abuelos , que ▼iniéron á tener por dieha la des- dicha de su hija por haberks dado tal nieto. Cu- ando iba por la calle, lloyw sobre él millares dé bendiciones: unos bendecían su bermosora, otros la madre que le habia parido: estos et padre que le engendró, aquellos á quien tan bien criado le criaba. Con este aplauso de los que le cono- cían y no conocían, llegó el niño a la edad de siete años én la cual ya sabía leer latín y romanr ce, y escribir formada y muy. buena letra ¡ por- que la intención desús abuelos era .hacerle vir* tuoso y sabio, ya qne no le podían hacer rico» co- mo si la sabiduría y la virtud no fuesen las ri- quezas sobre quien no tienen jnrisdi^on los la- drones ni la que llaman fortiqla* Sntfedíó pues que un día que el niño fué con un reoaudo de so abuela á una paríenta suya , acertó á pasar por una calle donde habia carrera de caballeros, pú- sose á mirar, y por mejorarse de puesto, pasó de una parle á otra á tiempo que no pudo huir de ser atropellado de un caballo, á cuyo dueño no fue' posible detenerle en la furia de su carrera: pa- 285 80 por ( i> t ten-< didó en .«ugredela cabeza. Apenas e&LO «luuu aui:eaiao , cuando un caballero anciano que estaba mirando la carrera , con no vista ligereza se arrojó de «u caballo , y fué donde estaba el niño , y quitándole de los brazos de uno que ya le tenia , le puso en los suyos , y sin teifer cuenta con sus canas, ni con su autoridad, que era mucha, á paso largo se fué á su casa, ordenando á sus criados que le dejasen, y fuesen á buscar un ci- ruj-ino que al niño curase. Muchos caballeros le siguieron, lastimados de la desgracia de tan her- moso niño, porque luego salió la voz, que el atropellado era í^uisico , el sobrino del tal caba- llero, nombrando á so abuelo. Esta voz corrió de boca en boca has|A que llegó á los oidos de cus abuelos y de su encubierta madre : los cuales certificados bien del caso, como desatinados y locos salieron á buscar á su querido , v pur ser tan conocido y tan principal el caballero i[ne le hahi-i llevado, muchos de los que enrontrárou , luá dijérou su casa , á la cual lleg¿íro»i á tiempo qup ya estaba el uiño en poder del cirujano. El caballero y su mugcr, dueños de la casa, pidié- rou á los que pensaron ser sus padres que no llo- rasen ni alzasen la voz á quejarse , porque no le seria al niño tle niuij^nn provecho. El cirujano que era famoso, habiéndole curado con grandí- simo tiento y maestn'a , dijo qtie no era tan mor- tal la berida, como él al principio liabia temido. En la tnitad de la cura volvió Luis en su arundo, que ba^{a allí había estado sin él, y alegróse eu ver á sus tios, los cuales le preguntaron llorando, que como se sentía ? Respondió que bueno, sino que le dolía mucho el cuerpo y la cabeza. Mandó el medico que no hablasen coa él , sino que le ^S6 KOVíLA dejasm reposar ; hízose ansí, y ni abuelo co- menzó á agradecer al señor de la casa la gran caridad que cou su sobrino había usado A lo cual lespondió el caballero que do tenia que agra- decerle; porque le baria saber que cuando vio al niño caído y atropellado, le pareció que babia TÍsto el rostro de uu bijo sujo» á quien el quería tiernamente, y que esto le movió á tomarle en sus brazos, y traerle i su casa, donde estaría todo el tiempo que la cura dorase, con el regalo que Ifuese posible y necesario. Su muger que era una noble señora, dijo lo mismo, y hizo aun mas encarecidas promesas. Admirados quedaron de tanta cristiandad los abuelos ; pero la madre quedó mas admirada , porque habiendo con las nuevas del cirujano sosegÜAose algún tiinto sa alborotado espíritu: miróSiten lamente el apo- sento donde su hijo estaba, y claramente por ma- chas señales conoció que aquella era la estancia donde se había dado fin á su honra » y principio á su desventara , y aunque no estalw adornada de los damascos que entonces tenía , conoció la disposición della víó la ventana de la raa que caía al jardín, y por estar cerrada á causa del he- rido preguntó si aquella ventana respondía á algún jardin ? Y fuéle respqndido que sí ; ^ero lo que . mas conoció , fué que aqiiella era la misma cama que tenia por tumba de sa sepultara HkY mas que el propio escritorio sobre el otfi estaña la ima- gen que babia traído . se estamPra el mismo lo- gar. Finalmente sacaron á luz la TCfdad de todas sus sospechas , los escalones que ella había oon- tado , cuando la sacaron del aposento tapados los ojos, digo los escalones que había desde alli á la calle, que con advertencia discreta contó ; y cu- ando volvió á su casa dejando á su hijo, los volvió á contar y halló cabal el número: y confiriendo unas 2«7 señales • por ver- dadera u por ex- tenso ci.„--v». « w- i|ue i_ u discreta se informó si el cabáliciu aonde su nieto estaba ha- bia tenido , ó tenia algún hijo -, y halló que el que llamamos Rodolfo lo era, y que estaba en Italia , y tanteando el tiempo que le dijeron que habia faltado de £spaña, vio que eran los mis- mos siete años que el nieto tenia. Dio aviso do todo esto á su marido y y entre los dos , y su hija acordaron de esperar lo que Dios hacia del herido , el cual dentro de quince dias estuvo fu- era de peligro , y á los treinta se levantó , en. todo el cual tiempo fué visitado de la madre y de la abuela , y regalado de los dueños de la casa como si fuera su mismo hijo , y algunas veces hablando con Leocftdia D.^ Estefauia , que asi se llamaba la mugeÁdel caballero , le decia que aquel niño se parecía tanto á un hijo suyo que estaba en Italia , que uinguna vez le miraba qur: no le pareciese ver á su hijo delante. DesLís ra- zones tomó oca¿;i(,u de decirle una vez que se halló sola con ella , las que con acuerdo de sus padres habia determinado de decirle, que fueron estas ú otras semejantes : el dia , señora , que niis padres ovi*ron decir que su sobrino estaba tan nicú parado, creyeron y pensaron que se les habia cerrarlo el cielo , y caído todo el mundo acuestas : imaiTÍnáron que ya les faltaba la lumbre desús ojos V el báculo de su vejez , faltándoles este soljrino á quien ellos quieren con amor de tal manera que con murhas ventajas excede al que suelen tener otros padres á sus hijos mas como decirse suele, que cuando Dios da la llaga, da la medicina, la halló el niño en esta casa y yo en ella el acuerdo de unas mem rinsqueno las podré olvidar mien- tj.'is la vida me duiare : yo, señora , soy nuble; porqu* mil paJrct lo son, y lo Im udo todoi Bt« aatepasados, que con una mediaDÍa de los bieora de furtuua han suitentado lu honra felizmente , doode quiera que hauTÍTido. Admirada j inapama eitaba D.* Elitefania , escuchando ui nionei de Iieocadia, j no po> dia cter aonqne lo *eia (|ue tanta diacrecionpo- dieic cncenorii en tan pocM alioa , poeatoqtM u parecer laJDuaba por de Tcint* poeo t iiienoi, J ñn decirle ni repKcarle pabltra pero todaí )aa que qoiaa decirle, qua T iquellaa que buUron paia conlarle la traTMiira de cu bijo, U deilionin.aaja , al roba, bI cu- brirle loa ojoi , «1 traeiia í uncí apeienta, las ■eRaleí en que había coaocitb Mr aqoel MÍamo que soapecbaba ; para CDjk coaflrmacioa Moi del pecho la imicen del «ruoiBjo qa« lá lu^ia IteTado, A quien dijoi tdj^ll«r, fna ftltl* l«a- tigo de la fuerza que ■« mo U*p , il }pei de la enmienda que a« nu deba bacat i da «Mrim da aquel eierttorío ts lie* j coa yrapóaihi de «aor- daite aicmpre ai «gniTio , na para pedirte ven- ganza del qoa no la pntendo, aiao peraltárteme diein alpm Roninelo BOU qn* llerar en peciaq- cia mi deagracia. Eate niSo ,' laltora , con quien habeit moitrado al extrema de vneatra caridad , ci Tueatro Terdadato nieto; permiiian íui del rielo el haberle atropellado , para que tiai cndo- 1e á vuestra caaa, hallase jo eu ella , como es- pero qoe he da hallar, dúo cLfaiucJio qrie me- jOT convenga con mi dfsreotura . á lo lumoa el medio con qne pueda sobrellevarla. Dicititdo es- to, abrazada con el cruciüjo ravú desmayada rn ' los brazos de Eatefaaia : la cual en fin ', como . muger j noble, en quien la compasión j miierí- cocilin suele ser Un natural como la crueldad en el liODibre, «penea Ttú el dcama^o d« Leocadia, W-iA. UVGHE. ?. f^WMnr'toB rfnifs Serrana Aré iUnUa ÜgrluAt , qne no fui menf ^•roirlsotñ ÉfDi eDcima país ijue Leocí n «i TOlTÍeae. Bstaiido lai dos ii«»ta laancr, tó i entrar el caballero , marido de Estcfa que traía á Ldíiíco de la tnano, y TÍemli tuto de Entefauin , y el desm^^o de Lcoca- pieguntó á gran priesa le dijvsen In cnusa de iiocedia. El DÍño abiaiaba á su madre por rima, y á lu abuela por su bienhechora, y asi no preguutaba , porque lloraban ! Grandes 18, señor, hay que deciros, respondió Es- lía á sil marido, cvya remátese acabará con ros que hagHÍs cuenta que ella desmayada es vuestra, y este niño vuestro nielo. Esla vcr- qiie os digo luc ha dicho cita uíña , y la ha i rulado, y conñtma el rostro de rjite uíSoen :iial entrambos haMnooi visto el de nuestro . Si maa no os derlaraii , señora, yo uo os 'ndo replicó el caballero. En r.utánd<>le s u m ugcr lodo |ue L a.li£ . le había e< lutado i y él lo r Hi^ peí rmision del riel. bosj rda. leroi testigo CousoK 'J. abraíó»L.- orad lía , besó á . y aqu N,ip, Dies . , avisando i su 1 hij. muge le rb osa sobremi. ado casamiento , y tul cual ■No 1 qu< mas i la ca.> a de BUS padres, mos del bu uces.. de su fliaciasa IJ¡. US pl „■ Pilo. Lic- veo A ^ ■,^po les , y HoJl ilfoc ión la golo- si na de goMr tan hermosa mi r, eomo so pa« dre le sigDÍ6caba , de allí á do» liias qur* rüríbió la carta , ofreciéndosele ocasión de cuatro $;ale- ras que estaban á punto de venir á España , te embarcó en ellai con sus dos camaradaty qne aun no le habían dejado , y con próspero -sniDCiO en doce días llegó á Barcelona , j de allí .por la posta en otros siete se poso en Toledo , j .«b- tro en casa de su padre tan galán y tan himano, que los extremos de la gala y de la bisarría es- taban en él todos jantoa. Alegráronse sos padres con la salud y bieuTenida de su hi jo. Sntpettdió" se Leocadia , que de parte escondida le miraba por no salir de la traza , y orden que J).« Sata* fania le había dado. Los «amaradaa de RodoM» quisieran irse áaos casaaloegOy pero no lo coa sintió Estefanía por bajhérlos menester para wm designio. Estaba cerca iPMOcbe, enando BLodol- fo llegó, y entanto qae se adereiaba la aeiia, Bs- tefania llamó aparte los camaradas éi9 so hijo f creyendo sin duda alguna que elloa dahisn da sar |os dos de los tres qoe^Leocadia liaUa diohoqMi iban con Rodolfo la noche «rae knroUfOB, y coa • grandes megos les pidió le, o^esói si se acordar * ban que sa hijo había robaáo H mía mnger tal noche , tantos años había ;^por(ine •! saber la- verdad de esto importaba la hoara y el insirga de todos sus parientes s y eoia talas j tastos am'. carecimientos se lo sopo roffar • y wyjsl w^**|^É les asegurar que de descnbi ffl^^f^kQ BO las; dia suceder dafto alguno , i, RUIoIbflMnAraAl bien de confesar ser Terdím qn^-saa aoal verano yendo ellos dos y otro sadfO coa AMll* fo, robaron en la misma qoa ella seSalaba, éiflM' muchacha , y qoe Rodolfo se había veaido 'eon' ella mientras ellos detenían á la gente da sn fia» milia , qae con Toces la qoerian dmnder , y qat •do á M<<;i Ktiider áÜ l dSBtM d> ■'< M ^e CD lal caao te ^ unEcer ¡ j asi iTmiiió de llevar at cabo aa pEDEHinieD- que faé este. Poco sotes que he aealasea á ar , »f entró en un aposeuCo i solas su ma- cón'Rodolfo J poniéudale iiu retíalo en lai IOS, le dijo ; JO quiero, Rodolfo hijo , il-rte i;uatosii Reua roa tnoetrarte á tu esposa : es- t ¡a verdadero retrata i pero quicfote adver- qae la que le falla -le belleza . le «ubra de lid : es noble, y dUcrela y jopdiaimraeule li- y putfs tu padre j JO leln hcmuí escogido, júrale que es la que te convieui;. Alentamen- airó Rudolfo el retato, y ilijo : si lospinlo- que ordinariaiuenl^Sueleuser pródigos de la ■nosura con loi rottros que Tctrataii , lo lian > lambiCn coa est* , sin duda rrno que el orí- ül dL'l.e ser le misma feíildüd : ii U [<: . s<-no- V in»dre raia , ju-ilo ta v hu''Uo que lui^ hijos dL'icuD ú sus padr«á rDi^uaotJ tes m and ¡icio; 292 de su seganda intención -, paet ywu qne rostro feo , que se ha de tener á toda» horas de- . lante de los ojos , en la sala , en la mesa , y en la cama, pueda deleitar, otra vez digo que lo ten* go por casi imposible : por vida de Taesawerced« madre mia, que* me dé compañera que mé entre- tenga , y no enfade ; porque sin torcer á nnn é á otra parte , igualmente y por camino dtMPMko Hevemos ambos á dos el yugo donde el «tela aot pusiere : si esta seAora es noble , discreta , y nh ca, como vuesa merced dice, no le faltará espofv que sea de diferente humor que el mío s Hnof hay que buscan nobleza, otroe discreción, otroi dineros , y otros hermofora , y yo soy. dettot. últimos ; porque nobleza , gracias «I cielo, jy 4 mis pasados , y á viiir Mdres, qne mt la dtejá» ron por herencia : discScion , como ana flHifer no sea necia , tonta , ó Mba, bAttalo qna ni por . aguda despunte» ni por boba no aprovAcno 3 délas riquezas , también las demia paoMf-M hacoano •star temeroso de venir á ser po&lkRi.tLi^hetmOT aura busco, la helleza quiero no ooft.otci dolf p que con la de la honestidad y bawiiw coatna!» < bres ; qne si esto trae aai ««posa , yo aerfiré á Dios con guiito , y daré Imm» T^es á nía pa- dres. Contentísima quedó anJnaiAw jde la^ razo» nes de Rodolfo^ por halbor coi|oeido por días . que iba saliendo bien con á^ deMOJo x'vApoaot dióle que ella proeuraiia caaaflo ^CTÍ)y ina 9H ám^ seo , que no tuviese pesa MflHlNfe fP^ ^™ ümI deshacerse loa conciertoa , yp^ft^ljillUfU. ti»a» aquella seftora estaban hechoa. AgAifciciÓiel^ B» doifo, y por ser llegada la hora de Oenar, aa|n Leocadia tin «otrar enounotaB con bu mucha hcincstí- 1, üO! venga á honrar esfd mesa, que loa que i .a están todos son mis hijos j-sussurvidoies To- □ esto era triza suya, y de todo lo que había de nacer estaba Brisada y advertida Leocndia. Poco tardóensalír Leocadia, y dai da aila impraiisa y mas hermosa muestra que pudo dar janias com- puesla y natural hermosura. Venia vestida por gro , llovida dfi botones de oro y perlas, ciatu- ra y collar de diamantes : sus mismos rabelloa , que eran lueogos y no de masía da mente rubios , le servían de adorno y tocas, cuja iuvenrioo de lai.os y rizos , y vislumbres de diamantes que con ellos se entretejían , tatbaban la luz de los ojoa que los miraban. Ern Leocadia de üentii disposición y brío: traía de la nano ásnhijo , y deliintc de ella veoinn dos doncellas . nlumliriiu- dola cou dos velas de cera en dos candileros de phita. LeTantárouec todos á hacerla reverencia, como si fuere alguna cosa del cielo, que allí mi- lagrosameute se había aparecido. Nin(;un<>s de loi que allí estaban embebecidos mirándola , parece qoe de atónitos no acertaron á decirle pu- labrti. Leocadia con airosa gracia y ilisrrelB crianza se humilló á todos , y tomándolLi de la mano b^stefania , la sentó junto i si rrontero de Kodolfo. Al niño sentaron junto á ;-u abuelo. Rodolfo que desdo mas cerca miraba la incom- parable belleza de Leocadia , dccia entre sí ■■ si la mitad dcsta hermosura tuviera la que mí ma- dre rae tiene escogida por esposa, tuvíérame yo 6 ir el mas dichoso hombre del mundo. V^il-iiue ios, que es estoque veo! es por ventura algiiniín- gel humano el que estoy mirando ! y en c»ti) se le iba entrando por los ojos á tomar posesión de su 294 KOVELA alma la hermosa imagen de Leoeadia : la coal en tanto que la ceua Tenia , hiendo tamliieri tan cerra á*i sí al/^u^ ya quena mas que á la luz de los oj"3 ron que alguna vez á hurto le miraba, co- juenzó á revolver eu su imaginación lo qae con Kodoifo había pasado : comenzaron á enflaque- cerse eu su alma las esperanzas que de ser so es> poso su madre le habia dado, temiendo que á la coitedod de su ventura , habían de corresponder Jas promesas desa madre : consideraba cuan cer- ca estaba de ser dichosa , ó sin dicha para siem- pre ; V fué la consideración tan intensa y los peii«(jiniento8 tan revueltos » que le apretaron el coijzon de manera, que comenzó á' sudar v á perdcfNe de color en un punto , sobreviniéndole MU dt'smavo que le forzó á reclinar la cabeza en los hiazos de D.*) Estefanía, que como ansí la vio, con turbación la recibió en ellos. Sobresal- táronse todos, Y dejando la mesa, acudieron á remediarla. Pero el que dio mas maestras de sen- tirlo fué Rodolfo, pues por llegar presto á ella tropezó Y caYÓ do^ veces, ^'i por desabrochar- la , ni echarla agua en el rostro volvia ea sí, an- tes el levantado pecho y el pulso , que no se le hallaban, iban dando precisas selkales de su muer- te ; y ia^ criadas y criados de casa, eomo menos considerados, dieron voces, y la publicaron por muerta. Rstas amargas nuevas llegaron á los oidos de los padres de Leocadia, que para mas gustosa ocasión ios tenia D. > Estefanin escondidos. Los cuales con el cura de la parroquia que ansí mismo con ellos estaba ; rompiendo el orden de Estefa- nía, salieron á la sala. Llegó el cura presto, por ▼er si por algunas señales daba indicios de arre- pentirse de sus pecados para absolverla de ellos; y donde pensó hallar un desmayado, halló dos , porque ya estaba Rodolfo puesto el rostro sobre DK LA FUEBí;.! nE LA SiTíGRE. a()5 !tho 3a Leocadia. Diúle la msdrt luf^ar de , á ella llpgate romo i coia qri« había de ser ja; pero ruando viú que tdmhiifD rstab» siu JUtiilu, estuvo A pique de perdrr el suyo, y le perdiera, si uu virra que Hodulfu toruaba en si como Tüliió. rurcidodeque le hubiesen visto liH- como Hdiiins de to quesuhijo^uitia , le dijo; no te roma, liijo, de loa extreiDus i]ue has lirrhu , sino córrete -de loa que uo hicieres, cuanilu se- pas lo que no quiero tenerte mas cnrubifitu, puesto qnu pensaba dejarla hasta mas aleRrc co- yuutura : bus de saber, hijo de mi iilnia , qni Cita desmavada que en los brazoi tengo, es lu ■vetdrideía espoga i llamo vcrdadeía porque va v tu pídre te la teulamoa escogida , qne la dij re- trato es ralsa. Cuaodo eito ovó aodolfo, lleva.lü de lu ainoroao y eDoeadido deaeo , y quitándole el nombre de rspofo todos los estorbos qi.r iii honestidad y deccncin del lugar te podían poner, se abalanzó al rostro ile Leocadia, y juulniido su Per 0 cua ndo mas laj ■ i'-S' ■imas de todo ci«n,y pnr doloi ■ las voces se han ■ y los cabellos y ha rbasdela mu drc del .coradla arri los venian i los griloi . de su hijo p enelí rabsn los ei. J. si Le, vuelta volvió r 1 con les se los bl lento qiia dt babia aeseí azosde ^d ■los liado olfo. perhos de loj >. Hallóse Lee y .,..iiie,a co fuu .s-siíjidreí: Io5,ptro¿l le dijo: no b^ ide ser ansí es bien que pi apa < EatAnia, qna Iiaooadia «« la doncella que ea aa oompalúa aa hijo babia robado i de qna no mano* aaipaM* fMd¿ tiO- dolfo ; r por certificana mai da aflaalla vm> -iaMAMRWAJ loto «alMO d« u que no dudaba , por parecarle ^ma *a« padrai lo tendrían bÍM averigoado. EU^rca^podio ■ eaando KTBCord^ j Tolvf r* ■( á» (AnT deiinaTD i b* lié , leltor , en Taeitma bmaoa ain honra / ponk ya lo doy por bien empkado , pu«9 il volver drf i qne ahora he tenido, anal mistuo me hall t^ cu loa brazoi del de eutoUCM, piro Itourada : y á¡ eita BeKal ao beata, baste la de uua imácvD de un c|M- ciG¡a . que nadie os la puiln ImrUr , Jiuo to: al ' es que por la maflana le ech^plr» luenoi, y kÍ^s el mismo que tiene mi seltora. Voa lo aoil d« i^ aVniBiylo seréis los altos que Dios ordenare , bjak mío i y abrazindola de nueTo, de nnero toIvU- roD tas beodícioitet y patabitfnes qoe les diíron* / dad , prentnló á Iieooadia la diji por donde liniesa ea e^OMMiei / ola cena, y TÍniéron músicos, que para esto es- 3n prevsDÍJoi. Viaifl Rodotfoá >i mismo en él sitidel rostro ieta hijo ; lloraron tas naatroi dos de gnsl» : no qaedA rincoD en toda la I queco fiiFSf^ visitado deliiibilo, del ronteutu. p lí attgrla , y aunque Iti noche Tolaba con ligi;ras y negras aUs, le paiecia á Rodolfo : IflD grande era el deseo de verse i solas roa [uerida espoctf. Llegóse en 6a la llora dene- , porque no hay fia que no le tenga. Fuéroase :os1ar todos, quedú toda la casa cepultuda ea ~ ' ~ el eoal no qaedará la verdad dests olee iráo loe Lr^ descendeacia que ea Toledo dejí viven, esloi doa venturosos despoiados chos y felices años gozaron de il mismos 11)03 , y de sus atrios , permitido todo poi V por la Faena de la Sangre, que iJa en el (nelo el valerosa , ilustre o abuelo de Luisico. ::• -tfí, i. - * V' NOVELA ' ZELOSO EXTREx\IEi\0. INo ha muchos afios que de iin lugar ás F.aitK- blea, el cual como un otro Pródigo par .l¡v«,- caá partes de Eepaüa , Italia y Flúadea aiiuu- YQ gastando siii loa aüQi como la hacienda -, y al ñn da muctias puregriuseioaes mucitoi ya sus padrea y gastado su patrimonio ) tíuo ;i paiar á ¡^"quedaba. Viéndose pucstap falU» d» iliHero^ y aun no eoü muchos amigos, se uco^ió al re- medio a que otros muchos perdidos en nquclln ciudad se acogrn , qu« es >-l pnsarse ¡i las ludias, refugio y amparo de los dcüesf i'rado?> di' £tp;iriii, iglesia de los alzados, salvocunduto de lo^ luiini- cidas, pula v.cubierta délos jufadoresíá quien lla- man ciertos los peritos en enol arle > añajiia ge- neral de inugeres libres, eugario comuti di; mii- clios , y remedio particular de pocoí. Kii fin llegado el tiempo eu que una Hotu s'' po.rlia pa- ra l'ierraF.rme , acomodándose con •■i al.inranle della, aiJírezü su inaUlolage, y su morraja de esparto, y «nibarcámlosu en Cád¡í , .ichanjo la I bendición á España , zarpó la Iluta, y co" ge- neral alegría dicroa las velas al vieDÍO que M.iii- do y próspero $o] m , ei t. en poéas bmotf 1p8 ennibríó la fierk«f, y les desi-uoríó íasanchasy espaciosas llaDurasdel gran padre de las aguas el mar Océano, ba nnestro pasagero peusatívo , re- solviendo en su memoria los muchos y diversos pe- ligros queen los aAosde su peregrinación haiñapa- Á sado, y el mal gobierno queaa todo el discorso do j¡ su vida habia tenido; y sacaba de la cnanta qoo á ai ,\ mismo se iba tomando, ana firme reaolüoion do mudar manera de vida, y de tenar otro «stilo •■ guardar la hacienda que Dios fuese serñdo do darle, y de proceder con mas recato que hasta allí cou las mngeres. La flota estaba oomo eneal^.j ma , cuando pasaba consigo eala tormenta Felii de Carrizales , que este es el nombre' del qnenn.. dado materia á nuestra novela. Tomó'á ioplarel viento f impeliendo con tanta foenuí loa navios , que no dejo á nadie en sus aslenloa/yi-aai le fué forzoso á Carrizales dejar sos imaginaciones , j dejarle llevar de solos los coidados qoe el viago le ofrecía, elcualyiagefuétan próspero, que sin re» cibiralgunievesni-contraste llegávonal puerto do Cartagena : y por eoncloir con todo lo qne no háoÉ á nuestro propósito, digo que la edad qne tenia Fe-' lipe cuando pasó á las indias , seria de eoarenta y. ocho aAos, y en veinte que en ella» estovo» ajudni» do de su inciostria y diligencia alcanzó á tener a^' de ciento y cincuentamil pesos ensayados. Vm dose pues rico v próspero, tocado del natural seo que todos tienen de volver i so patria,^ puestos grandes inten*ses que seJcofrec^.aBy^ jando el Pirú donde habia grangeado tanta cienda, trayéndola toda en barras de oro y fltff' ta , y registrada , por quitar inconveui^nteo •• volvió á EspjHfc ; desembarcó en Sanlo^t llegó á Sevilla taf lleno de aAos romo de ri^e- «as : sacó »üÉ partidas sin zozobras : boscó tm ■ DEL ZEI.0SO RXTnEílEXO. 3 Btnigoa , liillúliu todoi mudtiM: quiso partirse á (u ti«Tra . aiiuque yn había tenido nueyaB que uiugua paricate le había dejadn la miitrle : y li cusudo ilia-s hidias pobre y nuni'StcrmSD, le ibau coiabatÍL-Diío lauchoB pcusa mientas siu dcjiírle soEcg.ir uD punto ee mitad de lai ondaí del mar, no menos aboia eu el sosiego de la tierra le ruiu- balian auuqiie , por difereute cauta, que ai ea- louces uodoriDÍa pur pobre, uo podía sosegar (Je rico ; que taa pesada carga es la riqueza al que uo eilá uiado á traerla ui sabe usar della, rumo lo es la probeta al que i-ontiniio l« licué. Cuida- dos acarrea el oro, y coídados la falta dpi i prru Jos unos se reuiedian con alcauíur algunii mt:- diaoa cantidad , y los oíros se auiuentaa uiicii- traa mas pacte se akania. Coulemplaba Cani- laleíi ea sus barcas no por miserable, ■Tf - s; icienda i tributo, pasaudo e'n Ula lo! n .11.. M 1 veJL'z en quietud y soaii-go, dando i L Ü¡»^ 1< V le poilia , pues Labia dado al mundo i ñus d<: k I"- le dubia 1 por ntrit parle consideraba q ecbc-ía de su pi.lciü era mu.:lia. y la g, p' 11- hlaiico de todas im|inrtuii¡dades qu bi ■essuelpudaralricoque lieneiiporveci lando uo bav otro ei> el lugar á qui. ,u sus mistiiss ; quisiera tener á '[iii JU '1.. dL:,e.i T •■««%«*««•%#««« ^*»««« tan gran miedo , qafe asi se le desbarauíDa y des* hacia , como hace á la niebla el iriento » porque de su natural condición era el mas zeloso hom- bre del mundo , aun sin estar casado , pues COQ solo la imaginación de serlo , le comenzaban á ofender los zelos , á fatigar las sospechas , y á sobresaltar las imaginaciones , y esto con tanta efícaria y vehemencia , que de todo en todo pro- puso de no rasarse. Y estando resuelto en esto , y no lo estando en \o que habia de hacer de su vida, quiso su suer- te que pasando un día por una calle , alzase los ojos y viese á una ventana puesta una doncella al parecer de edad de trece á catorce años , de tan agradable rostro y tan hermosa, qne sin ser poderoso para defenderse el buen viejo Carriza- les, rindió la flaqueza de sus muchos años á los pocos de Leonora , que asi era el nombra déla hermosa doncella; y luego sin mas detenerse , comenzó á hacer un gran montón de discursos , y hablando consigo mismo decia : esta muchacha es hermosa , y á lo que muestra la presencia desta casa no debe de ser nca , y ella es niña , sus pocos años pueden asegurar mis sospechas: casarmehe con ella , encerraréla , liaréla á mis mañas, y con esto no tendrá otra condición, que aquella que yo le enseñare : yo no soy tan yiejo, que pueda perder la esperanza de tener hijos que me hereden : de que tenga dote ó no, no hay pa- raque hacer caso, pues el cielo me dio para to- do, y los ricos no han de buscar en sus matrimo- nios hacienda , sino gusto, que el p^usto alarga la yida, y los disgustos entre los casados la acortan: alto pues, echada está la suerte, y esta es la que _--L ZELOSO EXTETíMEÍO. 5 el cielo quiere que yo tenga. Y oji hecho este 3oU1dc[iiío , no UDa leí, aiuo cienlo , a\ ciiho de síganos dias habló coa tos padrea iId Leonora, y supo como auaqae pobres , eran nobles , v dún- ijoles coEDta de eniuicneion y de la catiilLiil de su persona v bacieada , l«s rogó muy cncareci- damcute le diesen por Rtugei i su hija. ÍLÍ\os\c y que él lambien le f cudria para euleíai se 'er ver- dad lo que de su nobleza le hahiau diebo. Des- pidi¿TOBie , informaTonse las partes , y h.ill.iioii XuüQcra quedó pO[ esposa de Carrir.tli^, li.i: mi- eslaba de abrazado el prcho del irluío vif.ju. El cual apenas dó el sí de esposo , ruando de golpe le emlistiú un tropel de riibiiiio^nlos, y navoves cuidados que jamas h:>bin tenido : y la sa , fue o quer astie ^^v» da hizo sa. h^ilt. dida hi7. iba harrtlci y asi anduvo niiran^to ■r tendría poco mas ó menos fI (all Ti , y hall» una poln- ú ru le di oh osos en haber i:^':: ""'* mj.illa di laf-'tan. i,. ,,B, t~=,hp.,.,.C.,. i [laile, forma. Comptó \«i«i Cin owce iíi«« n barrio prii\c\pa\ ^e la ciudad , qae • ide pie y jardia con muchos naranjos: c»-»" :odas las ventanas que miraban á la calle, y les vista al cielo , y lo mismo hiio de todal otras de* casa : en el portal de la calle; ({oe eE villa llaman rasapnerta , hizo una caballeril^ ira una miila, y encima de ella on pajar y aptf* miento , donde estuviese el que había de corar ella, que fué un aegro viejo y eonncot leTatt- ó las paredes de las azoteas de tal manenif qaa ;l que entraba en la casa, había de mirar aleielo por línea rerta , sin que pudiese ver otra cosa : hizo torno que de la casapuerta respondía al pa- . j| tío : compró un rico meuage para adornar la ca« sa , de modo que por tapicerías, estrados y -dbae* les ricos , mostraba ser de un gran seAort tíom* pro asi mismo cuatro esclavas blancas, y herró- las en el rostro, y otras dos negras bozales : eoil« certóse con un despensero que le trújese y coni- prase de comer , cuo condición qae no dnrinie-> se en casa, ni entrase en ella sino hasta el tornoy por el cual habia de dar lo qne trajese : hecha, esto, dio parte de su hacienda á censo , sitoads^ en diversas y buenas partes : otra poso en el Banco , y quedóse con alguna para lo que se la ofreciese : hizo asi mismo llave maestra pañi to-* da la casa, y encerró en ella todo lo que sneli comprarcie en junto y en sus sazones para lapi visión de todo el añoi y teniéndolo todo asi ade^ rezado y compuesto, se fué á casa de sas i|ior"lj gros , y pidió á so mqger, que se la entrtgitrodl'?/ no con pocas lágrimas, porque les padeció qwm '\ la llevaban á la sepultura. La tierna LeonoMÍ ^\ aun no sabia lo qae le habla acontecido , y uú llorando con sus padres, les pidió su bendicioSf ' | y despidiéndose dellos, rodeada de sos eadafasy fon iHi; tretenidas y ocupadM, «ift\.«l*r logar donde po- nerse á pensar en su enceti«iiDÍcnto. Leonora an- daba á lo igual con sus criadas , y se entretenía en lo mismo que ellas, y aun dio con su simpli- cidad en hacer muñecas, y en otras niñerías que mostraban la llaneza de su condición y la tei' neza de sus añoa^ todo, lo cual era de grandísi- ma satisfacion para el zeloso marido , parecién- dolé que había acertado á escoger la vida mejor que se la sapo imaginar, y que por ninguna yia la industria ni la malicia humana podía pertur- l)ar su sosiego : y asi solo se desvelaba en traer regalos á su esposa, y en acordártele pidiese todos cuantos le viniesen al pensamientOy que de todos seria servida. Los dias que iba á misa que como está dicho era entj;e dos luces, venían sus padres y en la iglesia hablaban á su hija delante de su marido , el cual les daba tantas dádivas , que aunque tenían lástima de su hija por la es- trecheza en que vivía, la templaban con las mu- chas dávidas que Carrizales cu liberal yerno les daba. Levantábase de roeñapa, y a«ruardaba á que el despensero viniese, á quien de la noch« antes por una cédula que ponían en el tomo , le avisa- l)an lo que había de traer otro día , y en vinien- do el despensero . salía de casa Carrizales las mas veces á pie , dejando cerradas las dos puer- tts, la de la calle, y la de en medio, y entre las dos quedaba el negro. Ibase á sus negocios que eran poros, y con brevedad daba la vuelta, y encer- rándose , se entretenía en regalar á su esposa y acariciar á suscriadas^ qne todas le querían bien por ser de condición llana y agradable ; y sobre todo , por mostrarse tan liberiil con todas. Des- ta manera pasaron un año de noviciado , é hi* ciéron profesión en aquella vida, determinándose de llevarla hasta el fin de las suyas ; y así fue- & «¡H» que , ' negocinhi. CD la cdlle , lasfi U es- y que sus salaa, y cuailrní ■ itmbioi . flores , hosr. f1 honestidad, recogimipnt UECoue.ej>.tquecn las : ador larVis no en la cl.íinen«>. sus. ^ " ■Ñ-'i le» tarél presínlpeniiiuguiia ni.igi que «edíscuLiia : 1aplutRu rasa olía á ancstidad, Tecogimiento y recato, aun hasta en is consejas que en las largas nochea de) intier- o en la chimenea aus rriudas contaban pnr es- jos de Leonora parecían cabellos lie oro puto, por i: su dcin¡i&iada guarda le parecía advrrlido :rato ; pensabn y rreia que lo ijue ellu pasnljÉi, asaliiiii todas las reciencai^ad^s : no »e dvsmaii- e .su casa, ni su voluntad deseaba otr;i cusa i Giciisar de caer «n lo qtN i> vaot en pensHr que Labia caiJo. y'ea Seiilia un género de gente ocioM y dzana , ú quien comuumeute suelen llamar j: de barrio : uslut i.on los liiio» de (cciao :ada Colación v de loi mai ricoa della, gen- baldía, atildads" y ineliOua i de la cual, y d* trage y manera de TiTÍr. de su roadicion y Ú» leyes ijue guariSaa entre si, liabia mucho qiu ciri pero |iur bijenos reipectos sa deja. Uoo -stos galanes pues que cutre elloMt llaitadori- ite ( * ) mozo soltvro ( qun a loa re ClCt) catado! laman matones ) accrtú ú mirar la casa del r«- :aUdo Carrizales i yviéDdolasiempre cerrada, I« tomó gana de sabir quien títIb dentro , y cok tantu ahinca y cutiusidad hizo la diligencia , que de todo eñ todo vina á labrr lo que desea- ba: supo la coadition del TJejo, la hermrisiira de so esposa, v el mcilo'que tenia en guardarla: to- poaible expugnar por fuerza, ó porindiutriufar' taleza tan guardadn : y comunicándolo con 4oa litotes y un matón . sus amigos acordámn ^M' : T habiendo entrado en hi Tini^roD ea esto: que Bngicndo Los< ae llamaba el Tiróte, que iba fuera >tr* liriKui M tmnpn 4aC*mitU>,] teiate da (upa «d etjt temfiím •* ■■ a oevrii » ciuKonl*, haas|eMttAj ote i dos moleta* , le cóDfirtúS en un po- illido, tal que al mas veidadero estropeado' le igualaba. Con este talle le ponía cada ! i la oración i la puerta de la casa de Car- s, que ya estaba cerrada , q.uednndu el ne- |ue Luis se llamaba , cerrado ruU-e las doa 13. Puesto allí Loa vsa, sacaba una guitarrilta, ^tasieota y falta de algunas ruerdas, j co- . era Higo músico, romenzaba á taíVi^r algu- luetos aleares y regocijados, mudaudo lavoz o ser couorido. Con esto, se daba in tanta gracia que c tesepoaiani«scueliar ! cantaba, estalia rodea il negro poniendo lus i 19, eitaba colgado du I a un braza por poder i ríe mas 4 so placer: t )s negro» tifnen á t ^U.c 1 por 12 • ^., . «. comenzó á templar sa gaitarra , y sintió que el^ negro estaba ya atento, llegándose al quicio de la puerta, con TOibaja dijo ; será posible , Luis, darme nn poco de- agua , que perezco de sed y no puedo cantar ? ^o: dijo el negro, porque no' tengo la llave desta puerta , ni bay agujero por donde puedo dárosla. Pnes quien tiene la llave f • preguntó Loaysa. Mi amo, respondió el Degro# que es el mas zeloso hombre del mundo , y si él supiese que To estoy abora aquí bablando con nadie , no sena mas mi vida ; pero quien sois tos que me pedis.el agua? To, respondid^ Loaysa^ soy un' pobre estropeado de una pierna qoe gano mi vida pidiendo por Dios á la buena gente, y juntamente con esto enseño á tafier á algunos morenos, y á otra gente pobre, y ya tengo tres negros esclavos de tres veinticuatros , á quien he enseñado de modo , que pueden cantar y tañer en rualqoier baile , y en calquier taberna , y me lo han pagado muy rebien. Harto mejor os lo pagara yo, dijo Luis, á tener lugar de tOmar li- ción ; pero no es posible , á causa que mi amo en saliendo por la mañana cierra la puerta de la calle, y cuando vuelve hace lo mismo, deján- dome emparedado entre dos puertas. Por Dios, Luis, replicó Loaysa ( qoe ya sabia el nombre * del negro) que si vos áiésedes traza á que yo entrase algunas noches á daros lición, en menos ' de quince dias os sacaría tan diestro en la gm- ' tarra , que pndiésedes tañer sin vergüenza alguna - en cualquiera esquina; porque os hago saber qno tengo grandísima graGÍ% en el enseñar, y msiV » que he oido decir que vos tenéis muy buena ha- bilidad , y á lo que siento y puedo juzgar por el órgano de la voz qué es atiplada debéis de cantar muy bien. No canto mal, respondió el ne^ro; pero que aprovecha ? pues no sé tonada alguna , sino es la de la estrella do Venus , y la de : i5 T aquella que al quo « . ^ los hierros de una reja La turbada mano asida» Todas esas son aire, dijo Loaysa, para las que yo os podría enseñar; porque sé todas las del moro Abindarraez, con las de su dama Xarifa, y todas la^.que se cantan de la historia del gran Sofí Taníunibeyo , con las de la zarabanda á lo divino , que son tales , que hacen pasmar á los mismos portugueses : y esto enseño con tales modos y con tanta facilidad , que aunque no os deis priesa á aprender, apenas habréis comido tres ó cuatro moyos^ de sal , cuando ya os veáis músico corriente y moliente en todo género de guitarra. A esto suspiró el negro, y dijo: que aprovecha todo eso, si no sé como meleros en ca- sa ! Buen rentedio , dijo Loaysa , procurad vos tomar l;is llaves á vuestro amo, y }0 os daré nn pedazo de cera , donde las imprimiréis de ma- nera, que queden señaladas las guardas en la ce- ra , ({ue por la afición que os he tomado , yo lia- ré qii«' \\n rerragero amigo mió haga las llaves, y asi potlié er'trar dentro de noche y enseñaros me- jor que al Preste Juan de las Indias; porque veo ser gran hístiuia que se pierda una tal vo/, co nio la vuestra faltándole el arrimo de la guilar- ra : que quiero que sepáis, hermano Luis , que ^-^ mejor voz del mundo pierde de sus quihiles , <^^^ íindo no se acompaña con el instrumento, aho- '"'^ sea de guitarra, ó clavicímbano, de órga- s , ó de harpa ; pero el que mas á vuestra voz conviene, es el instrumento de la guitarra poi r el mas mañero y menos costoso de los ins- NOVELA amentos. Bien me parece eso-, replicó el o; pero no puede ser , pues jamas entran lai aves en raí poder, ni mi amo las suelta de la lano : de dia y de noche duermen debajo de su Imoiíada. Pues hacfd otra cosa, Luis, dijo Loaj> >a , si es que tenéis gana de ser músico consu- ma-io : que si no la tenéis, no hay paraque can- sarme en aconsejaros. Y como si tengo gana ? replicó Luis y tanta, que ninguna cosa dejaré de hacer, como sea posible salir con ella , á trueco de salir con ser músico. Pues ansí es dijo el Ti- róte, yo os daré por entre estas puertas, hacien- do vos lugar quitando alguna tierra del quicio , digo que os daré unas tenazas y un martillo, con que podáis de noche quitar los clavos de la cer- radura de loba con mucha facilidad, y con la misma volveremos á poner la chapa , de modo, que no se eche ver que ha sido desclavada; y es- tando yo dentro encerrado con vos en vuestro, pajar, ó adonde dormis , me daré tal priesa alo que tengo de.hacer, que vos veáis aun mas de loque os he dicho, coa aprovechamiento de mi perso- na, y aumento de vuestra suBciencia; y de lo que. hubiéremos de comer no tengáis cuidado, que yo llevaré ma tal ota ge para entrambos y paramas de ocho dias , que discípulos tengo yo y amigot^ que no me dejarán mal pasar. De la comida , replicó el negro , no habrá que temer , que con la ración que me da mi amo, y con los relieves que me dan las esclavas , sobrará comida para otros dos : venga ese martillo que decis y tena- zas , que yo haré por ji^nto á este quicio luga^ por donde quepa , y le volveré á cubrir y tapar con barro que puesto que dé algunos golpes en quitar la chapa, mi amo duerme tan lejos desta puerta, que será milagro ó gran desgracia nnvstra si ios oye. Pues á la mano de Dios , dijo Loay ^ DEL ZELOSOEXTREMEÜO. l5 ^e de squí á dm días lEndríia, Lail , todo jso propósito :y adverliil en no coiiipr cosas erDDsas , por qut no hncen iiin;!uii provcrlio , íino mucho daño á la toí, Nínguu» coíb ilí eu- rouijuece tanto, respoiidt^ el ÍHgro , romo el vi' . Uhi; pero uo me lo quitdré yo por tod.is cuBUtni Toces licDc el 5ueto. No digo tal, dijo i.oni.>a , Xi Dios tal pcrmil.! : beded , hijo Lui.<, bóded, y.buín^proveclio os haga, que el vino qoe se be- be coi^^^dida , )amas tué cosa de dalVo alguno. Con medida lo bebo, replicó el negro, aquí l<;n- go uu farro que cabe niia azurobrí: justa v calint, este me llenan las esclavas sin que mi amo lo ■epa, y el deapenscro i solapo me trae una bo- .npUn las falta sdel-jar, ■o. Digo, dijo Loaysa que tal ida como . eso me parece, porqii la ser» fiarsaiila , ni grulii B , m cnnt.1. Aiidad co Dios, <1 Svo i pert > mirail , que no (Il-ji-í itc vet. ir il ranl ar aqui 1 ís noflies que lanl.-.f. dcsrn Iracr lo que bnbcis de baeiT para nitii nc¿ dol como losdeJos por vei los p,., la 'quitar. replie.-. Loatsa , y aun con lonadicas iiu.-iü; Es,, pi do , dijo ahora no me tl.'i< i> ur]>ubr que te 1 bedepa, (ar mrjor queunnco.No.iw . dijo Lo aysa, qu> : sepun yo os ens.r,..r. ando con mas ligereza que el traer de si ' !l tas prometía, se fué á dar cuenta á sos cud»c~ ' ros del buen comienzo, adivino del buen fin (le por él esperaba : hallólos, y contó lo que con 1 negro dejaba concertado, y otro día hallaron >s instrumentos taleS| qae rompian cualquier cla- o como si fuera de palo. No se descuidó el vi- rote de volver á dar música al negro, ni menoa tuvo descuido el negro en hacer el agujero por donde cupiese lo que su maestro.le diese, cubri- éndolo de manera, que á no ser mirado con na* licia y sospechosamente, no se podía caer en el agujero. La segunda noche le dio los instrumen- tos Loaysa, y Luis probó sus fuerzas, y «sasisin Í)oner alguna se halló rompidos los clavos y coa a chapa de la cerradura en las manos , abrió la puerta y recogió dentro á su Orfeoy maestro, j cuando le vio con sus dos moletas, y tan aB<6a~ joso, y tan sajada su pierna, quedó admirado. No llevaba Loaysa el parche en el ofo , por no ser necesario, y asi como entró, abrazó á su buen discípulo, y le besó en el rostro, y luego le puso una gran bota de vino en las manos, y una caja de conserva, y otras cosas dulces , de que llevaba '. unas alforjas bien proveídas; y dejando las mule- tas, como sino tuviera mal algunciixomenzó á ha-f * cer cabriolas -, de lo cual se admltÓ mas eí negro, á quien Loaysa dijo ¡ sabed, hermano Luis , que mi cojera y estropeamiento no nace de enferme- dad, sino, de industria , con la cual gano de co- mer pidiendo por amor de Dios , j ayodándome della y de mi música paso la mejor vida del mun^^* do , en el cual todos aquellos que no fueren in- dustriosos y tracistas morirán de hambre, y esto Jo veréis en el discorso de nuestra amistao; Epo dirá, respondió el negro ; pero denos 5Alen'-d« volver esta chapa á su logar, de modo que no 'sa ido , , _ intes ; de loeñál qaedó contenfflsimo y sabiéndose Loaysa al aposento pajar tenia el negro , se acomodó [ue pudo. Encendió luego Luis un y efa , y sin mas aguardar sacó su gui- ^ 'sa, y tocándola baja y suavemente ' al pobre negro de manera , que estaba í escuchándole. Habiendo tañido un ' f de nuevo colación , y dióla á sa dis- iunque con dulce , bebió con tan buen la bota , que le dejó mas fuera de sen- la música. Pasado esto, ordenó que ase lición Luis, y como el pobre ne- :uatro dedos de vino sobre los sesos , a traste , y con todo eso le hizo creer i ya sabia por lo menos dos tonadas , leno que el negro se lo creia , y en toda o hizo otra cosa que tañer con la giii- ■mplada v sin las cuerdas necesarias, lo poco que déla noche les quedaba : le las seis de la mañana bajó Carriza- ü la puerta de en medio , y también le , V estuvo esperando al despensero , lo de allí á un poro , y dando por el unida, se volvió, á ir , y llamó al ne- ijase á tomar rebada para la muía y y en tomándola se fué el viejo Carri- ndo cerradas ambas puertas sin echar fue en la de la calle se había hecho, poro se alegraron maestro y discípulo. lió el amo de casa , cuando el negro . ;•„ .. „, '. Á t^ ^ — ^ .1 « ♦<,! 2ü gro , y suspenso el rebaAo de las escuchaban. Pues que diré de loque cilas noi ron , cuando le oyeron tocar el pésame de ello , acabar con el endemoniado son de la zarabanda, nuevo entonces pa España ? no quedó vieja por bailar , ni mosi^^e oo se hiciese pedazos , todo con silencio exlnmoj^ fottiendo centinelas y e»- pías que avisasen si el ▼ieio despertaba. Cantd asimismo Loaysa coplillas de la sef^utda , con que acabó de echar el sello al gusto de las escneliiin» tes , que ahincadamente pidieron al nmú les dijese quien era tan milagroso músico. -El Hegro les dijo que era un pobre mendigante , d mas gn« lian y gentil hombre que habia en toila4a pobr»' ría de Sevilla. Rogáronle qne hiciese de soeite 2ue ellas le viesen , y que no le dejase ir en tfoim' ias de casa, que ellas le regalarian mny bieft^' darían cuanto imbiese menester. Pre¡^ntá| que modo había tenido para meterle en esto no les respondió palabra : á lo demás que para poderle ver hiciesen un agb{effd en el torno , qué después lo taparían con y que á lo de tenerle es casa qve él lo proi ría. Hablólas tanU>ien Loaysa , ofreciéndoselev 4 su servicio con tan buenas jrazones, .tpie^jdlalf^*;; echaron de ver que no salian de ingenió pólM* - --i mendigante : rogáronle que otra noche viniese af'^ mismo puesto • que ellas harian con su seftoift./ que bajase á escucharle á petyr del ligero soefijí^'^ de SQ seftor , coya ligereza Aon^ia de sns aftos » sino de sos ra'oclios zelos. A lo cual dijo Loaysa . que si ellas gnstalMUí de oirle sitt ji^resalto del viejo, que él les daña anos polvos qbe.-le echa-' sen en el vino , qne lé harían dqrinir con pesado sueño mas tiempo del ordinario* Jetos valme I la de laa doitcellas; y íi eso fiieie verdad, lenH veulura te nos bahia eutracto por las s sio stnliilo y taa merecerlo i do serian dIvus de sueño para él. sino polvos de -«ida ra 5.1 muEer, ijuc no iá, h^>rer uu cruzada. Teuiau lo., ami- Lü,.i.%a cuidado de venir de no. iieiiescu- r ciitie las puerlas de la calle , y ver -si ;o les deria algo ó si Labia menester -osa, y hacicmlo una seí.al q»e dejárou id.i , conoció Loav'sa que estaban á Im V poi el agujero del quicio les diú breve ílcl buen tcnuino en que estaba su nego- cndoles encarecidamente buscasen al}:una ? provocase á sneñu para dárselo ;i Cur- que él había oido decir que liabia unos lara este Efecto: (líjéioule que Iciiian uu imigoqiieles dariaei mejor remedio que 22 ** vovmjL ^^^^^M supiese, si es qae le había , y animándole á pro- ] seguir la empresa y y prometiéndole de yolrerla noche siguiente con todo recaudo , apriesa se despidieron. Vino la noche, y la banda de las palomas acudió al reclamo de la guitarra : con ellas vino lasirAple Leonora, temerosa, y temblan- do de que no despertase su marido , qaeauliqiM ella vencida deste temor no ha1i>ia querido vediv-y tantas cosas le di jéron sus criadas , especialmente la dueña, de la suavidad de la músiea y da la galliH-da disposición del músico pobre, que sin haberle visto se alababa y le'shbia sobre Absalon y sobre Orfeo, que la féhíe sefiora convencida y persuadida dellas , hubo de hacer lo que tenía ni tuviera jamas en voluntad. Lo pri que hicieron , fué bafrenar el torno parn ver músico , el cual no estaba ya en hábitos de ] bre, sino con nbas calzones grandes de ím$b^ leonado , anchos 'á la^ marineresca% nnjn de lo mismo con- trencillas de oro, j moia n , tera de raso de la misiba color , con eaello'ml*.' midonado con |[randes puntas y encaje, qae dv to- do vino proveido en las alforjas, imaginando qjla se habia de ver en ocaeioik que le conviniese nÑH dar de trage. Era mozo, y de gentil .disposioloé» y buen parecer, y como habia tanto tiempd'qoa ^^ tbdas tenianhecha la vista á mirar al tiejó deftf^ amo , parecióles que miraban á un ángel. Ponía-! se una al agujero para verle, y luego otra; ^. porque le pudiesen ver mejor, andaba el negi#-' paseándole el cuerpo de. arriba á bajo con ^' torzal de cera enrendidó • y después que todas ]¿ hubieron visto hasta las negras bozales ', toase' Loaysa la guitarra, y cantó áqoellli noche" tilt extremadamente, que las acabó de dejar suspa»* asL-y y atónitas á todas , asi á la vieja cQilnpb a las moias , y todas rogaron á JLois ^ae diese orden j tro pfl ;- notau por l,ru|,,ln como . , , j íid rl so- liichjllu iIl' catar te , .. Hade sa señor , que podía co¡erlas de sobrcsaliu y coa el hurlo tu Ue mnnos , lu cual no incrüeria ausl, li le tuviusrn escondido ilcDtro. A esto conlradijo xu seru>ra coa muchas veris, diciendo que nost hicirsp tn tal coia , D¡ la tal entrada , poique le pesaiiii en el alma , puea desde allí le podiau ver, y oír ^í f\¡ salvo, y sin peligro de su honra. Que honia t di- jo la dueila i el IVey. tiene haría i estese vursa merced eorerrada coñ-j^a Matusalén , y déjenos ¡i nosotras holgar como .pudiéremos : cnanto nins , qae parece este señor tao honrado, que no quii- li otra cosa de nosotras mas de lo que nosutriiK quisUremos. Yo, senorajinias, dijo AesIoLoay- sa , no vine aquí sino con iAtnIcioa de servir ¿t rniidoUao de su no vista rlaiisuiav (ír li,s >.ili-si[iié jere : niae.slro, sitíulcsr' aquí, mui-stro páaijc alli, cchi aos acá , pasuoíi aculLl ; asi lo liar¿. rumo el rii.i domestico y enseriado perro que . botecico de ungüenta de la propiedad que le habían AÍ°tii- iicado : tomólo Loaysa y dijoles que esperasen un poco , que les daria la muestra de la llave : volviúse al tomo, y dijo ú la duefia que era la c[ue con mas .-ihiuco mostraba desear su entrada, ipie se lo llevase ;'■ la señora Leonora, diciétidjle 1:. propiedad que tenia, v que procurase untar á su vería maravillas. Hizolo asi la dueFia, v llegán- dose á la f;alcra , bailó qu<- estaba I.i-oiioiu espe- rando tendida en el suelo de largo á largo , pues- to el rostro en la gatera. Llegó la dueña, y ten- diéudose de la misma manera , puso la Loca en Tomo ii. d 24 tJSLA. replicó Loaysa. Asi es yerdady dijo Leonora ; ptf- ro ha de jurar este señor primero, que no ha de hacer otra cosa cuando esté acá dentro p sinocantai-y tañer cuando se lo mandarán , y qoe ha de estar encerrado y quedito donde le pune" remos. Si juro ^ dijo Loaysa. No Tale nada esm juramento, respondió Leonora; que hade }ux/a por vida de sü padre, y ha. ilé jurar la cms, y besarla , que lo Teamós todas. Por ipída da mi padre juro, dijo Loaysa-, y por esta sefial dé cruz que la beso con mi boca sucia, y haciendo la cruz con dedos , la besó tres yeces... Ssto h»* cho, dijo otra de las doncellas: mire sefiori que nA se le olvide aquello dé los polvos, que es el tuatt»' tem de todo. Con esto cesó la plática de aqnell^. noche , quedandp todos muy contentos del cott^ cierto. Y la suerte anille bien en mejor enea mi-* naba los negocios, de Loaysa, trujo á aquellas ho« ras que eran dos despoas de la media .podie» por¿ la calle á sus amigos , los cuales haciendo la a/e-^" nal acostumbrada que ^era tocar una trompa de - Paris ) Loaysa les habló , y les dio cuenta del término en que estaba su pretensión , y les pidi^ si traian los polvos ,, ó otra cosa como se la har bia pedido , para que Carrizales durmiese ; dijo- les asi mismo lo de la llave maestra. Ellos l&'di-- jéron que los polvos , ó un ungüento vendria.lA siguiente noche de tal virtud , que untados loa I pulsos y las sienes con él, causaba un soefio pro- ^^i fuudo f siu que del se pudiese despertar en dop 1] días, sino era lavándose con vinagre todas lag partes que se habian untado , y queso les diese ln llave en cera , que asi núsmo la harían hacer eos facilidad. Con estj se despidieron ^-y-Loayj^ J su discípulo durmieron lo poco que de la nóeho les quedaba , esperando Loaysa con gra^'4eseo la venidera por ver si se le onmplia la .^lahra aesto qud el tiempo os que en él espe- rejíii con el mismo m¡QO que quieren. hora acostumbrada BiéroD todas las cria- Si negrasj blancas, IBS de ver deutro de i pero no *ino Leo- 1 por ella, le respñ ' con su Telado, el i del aposento don- ipoes Je haber cer- 1« la almohada , y Íiaile 'la* 1 Ut e'mMS- ■ ya llcsaba prepn- ,'¡, iiiipocD liahiun gatera. Maravillado viejo ; pero no por =seo : y eslando en a .litron uii bolecico iquelehabiausigui- • A K ' a * gücnto obraba como él decia/con facilidad i rían la llave todas las veces que quisiesen, ^ no seria necesario sacarla en cera, dijo que ¿decirlo luego, y volviese á ver lo que el un{ to obraba, porque luego, luego le pensaba ui su velado. Bajóíadueña á decirloaLmaestro L s'd , y é\ despidió á sus amigos que esperan ]lave estaban. Temblando, y pasito, y casi sil despedir el alieuto de la boca, llegó Leonora tar los pulsos del zeloso marido, y asimismo! tó las ventanas de las narices, y cuando á el llegó ,le pareria, que se estremecía y ella q nioital , pareciéudole que la había cogido hurto. En Efecto como mejor pudo le acal uutar todos los lugares que le dijeron ser i sarios , que fué lo mismo que haberle eml iiindo p^tra la sepultura. Poco espacio tan alopiado ungüento en dar manifiestas sefiali &u víilüd , porque luego comenzó á dar el tan grandes íúnquidos , que se pudieran oír calle , música á los oídos de su esposa mas dada que la del maestro de su negro : y aun segura de lo que veía, se llegó á él , y le c meció un poco , y luego mas , y luego otrc quito mas por ver si despertaba; y á tanto se TÍO que le volvió de una parte á otra sin que pertase : como vio esto, se fué á la gatera puerta , y con voz tan baja como la primen inó á la duc&a que allí la estaba espeíandc ■^^RdEL Z^LOSO EXTREMEÑO, *4ija j ¿ame albricias , hermana , que Garrí' leí duerme roas queua muerto. Pueaá ([ue agu ¿as i lomar la iUve, aeliori T dijala itutna, r IB que está el músico aguacdúodola roas ha una hora. Espera, hermaoB , que va voy ] ella , respondió LeOnora , y volvieodu íl la caí metió la niBiiü por eotre los coldiuncs , y s: la llave de enmedio delloi , bíb qcie el viejo BiDliesG i y lomándola en sos manoa > comeiiz la pue ría, y la preí leatóá la dueña qu e iarec mayor niea ria del n lundo.Mandó Lee ra que I íJ,e á abr ir al mú ¿los eorredore« , porque .ba quil de allí por lo ^ue cosas hicicsi ^odiasu ro que . todas < :.que de nuevo ratificase £ lo que hábil 1 hecho , de no h! loque ! ellat le ord enasen , y que aiao le qnii ínary hacer de nuevi /.enning le -b. ■ieseo. Asi s er/.. dijo la dorna , . y " fe de entrar s i primrr j rrjura I,eia''l, reces. ¡No le ponga s lasa , Leono ra , bésela é 1, y sea. que qu "•• P< :ro mira qoc í jure noi r lavida d. ISllSpMl y por todo aquello que bit ■a quiete . porque ,l„too.„5 uras . y iioshartai. éious dt dclicad^imeiile , y anda , do te detengas porque no se nos pase la noche en plátir 7,óse las faldus la buena dueña y con no y la gente de la casa cspeiaudii, y habiéudol trudo la llave que Uaia , fué tauto el re (le todas , que la aliároa en peso como drátieo , dicieudo : viva , viva i y mas i Vi Jijo que lio habia necesidad cootrahí !?8 VOYELk se podían aprovechar de la de casa todas lat tt' ees que la quisieseu. Ea pues , amiga , dijo una (te las doucellas , ábrase e«a puerta, y entre este aeñor,.que ha mucho |que aguarda , v démonos un verde dje música , que no haya mas que ver. INIas ha de haber que ver replicó la dueña , que \n hemos de tomar juramento como la otra no- che. £1 es tan bueno , dijo una de las esclavas» que no reparará en juramento^.' Abrió en esto la dueña la puerta, y teuiéndola entreabierta, lla- mó á Loaysa que todo lo había estado escuchan- do por el agujero del torno , el cual llegándose ú la puerta, quiso entrarse de golpe ; mas ponién- dole la dueña la mano en el pecho le dijo : sa- brá vuesa merced , señor mío, que en Dios y en mi conciencia todas las que estamos dentro de las puertas desta casa , somos doncellas como las madres que nos parieron, excepto mi señora, y aunque yo debo de parecer de cuarenta años, no teniendo treinta cumplidos, porque les faltan dos meses y medio, también lo soy, mal pe- cado; y si acaso parezco vieja , corrimientos , trabajos y desabrimientos echan nu cero á los años , y á veces dos según seles antoja : y sien- do esto nusí , como lo es , no seria razón , qne á trueco de oir dos , ó tres, ó cuatro cantares , nos pusiésemos á perder tanta virginidad como aquí se encierra ; porque hasta ent.a negra que se llama Guiomar , es doncella. Asi qne , señor de mi corazón , vuesa meroed nos ha de hacer pri- mero que entre en nuestro reino, un muy solexte jurameuto de que no ha de hacer mas de lo que nosotras le ordenaremos , y si le parece que es muciio lo que se le pide , considere que es muf rho mas lo que se aventura : y si es qne vuesá merced viene con buena intención , poco le ha de dulcr el jurar, que al buen pagador no ledue* W DEL ZELOSO K\TTtF,ME^ lu prendas. Bien y Tebicn ba dic! jw vuUe acú aunlro/A Bslo dijo G ^[11, que na eramuj' ludioa : pormi, cajura, entre non todo diablo, qu jura , .<¡ ara eslÁs todo olTida. 0)'ó fifgo Loaysa la harengu de la seiSi Eo, j COD grave reposo y autoridii por cierto, señora* bermaDis jcom 3ue nunca mi intento fué , ci , ni ■ros guslo y contento en cnanto n caniarcDí y asi noM Me hará cuei juramento qoe roe piden ; pero qu se Sara algo de mi palabra . porqn persona como yo soy, era lo misi nna obligación guBTentigia, y qui lifr ;i Tucsa merced que dehajodel ¡ddn ide mas sania V hrgam. Us .-ntcBítas T solidas d< \ por todo aquello que ■ra U í verdadera historia de liai^cr, desde ahora pira entonces tUTifrs para aliorn lo dov por nuli iá vaI<-ilerQ. Aquí llegaba ron se r 5o • ■ VBli :^ :í-' ra mentó para eotei cer las pi«]S -mal In] yo « si mas quiero «|ae jures , pues con sólo jurado podías entrar en la misma sima de Cabí y asiéndole de los gregüescos le metió dentrc y luego todas las demás se le pusieron á la r • donda. Luego fué una á dar IfM nneyas á su B % fíora la cual estaba haciendo centinela al snc! . de su esposo, y cuando la meiiiigera le dijo q H ya subia lel músico , se alegríJi' y se turbó t :• un punto , y. preguntó si habia jurado ? Re*po dióle que si , y con la mas nueva formade jur mentó, que en so vida habia visto. Pues si hají radu , dijo Leonora , asido le tenemos : ó q< i avisada que anduve en hacerle que jurase I I - ' esto llegó toda la caterva junta, y el músico < medio , alumbrándolos el negro y Guiomav negra. Y viendo Loaysa á Leonora', hizo mni tras de arrojársele á los pies para besarleJasn *' ': nos. Ella callando y por sefias le hizo levanta y todas estaban como mudas sin osar hablai - : temerosas que so señor las oyese : lo caal co -'^^ fiiderado por Loaysa , lea dijo que bien podii «1 hablar alto , porque el ungatnto con que esta untado su se Aor, tenia tal virtud , que fuera < quitar la vida , ponia aun hombre comomuerl 1^ Asi lo creo yo, dijo Leonora; que si asi no fu ra , ya él hubiera despertado veinte veces segí le hacen de suefto ligero sus muobas jíadispoi ciooes ; pero después que le unta , ronca con nn animal. Pues eso es asi, dijo la dnefin,' vám nos á aquella sala frontera, donde pédtévoa c i cantar aqo( el seftor , y regocijamot, nn MC H Vamos , dijo Leonora; pero qnédM* f|j(ni ^í mar por guarda , que nos avise si Cftírrízalefrd| ' ' pierta. A lo cual respondió Guioma'r : yo neg quedo , blancas van, Dios perdone á todas. Qu dóse la negra, faéronse á la sala , donde bal iies monriailod , que maK blnncos ni mns li aeSD r oira : a j. que ojoa Ibh Rianiles y tan gados ! y por el siglo ife mi luailrn < que Verdes, que no parecen sino que son dn nieraldaa. Ella alababa la boca , aquella piea , y todas juntas liicÍBion del una m du iinatomia y pepitoria. Sola Lponora cal! y le miraba ,' y le iba parecieodo de mi'jor que su Tetado. En esto la ducfia lomó la gui Ma,!r^' la mi madre Guardas me poncis. Cumplióle Loajífl íu deseo, Levanlúrc das, y se comenT.áron á liairer pedazos \t. Sabia la dueña las coplas , y cantólas c g'isto que bucua voz, y fui>ron estas i Madre la mi madre , Que ayo na me guarda , ;Tr PotsV»°^;\uardat ©e f»««» ;* le X»«» • feTCCia,^ DEL 7.ELOS0 EXTHEMESO. 55 «rtose3or,seEkoTa¡ y señora , dúpierto SeFior, )evíntai , y viene. Quien lia víalo banda ilc alnniíiB Citar roniiendo nn el campo sin miedo Mye_agciia3 manos sembrárou , que al fiiHosD JiorlOd aires : tal se imagÍDe que quedii In banda y corro de las bailailoras paamadaB y temerosas, oyendo la no espirada nueva que Guiomar hu- íia triiido i y pronuraudo cada nua su disculpa J tollas juntas su remedio, cual por una . y cuut por olra parte se fueron 'á esconder por los des- vanes y rÍDCones de la casa, dejando solo al mú- sico, el cual dejando la giiilaria y el canto, lleno de turbación no sabia que hacerle. Torcía Leo- nora sus hermosas manos : abofeteábase el ros- tro, aunque blandamente la señora Marialonso. En (¡n todo era coafuiion, sobresalto, y miedo- Pero la dueüa como mas astuta y reportada tlíú (irdi II que Lnaysa se entrase eil un aposento su- ulli las bailase. Escondióse luego Loaysa , v ia ducTia se puso atenta á esciirliar si su amo venía, y no sinliendo rumor algunn , cobró ánimo , y poco á poco , paso ante puso se {a¿ llegando al aposento donde su señor dorniia , y ovo que roncaba como j-rlinero , y asegurada de qne dormía, alzó las faldas y Volvió coriícudn ü pe- dir (ilbrieias .i su señora del sueño de su amo, la cual ac las inandúde muy entera voluntad. No quían la buena dueña perder la coyuntura que la suerte le ofrecía, de gozar primero que ludus , las granias que ella se imaf^inaba que ilebia le- esperaíc en la sala eittuiilo que iba i llaniarli', la cbas paiaiNmsamoroMt I nnoMOJüiq de las eoMÍe» coligió la ^«eñM^m «ÜJi propuso en si de ponerla pm anzuelo para | car á su señora. Y' estando los dos en sus pl cas , las demás criadas que estaban escondí por diversas partes de la casa , una de aquí c I de allí) volvieron á ver si era verdad que su ai había despertado, y viendo que todo estaba paitado en silencio, llegaron ala sida donde bab dejado á sn señora, de la cual supieron al ia< de su amo, y preguntándole por el n^ásiooj ] la dueña, les dijo donde estaban y y lodttacon inifimo silencio que habían traidOy seUegáro j • escuchar por entre las puertas lo qoe . ci|tii bos trataban : no faltó de la juiíta OoionMi negra ; el negro si , poi^qoe asi como oyó ffan amo habia despertado, se abranó consogoiii 't- Jr se fué á esconder en su pajar, y cubierta ^< a manta de su pobre cama sudaba y truiuli de miedo ; y con todo eso no deí^tt<4*' ^M las cuerdas de la guitarra : tanta twíPU^üfiMKn 1 i dado éi sea á Satanás ) la aficioa qué tenia i ji ■• música. Entreoyeron las. mozas los rcfüidiioi la vieja , y cada una le dijo el nombre dé lea| i cuas : ninguna la llamó vieje iraiE^¡¡|Í|k faese. ) su epíteto y adjetivo de beeliiMM||^r|r «le m^ 4 * ' < \ da, de antojadiza, y de ¡otros qw^bíDr "* pecto se callan ; pero lo qae aiasnaa easMiri quien entonces las oyera , erto las laioilM ■ \ [) ESTREME VO. 55 ^iiioniaTlf'iiefrl. qoe por serportugaeía , y no ,auy Indroa, fia extraRaU gracia coa queln vitn' peraba. En efecto la coucluaioD de la plúlira de íaá della, cuundo e))a primero le entregase á to- da SI) ToluntaJ á »ii sePLorii Cue&la arriba su le hizo & la daena ofrecer lo qne el miÍEÍco pellín^ pero á IrriBoo d» enmpHr el deseo que ja se le había apoderada del alma, délos huesos y racil il- las del cuerpo, te prometiera los imposibles que pudieran imagiuarae ; dejóle , j saliú á hablar á lu seüora ; y como vio su puerta rodeada de lO' das las criadas, ]es dijo que se recogiesen íi sus •poaentos, que otra Qoehe hahria luj^r para go- s^r coa meaos, ó con nitignii aobresalto del mii- ' •ico, que ya aqoella noche el alboroto les habia Binado el gnito. Bien entendieron todas, que la Tieja le quería quedar tola^ peto no padiéron de- jar de obedecerla , porque tas maiidalm á loilas. £:rsuadir á Leonora acudiese á Ib volunl.id de oa^sa, con una larga ytan concertada haieng.i, que pari'ció que de murhosdi.is la tenia estudia^ da : encarecióle so gentileza, su valor, su donai- gusto le serian los abrazos del amante mo?.o, que loí del miirido virio, asegurándole el secreto y la duiaciou deldcleite, ron otra» cosas svmej.in les i estas, queel demonio le puso en blruguai llenaj de colores rrtóricos, tan demonstratiíos y ofie:i- ces, que movieran no solo et corazón tierno y poco advertido de la simple ¿ incauta T.eonorú, sino el lie un endurecido mármol. O dueñas, na- cidas y usadas en el mundo, para perdición de niil recatadas y buenas intenciones 1 ó lenguas y repulgadas tocas , escoí;idaspara autorizar tus salasy loseittados de señoras principales y cii^in ^.i- I t i: J «■.'■ ; • - j I 56 ^^^B al revés de lo qne aeoiaaes, usáis d« yaestro f^K si ya forzoso oficio ! Enfin tanto dijo la dueflA^ tanto persuadió la daeña, que Leonora se rindió Leonora se engañó > y Leonora se perdió y dai|dp. en tierra con todas las prereaciones del dis^ñíp Carrizales que dormia el sueño de la moertje d^ su honra. Tomó Maríalonsopó^^mano á so sefior ra, y casi por faena , prefiad^t. de. lágrimas los ojos , la llevó donde Loajsi|\|yiaba r J echan* doles labendicion con una rísá&W de demonio, cerrando tras 'si la puerta, los dejó encerrados, y ella se poso adormir en el estrado, ó por mejor decir á esperar su contento de recudida. Pero como el desvelo de las pasadas noches la^Tencie- se quedó dormida en el estrado. >,; Bueno fuera en esta sazún preguntar áCarrl*. zales, á no.^saber que dormia, que adonde eaUi'* han sus advertidos recatos ^sus rezeUis I 9¡bb ad« vertimientos I sus persuasiones ! los altte nrarof de su casa I el no haber entrado ei^ ella ni Avn , en sombra alguien que tuviese nombre de TiiOAt el torno estrecho? las gruesas paredes? l«|^eB* tanas sin luz? el encerramiento notable IJa gvpn dote en que á Leonora habla dotado ? los rega- los continuos que le hacia ? el buen tratamiento de sus criadas y esclavas ? el no faltar un ponfo á todo aquello que él imaginaba que hablan me* i nester, y que podían desear ? Pero ya qoeda di- cho que no habia paraque preguntámio, porque ^ dormia mas de aquello que fuera menester : y 'l si él lo oyera, y acaso respondiera, nOi^odia dar mejor respuestas que encoger los hombros, enar- car las cejas, y decir : todo aqueso derribó por los fundamentos la astucia á lo qae^o . creo de iin jBQozo holgazán y vicioso, y la maficia de UM falsa dueña, con la inadvertencia d# una mucha- cha rogada y persuadida : libre Dios á cada uno DELZELOSO FSTREMEIo. t talca enemigo», cantin los cusleí no 1 .:udo de prudencin qus dEGendK , ni esp recato que curte. Peco con toila esto ei >'■> LeouQia fui! [ul , qiie eu el lif^m|>o que n ronvenia , te moilrú cODtru lúa Cuerias vi do £u aituCo enguriador, pues do tairou l>a leí i •,cnt:tth,y é\si! caosú ea h»\,ie. y rtlu dú veDceiJora, y eolrninlias dormidos, Y eu ordenó et cielo que á pESnr del iiDgiieatO , tentó la cama por todas partes, y no LhIIei en ella á su querida esposa, saltó de la cama i pavorido y alúnito . con mas li{;erexa y denu que sui muchos a tioa prometiau, y cuando ei. aposenta no halló & su esposa, y fe vio nbiert y que le faltaba la llave de entre los colchouE pensó perder el juicio i pero reportándose un p co, salió al corredor, y de nlli andando pie ^i te pie por no ser sentido , llegó n la sala itom la dueña,dormiay vii'DdotasolasínLeonorii, fui:, nposcnto ilc laducña. y abriendo la puerta mu ijucdo , viú 1q que nuuca quisiera liaber visto :i, durmiendo lan á sueilo suelto, como si en i'llii.' brara la virtud del ungüento , y no en ti n:loso ifiano. Sin pulsos quedó Carrizales con Li iiargii yisla de lo que miraba, la tOi se le pef;'; la |^ar|;aDla , ios brazos se le cayeron de des lyo , y quedó hecho una estatua de niárimil o ; y aunque la eólera liiio su uatutat ulicio ,. vnnilole los casi muertos espíritus , pudo tan- el dolor, que no lo dejó tomar aliento; y con o eso tomara la vcu)(nuza que aquella grande dad requería, sise hallara con armas para p o - luniarl.< : y asi determinó volverse á su »ic coti d ^ - Ac s^ . . asi *** -.«a\o* ? i.^rat » ) envesV^ . ^ ^^^^ leía q«*^^^' - ^-^''^ ' Uceado ^^^'^dud» ^\ ttt V^^ "'^o iioav^^^* ' -) n^a biti cVa «^'.I,,tido, ^«*^"-de\'»»r;o.'»' 'jSíS ccii'ttuaraia lo á mooasteritf, ta todo aquello que .uviese; di le criada ni les negué á ellái pedirme ; hícela J| «écrelos pensamieil Al desta iC, de- súsele torno á perpetuamente de- >iura ó nombre de varón esclavas que la sirviesen. á ella cuanto quisieron U comuniquéle mis mas .Aitregüclatoda mi hacien- da: eran todas estas uoras^paraquesi bien lo con- siderara, y o viviera seguro de gozar sin sobresa I to 1 o que tanto me habia costado* y ella procurara no darme ocasiona que ningún género de temor zelo- »ó entrara en mi pensamiento; mas como no se pi|ede prevenir con diligencia humana el castigo que la voluntad divina quiere dar á los' que en ella no ponen del todo en todo sus deseos y es- peranzas, no es mucho que yo quede defraudado en. las mias, v que yo mismo haya sido el fabri- cador del veneno que me va quitando la vida ; pero porque veo la suspensión en que todos es- táis, colgados de las palabras de mi boca, quiero concluir los largos preámbulos desta plátira, rou deciros en una palabra lo que no es posible de- cirse en millares dellas : digo pues, señores, '^ue todo lo que he dicho y hecho, ha parado rn que esta madrugada hallé á esta nacida en el mundo para perdición de mi sosiego, y fin de mi vida ( y esto señalando á su esposa ) en los brazos de un gallardo mancebo, que en la estancia dt:sía pestífera dueña ahora está encerrado. Apenas acabó estas últimas palabras Carrizales , mando á Leonora se le cubrió el corazón , y en las mismas rodillas de su marido se cavó (h siDaya- da. Perdió la color Marlalonso, v á las gargantas délos padres de Le. ñora se les atravesó un ñu- do que no les dejuba hablar palabra. Pero prosi- ij2 VOYtXJL guiendo adelanta Carrizales , dijo : la i «ni que pienso tomar desta afrenta no es ni iia áetét de las que ordinariamente suelen tomarse; p^«s quiero que asi como yo fui extremado en lo ^lie j liice, asi sea la venganza qne tomare, tománao- ^ la de mí mismo como del mas culpado en ote4| delito , que debiera consid^nir que mal podi«a v Catar ni compadecerse en tkWB^ los quince allot . 1 desta muchacha con los casi ochenta mios » T - 1 yo fui el que como el gusano de seda me fabn* qiié la casa donde muriese; y á ti no te colpo 9 1 ó niña mal aconsejada ! (y 'diciendo esto-sein^ "^ rlinó y besó el rostro de la desmayada Leono- f^ ra ) no te culpo digo» porque persuasioaes de | viejas taimadas y requiebros de mozos eiiaiiP0r \ rados fácilmente vencen y triunfan del pocoiÉr j geuio, que los pocos afios encierran; mas porqoo j todo el mundo vea el valor de los quilates de la voluntad y fe con que te qnise 9 en este nltími> trance de mi vida , quiero mostrarlo de mddo^ que quede en el mundo por ejemplo tino de Ikhí* dad , á lo menos de simplicidad jamas oida al vista : y asi quiero que se traiga luego aqui U -n escribano para hacer de nuevo mi tectameato V 1 en el cual mandaré doblarla dote á Leonora f-T le rogaré que idespues de mis dias, que aeran bt^ en breves , disponga su voluntad , pnes lo podrá hacer sin fuerza , á casarse con aquel m6BO á q«iieu nunca ofendiérop las canas deste lastimft-f do viejo; y asi verá que si viviendo, jamaasall m 41 punto de lo que pude pensar ser su gusto, enlw- *' muerte hago lo mismo, y quiero que le t«l|g|t con el qne ella debe de querer tánio : la daaiaá' ^ hacienda mandaré á otras obras piás, y á yoao- I tros , señores mios dejaré con que poaais vivir. -I honradamente lo que de la vida os queda t ln.Jf) venida del escribano sea luego, porque la pasión^ 45 Ht^i^m^ .. Esto dicb4%;cle sobrevino Uu - yo , y se dejó ¿aer tan janto de L .«, quv ¡te juntaron los rostros : extraño y triste espectáculo para m padres que á su querida hija y á su amado yerno miraban ! No giiiso la mala dueña espe- rar á las reprehensioi^ que pensó le darian los paano amigo suvo, el cual vino á tiem- po que ya fiabian vuelto hija y yerno en su acu- ertlo. Hi/.o Carrizales su testamento en la mane- ra que habia dicho , sin declarar el yerro de Ijeonora, mas de que por buenos respectos le pei \ easo él muriese , con a(fuel mancebo que él la habia dicho en se- creto. Cuando esto oyó Lcouoia, searrojó á los Pies de su marido . y saltándole el corazón eu t\ pecho, le dijo: vivid vos muchos anos, mi se- fíor y mi bien todo , que puesto caso que no es- téis obligado á creerme ninguna cosa de las que os dijere, sabed que no os he ofendido sino con el pensamiento , y comenzando á disculparse v íí contar por extenso la ver(iad dtl caso, no pudo mover la lengua , y volvió á dcsmavarse. Abra- v,<)U asi desmayada el lastimado viejo , abrazá- tüiila sus padres, lloraron todos tan amaigarnen llcTáro&'á Ift fcpaltinra. ló Leonoi llorosa j rica ¡.^.cuana^, «^oajsá esp< cumpliere ló Vii^ va él sabía que su n SU testamento nejaba mauJado , vio q« de Moa semana se entró monja en uno < recogidos monasterios de la ciudad : I chadó y casi corrido se pasó á laa india ron los padres de Leonora tristísimoa se consolaron con lo que sa jerno les jado, y mandado por su testumeulo. L ,^ ■ se consolaron coii Id tnismo , y las c esclavo con la libertad; y la nialVada-c ña, pobre y defraudada ae todos sns ni samientos : y yo quedé con el deseo d fin de este suceso, ejemplo y espejo d \ f{\ke hay que fiar de llaves , tornos , y ! cuando queda la voluntad libre; y de \ ^ que hay que confiar de verdes y pocos It' les andan al oido exhortaciones dcstat < I inon,gil negro y tendido , y toras blam gas. Solo no sé que fué la causa que L< poso mas ahinco en disculparte, Y dar der á su xeloso marido cuan Harpía y.i había quedado en aquel succao; pero I on le ató la lengua y la pri^bMne sa^ rir su marido , do dio logai^ jS discH 'i .W- i. DE A ILUSTRE FREGONA. itV BurgQf ) ciudad ilustre y famosfa, no ha niu- ihos afkos que en ella vivían dos caballeros piiii- íipales y ricos : el uno se llamaba Don Diego le Carriazo , y el otro Don Juan de Avendaño. í\ Don Diego tuvo un hijo á quien llamó de u mismo nombre , y el Don Juan otro á quien uso Don Tomas de Ayendaño. A estos dos ca- lalli tos mozos, como quien han de ser las piiii- ipalcs personas des(e cuento , por excusar y lioriar letras les llamarénios con solos losinmi- ues ác (Jarriazo , \ de Avendaño. Trtcc añds » poro mas tendría Carriazo, cuando llevado dr ija inclinación picaresca , sin foizarleá ello al un mal tratamiento »{uc sus padses le hiciesiii. olo por su Lusto y antojo se desganó romo di ■ ^n los inucliaelios , de casa de sus padrts v se ué por ese m uiulo adelante, tan contento de I i \Ja libre, que en la mitad de las incomodida- Its V miserias que trae consigo no echaba me - les id abundancia de la casa de su padre , ni < I Indar á pie le cansaba , ni el frió le ofeii- lia. niel cahtr le enfadaba : para c'l todos lo^ Keinpos (íel año le eran dulce y ti.inpl.i.I * >rin>.ivera : tan bien dormia en parvas , vow ^ ti» cülcbones : con tanto gusto se soterral¡ » . n 46 «1 un pajar de un mesón , como si'Vc entre dos sábanas de Holanda : 6nalmente él lió tan bien con el asanto de picaro , qiM pi era leer cátedra en la facoltad al famoso de farache. En tres años que tardó en parece ▼ul?er á su casa aprendió á jugar á U taba Madrid, y al rentoy en las Tentillas de Toleí y á presa y pinta en pie en las barbacanas de ▼illa; pero con serle anejo á este género dei la miseria y estrecheza , mostraba Carriazo un príncipe en sos obras : á tiro de esvppeta mil señales descubría ser l>ieii ik»cíÍB f por era generoso y bien partido con. sus cauarai ▼isitaba pocas reces las ermitas de Baco; j i que bebia vino , era tan jpoco., qae nuA^ do. entrar en el número oe los que llamaá i graciados , qoe con alguna cota qoe be] demasiada , luego se lea pone el rostro ce si se le hubiesen |albcgado con bermellón almagre. En fin en Camaxo TÍó el mondo picaro virtuoso I limpio, bien criado, y maa medianamente discreto ; pasó por todos loa j dos de picaro , basta que se graduó de maettn las almadrabas de Zahara donde ea al finibost* de la picaresca. O picaros de cocina , sucios, j dos y lucios : pobres flngidos, tullidos falsos, cátemelos de Zocodover , de la plaui á% Mad vistosos oracioner(»s , esportilleros da'Scvi mandílejos de la hampa , con toda la eatcrra numerable que se encierra debajo dastfeiMnj picaro ! bajad el toldo , amainad |d..4M| « m llaméis picaros sii|o habéis corsado' 4Ótfc||a en la academia de la pesca de |os atoüf» ?a allí , que está en su centia altfábato {nato la poltronería : allí esti la sociedad limpia, ; gordura rolliza , la hambre pronta , la. har abundante^ sin disfraz el yicio; el juego siem liodas , la «pu , ' romancfi» «««>•- «w*)». aia ar- nés : aquí se cauta , am se reniega , acullú iñe , acá se juega , y por todo se hurta : campea la libertad y luce el trabajo, allí van ivian muchos padres principales á buscar á hijos, y los halian; y tanto, aienten sacarlos aquella vida , como si los Uevaran á dar la erte. Pero toda esta dulzura qtie he piutado , le un amargo acíbar que lá amarga ; y es no er- dormir suef^o seguro sin el temor de que jn instante los trasladen de Zahara á Beibe- : por esto las noches se recogen á unas torres la marina , y tienen sus atajadores y cenli- )s, en confíanza de cuyos ojos cierran ellos suyos i puesto que tal vez ha sucedido , que tíñelas y atajadores, picaros, mayorales, bar- y redcü , con toda la turbamulta que allí se pa , han anochecido en España , y aniaiieciíio TetuMU. Pero no fué parte este temor par.t nuestro Carriazo dejase de acudir allí tic^ inos á (! irse buen tiempo : el último verano lijo t.ín bien la suerte, que ganó á los naipes üa (le setecientos reales, con los cuales quiso irse , y volverse á Burgos, y á los ojos de mi Ire que liabian derramado por él muchas I t- iias : despidióse de sus amigos, que los tenia :h{js y ni!iy buenos : prometióles que el v»- 1 siguiente seria con ellos, si enfermedal ó lite lio lo estorbase : dejó con ellos la niilad u alma , y todos sus deseos entregó á aquella > ís arenas , que á él parecían mas fiese.is \ les, qnc los campos Elíseos : y por estar \ < íluinlíiado de caminar ¡i pie , tomó el camino a ni-.no, \ sobre dos alpargates se llegí» ibsd^ «ira hislu VaÜudülid, cantando las lies áii^- des I mar ua cuiur rvsíTO y Bavau «t BB Bill flamenca y y para trastejarse y tMCitrae del borr (ior de picaro , y ponerse en limpio de caballer Teto esto hizo según y como le dieron com< didad quinientos reales con que llegó á Yalli dolid , y aun dellos reservó ciento , con qne i presento á sus padres honrado y contento. EI1< le recibieron con mucha alegría , y todos sus am gos y parientes vinieron ádarle'el parabién da buena venida del Seftor Don Diego de Garriai su hijo. Es de advertir qne en su perefrínaeii Don Diego mudó el nombkre -de Carriazo en el t Urdíales , y con este nombre se hizo llamar i los que el suyo no sabian. Entre los que vinieron á ver el recien llegM fueron Don Juan de Avendafio, y su hijo Don T* mas , con quien Carriazo por ser ambos de ni misma edad y vecinos i trabó y ■ confirmó vi amistad estrechísima. Contó Carriazo á sos jp drcs y á todos, mil magnificas y luengas menbr de cosas que le habian sucedido en los tres afi de su ausencia ; pero nunca tocó ni por pien en las almadrabas , paesto qoe en eHas tenik i contino puesta la imaginación , especialami cuando vio que se llegaba el tiempo doiide htÜL prometido á sus amigos la vuelta : ni le.anti tenia la caza en que sa padre le ocupaba» tti 1 mucbos , honestos , y gastosos convites qin aquella ciudad se usan, le daban guato t;t« pasatiempo le cansaba , y á todos 'los vükjcn que se le ofrecian , anteponia el que ]iabiíÍM| l)ido en las almadrabas. Avendafto »vC aMBl viéndole muchas veties melañeófieo é imngtt tivo , fiado en su amistad se atrevió á pregoatn la causa , y se obligó á remediarla si poáieM fuese menester , con su sangre misma. Na eoi Carriazo tenérsela encubierta por no agrariai sus tnnf que tenia ute , que Avenda!íO| cu ..c uir, alabó que vituperó sn gusto. m:*u. an el de lica fué disponer Garriazo la yoluntad de laño de manera ^ que determinó de irse con Dzar un verano de aquella felicísima vida ; habia descrito, de lo cual quedó sobre contento Garriazo, por parecerle que habia 3 un testigo de abono que calificase ^ubaja ainaciou : trazaron ensimismo de juntar 1 dinero que pudiesen , y el mejor modo lUáron fue que de allí á dos meses habia de ?ndaño á Salamanca, donde por su gusto nos habia estado estudiando las lenguas 1 y Latina , y su padre quería que pasase ite , y estudiase la facultad que él quisiese; del dinero que le diese habria para lo que »ari. En este tierapu propuso Carnaxo á su que tenia voluntad de irse Oou AvendaTio liar á Salamanca. Vino su padre ron tanio t'U ello, que hahlanclo al de Avi^ndar», or- tu de ponerles juntos ca^a ea SalaniiiKa , )dos los requisitos que pedían r,er hijos LlefTose el tiempo tle la paiti(ia :})roveve- de dineros, y enviárou con vWos un avo s gobernase, que tenia mas de fiouijro de lie de discreto. Los padres dieron docü- s á sus hijos de lo que habian de hacer, y lo se habian de gobernar, piua salir a])rri- os en la virtud y en las ciencias, que es ) que todo estudiante debe j)roleii«ler sacar trabajos y vigilias, prinrijia'. nenie lo.s ácidos, i^loslráronse lo» iiijos iiumi! es , famosa por su antigüedad y srns aguas á de#* '' pecho del Caño dorado , y de la rerexenda Príonii * con paz sea dicho de Leganitos » y de la extre- madísima fuente Castellana ; en coya competen- Téncallar Corpa jp la Ptaiiiipi ia Man- legáron á Argales, y cuando cretóel criado "taba Avendaño de las bolsas d.el cojin al- osa con que beber, yió que sacó una carta 1 , diriéndole que luego al punto volviese idad, y se la diese á su ayo, v que en dáu- ?s esperase en la puerta del Tampo. Obe- •i criado, tomó la carta» volvió á la ciu- ellos volvieron las riendas, y aquella no- rmiérou en Mojados^ y de allí á dos diaa drid , y en otros cuatro se veudiéron las en pública plaxa » y bubo quien les fiase s escudos de prometido, y aun quien lea 1 dinero en oro por sus cabales. Vistiéronse yo, con capotillos de dos hablas ^zabones, güelles^ y medias de paño pardo» Ropero [ue por la mañana les compró sus vestidos, noche los habia mudado de manera , que conociera la propia madre qnt* los habia Puestos pues á la ligera y del modo que ano quiso y supo , se pusieron eu caniino ledo ad pedctn litterce v sin espadas , que u el ropero , aunque no atafíia á su me- , se las habia comprado, nioslos ir por abora , pues van contentos es , y volvamos á contar lo que el ayo hizo ) abrió la carta , que el criado le llevó . y |uc decía de esta manera. Vuesa nícrced •rvido , señor Pedro Alonso , de tener pa- i y dar la vuelta á Burgos , donde dirá á ^s padres que habiendo nosotros sus hijos adura considcr.icion considerado cuan mas á son de los caballeros las armas , cpic las , hahemos determinarlo de trorar a Sala- por l^ruselas , y á España por Flándes : alrocientos escudos llevamos, I.ks muías aos vender : nuestra hidalga intención y el C 3 .que nadie le juzgaiá {>»• u- 'stra pnrtida es ahora, la Tntiui snn cu js fuete senido , el cual guardt a lueiB iaeii.su rao puede . y estos sus menores di.ioípiílos Je- ainos.De la fuente de Argales, puesto ya el pie I el estribo para caminar á Plándes. Cnrríaio, Alendarlo. Quedó Pedro Alonso suspenso ea yendo la epístola , y acudió prcato i as, que detenerse á ver las pirámides de Kgipt 1 otra de las siete maravillas , ó todas juntas. E repetir las palabras de los mozos , y en remedí Ír contrahacer el modo y los ademanes con qi as deciau , entretuvieron el camino hasta T< ledo, y luego siendo la guia Carriazo que ya of vez habia estado en aquella ciudad , bajando j la Sangre de Cristo , dieron con la podada Sevillano -, pero no se atrevieron á pedirla s porque su trago no lo pedia. Era ya anochec y aunque Carriazo importunaba á Avendañr fuesen á otra parte á buscar posada , uo le quitar de la puerta d« la del Sevillano , rando si acaso parecia la tau celebrada fr« Entrábase la noche , y la fregona no salí: •esperábase Carriazo , y Avendaño se quedo s el cual por salir con su intencio excusa de preguntar por unos caballeíos gos que iban á la ciudad de Sevilla , hasta el patio de la posada ; y apenas 1 trado, cuando de una sala que en el pati' ^ió salir una moza al parecer de quince • mas ó menos ^ vestida como labradora 55 /ela etfi Aven- daño lo -4: iM moza , liuo en su rostro , .^ 1^* uja ver en él \o9 que suelen pintar áv lus ángeivs : quedó suspenso y atónito de su hermosura , y no acertó á pre- guntarle nada : tal era su suspensión y embele- samiento. La moza viendo aquel hombre delante de sí, le dijo : que busca , hermano { es por ven- tura criado de alguno de los huéspedes de casa I lio soy criado de ninguno , sino vuestro , res- pondió Avendaño , todo lleno de turbación y so- bresalto. La moza , que de aquel modo se vio responder, dijo: vaya, hermano, norabuena, que las que servimos no hemos menester criados; y llamando á su señor le dijo : mire , señor , lo que busca este mancebo. Salió su amo , y pre- guntóle que buscaba! £1 respondió que á unos caballeros de Burgos que iban á Sevilla , uno de los cuales era su señor, el cual le habia enviado delante por Alcalá de Henares donde halña d<; hacer un negocio que les importaba ; y que junto con esto le mandó , que se viniese á Tolodo , v le esperase en la posada del Sevillano ^ doiule vendría á apearse , y que pensaba que llegaii.i aquella noche ú otro dia á mas tardar. Tan hu«'n color dio Avcndaño á su mentira, que á la cuenta del huésped pasó por verdad, pues le dijo : qué- dese, amigo, en la posada, que aquí podrá es- perar á su señor hasta que venga. Muchas mer- cedes, señor huésped , respondió Avendanü , y mande vuesa merced que se me dé un aposento pera mí , y un compañero que viene •jornnigo que está allí fuera, que dineros traemos para pagarlo tan bien como otro. Eu buenora , respondió el huésped , y volviéndose á la moza dijo : Costan- cica , di á la Arguello, que lleve á estos galanes al aposento del rincón, y que les eche í;ál)anas •^ ♦ a» ^* coo 1»? -««taba- í-^; «oa »»"^ ¿ » »»* „í eta 4«?f hacer '»'* «o*4»»Te co ^íadVe^V-t^trata* *: ¡e e3Í«*yíodV»t 5? gra- iO¡f iffC >ie San Agustín, lanuerta I mj iiurabüena, esp'ondió CarriazOi csu cu du» Jiaa ae podrá ver. En verdad que lo he de tomar despacio , que no «ramos á Roma á alcanzar alguna vacante. Ta , ta , replicó Garriazo , á mi me maten , amigo , sino estáis vos con mas deseo de quedaros eii Toledo y que de seguir nuestra comenzada rome- ría. Asi es la verdad , respondió Avendaño y y aun tan imposible será apartarme de ver el rostro desta doncella, como no es posible ir al cielo sin buenas obras. Gallardo encarecimiento, dijo Carriazo , y determinación digna de un tan ge- seroso pecno como el vuestro! bien cuadra un Don Tomas de Avendaño , hijo de Don Juan de Avendaño , caballero lo que es bueno , rico lo que basta, mozo lo que alegra , discreto lo que admira , con enamorado y perdido por una fre- gona que sirve en el meiJon del Sevillano ! Lo mismo me parece á mí que es, respondió Aven- daño , considerar un Don Diego de Cariiazo , hijo del mismo caballero, del hábito de Alcán- tara el padre , y el hijo á pique de heredarle con su mayorazgo , no menos gentil en el cuerpo , que en el ánimo, y con todos estos generosos atributos , verle enamorado , de quien si pensáis? de la Reina Ginebra ? no por cierto, sino de la almadraba de Zahara, que es mas fea á lo que creo , que un miedo de santo Antón. Pata es la traviesa, amigo, respondió Carriazo, por los filos que te herí me has muerto, quédese aquí iiuestra pendencia, y vamos á dormir, y amane- cerá Dios, y medraremos. Mira, Carriazo, hasta aliora no has visto á Costanza , en viéndola te áov licencia para que me digas todas las injurias, ó reprehensiones que quisieres. Ya sé } o en que i«" "■ Tin»»' „ «« '""^Sú""! ««■•' ,\ü6» 59 Si me za , ( Efeto solo de U ....^ca; Las potencias del « nos encantas : Para que pueda ser mas conocida La sin par hermosurtf qiie contienes, Y la alta honestidad de que blasonas , Deja el servir, pues debes ser servida De cuantos ven sus manos y sus sienes Resplandecer par cetros y coronas. No fué menester que nadie le dijese á los dos que aquella iniúsica se daba por Costanza , pues bien claro lo había descubierto el soneto , que sonó de tal manera en los oidos de Avendaño , que diera por bien empleado , por no haberle oido haber nacido sordo, y estarlo todos los dias de la vida que le quedaba , á causa que desde aquel punto la come/izó á tener tan mala , como quien se halló traspasado el corazón de la rie^o- rosa lanza tle los zelos , y era lo peor que no sabia , dijo : no se fatigue , señor huésped , 1 libro de la cuenta, que los días que hn- e estar aquí, yo la tcndrw tan buena tu LOMO u. r> { 62 dar la cebada y fiaja qoe piaiereu , «lae no menos al mozo que dice que se le ha ido. £1 verdad que os lo agradezco, mancebo, respondic el huésped, porque yo no puedo atender á esto, porque tengo otras muchas cosas á que acadií fuera de casa : bajad, daroshe el libro 1 y mirad que estos mozos de muías son el mismo diablo , y hacen trampantojos un celemín de cebada coa menos conciencia , que si fuese de paja. Bajó a] patio Avendaño , y entregóse- en el libro 1 y^Üo* menzó á despachar celemines como agua, y alen- tarlos por tan buena orden, que el huésped .^joo lo estaba mirando , <^uedó conjbento , y tanto ^pw dijo : pluguiese á Dios, que vuestro amo no Ti- mase, y que á vos os diese ganA 4e quedaros an rasa , que á fe que otro gallo of cantara 9 poi el mozo que se me fué , vino á mi casa ha] ocho meses roto y flaco , y ahora llera dos _ de vestidos muy buenos , y va gordo como nutria; porque quiero que sepáis, hijo, que esta casa hay muchos provechos amen de los larios. Si yo me quedase,. replicó ArendaAo » repararía mucho en la ganancia, qne con e quiera cosa me contentaría á trueco de estar esta ciudad , que me dicen que f s la mejor España. A lo menos ^ respondió el bué9pe4» de las mejores y* mas abundantes , que nnj ella ; mas otra cosa nos falta ahora , qne «i 1 car quien vaya por agua al rio , que tambie]^ me fué. otro mo^ que con uii|a«no qfe Um moso me tenia rebosando las tinajas , y h^< lago de agua la casa ; y una de las cansas los mozos de muías se huelgan de traer sos' á mi posada, es por la abundancia de agna hallan siempre en ella , porqqe no lleTMi so, nado al rio, sino dentro de casa beben las baldaduras en grandes barreños. Todo esto es . i deró el gr [uia el hauíui , j aot /cagu 20 f seAor huésped , 4u«: jicu ré yo arle y cargarle , como sauc nii coiupañero ar en el libro su mercancía. Sí, dijo Aven- , mi compañero Lope Asturiano servirá de agua como un principe 1 y yo le fío. La Ar~ » que estaba atenta desde el corredor á todas pláticas jdyendo decir á Avendaño, que ci i su compañero, dijo : dígame) gentilhombre^ m le ha de fiar kéit que en yerdad que me 3 que mas necesidad tiene de ser fíado , que ' fíador. Galla , Arguello , dijo el huésped , metas donde no te llaman , yo los fío á en- os f y por vida de vosotras , que no tengáis ni tomares con los mozos de casa , que por as se me van todos. Pues que? dijo otra ; ya se quedan en casa estos mancebos ' li santiguada , que si vo fuera camino coi) que nunca les fiara la bota. Déjese de clio ías , señora gallega , respondió el huésped . i su hacienda , y no se entremeta con lo. , que la moleré á palos. Por cierto sí, re- a galléela , mirad que joyas para codiciarlas ! n verdad que no rae ha hallado el seño: 10 tan juguetona con los mozos de cas;» fuera para teperme en la mala piñón qii<' ue : ellos son bellacos, y se van cuando antoja , sin que nosotras les demos ocasión : bonica gente es ella por cierto , pnr.j lecesidad de apetites que les inciten á da: drugon á sus amos cuando menos se pn Mucho habláis, gallega hermana . rcspon • amo : punto en boca, y atended ¿i lo qi:; n ?. tenéis á mestro cargo. Ta en esto tenia Caí enjaezado el asno, y subiendo en ¿1 de un )>i se encamiuó al rio , dejando á Avendaño alegrre de haber visto su gallarda resolución He aquí teaeruos ya ( enbuenhora se cu< á Avendaño hecho vnozo de raeson con no de Tomas Pi^dro , que asi dijo que se Han y á Carriazo con el de Lope Asturiano I aguador : transformaciones dignas de au uerse á las del narigudo Poeta. A malas acabó de entenderla Arguello qué los dos si daban en casa , cuando hizo designio sol Asturiano , y le marcó por suyo , deterin dose á re^alaile de suerte, que aunque él de condición esquiva y retirada , le volvies blando que un guante. £1 mismo discurso la gallega melindrosa sobre Avendaño; y las dos por trato, y conversación, y por d juntas fuesen grandes amigas, al punto d la una á la otra, su determinación amoro desde aquella noche determinaron de dar cipio á la conquista de sus dos desapasic amantes ; pero lo primero que advirtieron que Us habian de pedir que no les hab pedir zelos por cosas que las viesen hacer perdonas; porque mal pueden regalar las á los de dentro , sino hacen tributarios n fuera de casa : callad , hermanos, deciai ( conio si los tuvieran presentes y fueran verdaderos mancebos óamAcebados) c¿ tapaos ios ojos, y dejad tocar el pandero i sabe , y que guie la danza quien la eutiei no habrá par de canónigos mas regalado vosotros lo seréis destas tributarias vaesti tas V otras razones desta sustancia y jaez la (Gallega y la Arguello. Y entauto ca nuestro buen Lope Asturiano la yucUa .<•;.?::»' 65 por 'jhl^^ pcnsa- luieatos ei «-«i muta- ción dé su estado: o " ¡f^jr esiu , ó porque la suerte asi lo ordenase , en un paso estrecho al bajar de la cuesta encontró con un asno de un aguador que suLia cargado, y como él descen- día, y su asno era gallardo, bien dispuesto . y poco trabajado •, tal encuentro dio al cansado y flaco que subia, que dio con él en el suelo, y por haberse québwao los cántaros , se derramó tam- bién ^1 agua , f^ CUJA desgracia el aguador an- tiguo despechado y. lleno de cólera arremetió al aguador moderno que aun se estaba caballero , y antes que se desenvolviese y apease , le había pegado y asentado una docena de palos (ales, que no le supieron bien al Asturiano. Apeóse en fia , pero con tan malas entrañas, que arreratlió á su enemigo , y asiéudole con ambas manos por líi íjargaüfa dio con él en el F;jtIo , y tal ííolpe dio con la ca])czi snbre tina pirilia , «jue >s.; la iihi\ú por (los partes, SoIÍmüIo t;:iiía ?;!:;g:e que pensó que le haiíia manto. Oíros rniuiio:s n;;iui- dores que allí venían, como vieron á so coiMpa- Ticro tíin mal parado , aii emetiéron i\ Lop;^ , y tuviéronle asi;!;) fiierleincnte , gritando : jiisMria , justicia, que es'e aguador ha m'ierlo un lioinlfie; y cá vuelta dest;:.^ razones y gTÍt(\s le n!!;li.in a mojicones y á pilos. Oiro^ acudieron al ( .lido , Y vieron que teMyi hendida la cabeza , y (¡üe casi estaba espirando. Subieron las voces (ir ¡lora en hora por la cursta arriba , v en la plaza del Carmen dieron en los oíiios de un <'dc;iiaril . el cnal con dos .rorrbetes con mas ligereza que si volara , se puso en el lugar de la pendencia ú tiempo (jue \ x el herido cstalta atravesado süIm o su asno. \' el de Lope asido, y Lope rodeado de luas de yeiulc aguadorcá que no le d( jaban ro- ^4 «UVAiiJ* tenéis á vaestro cargo. Ta en esto tenía Carnaui enjaezado el asno, y subiendo en él de un brinco, se encaniiuó al rio , dejando á Avendaño muy alegre de haber visto su gallarda resolución. He aquí tenemos ya ( enbuenhora se cuente ] á Avendaño hecho mozo de mesón con nombre de Tomas Pedro , que asi dijo que se Ilanuiba s y á Carriazo con el de Lope Asturiano heclio aguador ; transformaciones dignas de antfpo* uerse á las del narigudo iPoeta. 'A malas pciwi acabó de entender la Arguello qo* los dos se que- daban en casa , cuando hi^o designio sobre el Asturiano , y )e marcó por suyo , determinin- dose á regalaile de suerte, qtte aunque ¿I foesi de condición esquiva y retirada , le volviese mal blaudo que un guante. £1 mismo discurso hiao la gallega melindrosa sobre Avendafto; y couM las dos por trato, y conversación, y por donaíi juntas fuesen grandes amigas, al punto declai4 la una á la otra su determinación amorosa y j desde aquella noche determináion de dar prtí^ cipio á la conquista de sus dos desapasionadM amantes ; pero lo primero que advirtieron fn^iP que les habian de pedir que no les habiaa.jt pedir zelos por cosas que las viesen hacer deítt personas; porque mal pueden regalar las mon á los de dentro , sino hacen tríbutaríoa á loe i fuera de casa : .callad, hermanos, decían elli ( cení O si loa^ iov'ieran presares y fueran verdaderos mancebos ó amncenados) tapaos los ojos, y dejad tocar el pandero sabe , y que guie la danza qiiien la enlii no habrá par de canónigos mas . regalada vosotros lo seréis destas tributarias voestra*.' tas V otras razones desta sustancia y jaea la (>allega y la Arguello. Y entanlo caml nuestro buen Lope Asturiano la Tuclta del ñ m-'w^Jp por \)f«*'^m isa- luieaios c <. muta- ción dé su csiaao: o ^,vf. catu, u porque la suerte asi lo ordenase , en un paso estrecho al bajar de la cuesta encontró con un asno de un aguador que suLia cargado, y como él descen- día, y su asno era gallardo, bien dispuesto , y poco trabajado*, tal encuentro dio al cansado y flaco que subia, que dio con él en el suelo, y por haberse québwao los cántaros , se derramó tam- bién ^1 agua , f^ ci^ya desgracia el aguador an- tiguo despechado y. lleno de cólera arremetió al aguador moderno que aun se estaba cal)allero , y antes qiie se desenvolviese y apease , le había pegado y asentado una docena de palos (ales, que no le supieron bien al Asturiano. Apeóse en fia , pero con tan malas entrañas, que arrtMntlió á su enemigo , y asiéndole con ambas manos por la rjargaula dio con él o.n el f^iiflo, y tal ^o!po dio cou la ca])C7, { sobre nui pirrira , IjMiC se la ftbii't por (los partes, s^HírUilo tan(a í-ang:*:; que pensó que lo habia mueito. O^ros muchos aL^iia- clores que allí venian , como vieron .á su comna- Tiero t;.n mal parado , aji emitieron á Lr pe , y tuviéroule asido fiiertemciite , grilaiido : jdshria, justicia, que oUí aguador ha muerto un hombre; y á vuelta (lest;).^ lazoues y gritfís le njc lian a mojieones y á pidos. Otro.^ acudieron al < ;tido , Y vieron que IcmLí hendida la cabeza , y que casi estaba espirando. vSubiéron las voces dt boca en boí^a por la cu; sta arriba , v en la plaza del Carmen dieron en los oídos de un alguacil . el cual con dos .corr beles con mas ligereza rjue si volara . se puso en el lugar de la peuíleneia á lie?npo<{ue y:\ el herido estaba atravesado sobte su asno, y el de Lope asido, y Lope ro(]t'ado de luas de veiulc aguadores que no le dejaban ro- 66 KOVELA dear , antes le bromaban las costillas de auvneraf que mas se padiera temer de su YÍda , que de la del herido según menudeaban sobre él los puRoSi y las varas aquellos vengadores de la agena in- juria. Llegó el alguacil , apartó la gente , entregó á sus corchetes al Asturiano» j' antecogiendo á su asno , y al herido sobre el sojo^ dio con dlog en la cárcel , acompasado de tanta ^^nte jr^jdt tantos muchachos que le segoian jÉ^c^i^pcnaa po* dia hender por las calles. Al nyür de Uí geait salió Tomas Pedro y su amó á n puertn ^ á ver de que procedía tanta grita » Y deacabridtioil á Lope entre los dos corchetes lleno de aanyü^ el rostro y la boca : miró laegó por sn asno Ú^- huésped , y viole en poder de otro corchete qv)^ ya se les babia ¡untado : preguntó la cansn aquellas prisiones, fuéle respondida la ti del suceso , pesóle por su asno temiendo qno había de perder, ó á lo menos de hacer tas por cobrarle, que él valia. Tomas Pedro , guió á su compañero , sin que le dejasen flegar^ hablarle una palabra : tanta era la gente ana impedia , y el recato de los corchetes , y «U-' guacil que le llevaba. Finalmente no le dejó ~ ta verle poner en la cárcel, y en un calabomo dos pares de grillos , y al herido en la en^^ donde se halló á verle corar, y vió^e la era peligrosa y mucho , y lo a^mo dijo el ^ jano. El alguacil se llevó á sifllsa los dos y mas cinco reales de á ocho , que los fiabian quitado á Lope. Volvióse á lajposada de confusión y de tristeza, halló al que ya por amo con no menos pesadumbre que el t á quien dijo de la manera que quedaba sn pañero , y del peligro de muerte en qne ealal el herido, y del sucesa de su asno : dijolo ms que á su desgracia se le habia a&adido otra dei in«ii*bir fa de su señor le — ií»í" > y le habia dicho que su £ . ^»^/» n muy de priesa y ahorrar dos leguas de camino de Madrid había pasado por la barca de Aceca , y que aquella no- che dormia'en Orgaz , y que le habia dado doce escudos que le diese , con orden de que se fuese á Sevilla donde le esperaba ; pero no puede ser asi , añadió T^maS| .pues no será razón que yo de< je á «mi a]DÍ^O& oamarada en la cárcel y en tanto peligro : mi am<9 me podrá perdonar por ahora ; cuanto mas que él es tan bueno y honrado , quo dará por bien cualquier falta que le hiciere á trueco que no la haga á mi camarada : vuesa merced, señor amo , me la hTga de tomar este dinero y acudir á este negocio ; y ea tanto que esto se gasta , yo escribiré á mi señor lo que pasa y y sé que me enviará dineros que basten á sacarnos de c(3alquier peligro. Abrió los ojos de un palmo el liUívsped , alegre de ver que en parte iba saneando la pérdida de su asno : turnó el di- ñero, y consoló á Tomas, diciéndole que él te- nia personas en Toledo de tal calidad , que vnliaii muclio con la justicia, especialmente una señora monja, parienta del corregidor, f(ue le mandaba con el pie , y que una lavandera del monasterio de la tal monja tenia una hija, que era grandísimii amigado una hermana de un fraile muy faiHÍIi;ír y conocido del Wnfesor de la dicha monja : la cual lavandera lavaba la ropa en casa , v como esta pida á su bija, que sí pedirá , bable á la ber- mana del fraile que hable á su hermano que ba- ble al confesor , y el confesor á la nioiiji, v la monjíí guste de dar un billete ( que sen r()«;a fácil ) para el corregidor donde le pi(bí eiicare- cidaíuí'nte mire por el negocio de Tomas , sin duda alguna se podrá esperar buen suceso : v D 4 68 « lA esto ha de ser eoñ tal , qae el agnado, ««o mment, y con que no falte ungüento para untar á todof los ministros de la jnsticia , porque si no están untados, gruñen mas que carretas de bueyes. En gracia le cayó á Tomas los ofrecimientos del fa- Tor que su amo le babia becbo . y. los infinitos y revueltos arcaduces por donde le hábia derivadoi y aunque conoció que antes lo babifi dicho .d« socarrón, que de inocente, con todo eso le agfft- deció su buen ánimo, y le eift-regÓpÉL dinero con promesa que no faltaría ro'j^hc^njt ^Vegnn él tenia la confianza en sa seüor ieomo* ya le'habiat dicho. La Arguello que tío atrailfado á ^h nuevo cuyo, acudió luego á la cárcel áileyarle de co-* ' iner ; ms*8 no se 1« dejaron ver, de qoe ella ?qI' ^ tío mu\ sentida y mal contenta, pero no porefto i*' do>i>tió de su buen propósito. En resolución dea* tro de quince días estuvo fuera de peligro el be- TÍdo , y á los veinte declaró el cirujano que et- taba del todo sano : y yá en este tiempo babui dado traza Tomas como le viniesen cincoent^ : escudos de Sevilla, y sacándolos él de sa senti^.. se los entregó al huésped con cartas y cédula fiÁ« gida de su amo ; y como al huésped le iba poico. en averiguar la verdad de aquella correspond!encñi^ cogia el dinero , aue por ser en escudos de o^ le alegraba mucho, for seis ducados se apartó 4m la qurre'la el herido : en diez, y en el asno, T. las costas sentenciéron al Ast^ftano. Salió áejl% cárcel , pero no quiso volver á^tar con ra C4 pañero, dándole por disculpa que^n Joa días babia estado preso le habia visitado la Ar{ y requf rídole de amores , causa para él <Íe molefitia y enfado , que antes se dejara ahorcifií'^ que corresponder con el deseo de tan mala iMpb* : ¿ra : que lo que pensaba hacer era, ya qoe él *] estaba determinado de seguir y pasar adelanto I ie agnadc que con u^^v^.v. ^^. ^^.^^aáo m o* por vagamundo, j ijuk cud sola una carga gua se podia audar todo el dia por la ciudad is anchuras mirando bobas. Antes mirarás Tiesas que bobas en esta ciudad,. que tieue a de tenerlas roas discretas mugeres de £s- a , y que'aiidau á una su discreción con su onosura ; y'sinb míralo por Costaucica , de as sgbiMft de belleza puede enriquecer no solo rs ht&iyips desta ciudad ,' sino á las de todo nundo. Paso', señor Tomas , replicó Lope , IOS poquito á poquito en esto de las alabanzas la seuora fregona, si no quiere' que como le go por loco , le tenga por herege. Fregona has nado á Cosianza, hermano Lope ? respondió mas : Dios te lo perdone , y te trayga á ver- toro coriori miento de tu yerro. Pues no es fre- ía ? replicó (?l AstiiriariO. Hasfa ahora la truí^o r ver freo^ar el primer plato. JMo importa, dijo 1)0, no haberle vi.sío fregar el primer plato, le has vieto fregar el sej.Miudo , y aun el ceulé- lo. Yo le (ligo, herniauo . replicó Tomas, <¡ne i no friega, ui entiende en otra cosa que en labor, y en ser guar(!a de la plata labrada que V en casa, que es niuoíia. Pues como la lianiau r toda la ciudad, dijo Lope, la Fregona ilus- , si es que no frie^ia I mas sin duda debe de • que como friega plata * y no loza , le dau mbre de ilustre. Pt;ro dejando esto a parte . ueTomaS; en que estado eslan tus esperanzas! i el de perdición , respondió Tomas : porque todos estos dias qsic ins estado preso, nunca he podido hal)lar una palabra , y -^ muchas e los huéspedes le dicen, con nin2;uua otra sa responde, que con bnjar los ojos, y no des- d5 '?0 r, plegar los labios;' tai es su honestitljád j fea r«^ cato, que no menos enamora cou su recogimiento, ({ue con su hermosura : lo que me trae alcanzado de paciencia, es saber que el hijo del corregidor, que es mozo brioso y also atrevido , moere por ella y la solicita con músicas , que pocas noches se pasan sin dársela , y tan al descubierto , ifom en lo que cantan la nombran , li^ alaban f ylk Mh> lenizan ; pero ella no las oye , ni^dt'sdé que aao^ chece hasta la mañana no sale del aposento d« su ama, escudo que no deja qbe ^ÉBBN ^l.co* razón la dura saeta' de los zelos« Pues qpie pite* sas hacer con el imposible que se te. otrece ea la conquista desta Porcia, desta Minerva f.y'HcaUk nuera PenelopCi que en figura de doncella y ám fregona te enamora , te acobarda, y te desTanece I Haz la burla qué de mi quisieres, amigo Lope> que yo sé que estoy enamorado del mas nermoao rostro que pudo formar naturaleaa , j de la mas incomparable honestidad que ahora se puede oaar en el mundo. Costanza se llama , y no Porcia « Minerva, ó Penelope : en un mesón sirve, tjjam no lo puedo negar; pero que puedo yo hacer* aj, me parece que el destino con oculta fuerxa me iac cliua , y la elección con claro discurso me mueven que la adore! Mira, amigo, no sé como tedigapnH siguió Tomas, déla Inanera con que amor el bajo sngeto desta fregona (qbe tu llamas) mal^ encam- bra y levanta tan alto, que viéud^ ilo le vea , y conociéndole' ie desconozca : no^ posibla ^na» ¿ atraque lo procuro, pueda un breve término caonK templar , si asi se ^uede decir , en la bajesa élfn^ su estado , porque luego acuden á borrasma esla 1 pensamiento su belleza , su donaire, su sosiego ¿ -■ su honestidad, y recogimiento, y me dan á can tender, qne debajo de aquella rústica cortesa debe de estar encerrada y escondida alguna mina lié tearlo y con aquel {ue- > , sino cou oe e.x^ ide á mas que á servir y ~ ^lucurar que ella quiera , pagándome cou bouesta voluutad lo á la mia también honesta , se debe. A esto to dio una gran toz el Asturiano, y como lamando , dijo : ó amor platónico! ó fregona trc! ó felicísimos tiempos los nuestros! donde 108 qáfi ü'belleza enamora sin malicia , la ho- tidadrenciénde-flin que abrase , el donaire da to sin que incite » y Ia bajeza del estado hu- de obliga y fuerza á que le suban sobre la la de la que llaman Fortuna I ó pobres atunes »s f que os pasáis este año , sin ser visitados te tan enamorado y aficionado vuestro ! pero ¡ne viene , yo bare la enmienda de manera , no se quejen de mí íos mayorales de las mis eadas almadrabas ! A esto dijo Tomaí; : ya , Asturiano , cuan al descubierto te burlas de : lo que podias hacer, es iilc norabueua á tu ]ueiía , que yo me quedaré en mi casa, y aquí hallarás á la vuelta; si quisieres llevarte cou- » el dinero que te toca, luego le lo daré , y ?n paz , y cada uno siga la senda por donde icstino le guiare. Por mas discreto ív tenia , licó Lope , y tú no ves que lo que digo es bur- lo ? pero ya que seque tú hablas de veras, de is te serviré en lodo aquello que fuere de tu lo : una cosa sola te pido en recompeusa de muchas que pienso hacer en tu servicio, y es no me pongas en ocasión de que la Arguello requieljre ni solicite, porque antes romperé tu amistad , que ponerme á peligro de tener uva : vive Dios , amigo , que habla mas que relator , v que le huele el alieuto á ranuras d6 7^ EL& desde una legua s toaos los dientes de flrrifca t&ñ postizos, y tengo para mí que los cabellos soa cabellera, y para adobar y suplir estaj» faltas f después que me descubrió su nial pensamiento f ha dado en afeitarse con albayalde , y asi se ial-* bega el rostro , que no parece sino mascaron de yeso puro. Todo eso es verdad, replicó Tomas ^ y no es tan mala la Gallega que .4 mí me marti* riza : lo que se podrá hacer^ es que esta noche sola estes en la posada , y mañana conyprarás el asno que dices y buscarás dondcf ^^fj^'^N^f^i hai-*. ras los encuentros de la Arguello, ^'ytM|ifedaré sujeto á los de la Gallega , y á los inre|j[ralf|ijeS de los rayos de la vista de mi Costanza. . .\-'' ' En esto se convinieron los dos amigos',* J se fuerou á la posada , adonde de la Arguello faé cou iiMieátra de mucho amor recibido el Asto* riano. Aquella noche hubo un baile á la puerta de la posada de muchos mozos dé muías, que en ella y e.u las convecinas había. El que tocó la guitarra fué el Asturiano i las bailadoras , amen de las dos gallegas y de la Arguello , fueron otras tres mozas de otra podada : juntáronse mucf^ia embozados ron mas deseo de ver á Cof tanc# ^ que el baile ; pero ella no pareció» ni salió á verle , con que dejó burlados muchos deseos. De tal mauera t^^raba la guitarra Lope, que deeiaa que. la ha« ia hablar. Pidiéronle las mozas, y emi mas ahinco la Argu'^Mo, que cantase algún ro* maucfc : t*l dijo , qt como ellafe le bailasen al modo romo se c«uta y baila en las comedias, qne le cantaría, v que para que no lo errasen « que hicitsen todo aquello que él dijese cantando no otra cosa. Habia entre los mozos de mnlM bailarines, y entre las mozas ni mas ni menos» IMoudó el pecho Lope escupiendo dos veces, en el cual tiempo pensó lo que diria , y como. era Ioe¿ . 7-' pres "elici- Bima c< , VL cantar desta Üiaucia. Salga la he sa Arguello Mo7.a , una ve% y no mas , Y haciendo una reverencia Dé dos pasos hacia airas. ' De la mano la arrebate El quejllaman Barrabas, ' AttdiUuz mozo de muías , %anólli-go del compás. ■"- ^ De las dos mozas gallegas Que en esta posada están, Salga la mas carigorda En cuerpo , y sin dcvantal. Engarráfela Torote , Y todos cuatro á la par Con mudanzas y meneos Den principio á uu contrapas. Torio lo que iba cantando el Asturiano hicie- ron al pie de la letra ellos y ellas; mas cuando llegó á decir , que diesen principio á un contia pas , respondió fJarrabas , que asi le Hamabau por mal nonabre albailarin mozo de muías : Ikíi- mano músico , mire lo que canta , y no moteje á naciie de mal vestido, porque aquí uobav nai- de con trapos, y cada uno se viste como Dios le ayuda. El huésped que oyó la ignorancia del mo- zo , le dijo : hermano mozo, contrapas es un hai- le extraugero , y no motejo de mal vestidos. Si eso es : replicó el mozo, no hay paraque nos mo- tan en dihiíjos : toquen stjs zaraband.ís , cliaco- nas , y folias al uso, y escudillen como qui- sieren, que a(juí hay personas que le sal)rán lle- nar las medidas hasta el gollete. El Asturiano , 74 , «¿I-A no , sin replicar palaora prosiguió sa canto , dt- riendo : Eatren paes todas las ninfas Y los ninfos qae han de entrar : g'ae el baile de la chacona s mas ancho que la mar. Requieran las castalletas , T bájense á refregar Las manos por esa arena , -^j. O tierra del muladar. '^^"^ Todos lo han hecho mvj IpíOI ^ib No tengo qoe les retar : ''^ , Santigüense , y den al diablo Dos higas de sa Ingoeral* Escopan al hidepota , Porqae nos deja holgar ^ Paesto qae de la chacona Nanea se soela apartan Cambio el son , dirina Arguella « Mas bella qae nn hospital^ Pues eres mi nueva masa ^ Tn faTor me quieras dar. El baile de la chacona» ^ Eftfierra la vida hona» Hállase allí el tjerciaio Que la salud aooaíoda , Sacudiendo de los miarnteiM A la pereda poltrona. Baile la rita en t\ peeho De quien baila y de quien toca , Del que mira y del que escacha Baile y inásica sonora. Vierten azogue los pies , Derrítese la persona ; DI Y con Las m £1 brío 7 la 1 reza En los yiejos ñe remoza , Y en los mancebos se ensalza Y sobre modo se entona. EL baile de la cliacona Encierra la vida bona, ^^QttO de veces ha intentado Ageste noble señora Soi^hi aleare zarabanda , , £1 pésame , y perra mora. Énti'arse por los resqu^ios De las casas religiosas , ' A inquietar la honestidad Que en las santas celdas mora ! Cuantas fué vituperada Do los mismos que la adoran! Porque imagina el lascivo , Y al que es necio se le antoja. Oue el />a/Ie fie la chacona I'. acierra la vida bona. Esta indiana amulatada De quien la fama pregona Que ha hecho mas sacrilegios i\ i asaltos-, que hizo Aroba : Ksta , á quien es tributaria La turba de las fregonas, l.ri caterva (!e los pages , V (le lacayos las tropas , Diré , juia , V no revienta , (^)ui; á |)C.^ar do la p<;rsüna l>il .Sf)brrbio zambapalo , Ella es la fior do la olla \ 76 .Li Y qi>6 sola la chacona. Encierra la vida búna. En tauto que Lope cantaba , se hacían rajatf hallando la turbamulta Ae los mulantes y frega* trices del baile , que llegaban á doce, j en tan- to que Lope se acomotió de su buen propósito. En resolución den* i] tro de quince días estuvo fuera de peligro el. bt«']| TÍdo , y á los veinte declaró el cirujano que ea«, ;'^ taha del todo sano : y ya en este tiempo iialiu. dado traza Tomas como le viniesen cincneiit% escudos de Sevilla, y sacándolos él de sa 8e¿|}.^ se los entregó al huésped con cartas y cédala Qa* gida de su amo ; y como al huésped le iba paie4( en averiguar la verdad de aquella correspondenc^ cogía Tol do , que con aqueiia .eiiu juzgacio de ngua se podía niidar todo el dia por In cíud. á sus aochuras mirando bobas. Antes mir.ir hermosas que bobas en esta ciudad ,. que tif fama de teuerlas mas dijcretas mugeres de E hermosura : y sinO niiralo por Coftauciea , n fas híWtOKií licsl.-i ciudad,' sino á las d<' \u el UMindo. Paso, scfior ToniHS , replicó I.<>i' yamoj poquito á poquito en esto de tas alaban- de ta se&iira fregona , «i no quiere^que coiun leo^o por loro , le tenga por herege. r'regoiia : llamado í Coslanza, herniauo Lope ? respon Tomas ! Dios te lo perdone, y te (rayga S t rt^ulero conocimiento di- tu yerro. Pues no ef I e^<¡^'. re;ilici, el Asturíaiio.'llasla ahora la l.i ¡Hir ver ficg;ir el primer plato. Ko impoila . i J.íipc, no haberle viüo fregar el primer phi si le li:is viito fregar el n-ijiiodo , y aun el reí simo. Yo te cügo, hermano, replicó Tomas, íu lal.or, V en ser guinda de la piala lahrii.l» Ii,iV en casa. í[ue es m,,eii!i. Put-s como b Üü. I-t.rloda la ciudad, dijo Lope, la FreKini.i i tro. si es que no fric|ia ! mas sin duda di i^i Kcr que como^riega piala ^ y tío lo/a , te dínie Tomas, nu que cstudo nilan tus esperan Eli el de perdií;ioO , respondió Turnas : pui vil todos estos dias que li;is estado preso, m )a he podido hafilar una pal.dir.i , y ú mn' í"e loa huespedes le díeeii , con iiin?iiiia cosa responde, que cou bi.j.ir loi oj'.s, \ i'o plegar los labios ;'tai es su honestitiaa T ftQ r*-' cato, que no menos enamora con su recogimiento, ({ue con su hermosura : lo que me trae aicanzado de paciencia, es saber que el hijo del corregidor, que es mozo brioso y algo atrevido , moere por ella y la solicita con músicas . que pocas noches se pasan sin dársela , y tan al descubierto , ^IM en lo que cantan la nombran, li^kkibany y la mh* lenizan ; pero ella no las oye , ni^t* sdé que aao^ chece hasta la mañana no sale del aposento da su ama, escodo que no deja qbe ^QÉBBN ei.CO* razón la dura saeta' de los zelos« PÜíes q[tte pite* sas hacer con et imposible que se te, ofrece ea la conquista desta Porcia, desta Minerva ¡y HcaUk nuera Penelope, que en figura de doncella y de fregona te enamora, te acobarda, y tedesVanece? Haz la burla que de mi quisieres , amigo Iiope> que yo sé que estoy enamorado del mas nermoca rostro que pudo formar naturaleza , j de la mas incomparable honestidad que ahora se puede oaar tn el mundo. Cdstanza se llama , J no Porcia t Minerva, ó Penelope : en un mesón sirve, qna no lo puedo negar; pero que puedo yo hacer* ti, me parece que el destino con oculta fuerza meÍBf cliua , y la elección con claro discurso me mueve 4 que la adore! Mira, amigo, uq ñé como tedigaprcH siguió Tomas, déla Inanera con que amor ei baja sngeto destia fregona (qbe tu Uámas) mel^ eneaai* bra y levanta tan alto, que viéud|de no le veui y conociéndole le deWonozca : noC posible qnen aunque to procuro, pueda un breve tériHÍBOo< templar , si asi se puede decir , en la bajesa su estado , porque luego acuden á borrasma eala pensamiento su belleza , su donaire, eu sosiego i su honestidad , y recogimiento, y me daii á e»i tender, que debajo de aquella rústica corteza debe de estar encerrada y escondida alguna mina 71 de gnm ; finaí- xneoté i oien , y no con «4UC1 uuívi , ~ utras he que- rido, sino con amuí lau muiiio, que 110 se ex- tiende á mas que á servir y á procurar que ella me quiera, pagándome con honesta voluntad lo que á la mia también honesta , se debe. A esto punto dio una gran voz el Asturiano , y como exclamando y dijo : ó amor platónico! ó fregona ilustre! ó felicísimos tiempos los nuestros! donde vemos rmu^bellezA enamora sin malicia , la ho- nestidaorenciende-flin que abrase , el donaire da gusto sin (|ue incite » y la bajeza del estado hu- milde obliga y fuerza á que le suban sobre la rueda de la que llaman Fortuna I ó pobres atunes mios , que os pasáis este año , sin ser visitados deste tan enamorado y aficionado vuestro ! pero el que viene , yo haré la enmienda de roauera , que no se quejen de mí los mayorales de las mis deseadas almadrabas ! A esto dijo Tomas ; ya veo, Asturiano , cuan al descubierto te burlas de mí : lo que pedias hacer, es irle norabuena á tu pesquería , que yo me quedaré en mi casa , y ;u|!u me hallarás á la vuelta; si quisieres Ilevaite roii- tigo el dinero que te toca, luego te lo dnré , y ve en paz, y cada uno siga la senda por donde su destino le guiare. Por mas discreto te tenia , replicó Lope , y tú no yes que lo que digo es btii- laudü ? pero ya que seque tú hablas de veras, de veras te serviré en lodo aquello que fuere de tu gusto : una cosa sola te pido en recompensa de las muchas que pienso hacer en tu servicio, y es que 110 me pongas en ocasión de que la Arí^ufllo jue rcíjniebre ni solicite, porque antes rüniperc con tu amistad , que poneime á peli;:íro d*- tener la suya : vive Dios , amigo, que babl.i nuís que nn relator, y que le huele el aliento á rai.iiias i) G plegar los labios ; tal es su honestiJad T • cato, que no menos enamora cou su recogimi (jue con su hermosura : lo que me trae alcnn de paciencia, es saber que el hijo tlel correa que es mozo brioso y «ilgo atrevido , muer( ella y la solicita cou músicas , que pocas nc se pasan sin dársela , y tan al descubierto i en lo que cantan la nombran, la alaban, y 1 lenizan; pero ella no las oye, ni-dtsdé que chece hasta la mañana no sale del aposenl su ama , escudo que no deja que me paie e razón la dura saeta de los zelos. Pues cfue ] sas hacer con el imposible que se te ofrece conquista desta Porcia , desta Minerva , y < nueva Penelope , que eu figura de doncella fregona te enamora , te acobarda, y te desvae Haz la burla que de mí quisieres , amigo L que yo sé que estoy enamorado del mas herí rostro que pudo formar naturaleza , y de la incomparable honestidad que ahora se puede eu el mundo. Costanza se llama , y no Poi Minerva, ó Penelope : en un mesón sirve, no lo puedo negar; pero que puedo yo hace me parece que el destino con oculta fuerza m cliun ,y la elección con claro discurso memu< que la adore! Mira, amigo, no sé como te diga siguió Tomas, de la manera con que amor el sngeto desta fregona (que tú llamas) me le ene hra y levanta tan alto, que viéndole nu le ve conociéndole le desconozca : noTS posible > aunque lo procuro, pueda un breve léniíiuo templar, si asi se puede decir, en )a baiez 7í meoté i DÍen , y no con caldca aiuwa a uLicts he (|Ue- rido , sino con amoi *.atA limpio, que no se ex- tiende á mas que á seryir y á procurar que ella me quiera, pagándome con honesta voluutad lo que á la mia también honesta , se debe. A esto punto dio una gran toz el Asturiano , y como exclamando, dijo : ó amor platónico! ó fregona ilustre! ófeHcísimos tiempos los nuestros! donde yemos nMlKbeUeza enamora sin malicia , la ho- nestidaoFenciende-fiin que abrase , el donaire da gusto 8Ífí((úe incite , y la bajeza del estado hu- milde obliga y fuerza á que le suban sobre la rueda de la que llaman Fortuna? ó pobres utuues mi os y que os pasáis este año, sin ser visitados deste tan enamorado y aficionado vuestro ! pero el que viene , yo haré la enmienda de manera , 3ue no se quejen de mí los mayorales de las mis oseadas almadrabas ! A esto dijo Tomas : va veo, Asturiauo , cuan al descubierto te burlas de luí : lo que podías hacer, es irle norabuena á tu pesquería , que yo me quedaré eii mi casa, y acjuí me hallarás á la vuelta; si quisieres llevaite cou- tigo el dinero que te toca, luego te lo daré , y ve en paz , y cada uno siga la senda por donde su destino le guiare. Por mas discreto te tenia , replicó Lope , y tú no ves que lo que digo es bur- lando ? pero ya que seque tú hablas de veras, de veras te serviré en todo aquello que fuere de tu gusto : una cosa sola te pido en recompeni>a de las muchas que pienso hacer en tu servicio, y es que no me pongas en ocasión de que la Argutlio jue reeré con tu amistad , que ponerme á peli;íro (U' tener la suya : vive Dios , amigo , que habl.J nuts que un relator, v que le bucle el aliento á rabuias d6 ^2 ,El«a desde una tegna : toaos los dientes áe arritia lótt postizos y Y tengo para mi que los cabellos soa cahollera, y para adobar y suplir estad faltas f después que me descubrió su mal pensamiento , ha dado en afeitarse con albayalde , y asi se jal'» bega el rostro , que no parece sino mascaron de yeso puro. Todo eso es verdad, replicó Tomag^ y no es tan mala la Gallega que -á mi me marti* riza : lo que se podrá hacer, es que esta noche sola estes en la posada, y mañana con^prarág el asno que dices y buscarás dondcf esla^jteasi hoi-*. ras los encuentros de la Arguello, ^'yMiiiedaTé sujrto á los de la Gallega , y á los inrelpral^a de los rayos de la vista de mi Costanza* . \-' Eu esto se convinieron los dos amigos,* J se fue roa á la posada , adonde de la Arguello faé cou mueiktra de mucho amor recibido el Asto* riano. Aquella noche hubo un baile á la puerta df la posada de muchos mozos de muías, que en ella y en las convecinas había. El que tocó la guitarra fué el Asturiano c las bailadoras , amea de las do2> gallegas y de la Arguello , fn¿ron otraa tres mozas de otra podada : juntáronse machps embozados rou mas deseo de ver á Costana ^ que el baile ; pero ella no pareció» ni salió á verle , con que dejó burlados muchos deseos. De tal mauera t'^>raba la guitarra Lope, que decias que. la haría hablar, ndiéronle las mozas, j coa mas ahiuco la Arguf'Mo, que caiitase algim ro- mancb : t>l dijo , qt como ellafele bailasen al modo romo se canta y baila en las comedias,, qoe le cantaría, y que para que no lo errasen f qne hiciesen todo aquello que ¿I dijese cantando no otra cosa. Habia entre los mozos de inaláíl bailarines, y entre las mozas ni mas ni menea* IMoudó el pecho Lope escupiendo dos veces, ett el cual tiempo pensó lo que diría , y como. era {ne j^' ]Qe % tle prflsl felicí- Biina ce a cantar desta mauera. Salga la hermosa Arguello Mo/a , una vez y no mas , Y haciendo una reverencia Dé dos pasos hacia airas. * De la mano la arrebate El quejilaman Barrabas, ' Andaluz mozo de muías , ^finófei-go del compás. "- ^ l>e las dos mozas gallegas Que en esta posada están. Salga la mas carigorda £n cuerpo, y siu dcvantal. Engarráfela Torote , Y todos cuatro á la par Con mudanzas y meneos Den principio á un contrapas. Todo lo que iba cantando el Asturiano lucie- ron al pie de la letia ellos y ellas; mas cuando llegó á decir , que diesen principio á un contra pas , respondió JBarraljas , que asi le llatnaliau por mal nombre al bailarin mozo deninlas : h , Con esto yeréis , señora » *' ^ 1 • ; - Que envidian vuestra fortuna, ]7 * .. , ' Las soberbias por linage, Las grandes por bermosura. Si queréis ahorrar camino , La mas rica y la mas pura Voluntad en mi os ofrezco « ■ Que TÍO amor en alma alguna. • J^" ^ • t* El acabar estos áltimos versos y el ífegar Toktt" do dos medios ladrillos, fué todo uno , qae aico« mo dieron junto á los pies del músico , le die« ran en mitad de la cabeza , con facilidad le m* carao de los cascos la música y ](a poesía. Asom- bróse el pobre , y dio á correr por aquella cues- ta arriba con tanta priesa, que no le alssnsum un galgo : infelice estado de los músicos , Mvr*-' ciélagos y lechuzos, siempre sujetos á senMfnv- tes lluvias y desmanes! A todos los qoe Moa« ' chado habian la voz del apedreado, lespareoi^' i bien; pero á quien mejor, fué á Tomas Pedio^>, que admiró la ▼oz y el roBHAce : mas qnisMim él que de otra que Costanza naciera la oottrioa de tantas músicas , puesto que á sus oídos jamM llegó uinguna. Contrario deste parecer fne Bar* -. r&bas el mozo de muías que también esloYe 79 aféalo á <ó huir al músico _,. tu, ifobador rfe Judas y que pulgas le vuiu»» • r&bas el mozo de muías que también sstiif^ 79 atento á lóhuirat músico r, frobador cié Judas y que pulgas ^^ c ^ «us ojos; y quien diablos te enseñó á cantai á uua fregoua cosas de esferas y de cielos, llamándola luues, martes , y ruedas de fortuna ? dijérasla noramala para tí y para quien le hu viere parecido bien tu troba , quees tiesa como un espárrago , entonada como un pluDMige , blanca como una leche , honesta cODio im fraile novicio , melindrosa y zahareña cpmo iiñá 19^^ de alquiler, y mas dura que uu pedazo de^rgamasa , que como esto le dijeras , ella Ip entendiera, y se holgara ; pero llamarla embajador, y-red, y moble , y alteza , y bajesa, mas es para decirlo á un niño de la dotriua, que á una fregona : verdaderamente que hay poetas en el mundo , que escriben trobas que no hay diablo que las entienda; yo á lo menos aunque soy Barrabas, estas que ha cantado este mi'isico, de ninguna manera las entiendo : miren que ha- TÁ Coslaiicira? pero ella lo hace mejor , que se está en su cama hacienflo burla del mismo Pres- te Juan de las Indias : este músico á lo menos no es de los del hijo del corregidor, que aquellos son muchos , y una vez que otra se dejan en- tender; pero este, voto á tal, que me deja mohino. Todos los que escucharon á Barrabas recihié- ron gran gusto, y tuvieron su ceusura y parecer por muy acertado. Con esto se acostaron todos y apenas estaba sosegada la gente, cuando sin- tió Lope que llamaban á la puerta de su aposen- to muv paso; y preguntando : quien llamaba ? Fuete respondido con voz baja : la Arguello y la Gallega somos, :;l)rannos , (juc nos morimos de trio. Pues en verdad , respondió Lope , que es- tamos en la mitad de los caniculares. Déjate de gracias, Lope, replicó la Gallega , levántate y 7 8 /ELA Y del primero no mas Que el resplandor de la luna : Esta esfera sois , Constanza , Puesta por corta fortuna En lugar que por indiano Vuestras yenturas deslámbra. Fabricad TOS Yuestra suerte y'- Consintiendo se reduzga /■;' La entereza á trato al uso» ."^Ib La esquividad á blandura.. j iier las posaderas como unas amapolas* Ellaa , que se vieron responder tan acerbamente j tan fuera de aqfiello que primero se imaginároui Jte» miérou la furia del Asturiano, y deír^fflfátA sof esiit-rauzas y borrados sus designiosLflr^^plvi¿*Oi| tristes y maíay en turadas á sus lec^rt^aonqoie |4^ tes de apaitarse de la puerta ,t dijo lIpíjll^^o^UÓ > poniendo los hocicos por el agojejó'áie^la llaTe: no es la miel para la boca del asno' i' y ¿on esto como si hubieran dicho una gran sentencia , y tomado una justa Ténganla se toItíó como se ha dicho á su triste cama. Lope qne sintió que •• habían vuelto, dijo á Tomas Pedro que estaba despierto : mirad. Tomas, ponedme tos á pe- lear con dos gigiintes, y en ocasioa que ne sea forzofo desquijarar por vuestro servicio media docpua ó una de leones, que yo lo haré con facilidad que beberuna taza de vino; pero qne pongai.<< en necesidad, queme tome á braxopaitli " do con la Arguello, no lo consentiré simeasaetea» sen : mirad que doncellas de Dinamarcanos había ofrecido la suerte esta noche* Ahora bieii| amane* cera Dios, y medraremos. Ta te I|6 dicho, amigo , respondió Tomas, que puedeshacerta gasto, ó ja en irte á tu vomeria, ó ya en comprar el asno, y -. hacerte aguador como tienes determinado. Ba ft'' de ser aguador meaGrmo, respondió Lope, j dar* mam os lo poco que queda hasta venir el día, qao tengo esta cabeza mayor que una caba, ynoea» toy para ponerme ahora á departir contigo* Dai^ . miérouse , ?ino el dia , lerantáronse , y acadió ^^'^^ -^ y- -r. j^f Tomas merca- da de ] a comprar un asno que luese aíu. Sucedió pues cjue * . o nevado de sus pi'u- samieutos, y de la comuuidad que le daba 1n so- ledad de las fiestas , baLia compuesto en algu- nas unos versos amorosos , y escrítolos eu el mismo libro do tenia la cuenta cíe la cebada , con intención de sacarlos á parte en limpio , y romjjer ó horrar aquellas hojas ; pero anles que esto bítnti^e, estando él fuera de casa, habiéndo- se dejado ^ibro sobre el cajón de la cebada , le tomó su-^bro , y abriéndole para ver como estaba la cuenta , dio con los versos , que leídos le turbaron y sobresaltaron. Fuese con ellos á su muger, y antes que se los leyese llamó á Cos- tanza , y con grandes encarecimientos mezcla- dos con amenazas , le dijo le dijese si Tomas Pedro el mozo de la cebada lo había di( !¡o aliiun requiebro , ó alguna palabra dcsror.;- puesta ó que diese indicio de tí^iitila aíi< luv.. Costanza juró que la primera palolua en aíjiic- 11a ó cvi otra materia alguna estaba aun j'or hablarla, y que jamas ni aun ron los ojos le Ii;íí>í,< dado muestras de pensamiento malo aU.uno. Creyéronla sus amos por estar acostuinbraüus á oiría sitmpre decii' verdad en todo ruaulolo i»i»:- guníaban. Dijéronle que se fuese de allí , a d huésped dijo á ^u ninger : nosé quo medi-.i d».-,- to : habréis de saber, señora, que Tomas I i ;;f escritas en esto libro de la cebada uíjas co]! .^ , que me ponen mala espina que está cnamoiíuío de Costancica. Veamos las C(^plas. rrspondi» la ■muger, que yo os diré lo que en eso debo di; haber. Asi será sin duda alguna, repliró su m»- rido , que como sois poeta , luego daréis ni . u sentido. No soy poeta . respondió la muger , r>c~ ro ya sabéis tos que tengo buen enl tMlenlo « y que sé rezar en latín las caatro oraciones. Me- jor haríades de rezarlas en romance , que ja os dijo vuestro tío el clérigo que decíades mil gaza- fatones cuando rezábades en latín , y que no re- zábades ns^da. £8a flecba déla aljaba de su sobri-> na ha salido , que está envidioss de yerme toofuir las Horas de latin en la mano, é irme por ellas como por viña yendimiada. Sea como toa ípár- siéredes, respondió el bnésped,- estad atante» que las coplas son estas. ft , • - Quien de amor yentoras ba}lJÉ ^ El que calla. ^^, Quien triunfa de su aspereza ? La firmeza* Quien da alcj^lce á sa alegtla? La porfía. Dése modo bien podría Ksperar dichosa palma , Si en esta empresa mi alma Calla , está firme , j porfia* Con quien se sustenta amor? Con favor. Y con que mengua sn foría ! Con la injorí^. Antes con desdenes crece ! Desfallece. Claro en esto se parece Que mi amor será inmortal ; Pues la causa de mi mal Ni injuria, ni favorece. Quien desespera , que espera ? Muerte entera. ■ ■."■ a» lia í t «5 Luego bien sei ? Mejor fiufrir , Porque se suele decir , (Y esta verdad se reciba) : Que tras la tormenta esquiva Suele la calma venir. ' • . ' - Descubriré mi pasión 2 < £n ocasión. Y^vÍAmas me la da I Simará. Llegará la muerte en tanto. Llegue á tanto Tu limpia fe y esperanza , Que en sabiéndolo Costanza Convierta en risa tu llauto. Hay mas? dijo la I)ucspeila. No, respondió el marido; pero que os parece deslos veíaos? J^o pri- jiicio, dijo ella, es meuester averiíjuar ¿>i son ü<» Tomas. En eso no hay que poner duda , leplicó el marido , })orque la letra de la cuenta de la ce- bada y la de las coplas, toda es una, sin que se pueda negar. Mirad, marido, dijo la huéspeda, á lo que yo veo, puesto que las coplas noniJHaii á Costancica, por doude se puede pensar (jue s(; hicieron para ella, no por eso lo habernos de aíii -zTüar nosotros por verdad como si se loo viéramos ^ ^cribir; cuanto mas, que otras Coblunzas nii« ^ -^1:^ nuestra hav en el mundo ; pero > a que sen por ^ -sta , ahí no le dice nada que la deslionrt; , ni la :^^ ide eos 1 cjue le importe. Estemos á la mira , y^ -^ ^/Vernos á la mucbaclia, (jiie si él (stii ennino- -^c/c^ della , á buen se^jaro que él baga mas roplas ^ 5"* je procure dárselas. ISo seria mejor, dijo el 84 ... marido , qaitarnos ae esos cmdados, J ecliail* de casa ! Eso , respondió la huéspeda y en Toestra mauo está ', pero en verdad que según yos tlems , el mozo sirve de manera , que seria conciencia el despedirle por tan liviana ocasión. Ahora hien, dijo el marido, estaremos alerta, como tos de- cís , y el tiempo nos dirá lo que habernos de ha- cer.* Quedaron en eso, y tornó á poner ^ hués- ped el libro donde le había hallado. SoViiptíini^m». ansioso á buscar su libro, hallóle, y'porqnir'ifo le diese otro sobresalto, trasladó lai^ coplas y'^ rasgó aquellas hojas, y propijsb ^W^hituraMa á descubrir su deseo á Costanza ev la priDélnt ocasión que se le ofreciese. Pero c^mó ella an- daba siempre sobre los estribos üé bvl honestidad y recato , á ningano daba lugar de mirarla, cuanto mas de ponerse á pláticas con ella; y como ha- bía tanta gente y tantos ojos de ordinario en la posada, se aumentaba mas la dificultad de ha- blarle, de que se desesperaba el pobre enamo« . rado. Mas habiendo salido aquel dia Cóstanaaí - con una toca ceñida por las mejillas, y dicho á: quieu se lo preguntó porque se la había puesto « - que .tenia un gran dolor de mnelas , Tomas » á quien sus deseos avivaban el entendimiento , €ík v.' un instante discurrió lo que seria boeno qoe hi* ' ciese , y dijo : señora Costanza , ye le daré uiMC^ oración en escrito qne á dos yeces qoe la rece ^ '• se le quitará como con la mano sa dolor. Not»v bueaai respondió Costanza, que yo la femaré ^ . porque sé leer. Ha de ser con condición , di¡« Tomas, que no la ha de mostrar á nadie, pfir^ que la estimo en mucho , y no será bien qao fKil saberla muchos se menosprecie. To le promélOy dijo Costaoza, Tomas, qoe no la dé á nadie, yí*^ démela luego , porque me fatiga mocho el dolor. ■ ; Yo la trasladaré de la memoria, respondió Ta^ máfl^ las pri- meras 1 v^uaianza , y Costaiiza á Tomas . i po que hahia que estaba en casa, tjue ya pasauaü de veinte y cuatro dias. Retiróse Tomas, y escribió la oíi- cion, y tuvo lugar de dársela á Costanza sin quu nadie lo viese, y ella con mucho gusto yraüs de- voción se entró en un aposento á solas , y abi it ucit^ el papel , vio qiie decía desta manera, Señora de mi alma : yo soy un caballero natu- ral jle Bur^a^: si alcanzo de dias a mi p Jrr , heredo un mayorazgo de seis mil ducarlos ta verdad; v enterada ;. n c!ia , hiendo íjusto vuestro , seré vueslio espusí) , \' nu* tendió pur el nías Ijien afortunado dtd niiü.do : riOiO por ahora os pido que no echéis tan eiianio- rados v hnipios pensamientos romo los juio.-. fn la calle : (jue si vuestro dueño lo sabe, v íí(í l^s cree , me condenará á destierro de vueslta j)r'.- senria, que seria lo mismo que condenamu; a muerte :ea*l|i|t crédula que yo : aprende otras oración^ mas n* ciles , porque esta será imposible qne te sea dm provecho. £n diciendo esto se entro con siianM( y Tomas quedó suspenso ; pero algo consolado^ viendo que en solo el pecho de Costania que- daba el secreto de su deseo t pareci^ndole qae pues no habia dado cuenta áéí á sn amo, por 1« menos no estaba en peligro de qne le echasen d«. rasa Parecióle qak en el primer paao qoe halñn dado en sn pretensión, habia atropellado por »il montes de inconvenientes ▼ qne en lae eOMif grandes j dudosas la mayor difieultad está en |oí principios. Entanto que esto sucedió en la posada^ «A ba el* Asturiano comprando el asno donde k vendian ; y aonqne halló mochos, ningnno le a tisfizo, puesto qne nn gitano anduvo mnj aolitf to por encajarle ano que mas caminaba por azogue que le habia echado en los oidoa* qoe f ligereza suya; pero lo qoe contentaba con el so, desagradaba con el- cuerpo, qne era mny que&o : y no del grandor y talle qne Lope qni que le buscaba suficiente para llevarle á ¿I añadidura, ora fuesen vacíos, ó llenoa loa Cf ros. Llegóse á él en esto nn mozo « y dljo^ dé agoad prado » qn -u >« iad , y ai :!o¿ia de IDOS , porque aunque p« '.bu süuas y bu€~ , todas son falsas y llenas ae dolamas; si qui- e comprar la que le conviene , véngase con- ;o, y calle la boca. Creyóle el Asturiano, y •lef que guiase adonde estaba el asno, quctan^ ncarecia. Fuéronse los dos mano á mano p lo dic0i|,J)%sta que llegaron á la huerta del /^t dónde a la 'BOinbra de una azuda hallaron :hos agiii^dores. cuyos asnos pacian en un pra^ que allí cerca estaba. Mostró el vendedor su o, tal, que le hinchó el ojo al Asturiano , y todos los que allí estarzan, fué alabado el asno, fuerte, de caminador, y comedor sobre ma- a. Hicieron su concierto, y sin otra seguri- , ni información, siendo corredores y media- Ds ios demás aguadores, dio diez y seis duca-* por el asno, con todos los adliercntcs del ofi- Hizo la pniia rral en escudos de oro. Dié- le el parabién de la compra y de la entrada I oficio, y certificáronle que había comprado asno dichosísimo , porque el dueño que le iba, sin que se le mancase, ni matase , hal)ia ado con él en menos tiempo de un año, des- s de haberse sustentado á él y al asno honra- leiite, dos pares de vestidos, y mas aquellos i y seis ducados , con que pensaba volver á tierra donde le'tenian concertado un casami- ) ron una media parienta suya. Amen de los redores del asu >, estaban otros cuatro agua- os jileando H la primera, tendidos en el suelo, it'iidoies dr hufefe la tierra, de sobremesa sus as Púsose el Ashiriano á mirarlos v \\ó qae ugaban como aguadores, sino como arcedia- E 2 "8 "^ü nos, porqae tenía de resto catín Dno nal Je «MB rcñk-s f.n ruartos j en plata. T.legú nna mann-da ech.'ir todos el resto ; y si uno iio diera partido A Diro , él hiciera nicaa i-allega. Fioalineute i lus iloH eo aquel resto, se lee acab» el diaera. J se k-vanUiou. Viendo lo coel el vendedor dfll' asno, dijo que si hubiera cbalni, qui' él jugara, I porque era enemigo de jugar pu tirrin. Kl Asturi- ano que era de propiedad del az' 1- que *1 hsría cuarto. Sentáronse Int^o, Mtiduvu la c sn lie boeua manera, y querieud^ ^^araiili;& al dinero que el tiempo, en poco ralo perdió LopC . seis escudos que tenia , J .viéndole ein blanra', dijo que si le querían jogar el asno ; que el l« jugaría. Acetaron el enfile , v liiio de resto ita cuarto del asno, diciendo que" por ouattoü queri*. jugarle. Dijole tan mal, que i-n cuatro restos '•on-> secutiramente perdiólos cuatro cuartos del sa- no, y ganóseloa el mismo ijiie si- le liabia vea- dído j y levantándose para volver á entregarse en él , dijo el Asturiano qoe arlvirliesen quí él ' Bolamente habla jugado los . . • ■ lii . Hlodo'l lia; y hubo letrados que fiirn o lenia razón en Ig que pi>dis e cuando ae vende un carnero li oti , DO se saca ni quita la cola que is cuartos traseroa ha de ir Forzosa nal replica Lope que los carneros de Bat- ió cuuccdia i pero que h I, y que a lo á ella «><« la punta del celebiv; i». .«Oaainen- espiuazo donde ella l< ba principio y día, hasta parar en los uitmios pelos della. e vos, dijo uno, que ello sea asi como de- * que os la den como la pedis y sentaos á ' lo que del asno queda» Pues asi es. le- Lope, venga mi cola ; sino por Dios qie c ííev^if^jll asno , si bien viniesen por él is -afgu^dores hay en el mundo ; y no pien- le por ser tantos los que aquí están , me le hacer* superchería , porque soy yo un re que rae sabré llegar á otro hombre, y ie dos palmos de daga por las tripas, sin epa de quien, por donde , ó como le viuo; s, que no quiero qne ine paguen la cola por cantidad , sino que quiero que rae la n 5(;r y la corten dol asno , corno tengo . Al gíiUcinrioso , y á ios demás les parc- 0 ser IjÍiíu llevar aíjuel lugocio por fuerza ue jiizgiiron ser de tal brio el Asluiiauo , ^o rnii.sculiria que se If hiriesen; el cual esl.íli i lucho al trato de las ahnadralias , 1 se ejercita todo faenero de nunbo, y já- y (le extiaor.linarios juianienlos, y boatos, allí el canelo, y eiupurió un puñal que o del cnjn. tillo Iraia, y pi'isose en tal pos- (jue infundió t( tnur v resoeto en toda aquc- ;uad(vSa compañía, t'iual mente uno delius , íarecia de mas razón y discurso , los con- en ípie se echase la cul.i contra v.w cuarl.> sno á una quínola, óá dos y pasante-' Fut;- onleutos, pan(í la quínola Lope, picóse el echó el otro cuarto, y á otras tres manos -'• sinaísuo. Quiso jiií;ar el dinero, noqueiiu K o >e ; pero tanto te porfiiron toJot , Id de hanrr, coD que hiio el viage del a- lo, dejáadole sia un solo mar^vedii y fue ua- la peoduinbre i[De deato recibió el perdidoso, cíe arrojó en el luelo, ; co'iieijió á darse do .labniadas poi la tierra. Lopt romo bien nacido, como liberal, y compaiÍTole levantó, y IbtoI- 'ió todo el dinero que le babia ganado, y losdí- :z y leis durados del asD0> j aun de los que é] tenia, repartió con loi circunstaittes , niT'a en- tran .1 liberalidad pasmó i todos': y -si fucrauloi tiempos y la; ocasiones del Tamorlao le aba- rail por Ilejdelos aguadores. Con grande acom- paSamiento toItÍÚ Lope día ciudad, donde con- tó á Tomas lo sucedido, y Tamas asi mismo le dio cuenta de sus buenos sucesos. No quedó ta- berna, ni bodegón , ni junta du piraros, donde no se supiese el jueeo del asno , el desquite por la cola, y el brioy la liberalidad del Asturiano i pero como la mala bestia de) Vulgo por la mayor 5 arte es mala, maldita, y maldicieule, do loniil em«moria U liberalidad, brío, y buenas partel del gran Lope, lino solament* la cola; y asi ape- nas hubo andado dos día* por la ciudad cchao' do agaa , cuando se tío sefialnr de miicboK cqn el dedo que decían : cite es el aguador de la c<^ la. Estuvieron loa muchachos átenlos, supiéroil •1 caso , y no babia uomado Lope por la en- trada de cailqnieri ulle, onando por toda el)l lo gritaban qoien de aqal, j quien de allí : As- turiano, daca la cola, daca la cola Asturiano , Lope que s« tío Maetear d« tantas lenguas , J, con tantas Tocea , dio en callar , ereyenda qno' en su mucho silencia ae Bae|ara tanta ÍDSolen- cía: mas ni por e(M, pues mientras mas calla- ba , mas los muchachos gritibaii ; y -isi probA i mudar su pacieacia en cúlcr- y apc ndoje da P 1 o, di6V& lar el po juu tar las es ^ jugar una que quitaba, a^ uu « u cha- >, nacian ea el xnismu lustaute oncta sie- sino setecientas, que con mayor aliiuco y audeo le pedian la cofa. Finalmente tuvo por n de retirarse á una posada , que habia to- do fuera de la de su compañero, por huir de \rguellp , y de estarse en ella hasta que la uencia ófe aquel mal planeta pasase , y se l'asc de la memoria de los muchachos aque- demanda mala de la cola , que le pedian. s dias se pasaron, sin qu£ saliese de casa si- era de noche que iba á ver á Tomas , y á gunlarle del estado en que se hallaba , el 1 le contó que después que habia dado el pa- á Cofitanza , nunca mas habia podido ha- ríe una sola palabra, y que le parecia que an- íi mas recatada que solía , puesto que una tuvo lugar de llegar á hablarle, y viéndolo le habia dicho antes que llegase : Tomas , me duele uada, y asi ni tengo necesidad de palabras, ni de tus oraciones: conténtate , no te acuso á la Inquisición , y no le ran- ; j)ero que estas razones las dijo sin mostrar en ios ojos , ni otro desabrimiento que pu- a dar indicio de riguridad alguna. Lope le tó á él la priesa que le daban los mucha- s, pidiéudolc la cola, porque él liabia pedido le su asno, conque hizo el famoso desquite )nsojóIe Tomas, que no saliese de casa, á lo IOS sobre el asno, v que si saliese, fuese por calles solas y apartadas, y que cuaiub; es- lO bastase, l)astaria dejar el oficio, último ro- io de poner fin á tan poca honesta denian- Preguntóle Lope , si Jiabia acudido mas la Gallega. Tomaa dijo qoe no ; perb r no Í0^^ jaba de sobornarle la voluntad con regaios y pre- sentes de lo que hurtaba en la cocina á los ha- cfspedes. Ryticóse con esto á su posada Lope 0011 deterniintfc^l^ftde no salir della en otros 8c|ft^4l~ as, á lo m'éiios con el asno. "ÜiL '« Las once serian de la noche , cuando í proviso y sin pensarlo vieron entrar en I* da muchas varas de justicia, y al cabo al regidor. Alborotóse el huésped-, y.aon los IiimÍs- pedes; porque asi como los comct^'cnándó^'SO muestran , siempre causan temores de desgnüitiítf é infortnnios , ni mas ni menos la josticia, ca- ando de trépente y de tropel se entracA nna ca« sa, sobresalta y atemoriza hasta las conciencias no culpadas. Entróse el Corregidor eu nna sala^ Hamo al huésped de casa , el coal yino temblan-^ do á verlo que el señor Corregidor qneria. Y asi como le vio el Corregidor, le preguntó con man- cha gravedad : sois vos el huésped ? Si, seRor, re»* pondió él, para lo que Yuesa merced me quttte* re iitaudar. Mandó el Corregidor que saliesen de ' la sala todos los que en ella estaban, j ^e le de- - jasen solo con el huésped. Hiciéronlo asi, 7 qae* ' dándose solos, dijo el Corregidotihlhaésped : ho» \- ésped, que gente deservicio tenéis en esta Toet* d ira posada ? Señor, respondió él, tengo dos mo* ^ zas gallegas, y nna ama-, J ma Hftosi» «fne ti«n« cuenta con darla cebafla jpaja. No inas ? re- ■ plicó el Corregidor. No, sefiort respondió ti bQ- ésped. Pues decidme, huésped, dijo «d GoifipiJU' ¿. dor, i donde está ana machacba quB Sm^m .Jfjpm T sirve en esta casa,, tan hermosa, ({ue por toéá^ T: ciudad la llaman* la ilustre Fregona, tmb iÍM han llegado á decir que mi lii|0 D. .Pni^iite ^ es su enamorado, y que no hay nocbe qne nO; Ift dé músicas I Señor retpqndió el boésped-^ r6 eatiéád l no ser vi ui- Men, afiaaio ei rniei . _- rced la licencia, le diré lu que ha, lo : lo J£|Xnas he dicho á persona algu. ro ro verá la fregona, que saber otia cosü . lía- la acá, dijo el Corregidor. Asomóse el hucs- á la puerta de la sala, y dijo : oíblo, señura? id que entre aquí Costancica. Cuando la peda' oyó que el Corregidor llamaba á Cos- a, turbóse, y comenzó á torcerse las manos, di- Jo: áy desdichaiadcmi! el Corregidora Cos- a, y á solas, algún gran mal debe de haber dido , que la hermosura desta muchacha trae iutados los hombres. Costanza f|ue lo oia , : señora, no se congoje, qne yo iré á ver fiie el señor Corregidor quiere , y si algún hubiere sucedido^ esté segura vuesa merced no tendré yo la mlpn ; y en esto sin a¿[uar- qij!.' otra vez 1,1 llaiuiroii. lomó iiLia v< la cn- iid.í ííobrc un cainÍL'ltro do pl.ita , > con mas iu Dza que temor, fué (lo>i;iií el Coii^ t*. lo r ha. Asi como el Corrt"i lor la vi(') . maiuló ijó?i)i'.i fjne '^errase la puerta de la sala : lo liocho, el Corrí gidor se icvaiit(') v tominitlo el {«■IfMoque Costanza traia, Il('j;áítdü!e la luz al ro, laaiijüvo mirando toda dt-aiiba abajo; y o Costanza estaba con sol)re.''alto , habíase- [jrcndiil; el color del rostro v c staba lan ht r- a V tan honesta , rjue al Corr.gi lor le puris- que es'a])a mirando la h'rmosur i di i^n an- ea la ti supimoi por enioneeB ; pera at cabo da I días, que por ínferma la scnoru p«re)irÍDB se Ci~ taba eu casa, una de las liueílac nos ilaoió á mi. | y á mi muger de su parle ; futmoi á \et lo quo. I 3uiTÍa,:^Jfc.puerU cerrada v dclnule Je sus ciia*>,| as, CBtí|<^Mti lágrinaseii los ojos, dojí dijo ciefi g que estas inisnias raioaes : lefiotes iniai , íof 1 cirios me doD testigos que síd culpu uiia ia«li&- IId eu el rigoroso tiance que ahoro os diré : yo estoy prefiuda, y tao cerca dul parto, que ya los dolores me vua apretando : uibg'mn dt loirria- dos que vieneu conmigo, sabeu mi ottesidad y , desgracia láestas mis mugeTesr-*- - -■ = •- -- ■- - qneiido eacubrirselo , por huii sos ojOS de mi tierra, v porque esl a hora no mti' louiase en ella , hirtí *olo deir á N. Stnora dñ' OunJalupe : ella debe de haber iido servida quH en esla vu^^slra casa me tome el parlo: tros está ahora el remediarme y arudiri el secreto , qtie merece la que su hoora po^ ne eu vuestras manos: la paga de '" "' que lue biciéredea , que asi quier ai DO rccpundiere al ^ran beneüt pero , ref piiuderá á lo mtabí i ¡ da una Toluutad muj ■gndecirl; que comiencen á dar mW^fras d:: i bolsillo , y sacaudo debajo de la almohada Í cama n boUillo dea ¡"i >de oro y d gT) 1 impU V sin mira lo qu eha cia, p msi.en sa y colgad a d la per gno*. illos ríe pal bra de a que le dije que no era meDíí )lu que no éramos personas qm mas que por caridad uos moviainoa ü¿a de ugi«^^ e for itatfmi eneater , amigos , que buaqutig dande i o que pariere lutgo luego , buicaado ta Dienliras qne decir á quiealo i;Dtregáred , lor ahora será en la ciudad , y después qui- ne y de llcvariue á cumplir mi TOto, cuando ladaliipe Tuelia, lo sabréis, porque el tiem- e habrli dado tuger de que piease y eicoja !jar que me cDuvenga : partera no la fae me- :r, ni'b quiero, que otros (artos mas honra- [ue lie' tenido, me aseguran que con sala la a destas mis criadei facilitare lus diBcul- i, y ahorraré un testigo mas de mis sucesos. dio ña á su razonamiento la lastimada pe- cipio á un copioso llanto , Fué consolado por las muchas , y buenas !s que mi muger ja vuelta en mas acuerdo, > : iinalmenta yo sali luego á buscar doa- 'ar lo quepariese á cualquier hora que fue~ entro las dore y la una de oquetlii mitma , cuando to'Ui la geute de casa estaba en- í liurmosa que mis o¡03 hasta entonces isto, que e parlo, ni la hija nació llorando: CD lodüs 1 sosiego V silencio maravilloso, v tul cual cuiii pLiia el secreto de aquel extraño raso. vniiu i:t medico ü visitarla; pero no por^ :Ilu le hubiese declarado de que proredia al i y las medicinas que ordenaiía , nunca :lü lue dijo ella misma despuea que se vii" fuera de peligro, j a lo» uouo día* ae Icv^él con el mismo bulto, ó con otro qne te pirecia á aquel con qae le había echado. Fiíí i ta m- meria, y toItíó de allí á Teiote dijs ya casi t*' la , porqof poco i poco se iba quilando del a lo dejó ordenado fu madre, la-cunl couteuta de lo qne yo había hecho, al tienpo de despediría ine dio una cadena do oro qae hasta al go , da la Goal qailó seú trozas, los cu ifae traería la persona qoe por \n uiRa vinese: también cortó na blanco pergabiino á «untas y á ondas , i la traza y manera eomo cuando se eo- clavi)an las manos, y en los dedos íe escribiew alguna cosa, que estando enclañjados los dados se puede leer, y despaas de aparta' queda dÍTÍdida la rason, porque s letras , que en Tolfiendo i anoluvijar los dedos se juntan y corresponden da manera, que se pue- den leer eontinuamenta : digo que el un perea- mÍDO sirve de alma del otro, y eucajadot se le- erán, y dirídidos no «spotiklé, fino es adivinando la mitad del pergaminn; y casi toda la cadens Siedó en mi poder , y todo lo tengo, esperattda contrasefio hasta ahora ; | ' dijo que dentro de doa aBos ei cncargáadome qa« la criase t .. , era, sino del modo qne sa snele criar una labravj dora. Encargóme también que li por nlgoii SUC4 . so no le fuese posible enviar Ub prestJ''V*r ■- , hija, qne aonqn* creciese j llegase á tener eatea^l diniiento , no le dijeic del mod o que había na' • cidoi y que la perdónate «I no decir, "I r í qq Hm, m i 1 oca- sión' ttl* iuu , Uttiidoine otros cuairucieuio aro y abrazando á mi muger con ticmus i. iums, se partió, de- jándonos admirados de su uiscrecioUi yalor , y hermosura y recato. Costauza se crió en la al- dea dos años, y luego la truje conmigo, y siem- pre la lie traido en hábito de labradora , como su madre me lo dejó mandado. Quince años, ua mes , y cuatro días ha que aguardo á quien hi de venir por ^lla, y la mucha tardanza me lii consumido la esperanza de ver esta venida , y si en este afío en que estamos, no vienen, ten go determinado de prohijarla , y darle toda mi hacienda , que vale mas de seis mil ducados , Dios sea bendito. Resta ahora, señor Corregidor, decir á vuesa merced, si es posible que yo se- pa decir las bondades y las virtudes de laCostan- cica. Ella, lo primero y principal, es devotísi- jiia de N. Señora , eoníiesa y comulga cada mes •• sabe escribir y leer : no hay mayor randera en Toledo : caula á la almohadilla como unos .'in- fieles : en ser honesta no hay quien la iguale : pues en loque toca á ser herrnosa, ya vueáa mer- ced lo ha visto. El S. D. Pedro , hijo de vuesa merced, en su vida le ha hablado : bien es ver- dad que de cuando en cuando le da alguua mú- sica , qne ella jamas escucha. Muchos señores , y de título , han posado en esta posada , y á posta por hartarse de verla han detenido su ca- mino muchos dias ; pero yo sé bien que no habrá ninguno que con verdad se pueda alabar que e\^ lo haya dado lugar de decirle una pa- labra, sola ni acompañada. Esta es, señor, la ver- 'j'^dera historia de la ilustre fregona, que no fric- ^ a, en la cual no he salido de la verdad un punto. ^^^alló el huésped, v tardó un gran rato elCoi- F Q loo -. regiíloi eu. hablarle ; mu suspenso le leBÍá eYt^ ceso que el huésped le había contado : en fin le dijo que le trújese allí )a cadena, y el perga- mino, qué quería verlo. Fué el huésped por ello, y trayéndoselo , vio que era asi como le habiá dicho : la eadena era de trozos curiosamente !»• brada : ^o él pergamino esjtaban escritaitttty debajo de otra en el espacio que habia d«^1biir chir el vacío de la otra mitad, estas letras y^ T. E. L. S. N. V. D. D. lU Por las caal^ te- tras vio ser forzoso que se juntasen con Ii|t ám la raitad del otro pergamino, parilj>oder serim- tendidas. Tuvo por discreta la señal del coiMH cimiento, y juzgó por muy rica á la señora pe- regrina, que tal cadena habia dejado ál.hoéspM; Y teniendo en pensamiento de sacar de aquella posada á la hermosa muchacha , cuando faabifee concertado un monasterio donde llevarla \ yor entonces se contentó de llevar solo d 'jp€l^ ' gamino, encargando al huésped qne si aeaao w* - niesen por Costanza , le avisase y diese sotieia de quien era el que por ella venia, antes qoelf mostrase la cadena, que dejaba en su pod^n G#Ü esto se fué tan admirado del cuento y suceso 4m la ilustre fregona , como de. su incomparalils hermosura. Todo el tiempo que gastó el ki ped en estar con el Corregidor » y el que pó Costanza cuando la llamaron, estuvo Toe fuera de si, combatida el alma de mil varios^ samientos , sin aceitar jamas con niii|a»|^.'íÍÉ^ su gusto; pero cuando fió que el CorregidoJK' ' iba , y que Costanza se quedaba, res^ófil*: píritu , volviéronle los pulsos que y samparado le tenian : no osó pregun ped lo que el Corregidor quería , ni él lo dijo á nadie, sino a su muger , eon 'que eHi también volvió en si, dando gracias á Dios qas de tan grande sobresalto la habia librado. -^ B| entraron 1? pQ ue á caballo d rabal . a..v. US üe idDies presencias, )i biendo primero preguruduo uno de dos nioz( que h pie con ellos veuiau , si era. aquella i posada del Sevillano : y habiéndole respondi^I i\ué BÍf se entraron todos en ella. Apeáronse lo cuatro, y fueron á apear los dos ancianos, sefi > por do se conoció, que aquellos dos eran seño rt's de los seis. Salió Costanza con su acostum- brada gentileza á ver los nueTos huéspedes : y stpenas la Kubo visto uno de los dos ancianos , mando dijo al otro : jo creo , S. D. Juan , que liemos hallado todo aqnello que venimos á bus- car. Tomas que acudió á dar recado á las cabal- fraduras , conoció luego á dos criados de su pa- dre, y luego conoció á su padre , y al padre de i^arriazó que eran los dos ancianos, á quien los demás respetaban ; y aunque se admiró de su venida , consideró que debían de ir á buscar á «'■I V íi Carriazo á las almadrabas, que no habría falt.iíio qiiieti les liubiese dicho que en ellas , y no en Flándcs los hallarían; pero no se atrevió 't dcjarstí conocer en aquel trage , antes avcntu- ñiulolo todo, puesta la mano en el rostro pasó or delante dellos , y fué á buscar á Costan- 1, y quiso la ])nena suerte que la hallase sola, ;'» prii'sa V cou lengua turbada , temeroso que la no lo daría luíjar para decirle nada, le di- : ('ostr.n/.a . uno destos dos caballeros ancin- s qi.'c aquí linn Ue<;ado ahora, es mi padre, ' eij^uq'icj (jue overes llamar D. Juan de Aven- \o , 'ínf'H lualí» fli" sus criados si tiene un hijo >e il.ttua i). Toniasdc Avcndano, que sov vo, '<• a ¡ni })r'.rsütja , V que te la dirc en cuanto de mi F 3 irle te (cufia ofr«rU.» , y qiettatc t '. io«, <, >3lu (]ue tJlu£ se vayan , uo pienso rolTcr '4 ta rau. No le reapuodiú nada CoslaDzn . ni aguardó á qne le reipODiliese , sino toWMb-' tse a ialir cubierto como había entrado , te farf cuenta i Carriaio ile como aui udrM «to -^m u en ia poaada, Uió Toces el IméapcdjÉ , „ aíiiwlja mpcbá . heriDoaa que habiau tÍi^ I y que'li ara Uj* Á parienta del buéaped , ¿ buéspeda de oaMt 14 gallega le Tcipondió: la moza f wÍP| áenó ,1a snerte • que un dia ]r ftiyd á la «i ' - Am su lugar» qñi»« viaitaiia. i io5 *^'«tl hasta el *#iisii>o « en Jo la siesta soure uii «»ii : era pvi cxtuemo hermosa , y el silencio , la soleda'd , la ocasión despertaron eo mí un deseo mas. atrevido que boneato, y sin ponerme á hacer discretos dis- €axfiOSf cerré tras mí la puerta , y llegándome h cUir , la desperté, y teniéndola asida fuertemente, W dije : vuesa merced , señora mia , no grite , que Jas voce^ que diere , serán pregoneras de su deshonra : nadie me ha visto entrar en este apo- sento t que mi suelte , porque la tenga bonísima en gozaros', ha llovido sueño en todos vuestros criados • y cuando ellos acudan á vuestras voces , no podrán mas que quitarme la vida ; y esto ha de ser en vuestros mismos brazos, y no por mi muerte dejará de quedar en opinión vuestra fama. Finalmente yo la goce contra su voluntad y á pura fuerza mia : ella cansada, rendida, y tur- ])ití\i\ 6 lio pudo , ó no quiso hablarme palabra , y \o dejándola como atontada y suspensa , nic volví á salir por los mismos pasos donde habia íütiarlo , y me vine á la aldea de otro amigo mío fjue estaba dos leguas de la su^a. Esta 5c- fiorá se mudó de aquel lugar á otro, y sin que vo jamas la viese ni lo procurase , se pasaron íios años , al cabo de los cuales supe que era inu<'rla ; y podrá habec veinte dias , que con pr.iií'les encarecimientos , escribiéndome que era < _'a que me importaba en ella el contento y la A'Mira, me envió á llamar un mayordomo drsla -^- tñora : fui á ver lo que me qtioria , bien lejos de ^ >rnsar en lo que me dijo : hállele á punto de "• 7;//»Mte , V por abreviar razones, en muv breves ^^^^>r dijo romo al tiempo que murió su señora le ^'U <:) todo lo que conmigo le ba;)ia sucedido, y ^'' « »io habia quedado preñada de aquella i'ueiia , F 5 io6 y que por encabrír # ^BmM r* O «É- itt^ nieiÍH á N.S.a de Guaaaiupe , y cuinu «akia pn* rido en esta casa una nifia que se había de lla- mar Costañxa : dióme las señas con que la lui- llaria , i^é ^éron las qne habéis yisto de la ,6#o. dena y per|[ÉÍnmo ; y dióme asi mismo -tteuMlk mil escadós d#óro, que su se&oradei6p«r^ "^ sar á su hija : di jome asi mismo que el bérmelos dado luego como so señora babiai ^_^ ni declarádome lo que ella enconiendó á- ea^Úfi^' fianza y secreto, babia sido por piara' codúwrJF por poderse aprovechar demquel difiero; p^ff^- que ya que estaba á punto oe ir á diif evóatfedi . Dios , por descargo de su conciencia ase 4ab4 ai- diuero , y me avisaba á donde y eomo b^úa iám hallar á mi hija. Recibí el dinero» y las «afialafty^ y dando cuenta desto al S. D. JpaA áe Amm* daño , nos pusimos en camino desta oiadadU . v. A estas razones llegaba D. Diego, run^ MJ L-- ron que en la puerta de la calle deeiaft á 'fpc9m^ voces : díganle á Tomas Pedro el moxo daJfk- cfebada, como llevan á au amigo «1 AeUvíaMU preso , que acuda á la cárcel , que allí |e ftpjwwfjj A la voz de cárcel y de preso , dijo el CorregMar-' que entrase el preso y el algnacil qne le UeiwW* . Dijeron al alguacil qne el Corregidor qae ai " * "^^ allí f le mandaba entrar eob el preeo^ y aailol de hacer. Venia el Asturiano todoa loa éumi bañados en sangre , y muy mal parado , T bien asido del algnacil; y asi como entro < sala , conoció á su padre y al de AvéndafiQ i: bóse , y por no ser conocido » con un ^' que se limpiaba la sangre se cubrió el i guntó el Corregidor j que babia hech<^ mozo que tan mal parado le llevaban I Resj el alguacil qne aquel mozo era nn agoauor, mm le llamaban el Asturiano, á quien los macbaefcot ^^^^^^ NA. 107 ^é|»te^ii||tallil^^ Asturiano/ ' iíMr> J^'-oaia^l ^^/-]iÉgtti^^Í8ÍNiT«s palabras contó la <$aiisa per que le pedían la tal cola , de que no rieron poco todos. Dijo mas , que saliendo por la puerta de Alcántara, dándole los Ttiuchachos priesa con la demanda de la cola, se liahia apeado del^asno , j dando tras todos, alcanzó á uno á qinl;ii dejaba medio muerto á palos , y que que- ri^dole prender, se habia resistido , y que por eso iba tan mal parado. Mandó el Corregidor qiie se descubriese el rostro , y porfiando á no querer descubrirse ^ llegó el alguacil , y quitóle el paftneloy al ponto le conoció su padre , y dijo, todo alterado : hijo D. Diego , como estás desta manera I que trage es este ? aun no se te ban olvidado tus picardías ? Hincó las rodillas Carriazo , y fuese a poner á Iqs pies de su padre , que con lágrimas en los ojos le tuvo abrazado un buen espacio. D. Juau de Avendaño, como sabia que D. Diego habia venido con D. Tomas su hijo , preguntóle por él : á lo cual respondió que D. Tomas de Avendaño era el mozo que daba cebada y paja en aquella posada. Con esto que el Asturiano dijo , se acabó de apoderar la admiración en todos los presentes, y mandó el Corregidor al huésped que trújese allí al mozo de la cebada. Yo creo que no está en casa , res- pondió v\ huésped, pero yo le buscaré, y asi fué á buscarle. Preguntó D. Diego á Carriazo \ que transformaciones eran aquellas, y que les habia movido á ser él aguador, y D. Tomas mozo de mesón! A lo cual respondió Carriazo que no podia satisfacer á aquellas preguntas tan eu pi'i- i/lico, que él respondeiifi á solas. Estaba Tomas -'^edro escondido en su aposento, para ver desde ^^ llí sin ser visto lo que hacian su padre , y el dií avriazo ; teníale suspenso la venida del Corre F (^ io8 gidor* y el alboroto fjuie eu «oda 1« casa adUba. No faltó quien le dijese al huésped como est^Aa allí escondido; sabia por él , y nías por faersa que por grado le hizo bajar; y ann no bajara y fi* el mismo (Jórregidor no saliera al patio y le lia* mará por óoi nombre, diciendo s baje w\ ced , seftor^iMiríente , qoe aqni ao le osos ni leones. Bajó Tomas , y con los jos y snmisiou grande, se bineó de su padre, él cnal le abrazó con yandUiíáb émkr tente á fuer del qoe. tuTo el padre tudos que su ma- dre le había dejado , y el aguador D. Diego de Carriazo casase con la bija del Corregidor , v D. P'jdro el hijo del Corregidor cou una bija de D, JuaD de Avendano, ■)•• lu ] re ib eftccia « traer dispensación del parentetuu. Deita manera qiirdnrOQ todos conlenlos, alegrea , ; satiifechcxi y !a nurva de los caiimieotí» j de la ventara da la Fregona ilnstre te extendiú por la ciudad, y acudía infinita gente i ver i Coitania en atianaVí» liábito, en el dubI Un lefiora la moitt^ba cQMto se ha dicho. Vieron al moco de la cebada TmUflkr Pedro Tnelto en D. Tomas de AveodalUl J 4^- tido como aeliOT : notaron que Lope AatarfanKi era muy f!ei>tilhombre deapDeiqoe había madafo Testido , dejado el Bino, J laa^nad^Tal ¡ peroMk lodo eso no fallaba qoienén el medio da MfMM, v cuando iba por la calle colé pMieae Iv«A.' 1^ *y mej se eitaviíron en Toledo , al oabo del cmI M volvieron a BargOl D. Die^jD de Carriazo y n muger, su pedre , y Costnoia con íu marido D.' Tomas, y e| hijo del Corregidor que quiso ir i ver á *n parienU y eeposa, Quedó el SevilltuW rico con loa mil eiendos , y con muchas joya»! que Coitania dio é tu señora, qae liempre con,: rsre nombre llamaba á la que la hsbia oríado.; Dit) ocasión la hiitoria de la fregona ilustie , if que loi poelai del dorado Tajo ejercitasen ptuniaa en loleniEar, v en alabar la sin par 1 mosTira de Cojlansa/ la cual aun vive en ci paitia de an buen mozo de mesón ; y Carrí ni mas ni menoa con tres hijos que' sin toi el estilo del padre, ni acordarse si hay ali drabas en el mando, hoy están lodos estudiaudoi en Salamanca , y ta padre apenas ve algún aana < de aguador , cuando ee le representa y viene 4 la memoria el qne toTo eu Toledo , y teme qne cuandomenoasecate, hade remanecer en algunti sátira el daca la cola , Astutiano : AitarÍBno f., HaCa la col*. ^ DE L^S DOS DONCELLAS. iJiCO leguas de la ciudad de Sevilla está un lugar (pie se llama «Castilblaoco , y en uno dt; muclios mesoues que tiene, á la hora que anu- checia entió un caminante sobre un hermoso cuartago extrangero : no traia criado alguno , y siti esperar que le tuviesen el estribo , .se arrojr» de la silla con gran Kgereza. Acudió lueiio el huésped ( que era hombre diligente y do recado ) Tíitts no fué tan presto que no estuviese ya el ca- minante sentado en un poyo que en el portal hahia , desahf odiándose muy apriesa los botonts del pecho , y luego dejó raer los brazos á una v i otra parte , dando nianiíiesto indicio de des- ■nayarse. La huéspeda que era caritativa , se 'ego ;» él , V rociáudole con apua el rostió , lo izo volver en su acuerdo; y él dando muestras Je le habia pesado do que asi le hubiesen visto . volvió á abrochar , pidiendo que le diesen ?go un aposento donde se recogiese , y que si rse posible, fuese solo. Díjole la huéspeda que habia mas de uno en toda la casa , y que tc- dos camas , y que era forzoso si algún hués- acudiese , acomodarle en la una. A lo cual ondi(> el caminante que él pagaría los dos os , viniese ó no huésped alguno; y sacando uR tteaáo de o . cuii'lícioa que k iiiui -c— el lecbo vacío. 9o ke dearontentó la iutitptdt de la paga , antei M ofrerió de bacer lo qne le pedia, aunque el mil- no deaj^n3irS«*i1la llegaie aquella noche i ta caía. PregoaUtcaí qpuria cenar, j TeipoiidiA,<|ii( BOJ ni >|l«&^il o vacio. 9o gi , antes M aqoe el mia- heiMcaaa. idi*.<|»* "oi inai qaf-lÍBlAflieria que le tiivie.'r ftaa cuidadoi «OD (11 ciitrtif[o : pidió Ib llave del apoierf*) £ llevando «ott(igo . nnai boliaa grüudes de dfero^ te entró tn ¿I , y cerró tras si \a puerta eóai IIbtc . 7 aan á lo que deipaes puicciii atñtnó i. ella doi sillai. Apeiidiae hf^ encerrado, ruanda Je juntaron i concejo er4 que liaba la cebada, j otros üos Tvcinnll .'^iiiw- acaso alli *e halMroQ, y todoa tml&rou do I» (•rauda bermoiura y gallanln disposiciciu del nuevo huésped, conelujendii q- TDf^nz ?ron á b- tan amiirgo Manto qae'quebraba .,/Am^9C» Deria la ^' hd'tfspeí ••» v'orazon , . que te r«» j.»-« « ánimo de dejar á esta madr^y «|ue cuu tauvu amor te lia criado? Costanza lloraba , y le réjspondia con no menos tiernas palabras. Pero el Cbirregidor eutei- i^ecido I mandó que asi mismo^lá huéspeda en- I^PMc en el coche, jque no se apartase de su hija, Ítues por tal la tenia, hasta que saliese de Tu- edo. Asi la huéspeda y todos entraron en el ro- che/y fueron á casa del Corregidor , donde fué ron bien recil>id<^de su muger que era una priu- •cipal señora. Gomllron regalada y suntuosamente , y después de comer contó. Carriazo á su padre como por amores deCostanza D. Tomas se había puesto á servir en el meison, y que estaba ena- morado de tal manera della, que sin que le h(i- biera descubierto ser tan principal como era , siendo su hija, la tomara por muger en el estadu de fregona. Vistió luego la muger del Corrí gidor á Costanza con unos vestidos de una hija que tenia de la misma edad v cuerpo de Costan/.a ; y mí parecía hermosa con los de lahradoia, cvii Jos Cortesanos parecía cosa del cielo : t.in bicu le cuadraban, que daba á entender que desde qup nació había sido señora, y usado los mejores tra- ites que el uso trae consigo. Pero entre tantt)s ale- gres , no pudo faltar un triste que fué ]). Pedro el hijo del Corregidor, que luego se in»agii)o (juf Costan/.a no había de ser suva , v asi fuú la ver- dad, porque enlrc el Corregidor, y D. Diego de Carriazo , v D.Juan de Aveudafio se eonrertáifin en que D. Tomas se casase eon (!ostaiiza, din dolé su padre los treinta mil e>cndos (jiic su ma- dre le había dejado , y el aguador D. Diego de Carriazo casase cotí la bija del Correi^idor , y D. Pedro el hijo del Corregidor con una iiij.i de "^p D. Juan de A*enaanb , ^an in padrs •« . . traer dispensación del patenteaco. Deita maDcra quedaron todoiroDlenlos, alegrea , y satiafechai; -V U nueva de los casamientos y ds la Tentara da la Fregona ilnstrE le eitendiú por la ciudad, J acudía infinita genle émi Costaniaen cfaMiávo habita, en el oual tan lefiora se moitrriHt «MM se ha dicho. Vieron al moio de la oebada TlWfH Pedro vaelto en D. Tomai dá Avendafta y 'W^' lido como sefiot : notaron qns Lope AitarlailO Fro may eenliihonibrs deipaesqne ha&ia mudlib vestido , dejada el asno, y iMmtmStfA i faovám todo eso no rallaba quien en et nadioda ■ftfanm, .. cuando iba |ior la calle no le pidiaM Itf4«la.'l]l)k ';- mes se eituTléron en Toledo , al eabO dd omI h voliiéron a Bnrgoa D. nuger, su padre, y Coslanza con su maHdÓ D.' Tomas , y el hijo del Corregidor que quiso i ' Ter á en parieuta y esposa, Quedó el Sevilli rico con loa mil eicodos, -y con muchas joyw que Costania dio AraseüDra, que ñcmpri psle nombre llamaba .a la que la había cr Dio ocasión la historia de la fregona Üuati que los poetai del dorado Tajo ejercilasEí plumas en soleniíar, y en alabar la sin par her-' momia de Cosíanla , la coal m^- paAia de in buen maso da ittaéñ ni mas ni menos con trea Uña q el estilo del padre , m aoonlana li bay ahali- drahas en el mundo , hoy «atan todM MlMbaaMi en Salamanca, y aa padre -a^anaa ^m^iftmmmm' de aguador , ooando s« le ranraaaatr — ■— - -' la memoña al qna tnTO en ToMa, indo menos se cate, lia de éa-.-jCv^in^m m' DE LkS DOS DONCELLAS ii^CO leguas de la ciudad de Sevilla está un lugat qtie se llama «Castilblanco , y en uno de muchos mesones que tiene, á la hora que anu- checia entió un rraminante sobre un hermoso cuartago extrangero : no traia criado alguno , y sin esperar que le tuviesen el estribo , .se arrojó de la silla con gran ligereza. Acudió lueíjo el huésped ( que era hombre diligente y de recado ) Yiíüís no fué tan presto que no estuviese ya el ca- Tninante sentado en un poyo que en el portal bahia , desahrocliándose muy apriesa los botones del pecho , y luego dejó raer los brazos á una y á otra parte , dando manifiesto indicio de des- mayarse. La huéspeda que era caritativa , se llegó á él, y roeiáudole con agua el rostió , lo hizo volver en su acuerdo; y él danilo muestras que le habia pesado de que asi le hubiesen visto , se volvió á abrochar , pidiendo que le diesen luego un aposento donde se recogiese , y que si -^«se posible, fuese solo. Di jóle la huésj)eda que ^5-^ habia mas de uno en toda la casa , y que tc- ^ ^ 'S fios camas , y que era forzoso si algún hués- ^ ^>í/ acudiese, acomodarle en la una. A lo cual *-^ ^/> xzjndió el caminante que él pagarla los dos ^ ^/m. ^^s j viniese ó no huésped alguno; y sacando ■«peja 'iíWp iin escudo de oro . .¡i. la tiiiéfpeja 'i^^if Ke desronteutó la huéspeda de la paga , aiiUs se oTrerió 4e.hllCer lo qub le prdia, aunque el mi¡- mo deajt-'df SsTÍlla llegase aquella noclic (i lu casa. Pceganídrelñ qiieila Cenar , j respondía que no; mas que -i|ala quería qtie se tuvieüi: praa cuidada non su cnáttígo : pidió la llave del apoiei)(9, j Helando contigo. nnas boinas grandes de Cuero , se enttó. en é\ , j cerró tras sí la puerta eon lla»e . y bud á lo que desp'ics paieeió artimó á «lía dos sillas. Apeiiai «e hiiLo euceriado. ruiudo se juntátOD á concejo el huésped , y el inoxo que liaba la crbada , y otros dos Tecino'k ^qun acaso alti le halUroC, y todoi traUron d» i* grande hermoiura j gallarda disposición dt) nuevo huésped, concluyendo que jamas Ul 1>r- Iteza habiaa vilto : tataloáronlc la edad , y se te- lolvíéroa que ttndria de diez y neis á diez y siele años : fueron y TÍniérou , y dieron y lomaron , como aurle decirse , Jnbre que podía haber sido la causn del desmayo que le dio ; pero como nu la alraniáron , quedáronse con la admirar ion de au geotileía. FuJroDie los Tecinoi .i hui 'casai , jel huésped á pensar el cuartago , y la liuórpedi i adireiar algo de cenar por si oíros buénpedra TÍniesen. Y tiO tardó mucho cuando rulid olA de poca mas edad que el primero , v no d'' n>c* DOS gallardía ¡yapenas le hiiho oid» la liuc^spi^da, cuando dijo: válame Diosj y que es eílu! } vicncK por Tpulura cata noche á posuráugclrs á nii CB^I Porque dice eso laselliira huéspcla ! dijo «Iñabt ' llero. No lo digo por nada , señor , respQjdid * mesouera, solo digo qr - -' porque no tengo can leuia las ha tomado aqncl aposento, r «nafiié sola , porque j ca que debe de gustar ae la soi i i^^ía v eu mi áni- ma que uo sé yo porque, que él cara ni disposición para esconderse, mm- que todo el mundo le vea y le bendiga. ^ ^do es , se fiMa huéspeda r replicó el cab) j. Y como .-¡i feH^ndo? dijo ella, y aun mas 4uc relindo. Ten aqiái , mozo, dijo á esta razón el caballero, que aunqne duerma en el suelo, tengo de ver honil3re tan alabado; y dando el estribo á uu mozo de muías que con élü^nia, se apeó, é hizo que le dl^n luego de cenar, y asi fué hecho. Y estando cenando I entró un alguacil del pueblo (como de ordinario en los lugares pequeños se usa ) y sentóse á conversación con el caballero entanto que cenaba , y no dejó entre razón y razou de ech.ir abajo tres cubiletes de vino, y de roer una pechuga y una cadera de perdiz que le dio el caballero , y todo se lo pagó el alíjuacil con preguntarle nuevas de la corte , y de las gurrras de Flándes y bajada del Turco, no olvidándose de los sucesos del Transilvano, que nuestro Se- ñor guarde. El caballero cenaba y callaba , por- que no venia de parte que le pudiese satisfacer á sus preguntas. Ya en esto habia acabado el me- sonero de dar recado al cuartago , y sentóle á hacer tercio en la conversación , y á proljar de su mismo vino no menos tragos, que el alguacil, y á cada trago que embasada , volvia y denibaha la cabeza sobre el hombro izquierdo, v alababa el vino , que le ponía en las nuiles, aunque no se atrevia á dejarle mucho en ellas , porque no 5e aguase. De lance en lance volvieron á las ala- banzas del huésped encerrado , y cont-iron de síi . desmayo y encerramiento, y de que no liabia querido cenar ros?i alguna : ponderaron el a]>a- f odBd estas engeracionea pnsiínon Dne*0 lie verlt , J' wogü al me^oDem hiriere de rotiio él éntrate á dormir en la otra camf düria UD Cicodo de oro i j puedta qac la c del diaero acaba COd U Toliintail del me de dáraeU, halló »r imposible A causa i laba cerrado por da denlro v no ¡a alieTÍa pertar al que dsntro dormía j que taa hiei pagados loi doB Eachoi. Todo lo cual Tac alguacil, diciendo : lo que se podra hacer vo llamara i la patria , dicipodo ¡¡ae roy ticia, que por mandado del se&úr alcalde A apoaeatar á eite caballero á este niei que no habiendo Otia cama, se le man aquella : á lo cual ha de replicar el hués[ ■e le haceagraTÍo, porque va eslA alquil no en raion quitarla al que Ja tiene : c< quedará el meioDero diaculpado, y vursa i CDDSeguirs so intento. A todos les paree la trasB del algnacil, V por elle le dio el i cuatro malea. Plisóse largo por obra ; y e loción, mostrando gran sentimiento el huésped abrió á la Justicia, y el segando dolé perdou del agravio r¡ae al parecer se li hecbo , se taé A acostar en el lecho desoíi pero ni el otro le reipondió palabra , ni m dejú ver el rostro , parque apenas buho a cuando se tai i an cama ; v vuelta la ce pared, por no reapond^r , tiizo quedan otro le acostó, eiperando cumplir por la i su deseo, ruando se leranlaBca. Krau la^i de las perezosas y Urgai de Diciembre, ] ' ' mino forzaba é proct a reposo : pero como no le leiña i pied pH noche < mentó , con ca suspiro parecía uvs^ «> «jiua , y fué tal manera , que aunque ei segundo dormía, hu de despertar al lastimero son del (|ue ée quejal y admirado de los sollozos, con que acompaña los sit&piros , atentamente se puso á escuchar que iil parecer entre sí murmuraha. Estaha sala escura, v.las camas bien desviadas; pero por esto dejó de oir entre otras razones, estas ( con voz debilitada y ñaca el lastimado hu^>s[ primero decia : ay silí^veutura ! á donde me lii la fuffrza incontrastable de mis hados ? que mino es el mió , ó que salida espero tener intricado laberinto donde me hallo? ay ! poro experimentados años , iucapaces de toda bu< consideración, y consejo ! que fin ha de te esta no sabida peregjrinacion mía ? ay ! honra r iiosprnciada ! av ! amor ma! agradecido • av! i pelos d(^ honrados padres y parientes atr(<[)t' dos I y ay de mí ! una v mil veces, que tan á i iei suelta me dejé llevar de mis deseos! ó palah fingidas , que tan de veras me obli enastes á < ron obras os respondiese! peí o de quien me qv cuitada I yo no soy la quo quise engíiñarmc I soy yo la qiie tomé el cuchillo en sus misi manos, con que corté y eché por tierra mi < dito , con el que de mi valor tenian mis ancia J^adros ? ó fementido Marco Antonio! come ^losible que en las dulces palabras que me dcc "V/Vy iesc mezclada la hicl de tus descortesía Wt'.Si(íenes ! adonde estás, ir):;ratof adonde te fu '^'' -^^^ conocido I respóndeme, que le hablo : es ^'^_ '^ *ie , (fue te sijjo : susténtame, que descaez« *" ^ í^:^anic lo que me debes : socórreme, pues ^ '*~^tas vias le teuETO oi)li:Jado. Calb» en dicie ^ o, dando muestra en los ayes y suspiros patwr'"'' UUBÍ"""" ,cí.o»f" 1 "»'"'"'"''¡. a ■""? «"" *"*"°rs \ á^pDt^l^ ^e faltado la m«ni importaba tenerla, quiero nu* ..ic pei(is , porque renovando la amarga uisto de mis desgracias , podria ser que el nuevo seijcmiieiito me acabast* ; mas si queréis que haga lo que que me pedís, habeisme de prometer por la fe que n;e babeis mtntrado en el ofrecimiento que me babeis be- cho , y por quien vos sois (que á lo que en vues- tras palabras mostráis, prometéis mucho) que por co^as que de mí oygais en lo que os dijere , uo os habéis de mov^tf de vuestro lecho, ni venir al 1^0 1 ni preguntarme mas de aquello que yo quisiere deciros ; porque si al contrario desto liiciéredes , en el punto que os sienta mover , con una espa4a que á la cabecera tengo, me pa- saré el pecho. Esotro ( que mil imposibles pro- metiera por saber lo que tauto deseaba ) le res- pondió que no saldriaun punto délo que le liabia jíedido, afirmándoselo cou mil juramentos. Con ese seguro pues, dijo el primero, yo liaré lo quf^ basta ahora no be becho , que es dar cuenta de ini villa á nadie , y asi escucliaj. Habéis de saber, señor , que yo que en esta posadtl entré como sin duda os habrán tliclio , en trage de varón, soy una desdichada donce- )!a , á lo menos una que lo fué no ha ocho dins, y lo dejó de ser por inadvertida y loca , v por «leerse de palabras compuestas y afeitadas dele tneiitidos hombres : mi nombre es Teoilosia /r/'\ patria un principal lugar desta Andalucía , '■<• avo nombre callo ( pori^ue no os importa á vos ^'^ íilo el saberlo, como á mí el encubrirlo) níis /^ ^tdrcsson nol)les y mas que medianamente li - ^:r3s , los cuales tuvieron un hijo y una ijija , c\ ;^^ ^ar.i descansf) y boma suya , y olla par¿i todo '^::í contrHiio : ;i el t-nviwíron á etl'idiar en Si SeBf lo dejaban los ojos «»« .tT\ uc Todo lo cual con sosecado &i*ciirio ««««««w ¿liando el segundo biirsped , coligieiido por l«i razones qne iiab«a oído, que sin duda alguna eni mui^er la <|oe n qoejaba, cosa que le avivó mas el deseo, de conocerla, y estuvo mnclias vece^ determinado He irse d la cama de la ^uejuiítf ser muger; y hubiéralo hecbo , sí ea aqiidpiiHfjr zon no le sintiera levanta/, y abriendo U pStní de la sala , dio veces al huésped de caía ifoo l# ensillase el cuartago, porque quería partiÍ9M« Al* cual al cabo de an bnen r^ que el a«soiBOTO,i|| . dejó llamar, le respondió que se sosegate, Í1|I|>H aun no ersr pasada la media noche, y qiM*li CfN^.- curidad era 'tanta , que seria temerídad poaenk en camino. Quietóse con esto j volviendo á cjurnv la puerta , se arrojó en la cama de golpe, ~ nn recio sn5piro. Parecióle al qoe escoehajMi mm seria bien hablarle» y ofrecerle para so rewiaaíto lo que de sa parte podía , por obligarle coa célP á que se desrubríese y su lastimera hiatomlé contase, y asi le dijo : por cierto , scfioftiMI' tilhombre , que si los suspiros que habtia^tliiwj las palabras qne habéis dicho • no me ^^ftl" movido á condolerme del mal de qne oi 'gaalají entendiera que carecia de nataral senlivifno ó que mi alma era de piedra , y mi pecho delitoÉf duro ; y si esta compasión qoe oa ieiif o »^ j presupuesto qne en mi ha .nacido, de .poa¿.í vida por vuestro remedio (si es qne vucátfO- fi le tiene) merece alguna cortesía, en reco^plp ruégeos qoe la nseis conmigo ,. declaráadomf encubrirme cosa , la causa de vuestiil> jpiíir él no me hubiera sacado de sentido , ^MpQf el (pie se quejaba , bien debiera yo de aconif que no estaba solo en este aposento , J.asi ))icra puesto mas freno á mi lengua y mas tf i ift&%i faltado la mcín uv importaba tenerla, «¿ut«mv» ua le peilis , porque renovando la amarga mstunu de mis desgracias . podria ser que el nuevo sentimiento me acabase; mas si queréis que haga lo que que me pedís, habeisme de prometer por la fe que n;e habéis urostrado en el ofrecimiento que me habéis he- cho , y por quien vos sois (que á lo que en vues- tras palabras mostráis, prometéis mucho) que por co^as que de mí oygais en lo que os dijere , uo os habéis de moi^ de vuestro lecho, ni venir al i^O| ni preguntarme mas de aquello que yo quisiere deciros ; porque si al contrario desto liicié redes , en el punto que os sienta mover , con una espada que á la cabecera tengo, me pa- saré el pecho. Esotro ( que mil imposibles pro- metiera por saber lo que tanto deseaba ) le res- pondió que no saldriauu punto délo que le liabi¿t pedido, afirmándoselo con luil juramentos. Con ese seguro pues, dijo el primero, yo haré lo quf- hasta ahora no he hecho , que es dar cuenta dr mi vitla á nadie , y asi escuchad. Habéis de saber, señor, que yo que en esta posada entré como sin duela os habrán dicho , en trago de varón, soy una desdichada donce- Ihi , á lo menos una que lo fué no ha odio dias , y lo dejó de ser por inadvertida y loca , y por • leersede palabreas compuestasy afeitadas dele irientidos hombres : mi nombre es Teodosia /ni patria un principal Jugar desta Andalucía , '■«.i\o nomVjre callo ( porque no os importa á vo\ ''•^^ lito el saherlo, como á mí el encubrirlo) mis ¿^ -«í/xTcs son nol)les y mas que medianamente ii - o.v ^ los cuales tuvieron un hijo y una Ijija , ci '^ sr^ X. descansf) y honra suya , y ella parü todu ^ ^- GUtrario : a él enviaron á ei;''!diar cu 8 > cuugimicDto J recato, qu< ediiiD, yjor ^ - ' - li obediente Juatad é la 'suya lin discrepar i hasta que ui suerts menguada ó mi mucJia ¿t- >n:isia me ofrCció á los ojoi un hija de un vecino nuestro niai rico ijue tnis padres , y ten naliLe como elloi : la primera TCi ijae le miré , D ti otra cosa que fuese mei de una coniplac de haberle visto, y no taé mucho, porque s la , gentileía , rostro j coffumbres eran l._ .__ alabados y rstimadas del pueblo, consumían discreción J cortesía i pero de queme sirr-"'- bar i mi enemigo ! ai ir alaciando con ra el suceso tan dcsetaciado mió , á por mej eii, el principio de mi locura ! digo en ün, que . ¿1 me Tió ana y mucbas Taces desde uua v "* ' na que frontera de otra mia estabí que el primero guatíron de nirarle , forzaron á que crejese que eran puras verdades cuanto en sus ademanes y en an rostro leía ; fui la vista la interceaora 5 medianera de la habla, la habla de declarar sn deseo , su deseo de en- cender el mío y de dar fe «í suj'o : llegiSse It todo esto las promesa* , los juramentos , las li*' grimas los suspiros, y todo aquello que a mi parecer puede hacer un fiíme amador , para dsK^ á entender la entérela de so voluntad y la tir-' raei^ de an pecho, y en mi desdichada ( qua jamas en semejíntea ocasiones y trances me ha-, bia visto ) cada palabra era i» tirode arlilleria que derribaba parte de la fortaleza de mi hoa- ra : cada ligrima era un fuego en que a abranp ba mi honestidad: cadasaspiro estaba ; desde alll,j ió el alma por lo^ ñera de contení»* Zi SJ I !0 xp ^6'.i uerle qu^ acabó é . entonces aun no uauím aiuu wiialniciite con la prome&a de ser mi esposo á pesar de sus padres ( que para otra le guardaban ) di con todo mi recogimiento en tierra, y sin saber como , me entregué en su poder á hurto de mis padres, sin iej^pj^oÍTO testigo de mi desatino, que un pa<:;e de" Marco Antonio ( que este es el nombre dtl inquietador de mi sosiego ) y apeuas hubo to- mado de mi la posesión qué quiso, cuando de allí á dos dias desapareció del pueblo , sin que sus padres ni otra perdona algnna supiesen decir ni iroÉginar donde habia ido. Cual yo quedé, dígalo quien tuviere poder para decirlo , que yo no sé ni supe mas de sentirlo : castigué mis cabellos , como si ellos tuvieran la culpa de mi yerro : martiricé mi rostro, por parecerme que él había dado toda la ocasión á mi desventura : maldije mi suerte, acusé mi pronta determinación : der- ramé muchas éinfínitas lágrimas : víme casi aho- rrada entre ellas y entre los suspiros que de mi lastimado pecho salian : quéjeme en silencio al cielo: discurrí cou la imaginación , por ver si descubria algiin camino ó senda á mi remedio , )» la que hallé fué vestirme en hábito de hombre, y ausentarme de la casa de mis padres, é irme á bus- car á este segundo engañador Eneas, áeste cruel y fementido Vireno, á este defraudador de n)is buenos pensamientos, y legítimas y bien funda das esperanzas; y asi sin ahondar mucho en luis ///«oursus, ofreciéndome la ocasión un vestido de ^^ mino de mi hermano, y un cuartago de mi pa- ^^^ « cjue yo ensillé , una noche oscurísima salí no uño q^ic o*» he di- < » rho : no itii «ñ u ¡r, A 2tSi^\ ¡teros ea oro , paní luuu ai^ueilD t|UE eb ni íb' pensado *iage pueda cucederme; la qae 11184 me l'citi^aei i|ae mil jiailreí me han de aef^ir J ha- llar por la lehai del Teitido j del ciiarLago qua liaigo, y oaando ekto do tena , temo i mi her- mano (Jila eiU en Salamanca . del cu»1 «i soy conocida, ya tt puede eatendet d^l pelifrf> ea que está pacata mi *ida ; par^t: auiiijue él eseu< ^ che mÍB dÍBCulpaa , el menor puulo de 6U hoiioc r\. pasa á cuaDtai yo pudiere darle : cao todo e^lo . mi piÍDcipal determiaacioaqi , auoqiie pierda la vid» , buscar al deíalmado de ni esposa . que do , puede negar el serlo sin qa* le deimienufU*^ prenda* qub dejó en mi poder ^ que son una soi* tija de diamantea con nnat títtnt que dicen : tt Mareo Antaaio esposo de Teodosia. Si le hallo (abré del que bailó en mi que taa presta le mo- vió á dejarme; y en reaolncion bare que me cnm* p!a la palabra y fe prometida, ó le quitaré lu vi- da , moilrdadoine tan preita i la veagánzff , co- mo fui fácil «1 dejar agrariarnle ; porque U no- bleza de la sangre que mis padres ue han dado, va despertando en mi brioi qnr me prameten ó ya remedio, ó ya venganza dfl ftii agravio. Esta H ■ señor caballera, la verdadera y desdichada his- toria que deseábades saber , la cual setáhastantf disculpa délos suspiros y palabras que oa despee 1 lo que os ruego y suplico, es que ya qu| Un gran D que pueda I asían, V templar el temor que tengo oe ser da , y facilitar los modos que he de asaf conteguir lo que tanto deseo y he na- ipacio de tiempo eetuvo sin respon- dí que habia estado escuchiindu U I cuamoiada Teadosia, y tanto, ^ue 121 juna C6ira~lrllá: jo que sospechaba » ic uiju , scuur i y DO seria malo que durmiésedeti , purque elapasioDado que cuenta sus desdichas á quien no las siente , bien es que causen en quien las escucha .mas sue- fio que lástima. No duermo, respondió él caba- \\ii(^'',-^ antes estoy tan despierto y siento tanto ynestra desventura, que no sé si diga que en ei mismo me aprieta y duele, que á yos misma ; y por esta catisa el consejo que me pedis , no solo ha de parar en aconsejaros , sino en ayudaros cou todo aquello que mis fuerzas alcanzaren ; que puesto que en el modo que habéis tenido en con- tarme vuestro suceso, se ha mostrado el raro en- tendimiento deque sois dotada , y que conforme á esto 08 debió de engañar mas vuestra voluntad rendida , que las persuasiones de Marco Auto> nio , todavía quiero tomar por disculpa de vues- tro yerro vuestros pocos años , en los rúales iio cabe tener experienria de los muchos «Migaruis de los hombres i sosegad , señora , y tlorníui si podéis , lo poco que debe de quedar de la not lir^ que fn viniendo el dia nos aconsejaremos los áo^i y veremos que salida se podrá dar á vuestro ic- medio. Agradccióselo leodosia lo mejor íjue sa- po , y procuro reposar un rato por dar lus^ar ;'» que el caliallero durmiese , él cual no fué })o.si- bie sosegara un punto, autes comenzó á volcarse por la cama, y ú suspirar de manera , que le íué forzoso á I eodosia preguntarle que era lo qiio sentía, que si era alguna pasión á quien ella pu- diese remediar , lo baria ron la voluntad misma que él á ella se le liabia ofrecido. A e.sío respoü- iió (;l cahalItMO : puesto que sois vos , S(ri(»ra, la {ueeaiiN.t cí desasosiego que en mí habéis sentidíi. lio fi<>\^ \('N {.I fjnc podéis remediaií*', que á sei < : 1 y DO tuviera yo p MR r Teodosia adonae se ¿nuoáminaiMu» «n|« sH^] infusas razoaes -, pero todavía sospechó que al- iioa pasioa amorosa le fatigaba, y aun pensó- er ella la causa , y era desospechar y de pensar, >ues la comodidad del aposento» la soledad , j a oscuridad » y el saber que era mager, 4|o ^ ra mucho haber despertado en él algún Sarniento , y temerosa desto se TÍstió con priesa, y con mocho silencio, y se ciftó tirM«^ pada y daga , y de aquella manera , tentada ao* bre la cama estuvo esperando el dia , que ó» wiU á poco espacio dio señal de su Tenida conlafan que entraba^por los muchos logares y entt^iJM que tienen los aposentos de los mesones j w»* tas : y lo mismo que Teodosia, había hmsho al caballero , y apenas tío estrellado el aposaato con la lux del dia, cuando se levufitó de la con rnsiro nsrittlnhlp y senibldiile parílico . la levantó del suelo, y la consoló lo mejor que pudo y sup» , dicii'iidole entre otras razones , qun por no l.íilkir rastigo igual a su locura , le suspendía por entonces ; y todas las *¡as posibles , que no lomar del agravio que de su murlia livian.tni dundaba.Con estas razonesvotvió Teoí hrar los perdidos espíritus , tornó el roKlro, y reviviiTOn sus casi murrias e A ^ quiso maí D. Rafnel ( que asi te "*j-/-ín»no ) tratarle de au sueoso ! su 1 ■-•«irmiidasK el nombre de Teodo^i» cu .1 t»c «Jicíeii lueRO la vuella á Sal»n.i.u< i uucí caja de agnusque f" de Roma traía, que de otras ÍDÍÍDÍtas> cosas que llevi|ba. Kn fía todo cuanto allí pasaba eran Han- toft.y^ gemidos de los miserables despojados. To- da&.cual mirabao no sin mucbo dolor los dos lléifiBCiaDOs, dando gracias al cielo que de tan gran- áéy tan cercano peligro los había librado. Pero Jo que mas compasión les puso, especialmente á Teodoro, fué ver al tronco de una encina atado un muchacho de edad al parecer de diez y seis años , con sola la camisa y unos calzones de lienzo; pero tan hermoso de ro^ro , que forza- ba y movía á todos que le mirasen. Apeóse Teo- doro á desatarle, y él le agradeció con muy cor- teses razones el beneficio ; y por hacérsele ma- yor, pidió á Calvete el mozo de muías le presta- se su capa iiasta que en el primer lugar compra- sen otra, para aquel gentil mancebo. Dióla Cal- vete , y Teodoro cubrió con ella al mozo , pre- guntándole de donde era , de donde venia , y adonde caminaba. A todo eslo estaba presento D Rafael, y el mozo respondió que era de la An- dalucía , y de un lugar , que en nombrántlole , viéion que no distaha del suyo sino dos leguas: dijo que venia de Sevilla , y que su tlesiguio era pasar á Italia á probar ventura en el ejerci- cio de las armas, como otros muchos españoles acostumbraban ; pero que la suerte suya lial)ia salido a/ar con el mal encuentro de los bando- leros , que le llevaban una buena cantidad de di- neros , y tales vestidos , que no se compraran tan buenos con trecientos escudos; pero (jue con ff^tio eso pensaba proseguir su camino, porque -" «TD venia de casta, que se le hahia de helar al /* «rimcrmal suceso el calor de su fervoroso deseo. ■ *•>* jUS buenas raioilM 1 o» -lOTO ( Jant* MB 1ü >k)« lido que era tan ci =rcsde.ulur»r. y mas coA a carta de recome Ddacionqueen m. hfrmo Iraia) pa.Ú¿j:gn Tol Iimtad ealoi das lj ■ait' epa.tüado ilgUDoa dineros, i neceiidad i aa par Jertta ñwm íspecialmenle ei.l rcr4| ?fJÍ •lérigo,, que habia raa.de ocho. bici. ■ron (jo( ^ l,ie,e el mancebo e olamoUdeC.lvet r, T »i¿ te*"^M'J|l aol, puesto que aqaella noche no h dannUroli'tt^ da , sino Ron mas aobreíalto de lo* doi h*TBBM« que ellos se pensiiron, cansado de qn* ntMHfatd la mesa , y oon ellos el mancebo qve haUla Ch' satado, Teodoro paso ahincadameuM Im AtiiCVí sil rostro, y mirándole algo cnrionniMBl», -lW|iÉ.i^ recio que tenia las orejai horadadaa, J «n «M*^ en un mirar *ergQDioio qne t«>M, Nspeahdáwt- debia de ser muger , y deaeaba «caber de ómI^' para certificarse & solas de au sa«pecli»;.j «MÉ^ la cénale preguntó D. ftifRel } cnvo «jo «Wl . porque él conocía toda la gente pnMfy^JHtik f luf;ai', si era aquel que había dicho. A lonM-W»- pondió el mancebo que era bi)o de nirCni-. que de Cárdenas, caballera liien oonoaido. Mt: ■_ esto dijo D. Itsfael que ¿leonocia bien A D.B»' i'iqne de Cardentia ; pero qaa sabia j |«4fK>pAw' ' cierto que no tenia hijo alguno í mía qiM. K-M^ bahía dicho por no descubrir «ns padre> , u i las elcribiese e mada de tu nombre , con tantas ciruunstaiicias y fueraa etcritas , que me saliaSio. Recibida t cédula , di traía como una nocbe viniese de >< lugar al mio , y entrase por las paredes de ui jardín á mi aposcutu , donde sin sobresalto al Ínno podia coger el fruto que para él lolo e estiaado. Ucgóse en lin la uDcb^^» in deseada... HaiUesle plinto había eí^-A culi Teodoro, lenieudo peudiciite el aliud de Ir labras de .Locadia , que coa cada uua dellal traipaiKiba el alma , especialmcote cuando i iiUC U Muís COhuuu lACj^u . . ■■ Ja Quciid mi tan deseada, esti yu por perd á pacien» jr sin poder hacer otra cosa , le salteó la h*¿ diciendo : y bien I asi como llegó esa i^ma noche , que hizo I entró por dicha ? fliéle { confirmó de nuevo la cédula? quedó :ettto en haber alcanzado de vos lo que decis e^ suyo! súpolo yuestro padre ! ó en que ron tan honestos y sabios principios? Para- , dijo Leocadia , en poneime de la manera veis , porque no le gocé , ni me gozó , ni vino 3ncierto señalado. Respiró con estas razones dosia f detuvo los espiritns que poco á poco »an dejando , estimulados y apretados de la osa pestilencia de los zelos , que á mas andar { iban entrando por los huesos y médulas , tomar entera posesión de su paciencia ; mas a dt'jó tan libre , que no volviese á escuchar sobiesuUo lo que Leocadia prosiguió , di- do : no solamente no vino, pero de allí á ) dias supe por nueva cierta que se habia ntado de su pueblo y llevado de casa de sus es á una doncella de su lugar, hija de un cipal caballero, llamada Teodosia , doncella xl remada hermosura y de rara discreción ; r ser de tan nobles padres , se supo en mi lo el robo, y luego llegó á mis oidos, y coii fria y temida lanza de los zelos que me el corai/on , y rae abrasó el alma en fuegg qiie*'ep •el se hizo ceniza mi honra, y se uinió mi rrtfdito , se secó mi paciencia , y :abó mi cordura. Av de mí desdichada! que :> se me figuró en la iraaeiaacicQ Teodüsiu TOMO II. H '4 las hermosa qiM ^^ iscrecion misma ; j . «w»*» » AH^ ^ue yo sin ventura. Leí lutsgo »,«» . «. V^k :édula, vílas fírmes y valederas, y quo «o podíui faltar ea la fe qoe publicaban ; y auncptt). k ella^ como á cotfa sagrada se acogiera mi es en cayendo en la cuenta, de la sospec' pañia que Marco Antonio llevaba cen con todas ellas en el suelo : maltraté arranqué mis cabellos , maldije mi «nei que massentia era no poder hacer estos ¿ todas horas por la forzosa presencia de. bÜ m* dre : en fin por acabar de quejarme sin iJipiM* mentó , ó por acabar la vida» qoe es lo m«« CMrtf», determiné dejar la casa de mi padre ; j WlU> para poner por obra un mal pensamiestOf piye que la ocasión facilita v allana todos los mcbw venientes, sin temor alguno hurté á nn PUC* ^ mi padre sus vestidos , y á mi padre macM «f^ tidad de dineros; y una noche cnhierti ccfli n negra capa , salí de casa , y á pie eaminé ú^ietm leguas, y llegué á un lugar que se ttem^ €MMi y acomodándome en un carro , de aIÍi 4 dot ^j^ entré en Sevilla » que fué haber entrado en I%m guridad posible para oo ser hallada » anu^pf fi buscasen : allí compré otros vestidos , j uia jií^ y con unos caballeros que venian á Barcekwá ipf priesa por no perder la comodidad de imaa g)|/ ras que pasaban á Italia, caminé hasta axerf.]^ me sucedió lo que ya habréis sabida délos Ür doleros que me quitáion cuanto traía , y ei otras cosas la joya que sustentaba mi aalodir iriaba la carga de mis trabajos , que £^ la eéf de Marco Antonio , que pensaba (Vn|MpiÍU | é Italia, y hallando á Marco Antoníf pr^j^ sela por testigo de su poca fe , v á mí ppr é de mi mucha firmeza , y hacer de suerte | qi HH .55 ^^BB con esto h^K na las pa- Jábn» ,;riiiis, el queuicg^i las obhgacionea q^o «lar grabadas ea r1 alma > que claro está , quc di él tiene en su Róm- panla )i la sin par Tcodosia, no ha de «¡uertí - inicaT S la destlicliáda Leocadia; aunque cou todo Uto pienco morir, ú ponerme ea la presencia ¿f. lot do3, pora que mi viata les turbe su sosiego ; DO piense aquella enemiga de mi descanso guz^ir tan i poca costa lo que e» mió : yo la liuscuré , yo la hállate, y yo la quitaré la vida, .ii pueilo. j Puei que culpa tiene Teodoiia , dijo Teodoro , *i ella'quiíá también fué engaitada de Marco Au- lonio, como »o! , seflora Leocadia, lo habéis sido ? Paede ser eso asi , dijo Leocadia , si se lu llevó consigo I y estando jantos los que bien se quieren, que en gaKo puede habrt? Ninguno por cierto : elloi estaa contentos, pues están junio», abrasados' desiertos de Libia, ó en los solo:. \ apartados de b belada Scitiu : ella le ;o':i íin duda sea donae fuere , y ella sola lia de pajiiir !u que be sentido basta que le halle. Podía sui , que os eDgaí.iíciles , replicó Tcodosia , que m decis , 1 sé de su condición v rcrogimirnli] (fui; nunca ella se aventuratia á dejarla cusa d.- -.u- padres ni acudir á la voluntad de ¡Vlario Ai>li<- nio : y cuando lo hubiese hecho , no cono.,.,.- doo! . ni saliirndo cD!a atibuna de lo que culi il íEuiades, no os ai>ravió eu nada , y don Je no b.iv ^^ravio, no viene bien la venganza. Del reri>si- ■^•irulo, dijo Leocadia, no hay que tratarme, que '.;I* u"ü< duda { y áa qat «llk . i*j^ • t* Ü , M- ráudolo bíd paaioD , jo lO eanficM ; d«* el dolor que siento de los icios, nu la reprirsenlii en la memoria bien aii como capada que alrevcíailu teogo por niilad de las entratlsi, y no e* muetia ifue como li iuitruraeato qae tanto me Uslimu , ^ le procure arraocar delta* y hacerle pedaios .^J cuaoto mas, que prudencia ea iiparlar de uoía-^| tros las cosas ijue nos daAan , j es Datura! j:o^^| aborrecer las que nos har.eu m^ , y aquellas qiM ■ iius estorban el birn. Sea como tos decís , seAotai 1 Leocadia, respondió Teodosia , que aai como veo I que la paiÍDu qiie lentia , no os deja haecr ma* ' , acertadul diseursos, Tco que do estaii aa tiaMH de admitir coniejos saludables i de mi oi rf iá- eir lo que ja os he dicho, que Os hede ajístlarf favorecer en todo aquello qae fuercjuslo fjopn- diere i y lo miemo os prometo de mi hermano , que su uatutal condicioii y nobleza no le JaiaTfa hacer otra cosa : nuestro camino es ¿Italuí;^ gustáredes venir cou nosotros, ya poca m>M» fit ueuoi sabéis el trato de nuestra CSmpalUa (,!«' que os ruego ei , me deis licencia que dí|a á M hermano lo que sé de vuestra hacienda, pam^at' os trate cod el comedimiento y reipecto qae M os debe, y para qae se obligue á mirar por votf como ei lazDD : juDlo con esto ma pareaa^ ^t» ser bien que mudéis de trjge; y si en esta paáfclB compraré los veslidoi mejores que hubiera, J.na mak os convengan, y eo lo demás dé Tuestña^M- tensioars, dejad el cuidado al tiempo, qoa «■ gran maestro de dar y hallar remedio i los «a*M mas d US es {I erados. Agradeció Leocadia i Tcod*- si.i. que ella pensaba ser Teodoro, s«« taudua ofrecí míenlos, y di ole I i cea cia de decir i anlMT- la-.'.iic lodo lo que quijkse : luplicindolc ^aa'B» 137 la dékaz ;uanio8 peligros es- taba pocjiítt^ 51 pur aese conocida. Con'ésto se despi( y,a , y se fueron á acostar, TepdoKia al aposeniu ue su hermano, y Leona - difrá.ol^ que junto del estaba. No se había aun dofroidd D. Rafael, esperando á su hermana por saber lo que le habia pasado con el que pensaba «er niiiger ; en entrando, antes que se acostase , se lo preguntó : la cual punto por punto le contó todo cuanto Leocadia le habia dicho, cuya hija era, sus amores, la cédula de Marco Antonio , y la intención que llevaba. Admiróse D. Rafatl y dijo á su hermana : si ella es la que dice, seos decir, hermana, que es de las mas principales de su lugar , y nna de las mas nobles señoras dr toda la Andalucía': su padre es bien conocido del Tiiiestro , V la fama que ella tenia de hermosa , corresponde muy bien á lo que ahora vemos vu MI rostro ; y lo que desto me parece es que dehc - mos andar con rerato de manera que ella no lia- hle primero con Marro Antonio (pie nosotros , que me da algún cuidado la cédula que diré ijiie le hizo, puesto que la haya perdido ; pero sose- caos, y acostaos, hermana , que para todo .e bu- scará remedio. Hizo Teodosia lo que su iiermuuo le mandaba , en cuanto al acostarse , mas en lo de sosegarse no fué en «n mano , que ya tenia to- mada posesión de su alma la rabiosa enfermedad de los 7elos. ¡O cuanto mas de lo que ella «ra se le representaba en la imaginación la hermosura de Leocadia , v la deslealtad de Marco Antonio . ¡ o cuantas veces leia ó íincfia leer la cédula que Ja habia dadol ¡que de palabras y razones la ana- dia , que la liacian rirrla \ de mucho efrrto ! j cuantas veces no crevo que se le liabia juMdido I ¡y cuantas imaginó que sin ella IVI.ireo Antonio no dejara de eun)plir su promesa , sin acordarle H i5« íi "^ de li> qae á ella esUl» ODligado ! pa^óselí en pslo la mayor parte de la noc)ie sin [lorniir sueño. Y no la pasó con tnas deicaDso D.^aTiiel su herma- no , porque asi como ojd Jccir quien era Jjeoca- c>(i de sus jmdreí ricOai, y de tan principal y ricolinxgF como ellos no detenía ni quena detener el pcnaamiec la causa que la había traído A qu> ' deseaba qoe el dia llegase para p nada , y buscar & Marco Antonio uo tanto psnl, hacerle su cuitado, como pata estorbar qoe mé fu ese marido de Leocadia, y ya 1ü tenían el 8«i(m> j ñl zeIo de manera , que lomara por buen par»' tido ver á su hermana sin el remedio que le pro' curaba, y a Marco Antuniu íin vida a trueca de no verse 1ÍD esperauui rlc.ilcauzar a Leocadia i la cual esperania ya l«~i.La promeliendu fetica suceso en.su deseo , ó ya por el camino de Is fuetza , ó por el de los regalos y bueuas obras i puec para todo le daba la^ur el tiempo y la oca.' tion. Con esto que éí á si mismo se piometia , se sosegó algnn tanto , y de allí á poco se dejii venir el día , y ellos dejiroa las camag , y llámala- do D. Rafael al huésped le preguntó, sí había comodidad en aquel puebl o pnra cestir á un page i quier hao r Eli huéipec j rsEonsble que vender : tru Pagóle .D. Klifae í: V :e leviaüó, y íe tifió unI»p<.da,vo' lad rV^3"t'T'' .':l^' de Don Raftiel , y dobló los lelos en Trodosii Ensilló Caliite , y á lai ocho del dia partieron para Barceluiiíi , 9Í querer subir por entonces al rjmoso moiíasleriii de MoDserrate , dejándola para cuando Dios fuese servido de volverlos coa mas sosiego á su patria. No se podrá contar bue- namente toii pensamienlDS qne los dos heriaanos llevaban , ni con cuan diferentes ánimos los dos iban mirando á Leocadia . deseándola Ttodosía la muerte , D. Hafael la vida , entrambos lelosos y apasionados : Tcodosia buscaudo tachan qne ponerla , por no desmayar en su espprania -. D. p„, 1(0 le oliligaban mas á amarla. Con luilo tr.Ut se ilescuidiíron de darse priesa de modo ([¡■.■r. lie. jaron á Barcelona poco antes que el sol se pu- se. Admiróles el hermoso sitio de la ciudiid , a estimaron por flor de las bellas ciudadus del ludo , honra de Espaila , temor y espíulo de los circunveciiios y apartados enemi^s , regala y delicia de sus moradores , amparo de los cx- tian);ero9 , es me la de la caballería, ejemplo da lealtad, y satisfacción de todo aquello que de una grande, famosa , rica, 3- bien fnndada ciudad puede pedir un discreto y cuiioso de»co. En en- trando en ella, oyi! ron grandísimo ruido , v vie- ron correr gran tropel do ¡;ente con grandi' alho- colo , y pregtmiando la cuii.'a de aquel riiiilo v tnoviiuieiitf . Ii's respondieron que la ceiile de liis saleras quí"ostahan en la playa, se h.ibin ri vuel- to y [rubado con la de la ciudad. Oyendo lo cual D. Rafael , qaito ir ii .a c Calvete le dijo que no lo Kicies^, |jui __. . _ dura irse i meler ea un iMñiGeslo pci.iiiu , nne él sabia bien cuan mal lilSitiía los que% tales peodencias se metiao , aar eraa ordisarins en aquella ciudad, cuando a clU lUfr.ihan ^'■Ím**'' Ko Ttié bafitaate el boeii conseja de CalTcte , p«n| calorbar á D. Rafael la ida , j asi le aiguiSriÁ 1 todos : y en allegando i la mirilla . TÍéroD mD' chai espadas fuera de lai TBÍnai , y mucha geoltr iruchilláudose sin piedad algiua : roa tndo tita BÍn apearse llegaron tan cerca, i|ucdistiiitaiiirntp Veiaa los rostros de loi que pelsaliao, porq^aon no era puesto el lol. Era ittSaita la gente que de la ciudad acodia, y macha Ib que de las galeras *a desembarcaba, puesto que el que las traía á car^ Ito , que era na caballero Vilenciauo llamado D. Pedro Vique, desde la popa de la galera Capitana amenaiaba á los qae se babiín viobarcailo en los esquifes, para ir i socorrer á los snj'oi i mas vieocio que do aprovechaban sus voces nJ sui amenazas , hilo toItct lai proas de las galetu H la ciudad, y disparar ana pieía sio hala , !»• Sat , de que si no se apartasen , otra no iña Útt , ella. Ea esto estaba D. Rafael ■ teDtaini.il te ui- Tando la cruel y bien trabada riüa . j yin y notó Íae de parte de los qus massa sariaUbande lasga* iras, lobaeiagallardamentcnninancebadetiasla veintidós ó pocos maiaHos, vestido de lenle, con nn sombrero de la misma color, adornado coa UB rico IreaciUo al parecer de diamantes : ladestreía con que el moio serombatia, fia bizarría del ves- tido hacia que volviesen i mirarle todos cnantoa 1» peudencta miraban; y de tal manera le miráronlos «¡os deTeodosia y de Leocadia, que ambas i un limo punto y tiempo diiéron ; válai >{□■ ! j^D no tengo ojos , ó aquel de lo verde « a.ica f enlomo -cora. * .".7 ■''"'■■ í'.?*;«°i";;„ ,. r,"'"n.^-\"» ¿"orí"''- •" ó'? T.J,'''"'" 1.,:,;,""'''' 'a,í ''••'." 1... C-; ;„''," '' JiiSó„-.'.° «•'■'"o .«'¡.7"''" -.. ?;í ^"" , v"; "•"■«•» «."•": »•*"'," ;:r';r* ■• 'í-S'"*;."'.™:'" ": "■■■" "* .^'f con ,:( p„ ";=" Aj,t„„¡„ ^"e una ncci- . " = .f aj>*ní,rr ''^'"' que v« ? ."'" «"■« ^ ■« «lo,, • y imrioodo I **t ^ it aOf buen soldado, y baceaiue mercvu — rfioQ^rov^l mi lado , que yo os libraré de la iotolraOlA ] demasía, deste desmandado Tulgo. Ah BéfiioiHt>iea pendió D. Rafael, dejadme pasar, fct^/^'^PT ^ gran peligro puestas las cosas que ^ J|||[i mas quiero. Dejóle pasar el cabaliei^^.f íí^' llegó tan á tiempo , qae ya no habiesÁMi en el esquife de la galera Capitana ¿ Mtrco ÁA tottio , y á Leocadia que jamas le dnó 4e lo brazos ¿ y queriéndose embarcar con ellos Tco dosia , ó ya fuese por estar cansada , 6 pOr I pena de baber visto herido á Marco Antonio y < por ver que se iba con él sn mayor enemiga » m tu?o fuerza para subir en el esquife ,¡ y UM dodt cayera desmayada en el agua » si su hermano w llegara á tiempo de socorrerla, d caal no siati< menor pena de ver que con Marco Antonio' 01 iba Leocadia , que su hermana había aeatidí (que ya también él habia conocido ¿ MartoAlft ionio ). £1 caballero catalán, aficionado do.li gentil presencia de D. Rafael y de su honiÉni ( que por hombre tenia ) I09 llamó desde-ÍaHNC& lia, y les rogó que con él se viniesen ; y elioa ft« zadps de la necesidad , y temerosos de qno h gente que aun no estaba pacifica , les hicieao al gun agravio , hubieron de aceptar la oferta m se les hacia. £1 caballero se apeó » y tomáaao- los á so lado , con la espada desnuda pasd poi medio de la turba alborotada , rogándoles qae m retirasen , y asi lo hicieron. Miró D. Ranud I todas partes por ver si veria á Calvete con la^ I muías , y no le vio á cansa qae él asi como elkw r se apearon , las antecogió y se faé á un' maKM - donde solia posar otras veces. Llegó el caballeni á su casa que era una de las prinoipales da 1« \ Teui»; I pueshabia Hegndo « I* ciiiOtti. "1" iiuiiio que se co- mcaiabs la prriittiicia , j que por haber rnuo- cidu ea ella ni caballero que llevaron betídu de l> pedrada eu el ciquife , se había putstci en aquel peligro, y que le suplicase diese órdon ''omo laeaMn á tierra al heñdo , que eu ello le iinpor- tafaB el contento y U «da. Kio haié yo de buena gana , dijo el caballero , y sé que roe le dará leguj-jiiiiGjils ol General , <}ue es principal caba- llero y pariente mío : y sin deteuerae mas, vul- vió & la galera , y bailó que estaban curando á Marco Antonio , y la herida que tenia era pnli- firosa , por ser ea la sien izquierda y decir e4 ciru|ano ser de peligro : alcanzó con el General se le diese para curarle ea tierra , y puesto con gran tiento en el esquife , le eacáton , sia que- rerle dejar Leocadia que se embarcó ron ti como cu si^giiiiiiitulo del uorle de su esper.iiii^i. En llegauao á tierra , hizu el caballero traer de stx cma uua «illa de manos, donde le llevasou. En luiito que esto pn^abii , había enviada D. Rafii:! á buscar á Calvtte q..o en el mesou eslnba .■en cuidado (le sxhcr lo q-.e U suerte habia hecho se alegró en eitreinu , y vino adonde D. U:,racÍ estaba. Eli esto llcpr,roi. el scfior de la casa . Marco Antonio, V Leocadia , v ,i lodos aloin c„ ella con mucho amor v u^asúiliceucia : ordenó luego ) no quiso curarle hasta otro día, diciendo [ni eran muy espcriinviltados , por los mu - í heridus que á cada paso tcitian entre I.1& •44 n>ano>, y »A no «n. > eb VMi otM a lo quK ordcDÚ fu¿ le |ijhfícu en bu apoi^to abrigado, donde le dejaieu noicftar. lAefá en aquel ¡Datante el cinj)ano de la< gulíias, Y diii cuenta al de li cindad d« la herida , j de Je huhU curado, j del peligro que de la TÍdi parecer tenia el herido I BOA lo cual ae acnbA ils J enterar el de lacindad, qae eit.tbu bien' cuñdoiT asi miiiiio [icfCiinlaTelacionquescle haliia' ' ~ eiagerú el pelij^rudeMarcoAu Ionio. Oler Ijeocadia y TeodoiiacoD aqnel .ccnli miente oyeran Ih genlenciadeau mni-rlF; mas por mueilrai de lu dolor, le reprimi^roB y «Hál— , y Leocadia determinó de hacer lo que le iar««U roDfenir para latiifaccioa de bd honra i j fgiifa» Hii coroo le faetón loa cirajanoi , le eatrd nt él aposento de Marro Antonio , j delante del aaSor de Ih casa , de D. Rafael, Teodosia, y ém obw persona» se llegó A )a cabecera del berUo , y asiéndole de la mano le dijo eetai lasod** i wf^ estuis en tiempo , aeAor Marco Antonio AduMB, «n que se puedan ni deban gastar ctm tm Wtr* ellas palabras , y asi aolo querría que m» ojfctr des algunas que couiienen , lino para U Mlaád* vuestro cuerpo , ¿ lo menos para la da tbmIM olma ; y para decíroslas es raanester ^ae nsa diis licencia , j me advirtáis si estáis con awate é* escucharme : que no seria razón, que habiaM* jio procurado desde el punto que «a etmocti'n* salir lia vuestro gusto , en este instaale fa*.!* bn-. A estas raxones abría Marco Antdai» ln> ojos , y los paso ntentamants en Leocadia y itr ' ' biéndola casi conocido mas por el órgano da.h voz, que por la visla , con ros debilitada j dO* líente le di)o : decid , saDor, lo que qoisitfredcf , que no estoj (au al cabo, que no pueda c" i45 charos I le, que me cau estaba á todo ésl if j vi»ua palabra que I^fjDCádia decía, ei. «gada saeta que le atra- ip«sabar-el corazón, y «un el alma de D. Rafael ^iie..áfti mismo la escuchaba. Y prosiguiendo Leo- éadift dÍ)D : si el golpe de la cabeza , ó por me- jdHr^éiéti^i el que á mi me han dado en el alma , no os bfr llevado » señor Marco Antonio , de la memoria la imagen de aquella , que poco tiempo ha que yos decíades ser yuestra gloria y vuestro cielo , bien os debéis acordar quien fué Leoca dia, y cual fué la palabra que le distes firmada en una cédula de vuestra mano y letra : ni se os liabrá olvidado el valor de sus padres , la ente- reza de su recato y honestidad , y la obligación en que le estáis , por haber acudido á vuestro gusto en todo lo que quisistes : si esto no se os ha olvidado, aunque me veáis en este trage tan diferente , conoceréis con facilidad que yo soy Leocadia , que temerosa que nuevos accidentes» y nuevas ocasiones no me quitasen lo que tan justamente es mió, asi como supe que de vuestro lugar os habíades partido, atropellando por iiiíi- nitos inconvenientes, determiné seguiros en esto hábito, cou intención de buscaros por todas las partes de la tieira hasla hallaros : de lo cuul no os debéis maravillar, si es que alguna vez habéis sentido hasta donde llegan las fuerzas de un ainor verdadero, y la rabia de una muger ens^afiaíla. Algunos trabajos he pasado en esta mi demanda, todos los cuales los juzgo y tengo por descanso , con el descuento que han traido de veros, que puesto que estéis de la manera que estáis , si fuere Dios servido de llevaron desta á mejoi vifla, con hacer lo que debéis á quien sois , antes de la partida , me juzgaré por mas que dichosa, pro- 146 ^'■■ mctiéúdoofl eorao Ot pp io,4edi' tal i^iJi después de Taestra muetie, qae bien pucO tiempo 5« pa8e , sin que os siga en esta última j foROsa jornada : y asi os ruego primeramente á quien mis deseos é iotentof Tan enca^ y luego por TOS, que debéis maebo á sen últimamente por mi, á quien 4ebeis masl persona del mundo, que aquí Inego me r^ ... Tuestra legítima esposa , no permitien Jlí*lii|^r4tí justicia lo que con tantas Teras t obligacionn la razón os persuade, ^fo dijo mas ¿eocadia^ j lodda los f\Me en la sala estaban, guardaron on maffaTÍtldM silencio en tanto qoe estuTo hablando 9 y leo* él mismo silencio esperaban la respuesta de BtÉÍrtB0 Antonio que fué esta : no puedo líegar, seftorty «I conoceros , y que Tuestra toz y Tüestro ro^lfo no consentirán que lo niegue : tampoco Mfl06 negar lo mucho que os debo, ni el grantálor iSk Tuestros padres junto con Tuestia incomparaUi. honostidaíd y recogimiento; ni os tén^o^ ni qalM'- - dré en menos por lo que habéis hetbo , (isk iMk uirme á buscar en trage tan diferente del IMMfr tro i antes poi' esto os estimo y esCImaré Irtiél' mayor ^rado que ser pueda; pero pues mi feoMh suerte me ha traido á término , cómo Toa^élK qu«* creo que será el postrero de mi Tida, yMMb' los semejantes trances los apuradoreS de ú» iMfl* - da les, quiero deciros una Tentad, que ii M 1|i<' ' fuere ahora de gusto, podría ser que déepaéb'ét'' fuese (le provecho. Contieso, heninosa LeoosA^V" que os quise bien , y me quisisteis, y junttitfÉÉt* con esto confieso que la cédula que os hieéy'4M. . mas por cumplir con Tuestro deseo, que tooA 4A mi:) ; porque antes que la firmase , con dltN^MMI días , teñid entregada mi Toluntad y mi allBfta á otra (ioiicella de mi mismo lugar, qué Toa*llicil -' conoocis, llamada T eodosia , hija de tan nobles quedé impos porsoníi "en . tuve,, fueron de pasatiem[i(^, sin que dellos aUiín- RUaUs nij os orendiéron , ni pueden ofender en cnsa alauofl An q.ie COO Teodosia me pasú , fu¿ nicaniiii- el Te uto que ella pudo darme, y jo quise gtie me diese, con fe y seguro de ser su i-s- poso ) como lo sov i y ri í ella , javos os dej¿ en un mismo tiempo , á vos aaspensa y eugaña- da , y a ella temerosa j á su pavvrer sin honra , Iiícula coa poco discurso, y con juicio de nio7.i). cima lo soy, creyendo que todas aquellas rosas eran de poca importancia , y que las podin harcí sin MCrupulo alguno, con Oíros pensBmicIltl>^ que li:irer que fud vniirm'e ú Ualia , V i'ui|dí-^.r en .■II:. algunos de ios años de mi iuy'fniud , v dos- y:fS volverá ver lo que Dioshahia lirelin dcvus frs.iiido estas verdades, nacidas de mis nmeliiis lulpas, pague en esla vida lo que ilebii , y vos (l«edeií desengnfiad "' " ' ' - - palahra aur le di rii la vi :> quede ella me queda , ible , por daros gur En lact-v -jnr Mam. nw • , ola», (!>-j'> caer el bnio, r lolc c'ítrrf btraente le dijo : v.Jit i nio, V abiaiad á Tonlro aTnij;:) . . paca TOi quF/rij que lo fca ctr.nocí j i.D. Rt&el •Dcdro camanda , qne seri 't (crd adero. lalápt de Tueitrii loInDlait , J de lj ruficnl que á ■• hermaiu queicii harer «■> ^ilmiliiU por loei- tra. VoItÍii ea «i Mareo Antaaici . v al moineota eoaorió í O. Rafael, v abraiinauU cOrecba- rncrite y butíndoit en el imito , l« (li|o ; ahora (ligo, Lrrmiiio j Mlior laio, qne la suma alrfrria que he recibido en Ttiol, no puede traer ni«iiDE detcuenlo, que ua peiar {[randuiiDiii. parí le dice que tras el guato ae aijae lalristeiHi pero yo daré por bien empleada cualquiera <¡uc me liuiere . i trueco de haber guitado dri ciiitrnto de Tcri». Pueiyo OÍ le quiero hacer maj o»in|iliitu, repticti D. HaTarl, coD preaeolaroi eiln jova que ei Toes- fra amada e apota ; J buicandu ;i Teodosia la halló llorando detraj de loda U grate, luxpeu», y atónita entre el peiar j la atp[;ría por lo qn» I Tcia , y por lo que había oído di'cir. AsiiUa SB j hermaDO da la tsano , y ella (¡o harer leiislencla | le dejó llevar donde él quiso, qoe fué aotK Merco i' Antonio, que la conoció y le nbraió con ella f llorando laidos tiemai j amoro^a^ Ugrimai. Ad- i mirado! quedaron caantoa en la sala pilaban t ' TÍtodo tan eatratio acontecimiento : niirábiiis« iiDOS i otroi, ain hablar palabra , esperando tu que l^abian de parar aquella* rosai. ¡>Ia« \n it- sengaAads y lin Tentara Leoindia que \iá por «ui ojot lo que Marco Antonio liaoia, y vio al que peniaba «er hermano de O. Rufud en lirazDi irlas I mas pues es forzoso decir algunas, las que entie otras le dijo , fueron eslas : si con l;v ventura que me falta, me faltase aliora, ó lu r- musa Lcoradia ! el atrevimiento de desMilji iros lus secrtlüs de mi alma^ rjuedaria entenatla eu l56 ^^ lo? senos i}«l perpetuo oliiuu 1» mas eosmortl-^ d¡i y linuesla loluDtad , que li:i nncido qí gnifile nacer en ud eDamorado pecho. Pi^rupor no Iihcet esle n^raTÍo á mí justo deseo. v<>iieaiiie. lo t¡ae vioierp , (juicro, »eHora , iríais, SÍ eii que os da lugar vuestra arrebatado ("iif-uBlpnlo. <|oe en niaguDa cosa se rae Breabj.i IVfar^ Aiitnnju, sino es en el bien de ser de tos quendo : nñ li- nage es taa bueno como el iii\ o. > cu Itn hieaat- que llaman de fortuna , no nie hace mucha ven~^ tai» ; en los de naturaleza no cnuviiriie <]iie nitr alabe , y tnas si i loi ojos raejlros no soa de na-'* tima : todo esto digo , apaaioaaib ar^Tiots, ponplff toméis el remedia y el medio qur U tuerte oC ofrece en el extreráo de Tuestra desgracia : y? veis que Marco Antonio no puede fit-r Tuestro ■* ' porque el cielo le hiio de hermana ,y el niíM mo cielo que hoy os ba qui ido á Alarido /íútli^ no deseo otro bien en esta vida , que eittii-garMK por espaso vuestro : mirad qrie rl butusueeso e>^ tá llamando á las pnertai del m.-iln , que haitr ahora habéis tenido ; y no pcuseis que el iiticví- tnicDto que habéis mostrado ru lu^car á Marco Antonia, ha de ser parte para que no o¡ citims ¿tenga en loque merecieradcs , fi uuQca le hu- icrades tenidoj que en la hora que qijipro y de^ termino igualarme con TOt, c'li;;li.'udk>os pirper petiin señora mía, en ■qnell.i mi^^m^ se rae IlJ de olvidar-, y ya se me^olvidafio lodo c en esto he sabido y viito ; que bii:n sé qi fuerias que á mi me han forzado n que t rondón y á rienda iqelU me disponga á ndol y á ectregarmA pt' Vuestro, estas niiitnii CM lli traído á vos ril-ettado enqae estáis . y< brá necesidad de buscar disculpa , doi e no 1 habido yerro alguno. Callando estuTO Liocadíi I do • « f de cuc > cu, uü suspiros, sa 8 da uc .1.. alias : tuvo atrev íent^t ^* .^^jiaFaei de «.o. ríe una mano , y ell » tbyb estf^rzo paraesturnárselo , y allí besan •selá ]Ba€i.21|is veces le decia: acabad, señora d< i ahaáv ^ 6ci'Io del todo á vista destos estre- idoB cieloV que nos cubren , y deste sosegado ar que nos escucha » y destas bañadas arenan le nos sustentan : dadme ya el sí , que sin duda )uviene tanto á vuestra honra como á mi con- nto : vuélvoos á decir que soy caballero, como >s sabéis y rico , y que os quiero bien , que es que mas habéis de estimar, y que en cambio i hallaros sola y en trage que desdice mucho ú de vuestra honra, lejos de la casa de vuestros idres y parientes, sin persona que os ac\ida á que menester hubiéredes , y sin esperanza í alcanzar lo que buscábadcs , podéis volver á estra patria en vuestro propio, honrado y ver- lero traeré, acompañaíia de tan Jnien es|>o.so no el que vos supisteis escogeros, rica,contrn- estimada, v servida , y aun loarla de todos íllos á riiva noticia llecraren los sucesos de tra iiistoria : si esto es asi , como lo es, no l que estáis dudanJo : acahad . que otra vez f]i?o 1 de levantarme del suelo de mi mis*'- ciclo del mereceros, queen ello haréis por isnia , y cumpliréis con las leves He la cor- V del buen coooí'imiento , nioslrándoos nnsmo punto aiíraderida v discreta. F.a Ujo á esla sa7,ñn la dudosa Lrocadia . pues \d ordenado el cielo , v no es en nü mano I de viviente al;:;uno oponerse;! lo que él nado tiene, Ijaijase lo que t'l quine, y eis , señor njio ; y sal»e el misino cielo crgiicnza que vcn;^o á condescender con 4 VdestniTO cho que eu uucueceiuo {^no } sino ponjaé I que en ciitnplieodo vuestro gusto , me hi (le mirar con otros ojos de los que qiiís^ I ahora mirándome , os han engañM^j^j"^!^ como fuere, que en Gn el nombre'w'^«t»:|h lesítima de D. Rafael de Villavicenafa Üiilí^j drá perder ¡ y con este título solomfrií ^^ ta : y si las costumbres que en mi Vlércdés pues de ser vuestra, fueren parte para qa< estiméis en algo, daré al ci¿elo las gracias de Lerme traido por tan extraños rodeos j por tos males á los bienes de ser raestra : dad señor D. Rafael , la mano de ser mió, j veis os la doy de ser vuestra, y sirvan de testigo; que vos decís , el cielo , la mar , las arenal f este silencio, solo interrumpido de mis sospit de vuestros ruegos. Diciendo esto se dejó apn y le dio la mano , y D. Rafail le dio la « i celebrando el nocturno y nuevo desposorio i las lágrimas , que el contento á pesar de la sada tristeza sacaba de sos ojos. Lnego •• vieron á casa del caballero qne estaba con m sima pena de su falta ; la misma 'teniaa II Antotiió y Teodosia : los cuales ya por m/m clérigo estaban desposados , que á persoasio Teodosia ( temerosa que algún coatrarío a dente no le turbase el bien que habla balladi caballero envió luego por qaiepi loa desnosaM y- modo que cuando D. Rafael y Leoeaoi* ea ron , y O. Rafael contó lo qne con Iitoeadi ;',ir habia sucedido, asi les aunentó el foso» ei i).}}: si ellos fueran sus cercanos parieÉ|ea t tfk condición natural y propia de la aébltM-G lana saber ser amigoi y favorecer ¿ loa «kli geros que dellos tienen necesidad algmuu Et cerdote que presente estaba , ordenó tpmljM SE Mi 55 tildase el háliitofvy ee.TÍsHege en el suyo ¡ raballero acudió a 'ello ron presteza , vis- ) á las dos de dos ricos vestidos de su mt^- [ue era uua principal señora , del linage rJe 'aücM^ifues, famoso y antiguo en aquel ni - l$SÓa|^irujano, quien por caridad se dolia iudo\q:6nio hablaba mucho, y no le dejaba.i el c|rld^ vino y ordenó lo primero que le n en ¿ílencio. Pero Dios, que asi lo tenia ado , tornando por medio é instrumento de sras (cuando á nuestros ojos quiere hacer 1 maravilla ) lo quela misma naturaleza no :a , ordenó que la alegría, y poco silencio [arco Antonio habia guardado, fuese parte mejorarle , de manera que otro dia cuando áronle hallaron fuera de peligro, y de allí )rce se levantó tan sano , que sin temor al- se pudo poner en camino, de saber que en el tiempo que Marco An- cstuvo en el lecho, hizo voto, si Dios !« i , de ir en romería ;i pie á Santiago do Ga- eu cuya promesa le acompañaron D. Ra- Leocadia , y Teodosia , y aun Calvete el de muías ( obra pocas wces usada de los cios semejantes ) ; pero la bondad y lla- gue habia conocido en D. Rafael, le obligó dejarle hasta que volviese á su tierra : y ) que habian de ir á pie como peregrinos , las muías á Salamanca con la que era de afael , que no faltó con quien enviarla.»:, se pues el dia de la partida, y acomodados i ciíclaviíjas v de todo lo necesario, t.e des- on del liberal caballero , que tanto les lia- vorecidc» y agasajado , cuyo nombre era D. lo de Cardona , ilustrisimo por sangre , y o por su persona : ofreciéronle lodos de ir perpetuamente elíof y sus descendiente.-:, j if les InerCAí ^ agradecérmelas B&^jfc«,.« ^ jra (jne oo ^ , virle. D. Sancho IOS abrazó k todo^y dic les que de su natural condición W^fia aquellas obras , ú otras que fuesen 'j^j|É|ta|M dos los que conocía , ó imag[inab%^MPftl^ Castellanos. Reiteráronse dos ▼cp^Hk^lÑ y con alegría mezclada con aXgMÉínífái triste se despidieron, y caminando oaill la didad que permitía la delicadeaa de tas d vas peregrinas, en tres dias llegaron á fil rate , y estando allí otros tantos , hacic que buenos y católicos cristianos debiaM » mismo espacio volvieron á su catniao , j cederles revés ni desmán alguno, UegánMO tiago. Y después de cumplir su voto cor I yor devoción que pudieron , no quisiéroi el hábito de peregrinos hasta entrar tu , sas , á las cuales Uegáron pocO á poco» i sados y contentos ; mas antes que ilefM< tando á vista del lugar d^ Leocadia ( qui se ha dichoi era á una legua del doTcodoa de encima de un recuesto I04 dMmbriéi trambos , sin poder encubrir Um t^ríoii el contento de verlos les trujó ktSm ojtt menos á las dos desposadas , qno COB 1 renovaron la memoria de loS pasados, and Descubríase desde la parte donde eati ancho -ralle , que los dos pueblos difidia cual vieron á la sombra de un olivo un di caballero, sobre un poderoso caballo , c blanquísima adarga en el brjfto tsauierd .{■V.f , gruesa y larga lanza terciada en al dera '^ .^ mirándole con atención , vieron i|ne fÁ por entre unos olivarjes venían otros 4l> •lUros con las mismas armas. y coa «| mí o capado -~d í lo ulüm .^ -j !l sstab^ prii- ..^ « . ^ «.«t olivo» lus cuaics e|id4¡^V^.l^ espuelas er li eran FatitárticoB , que su improvisa llegada esta y Otras sospecbaí eanendraba ¡ piro desengañado! algún tanto, Tolfíároii i liis IsgrimaE, y á loa i abiazoi. T en eito asomó por el miimo valle pe» ■ canlidad de gente armada , de á pie y de i c*', bailo, los eaales Tenían ¿ dcftnder al caballera' de su lugar, pero como llegaron, y lo* «Urdt- abrazadoi de aquellos peregrinos , y prúTindD* Iw oíos de lígrimaa, napv-iirotiy admiraron estaadú suspensos, hasta tanto ijue U.'Enrique les dijo bre- Tcmenle lo que LeOcaJi:! su hija les había can- tado. Todos TaérOn á abrazar á los peiegiiaol cou muestras de contento, tale^ , qiie na sepae>1 den encarecer. D. RafaRl de nuevo contó i to* dos con la brevedad que el tiempo requería , casado coa Leocadia , y su hermana Tcodosia ' «Qjf Marco Antonio : uuevue , que de niii ñitúüm de ln ge hubieron menester , acordaron de irse al i cien áatíáíM pad re d « y con que Mil pedir ^ál desposad recer Sc p .57 )allüs _u lus que B ''■ o j»ciegiinos , y íde rcoAutouio, ofic- er amias bodas de todo¿, iéron; y algunos de los in bailado picáentes, se adelautáion a fcias á los parientes y amigos de \c¿ i. En el camino supieron p. Rafael , y Marco Antonio la causa de aquella pendencia , que fue que el padre de Teodosia y el de Leo- cadia habian desatíado al ptfdre de Marco Anto- nio en razón deque él habio' sido sahidor de It..-, engaños de su hijo, y habiendo Tenido I05 (ios y hallándole solo , no quisieron combatirse ccu alguna ventaja, sino uno auno como caballero^^ cuya pendencia parara en la muerte de uno , ó en la de entrambos, si ellos no hubieran llegado. Dieron gracias á Dios los cuatro peregrinos dci suceso feliz. Y otro dia después que IJegároii cuu reí'.l V esplendida magnificencia y sumptuoic» ¡ja^- to hizo celebrar el padre de Marco Antoiiiu 1.:'^^ bodas de su hijo v Teodosia , y las de D. lli fael V Leocadia. Los cupo>as , de jando de si ilualre generación v deceudtn» la, qnc hasta hov dura en estos dos lugares , (|iie . (, í\ . ORA CORNELIA. D ON Antonio de Isunza , y P^ Juan de Gamboa , aballeros principales, de ;ana edad misma, muy liscretos y grandes amigos , siendo estudiantes n Salamanca determinaron de dejar sus estudios >or irse á Flándes, llevados del hervor de la san- ;re moza y del deseo , como decirse suele , de er mundo ) y por parecerles que el ejercicio de as armns , íuinque arma y dice bien á todos , • rinripalmeuie asituta y dice mejor en los bien laciílüs y de ilustre saiiíírr. Llegaron pues a 'li'nides a tiempo qne estaban las rosas en paz . t en conricríos, y tratos de tenerla presto. Rc- il)iér(jn vn Ambéres cartas de sus padres , donde es íscribiérou el íjrande enojo que babian reci- )¡(lo , por haber dejado sus estudios sin avisár- elo , para que hubieran venido ron la coniodi lad que pedia el ser quien eran. Finalmente co- lorií'nílü la pesadumbre de sus padres, acord.i- ou de volverse á Kspaña , pues no habia que lacer en Flándes; pero antes de volverse qui.«>i» on ver todas las mas famosas ciudades de Italia; h;ibiéndolas visto todas , pararon en Bolonia , admirados de los estudios de aquella insigue uivi-rsidad quisieron en ella proseguir los su\o.s. >ieron noticia de su intento á sus j>adres, d( ue se holgaron infinito, y lo mostraron conpru- I 2 Tcprles tDagnlficamenie , y de modo, liasen en su tratamiento quienes eran « y qi|e padrts tenían : y desde el primer día que sa- lieron á las escuelas, fueron conocidos de iodos *" por caballeros, galanes, discretos 7 j^fcf™" dos. Tendría D. Antonio hasta veiidffiBraMitro años , y D. Juan no nasaba de TéW|PH|^ '••(• ) y adornaban esta buena edad coa BéwjmM^ gCB* tiles hombres , músicos , |n>etas , dieitroa J ^á^ 1 lentes ; partes que los hacían amables j bic^ queridos de cuantos Iqs comunicabao. TaTÍ^fOM luego muchos amigóar' asi esiridiantes EspAf&olcs^ de los muchos que enaqoella nsÍTersidadcursahMip como de los mismos de lacindad, y de los eziraM- geros : mostrábanse con iodos liberales, j cova* didos, y muy ágenos de la arrogancia » qae diectt que suelen tener los Espaftoles; y como eran voso* alegres , no se disgustaban de tener noticia' lU as hermosas de la ciudad ¡ y aunque había oivr chas señoras doncellas , y casadas con gran fasa de ser honestas y hermosas , á todas se aviOitÉ' jaba )a señora Cornelia Bentibolli, déla asIigaaV generosía familia de los Bentibollís, qoe nn tiaáfw fueron señores de Bolonia. Era Cornelia henwMl» sima en extremo , y estaba debajo de la giiarda^ amparo de Lorenzo Beutibolli f so hermaBO^KlM- radísimo y valiente caballero, huérfanos da p^ dre y madre : que aunque los dejaron solos ^Mb dejaron ricos y la riqueza es grande aUrio áb horfandad. Era el recato de Cornelia taato't f la solicitud de sn hermano tanta en gnardariv^' que ni ella se dejaba ver, ni sn hermano eóMMÉí* tia que la viesen. Esta fama traía deseosos 'i D. Juan . y á D. Antonio de verla, annqna faeni en la iglesia ; pero el trabajo que en ello |Htfi4" * ron , fué en balde : y el deseo , por la iaiposibl- hdad^ cuchillo de la esperanza , fué men; I emoliente loan OUd Viua »jvr «lO la ; pu~ veces salían de noc , y ú ian, luau juu- y^^hjen^ armados. iice'di^^pues que habiendo de salir una noche, O. J^iuonio á D. Juan, que el se quería lar á rezar ciertas devociones, que se fuese , luego le seguiría. No hay paraque , dijo D. 1, que yo os aguardaré, y sino saliéremos noche, importa poco. No por vida vuestra , ico D. Antonio/ salid á coger el aire , que eré luego con vos , si es que vais por doude mos ir. Haced vuestro gusto , dijo D. Juan , iaos en buenhora , y si saliéredes , las nii.s* estaciones andaré esta noche que las pa- ís. Fuese D. Juan , y quedóse U. Antonio. la noche entre oscura, y la hora las once ; abiendo andado dos ó tres calles, y viéii- 3 solo, y que no tenia con quien hablar, rriiinó volverse á casa , v poniéndolo en to , al pasar por una calle que tenia portales entados en mármoles, oyó que de una puerta !ercabnn. La oscuridad de la noche , v la causaban los portales , no le dejaban atinar recto. Detúvose un j)Oco , estuvo atento , ó entreabrir una puerta : llefjóse á ella, y una VOZ baja que dijo : . sois por ventuia io \ D. Juan , por si <) por no respondió : sí. > tomad, respondieron de dentro, y ponedlo obro , y volved luego , que importa. Alargó lano D. Juan, y topó un bulto, y q«ierién- ' tomar, vio «jue era mcne^ster las dos manos, i le hubo de asir con entrambas, y apenas j dejaron en ellas , cuando le cerraron la la, y él se bailó rarj^ado en la calle , y sin r de qu»'. Pero casi luego comenzó á llorar ! 7> 52 »k la criatura y al parecer recién li«v. oro quedó D. Juan confaso y suspeBso, Éfk' er que hacerse , ni qoe corte dar en aqaei u«iso; lorqoe en volver á llamar á la puerta , le pareció (ue podía correr peligro aquella coya erA la .cria- :ora, y en dejarla allí, la criatura ^^IÍÍ|l|poM ^ irli llevarla á su casa , no tenia en elU^lpip la va* mediase , ni él conocia en toda la cii adonde poder llevarla : pero viendo que le dicho que la pusiese en cobro , y que TolviaM luego, determinó 'de traerla á aa casa, j dejcria «n poder de una iimii'qae jesf servia, y valvar!— go á ver si era menester su favor en algona eoaa, puesto que bien habia visto que le kabian taoido por otro, y que habia sido error darla á.^ia criatura. Finalmente sin hacer mas diaearsoa aa Tino á casa con ella á tiempo qne ya D. Aatonn no estaba en ella : entróte en nn apoaaatiiy J llamó al ama, descubrió la criatora, y TÍé «i «ra la mas hermosa , que jamas hubiese viste i 1m paños en qne venia envuelta , moetrabui aa §9 ricos padres nacida, desenvolvióla al a»at j ~ liaron qne era varón. Menester fs dijo, D« dar de mamar á este nifto, y |ia da ser ñera : que vos » ama , le habéis de qmtar ricas mantillas, y ponerle otras mas y sin decir que yo le he traído , la habeia 4a lia» Tar en casa de uiia partera , qne las talaf %\mm^/m suelen dar recado y remedio á semejantaa ntfaw dades : llevaríais dineros con qne la d^jaia aatli fecha , y daréisle los padres qne qoisiéradaa » pasa encubar la verdad de haberle yo traído. RstfOB dio el ama que asi lo baria ; y D* J«an e^ b priesa que pudo , volvió á ver si la caaaafcí otra vez ; pero un poco antes que llagaM É 1 casa adonde le habían llamado, oye ignmvAi d «aspadas, como de mucha genta ^a'aafttf íí liaba. Esti «»- la : la herr je las itellas, quoa ¡>^ — «cr q^c i^ran muciios los : á uno solo aromctian , confírmóse en esta rladj%^;^i|do decir : ali traidores , que sois mu- >s, ^yriiJ solo; pero con todo eso no os ha de er vuéistra superchería. Oyendo y viendo lo k 1 D. Juan, llevado de su valeroso corazón, en briucos se puso al lado, y metiendo mano á espada, y á un broquel que llevaba, dijo al se defendía, eja lengua italiana, pomo serco- ■ido por Español : no temáis, que socorro os vf-nido que no os faltará itasta perdef la vida , aead los puños , que traidores pueden poco , que sean muchos. A estas razones respondió ) de los contrarios : ny entes, que aquí no hay guu traidor , que el querer cobrar la honra dida á toda demasía da licencia. No le habló ? palabras, porque no les daba lugar á ello la 'ha q :!• laiite (le todos , y los hizo arredrar á v.it (le ijua lluvia de cuchilladas, y estocadas; ) i\.. fuera bastante su diligencia para ofender ftn-ier. sino le ayudara la buena suerte , con er (' ;e Jos vecinos de la calle sacasen lumbres I s ventanas, v á grandes voces llamasen á la '(¡a, lo cual visto por los contrarios, dejá- is ralle y á espaldas vueltas se ausentaron. 11 es/o se liabia levantado el caido , ponjui. '>tf)cadas hallaron un peto como de diamaiitr |uc toparon. Habíascle caido á D. Junu Ci .G4 j . ''m sombrero m la refnega, j bascfndole , halli otro, que se puso sraso . gia mirur ai era el Wi*9- ó no. m caído ee llegó á t!l y le dijo : seRor m- hatlero , quien quiera que leaii , yo cooGeio qtm os debo la vidn qae tengo , la cual cmIo ^iim Talgo y puedo gaalaré i TDMtro irrTM^^Incad- n>e mereed de decirme qoien tQii ¡Qf^neafñ i nombre , para que yo «epa i qaien taoW da imot trarine agradecido. A lo anal reapondió D. Jnant no quiüro aer deacortea, ja qoe lOjr dasistera- sudo : por hacer^ael^or, lo qoe me pedia y Mr daros gusto , «olámeAie óa digo qoe toj na MM- llero KspHTiol, J eataflLaDts'aii eala ciodact i d al nombre oí importara saberlú, oa le dijera; mot por El acaro o> quiíicredrí acrrir de mí cB otn. rvía , sabed qae me llamo D. Jaan de GamlMá-' Mucha merced me habeia hecho, mpondU «I Foido ; pero yo , ael^or D. Juan de Gamboa , no quiero deciros quien iOj OÍ ini ucjiobre , porqne he de gustar mucho , da ([oe lo sepáis de otro que de mi , y yo tendrd eniílado ile qne os hs' san sabidor dallo Habíale jiicgunlado primero O. Juan , si estaba herida, parqoe le había visto dar dos grandes estocadas ; y habíale respondí- • do. que un famoso peto que Iraia puesto , des' pues de Dios la había denn¿ido ; pero que coa lodo esto sus cDemiGol le acabaran, si él no se hallara & su lado. En esto vieron veair hacia ellos un bulto de gente, y D. Juan difo : si e*- tos son los enemigos qne Toelvco , apercefaioa, seRor , y haced como qoieo sois. A lo que yo creo no sou enemigos, sino amigos los que aquí Tienen ¡ y asi fué la feídad, pori|ue los que lie- . gáron que fuéroB ocho boinbres, rodearon at ' caído , y hablaron con il focas palabras , per9 . . tan filadas y secretas , qne D. Juan uo las podo* «ic. Volvió lucg« el defendido á D, Juan y dijole : . .^ i65 á no ha iguna manera , tiasut 4ue aca- bál'ades ae puiienu*; « o i pt* ro ahora os su- plico con todo eacarv^.iiiitsuto que , os vais, v me dejéis, que roe importa. Hablando esto, se tentó la calüíeza , y vio que estaba sin sombrero, y volviéñí^ie á los que habian venido, pidió qu« le diesen ián sombrero » que se le habia raido el suyo. Apenas lo hubo dicho, cuando D. Juan le puso el que habia hallado en la calle. Tentóle el caido , y volviéndosele á D.^Juan , dijo : este sombrero no es mió, por vida del señor D. Juan, que se le lleve por trofeo désta -refriega , y guár- dele, que creo que es conocido. Diéronle otro sombrero al defendido : y D. Juan por cumplir lo que le habia pedido , pasando algunos aunque breves comedimientos, le dejó, sin saber quien era , y se vino á su casa , sin querer llegar á l.i puerta donde le habían d^do la criatura , por pn- rcrorle que todo el barrio estaba despierto y al- borotado con la pendencia. Sucedió pues (jue volviéndose á su posada . en la mitad del camino encontró con D. Antonio de Isunza su camarada , y conorióndose , dijo D. Antonio : volved conmigo, D. Juan , basta aquí arril)a , y en el camino os contaré tm txtra- fio cuento que me lia sucedido , que no le habréis oido tal en toda vuestra vida. Como estos cuen- tos os podré contar yo, respondió D. Juan, pero vamos donde querréis , y contedme el vuestro. Guio D. Antonio, y dijo : habéis i\c saber, que poco mas , qa« BO quiere que muera án eacramentos. Veitii k*- lida , selVorn, repliqnd Jo . ú ttaeit algnn mal 4 de maeite T Podría ler qut t\ que trai go lo fuese, « presto DO le me di reEnedio i poV^lk roilcsia que liempre juele (ciui en los de Toestia »»■ «Í(Hi, oi auplico , (cKor Eepufiol , que me ■»- «Deis desta» calle* , J Me lle?rtí i vuestra posa- da con la mayor RrÜM qie padiéredeii , que alié , ai guitáredei Siien 90J, adtaqve aea i, costa de mi crediLo. yeado lo cual , BareciÍDdorae que leniu necesi- dad de loqaa padia, aia i-rplírarle mas, la aaile la nano , j por callen deiu'adss la lievé^ á la po- sada. Abriánae Sanliatebon el page. bice que ■* relirase , j ñu que el la vieie ; la llevé á M citanria, j rila eaentra: ' . - ._ Mii leeb- ^ ■- " Iiríle el 7 deicubrl en t\ la majoi •jos han ríalo : leña i ni parecer de edad tt diec _v ocho altoi , antes neuos , que mas : qvfdf ■Dspeuio de ver tal eitremo de belleza : «cÜA é •charle un poco de agua eo el rostro, con qa< ToItíó en ti , auspinndo (ieraauírnte ; J h» pri- mero que me dijo, taé = couoceisuie , nifiorl No , re^ondi jo , ni ca bien que yo haja teoida Ventura de haber conocido la ola hermosnn- Oaa> dicbada de aquella , respondió eniiH.i«^ ninfODO me tea, j ToWed luego al im<, liigV' ' que me topaitei , j mirad si liGe i»gi ;enl«i 167 jfno íaTC ren, sino pone '«« . partes ha de resultar eii ac ¿ui^r ci miu. ji/ejola en- cerrada , y Tengo á poner en paz esta pendencia. Tenéis mas que decir D. Antonio I preguntó D. Juan. ¿Pues no os parece que he dicho harto , respondió P. Antonio , pues he dicho , que tengo debajo de llave y en mi aposento la mayor be- lleza , que humanos ojos han visto ? El caso es extraño sin duda , dijo D. Juan ; pero oid el mió : y luego le contó todo lo qu^ le habia sucedido . y como la criatura que. le l^ahiaiv dado , estaba en casa en poder de sa ama) y la orden que le habia dejado de mudarle las ricas mantillas eu pobres , y de llevarla adonde la criasen , ó á lo menos socorriesen la presente necesidad ; y dijo mas , que la -pendencia que él venia á buscar , ya era acabada y puesta en paz , que él se habia hallado en ella, y qtie á lo que él imaginaba , todos los de la riña debiaii de ser gentes de prendas v de gran valor. Quedaron entrambos admirados del suceso de cada uno, y con priesa se volvieron á la posada por ver lo que habia menester la encerrada. En el camino tlijo D. Antonio á D. Juan, que él habia prometido á aquella señora que no la dejaria ver de nadie , ni cutravia en aquel aposento , sino él solo , eu tanto que ella no gustase de otra cosa. No im- porta nada, respondió D. Juan, que no faltará orden para verla , que ya lo deseo en extremo según me la habéis alabado de hermosa. Llega- ron en esto , v á la luz que sacó uno de tres pa- ges que teniiin , alzó los ojos D. Antonio al .som- brero que D. Juan traia , y viole rtsplauílericnte de diamantes ; quitósele , y vio rero que vistes, no le trae I IJuquc i y si queréis desengañaros con ver )e trae, dadle licencia que entre. Entra buena, dijo ella, aunque sino fuese el D mis desdichas serian mayores. Todas estai nes habia oido D. Juan , v viendo qne tci cencía para entrar , con el sombrero tfn la entró en el aposento, y asi como se le pa lanle , y ella conoció no ser quien decía rico sombrero , con voz turbada y lengua ; rosa , dijo : ay de.sdichada de mí ! snkor decidme luego , sin tenerme mas sosuensa xioceis al dueño dése sombrero! donde la tes , ó como vino á vuestro poder? es vú ' ventura , ó son esas las nuevas que ne eai su muerte \ ay bien mío ! que sucesos son aquí veo tus prendas ! aquí me veo ¿in U ^ fc DE LA SEÍISeA eOHNELIl. i6g ■!■ , y CD poder qnc ' hombres Espa^oIeB le hubiera quilnJo lavida. Sosera jo D. Jiiau , q.ic ai d dueño % jrersgrn.io«]BuDO alcanzaren , lis idaa por itcfendcros , y ampararos : . la hondad Je loa Españoles i y pues somoa, y principaUs {que aqal ciei <[>ie pai'ucn arrogancia) estvd atgar ce. Asi lo creo yo , rcfip'ondio ell» hii llbHo QU lina cía , V fn ella li ■Ma IV .rsd.to y lado á un caballero, qu e ]>oi rl 1' ,e ^11» de. sia do. la dfbiu de s 1 D... '1" d. : Ferrara , yq' ue en Ib i pcndeaeia t.^ Ibia leTca id A sombren < V ll lidiado aquel, y que aqii bi 11. ^ro le hab -.oido.y. ¡a di ¡uel frtfrT; ele guardase, ■¡a se liabia c. , qu ui.to q' .edar heriilo el 1 cabln .-rom él tam por. j> y di acabada liu l>í:. llegado g ■F llU parecer debinu de ser criado! ó am del ^1 1 Duqui n, el cuüllel a pe.l I..I le clejíue y ni ese , moslráudose do al f,.., irqi ) hal.ia dado : •la .11.^1., ■ri P' 17pZ'A > q" mera qi ic os he dicho "X, .PlM^^" 170 con saber del li ■■i*aa eepaia , leKores , » leiagtt n ^ f rfguntar por él , estadmi ateatoi, y escarbad la , DO sí si diga , tai desdichada hittori*. 'l'odo el tiempo en qae esta pisó le entratinra el ama en paladear al qíBo con loiel, f »m tti^ darle las Aantillas de ricaii en pobrraj j j» ^ak lo turo todo adereíado , quiso Ilcvurle ta casa 1 da una partera , coáo D. Juan se lo di jó orde- ' nado, y ■■ pasar con él por juuto á Id estancia donde estaba lB.qéegiieríH comeuiar su historia, lloró la criaturi dé Modo , que lo sinliú Ta seño- ra, y leTnnlándojU,.«D pie, púsose atent^méate á escuchar , J 03^ mas distinta Rient« «1 llanto | de la criatura , J dijo : lefiores míos , qoe tura es aquella , qn« parece recién uanda Juan respondió : ti un niüo que esta noch han Echado i la pnecta de cata , y » el í buir.ar qnietl le ¿i de mamar. Tráiganmele iqid f or amor de Dios, dijo la señora , que ya har¿ en caridad i loa hijos xgenos , poes no quiere «1 «ielo qae la haga con tos propios. Llamú D.Joajh al ama , ; lomóle el niño , j éntresele i la qo^. le pedí* , y púsosete en lui brazos , diciottdo t Tcia aqnl , señora , el presente que nos han héA» «sla noche, y no ha sido este el primero , wA pocos úcses se pasan , que no hallamos á los quicios de dneltras puertas semejantes hallalgos. Tomóie ella Cb los brazos , y inírúte ateutanieule asi el rostro , como los pobres aunque limfiok paRos CD foe venia envuelto , ¡ lueso ilii poder I tener las ligrimas se echó ta toca de h cabeii t encima da los pechos , para poder dar con fad- neitiilad de IbaiDar i la criatura , y aplicáDdoseb á ellos, jontó su rostro con el suyo, y con la f^ I chele sustentaba, y con las láf"-" — ■ ' *"■*•■ ' . el rostro ; y desta moueía cstur tuya iñ' lejar el pecho. • iru u uiuus viiatro sileocio : el niño par ¡u< oai pero no era asi , porque las rae u ^ariuas uu pueden dar el pecho, y asi cayendo la cuenta la que se lo daha, se le toItÍó i D. Ju diciendo : en balde me he nioslrado carilatti bien pareico nueva íii estos casos : haced , a r. oae á este niño le pa- ladeen con un poco oe il , y "o consiulais que á eslaa Loras te llevb» por las calles : dejüd llegar el día, y anles que le JIogu, Tuélranmcle á traer, qiu rae ronmelo en verle. Volvió el aiTiO D. Juan i la ama , y ordeiróle le entreluviesR hasta el dia , y ijue le pusiese las ricas mantillas sta ci día , y ijue le pusie n que le habia traído, y a le Itev primero deeirselo. Y volviendo á entrar, y estan- do los tres solos , la betmosa Cornelia diio : si qaereis que hable, dadme primero algo que coir)a , que me desmayo , y tengo bastante ocasión para ello. Acudió prestamente D. Antonio á un escri- torio , y sacó del muchas conservas, v de :>1^u- nas comiú la desmayada , y bebió un vidrio de ronlo asi , y ella Tecogieudose encima di'l I dio, y abrifindose bien con las faldas del ic tido.'dejó descolgar por las espaldas un vclii y descu bierto , mt lunr. , ó por raeior mas hej y m í^erU. sde re el!a"'*"'° '!'£. supiei 'A Ic^pue. sde ^ deSJJi íps dp hal tanto el pecho , • ras aigo idl t j tnilw" da dijo. Vo , leKoreí, lOj aqaella que toochai vrccf faabréit aio duda algona oído nombrar por abl , porque la fama de mi bel lesa , tal cual ella ea , pocas leogaas hay que no la publiqaen i aoj <■ efecto Comalia Beotibolb, bermana d« IiOtcBI» Bentibolli , que con denroa (ito , qoiaá Im1>i4 dicho doB verdad** : la una de mí nobleza ': la otra de mi herinoaura. t)a pequeña edad [{utd¿ huérfana de padre y^maÜi-e, eii poder de mi b^r- maiio , el cual dtfÉle^jtílBa puso eo mi guardu en guardarme. Finali ^ _ aoledadea, acompaCada ■>» ntas que de mi* cria' das , ful creciendo, j jniitnmfnle conmigo cre- cía la fama de mi gentileza , aar.ada ea público de los criados, y de aqurllos que ea secreto ipc trataban; j de un retrato , que mi hermano man- dó hacer á un famoio pintor , para que como rl decía t no qnedaie >ln mi c] mundo , ya que el cielo á meior Tida me llevase ; pero todo ello faera poca parte para apresurar mi perdición, ii .„í-j;.i„ ,"_ .1 rí.-..» A. i.--.r..„ j ... — allí lentl que daban gutlo lai alabaozai } aunque faeieu dadas por lisonjeras lengaai : allí enalmente fi al Duque, y é\ me rx& á roj , J¿ cuya lista ha resaltado verme ahora como m* »eO. No os i^Diero decir , ípRores , porque seii* proceder en infinito, los lérminos , las tiaiai,i y loa modos por donde el Duqup j yt, enimoi 1 conseguir al cabo de do> aTa's los rtr;, 173 aquella! irdas , ni recatos, u« wt^ciuucs, m otra hu- mana diligencia t uasMinte para estorbar el juntarnóff , que ei hubo de ser debajo de la palabra , que el me uíó de ser mi esposo, por- que siu ella fuera imponible rendir Ja roca de )a valerosa y honrada presunción mía : mil veces le dije que públicamente me pidiese á mi herma- no , pues no era posible que me negase , y que no había que dar disculpas ^l vulgo de la culpa que le pondrían de la desigu^dad de nuestro ca- samiento , pues no desraejti'íTvn nada la nobleza del linage Bentibolli á la' siiy^ Estense. A esto me respondió con excasas, que yo las tuve por bastantes y necesarias y confiada como rendida , creí como enamorada, y entregúeme de toda mi voluntad á la suya por intercesión de una criada mía , mas blanda á las dádivas y promesas del Duquf», que lo que debia á la confianza qoe de su íulí'lidad mi hermano hacia. Kn resolución al cal)0 de pocos dias me sentí preñada , v antes que mis vestidos manifestasen mis Jibertadi.'s (j'Or ijo darles otro nombre ) me fingí enferma y me- laucólica , c hice con mi hermano rae trujtse en casa de aquella mi prima , de quien había sido padrino el Duque ; allí le hice saber eu ei termi- no fU que estaba , y el peligro que me amenaza- ba , y la poca seguridad que tenia de mi vida , por tener barruntos de que mi hermano sos])e- 4'haba mi desenvoltura : quedó de acuerdo entre los dos, que eu entrando en el mes mayor se lo íivisase , que él vendría por raí con otios anuidos ííu> os V me llevaría á Ferrara . dwude en l.i sn/.tiH que eperaba , se casaría públiramente conmigo : e-^ta noche en que estaraos fue la del concierto f'f -^ su venida , y esta misma norhe, fstándole es- /* arando , sentí pasar á mi hermano coa otros k3 r t, .\ <|iie ella dijo , 4 ób cri«dw oel . (oqve* To i ¡Eulí á tío poco , acomo^QÜoiae lo mejor qae ( según la presebte laecesidad ) salí de la c crejendo qué e8taÉ|i c^ la calle el Duque , lo debiera hacer JiasUrque él llegara á la po mas el miedo qiie me nabia puesto la caac iarmada de mi hermano , creyendo gne ya c mía sn espada sobre mi cueflo « no me dej^ cer otro mejor discurso , y asi desatentada y aali donde me sucedió Ip qñe hali^ tísIc i" > foiao acudir á vneslrus nece.'^i- dades- Tal es la que tengo, que á cosas roae di' ficultosaa me obliga, respondió ella; entre, sefinr, ([uiea vas quisiéredes , que'eaoafuinada por Tuas- tra parte , no puedo dejar. dejÉenetla muy burna en la que menester hubie^ i^ero con todu esit os suplico, que no me vean mas que vuestra cria- da. Asi sevá , rci^pondiú D. Antonia, y dejándola sola , se salieron ; y D. Juan dijo al ama que eu- trase dentro, y llevase la criatura con los ricos paños, si se los haliia pneslo. El ama dija quf gi. V qur \a estaba dp la misma manpia que el la había iVaido. Eutrú el ama advertida do h. quebabia de responder á lo i(ue acerca de aquella preguntase. En viéndola Cornelia le dijo í vea Irajísteíi , ó me trai^ron poco lia. rs I ) ! Si , señora , respondió el ama Pueí re e tan trocadas las inanlillas '. replicó Coi : en verdad amiga . que me parece, ó o : herídmelo, ai queréis, digo, q i»L[do cslas lan celln la prenda querida de m alma i quien M Um quilú ! ay desdirbada/ y faien la< trajo a^I, ay sin Tintura !. D. Juan T D. Antonio, qaa !•• dai estas queja» escurhaban, no quiiieroo quD maa adelante paitaac '^i rilas ni prrniilicinu qus e) tKfaTLO át la»t A>4b.'< mxDtill;.^ n.as la tu ' en p,.nfl j y »s\ eiOAtba . y D. Jiiau le dijo ! mautillH*, y ese DÍKn tea cosa vuestra , sefior* Cornelia ; y luego le Ponto punto por panto «o^^ mo él había sido la pf-isona á quien au douceIt¿< había dado el nillo , y de como le había traído 4, casa con el orden qoe bsbia dadu al ama dcF truei-o de lai mantillas, y la ocsíÍdd por que Id liabÍB hecho i auDqa» después que le contó as Íarto , siempre tuTO por cíptto que aquel era ii ijoi y que si DO se lo habia dicho, había úild porque [raí el lobreuUo d^l estar en duda ilj Gouocerle , aohrevmieBe la alearía de haberle ev nocido. Alii fueron InOnilns \ai Ugrimai d« aU giia de Cornelia , inGiiilos los besos que did | au hijo , iuBnilas las ürariat qoR rindió h tu> GIf vorecedores , llamiodolos ángeles huraanoi de (^ {[□arda , y otros tilulot que de su agradecinicaH daban notoria muestra. Dejjronla rou vi «Ir< j CDComendiiidule mirase por rltn , y 1> drtieM cuanto fuese posible, ndvirliéndole en el térmi- no en que estaba , pat» i|ue acudiese i >u reme- dio . puei ella por ser tnuger sabia mas de aqnej ^^ ; 177 fuese o ad pre- cÁsa. Vi aiu a i|uicu secre- tamente y á oscura w **%: mar al niño , y ellos preguntároa f \>omehci. i!)ijo el ama que reposaba ao poco, ruéroase á las escuelas y pa- saron por la calle de la pendencia, y por la casa de donde habia salido Cornelia , por ver si era ya pública su falta , ó si hacian corrillos della ; pero en ningún modo sintieron ni oyeron cosa ni de la riña , ni de la auseucia.de Cornelia. Con esto oidas sus lecciones se yqlriéron á su posada, lilamólos Cornelia con el ainaj^ <[uien respon- dieron que tenian determiüad^de no poner los pies en su aposento , para que con mas decoro se guardase el que á su honestidad se debia ; pero ella replicó con lágrimas , y con ruegos , que entrasen á verla , que aquel era el decoro luas conveniente , si no para su remedio , á lo meuos para su consuelo. Hiciéronlo asi , y ella los re- cibió con rostro alegre , y ron mucha <:ortesía : pidióles le hiciesen merced de salir por la ciu- S ^al en viendo a D. Joan, le dijo : auplico i-J. 5. (que esla ea la masera de Italia ) ma tfajia merced de venirse coniiiigo 1 aquella Í^ImU ift uslk allí frontera , qne ievfft ua negocio que comunicar conV. S. en que m» va la vida yU faour*. De muy bnena gana, rel- pondió D. Juan : vainas , setlor. donde quisiere tíei. Dipho esto, mano á mano se fueron i !■ iglesia , lentdodofe en un escafio , y en partí (loade no podieun ser nidos. Lor-iizo y abrazó apietadamentE A D.Juan, J dijo ! Á tan generoso pecho «orno el Tnealro , apñor D. Juan, no es menester (noverla con po- Drrle otro interés delante qne el de la honra Ipia ha de grfnar en este hecho, la cmtl desde aqol I oa In dov , si aalimoa felizmente útjle caso, T . por aTiadiduTA os ofrezco cuanto tengo , puedo , , y valgo : la iila qui«ro que sea nutriana , porque hoy pueda preyenir lo neceurio para ella. Bien 1B« Tice sel udi ci ta hetao á .1. «ivcia mió , de Talor y siienc pod Tíromefer harto que del mío. rúes tos, se r D. Juan , s decís , habéis tomado mi houra á Tuestro ra disponed della como quisiéredes y decid de li que quisiéredes y á quien quisiéredes ; ru< mas , que camarada Tuestro , quien puede que muy bueno no sea ? ron esto se abraza y despidieron , quedando que otro día por mañana le en?iaria k l\kv¿aa^ para ciue fuera la ciudad se pusiesen á camRro , y siguiesen d\ frazados su jornada. Volvió O. Juan , y dio cuenta á D. Antoni y á Cornelia de lo que con Lorenzo había pa.sa do , y el concierfo que quedaba hecho. Válara^ Dios ! dijo Cornelia , grande es, señor, vuestra cortesía, y grande vuestra confianza : romo ? y I tan presto os habéis arrojado á emprendei una hazaña llena de inronvcnienles ? v ¿que sabéis vos, senor , si os lleva mi Iiermano á Fí^nara , ó á otra parte? pero dondequiera que os llevaro; bien podéis hacer cuenta que van con voz hi íi- lelidiiJ níisma , aunque yo como desdichada en DS átomos del sol tropiezo , de cualquier soni- ra temo; y ¿no queréis que tema, si está puesta I la respuesta del Duque mi vida ó mi muerte ? ¡ que sé vo , si responderá tan atentamente , e la cólera de mi hermano se contenga en los lites de su discreción ? y cuando salga , paré- s que tiene flaco enenngo I y ¡no os parece los dias fjue tardáiedes , he de quedar col- I , temerosa , \ suspensa , esperando las dul- í an'aigas nuevas del suceso I ¿quiero yo tan ' al Duque , ó á mi hermano , que de cuat- a de Io¿ dos no tema las desgracias v L>¿ l82 KÍente en «1 alma I , , -^ teméis, seKora Cornelia , dijo P- Jnsiii pera dad lugar eDtre tautos miedos á U efpeTfoui j Satf ep Dios , en mi induatiiK y buen deseo , que ha- lléis de ver can tod« faliridad cumptido el vues- tro : la ida de Ferrar» po se escusa , □■ el dejar ^ de ayudar jo á TOMtrO Itermano lampoco : hasta ahora no labemiif I)i inleacion del Duque , oí -tampoco si él ^sbe TilHtia falta , -y lodo eso le ha de labet do la boca, y uadie se lo podiá pre- guntar como ;o : y eottnded, seil^ra Cornelia, que la talad j conMato de vuestro hermano , j el del Duque lleTO^in*)tos eií ks niüaa de mu otos : JO miraré por ellos como por ellas. Si tfi Oí da el cielo , senDr O- Juan , respondió Coine- lia , poder para rqm'diar , como graciu ¡jara coq- ■olar, en medica deitO* mis trabajos me cuento por bien afortunada; ja querría veros ir y volver, por masque el temor me uflifa en vuestra auscDi"~ ó la esperanza me sospeuda. D. Antonio apro la deteimioBciou de P. Juan y le alabó ta bue correspondencia que en él hubia hallado la c( Rauta de Lorenzo Beqtibolli : dijcle mas , lyqf/. él querría ir 4 acompariarlos por lo que podw suceder. Eso no , dijo D. Juan , asi porque uti.^ será bien ■ que la «eAora Cornelia quede lola , como porqae no piense el seQor Loreoio , qna tn« quiero raler de esfuerzos ageno). El mio {■ el vuestro mismi; , replicó D. ÁqIooío , j asi , aunque sea deseopoci¿o v desde lejos. Os tengo de le^ir, qúala selSora Cornelia lé que goitafá dello i j DO -queda tagí sola , que le faílr - ' — le sirva, 1^ guarde, y acorapífie. A lo cuí Helia dijo : griul eontneio será para mi , scnorct^ si se qne vais guntot, 6 a lo menos de modo „ fue os favorezcáis el ddo i otro, si el caso |0, pidiere i j pnes al ^ut Tais i mí se bi« sfOBja ' r^ DE LA SBSobA CORHELIA. l83 ser lie peligra , liacedmc merced , BcKores , de llevar cslaa reliquia* con TUsoEroi , y dirienda Cito, saeú del «eno una crui de diamauUs Je como U cni/,. ftliráton log dos las riña» jojas , y BpreriároDlnn aun mas que lo que babian apie* ciado el cintillo ¡ pero volviéroDicIas , no que- riendo tomarlas íQ ninguna maDera , diciendo qiie ellos llcrsrian reli([iiiii8 fionsigo , sino lan bien adornadas , á lo TaeDOii en aa calidad tan buenas. Pecóle á CorDelia el no aceptarlas, pero al fin hubo de citar á lo que ellos qaeriau. El ama tepia gran cuidado dl^egalar á Cornelia . y labiendo la partida da auf amix , de que le die- ron cuenta , poro no á lo que iban ni adonde iban, le encargó de mirar por la señora (cu}'o nombre aun no labia ) de manera , que sus mer- cedes DO hiciesen falta. Otro dia bien de mañana .ya e.slaba Lorenio á la puerta, y D. Zana de camino ciin el sombrero del cintillo , á quien nduroú de plumas negras y amarillas , y cubriú el rinlillo rou una toquilla negra. Despidióle de Cornelia , la cual imaginando que tenia i', su hermano tan ci:rca , estaba tan temerosa . que no ari^rln á decir palabra á los dos que della se despidieron. Salió primero D. Juan, y con Loren- za se fue fuera de la ciudad , y e¿ una huerta algo desviada halLlron dos muy buenos caballos tondoí mo7.os, que del diestro los lenian. Su- hieron en ellos . y los iiioios delante , por sen- das y ramiiios desusados rainiuároü á Ferrara : D. Antonio sohre un cuartago suyo , y otro vrs- lido, y disimulado, los sfguia ; pero parcrióle que se reralaljan dé\ , especia I mentí: Lorenzo , 'Ferrara, con seguridad que allí loí encuntrn - ApeDBi habí^roa miiuu ua la doJiil ■ oaMfc Corntlia dio cuenta al ama ¿a lodat las nuce* sos, y de como aquel nii^o era tuyo , y del Da- que de Ferrara, coa todoi las pootoa que baita aqui se han contado , tocantes i *u historia , na eacubriíndole como el TÍage ijo» llevaban aoa ■eiloresera á Ferrara, acompafiando á saherB^*' no, que iba á deíaüar ni Dume Alfonso. OjaB- do lo cual el ama ( como al el demoDÍa ••' 1* mandara , para intrigar , eilorbar á dilatar «1 remedio de ComqUa ) dijo : tj saltara de MÍ alma I y todas esas cosas biD pasado por ▼<>■, y jestaii aquí deseu^idayi pierna tcBáidalAao tenéis alma , ó leneiilatan desmaialada i^pa ■• siente : coruo I y j pensáis tos por lentBra , ^m Tuestro hermano Taá Ferrara) no lopmsoU, qm pensad y creed que ha querido llevar á mis amaa de aqui , y aasentarlos desta caía, para ToWer i ella y quilaroi la vida , que lo podrí hacer, conu» quien bebe nn jarro de agua : mirade bajo de qoB {uarda y amparo quedamos, sino en la de tres ftn ges, que harto tieaen 17 lio» i¡ue liacpr en rascaras la sarna dn que eitao iieaos , que' en m<;tersB SKi dibujos : á lo menos de mi eé decir, qne no tendrá ánimo para especar el 6uceio, y ruina que A eittt casa BmGnaia:el seBOr Lorenzo . ItalianD, j qnw ■e fie de Españoles, y leí pida favor, y ayuda T para mi ojo, ñ tal erra ( y dióse ella misma nM, Diga ) i si TOS, hija uia, qniaiécedel lomar nt! conseja, yo os le daría lal , que os luciese. Pb>>. ■nada, atónita, j confasa eslabii Coniulín, oreado- las raionea del ama , que lúa decía con tanto abincotjr eon tantas muestras de leraor, qne la pareció ter todo verdad lo que le decía, y quixi salaban mnerlos D. JuoD, y D. Antonio, j' que til hermano entraba por aquellas puertas, j !« gosm i pnftaladatj y asi 1« dijo : y j que c< rju me di- BE Li SEÑORA CORNELIA. l85 riádes tos, amiga, que fuese saludable ^yqueprcvi- ni Crie la sobrestante desTeoturaf Y como que le daré tal, y tan bueno que do pueda mejorarse, dijo el ama: yo, señora» hesenrido á un piovauo, á un cura digo de una aldea, que está dos millas de Ferrara : es una persona santa y bueua , y que lia- rá por mí todo lo que yo le pidiere , porque me tiene obligación mas que de amo:vámouos allá, que yo buscaré quien nos lleve luego, y la que "viene á dar de mamar al niño es muger pobre, y se irá con nosotras al cabo del mundo , y ya , señora, que ^presupongamos é^e has de ser ha- llada, mejor será que te hallen en casa de un ^a* cerdote de misa, viejo y honrado, que cu poder de dos estudiantes mozos y Kspañoles, que los tales como sov vo buen testisro, no desechan ri- pió; V ahora, señora, como estás mala, te lian guardado respeto; pero si sanas, y rouvaltces en su poder, Dio lo podrá remediar; porque en verdad, cuasi á mí no me hubieran guardado mis epulsas, desdenes V enterezas, y hubieran da« !o conmigo y con mi honra al traste, porque no s todo oro lo que en ellos reluce: uno dicen, y tro piensan ; pero hanlo habido conmigo , que >V taimada , y sé do me aprieta el zapato , y bre todo soy bin nacida, que soy de los Cri- los de INliian , v tengo el punió de la honra •z millas mas allá de las nubes; y en eslo se irá echar de ver, señora mia las calamidades, ■ por tuí han pasado, pues con ser quien soy , Ví'iiido á ser masara de Españoles, á «juieu s llaman ama; aunque á la verdad no tengo ue quíjarme de mis amos, porque son unos Utos, como no estén enojados, y en esto pa- I vizcaínos , como ellos dicen que lo son; quizá para consico serán gallegos que es laciou; segua es fama, algo menos puntual y bienmin.. ii^w «üS.Wtlí 3^ Uleí raxnoes ■« aijo, qua ■■ jiuutc iJ^rneVa H dispuso A segtiir snparaur; j vi f» m^os di cualri] hoTH, dispoEVienilolo el ama, y codiId- tiéndolo ella, ae -vieron i ¡otro de una rnrroKi las do* y la Iin* dvl niño , y sin ser seutiilae di los pagM le poiíéroD en lamiao para la oJde* del GUTa, y todo esto se iza á perBuasioft del ama, y coa sos dineros, ¡lorque te habían paga- do 51» setiores uu año de ¡a sueldo > y asi a<; tai menester empegar niia joya que Cornelia 1% ási^a, y como ha^iin oiJo decir á D. Joan qa( él y gn hermano uo hubian de seguir el camine derecho de Ferrara, siuo por «endaa apartadas loisiéron ellas seguir el derecha y poco i poca por no eaconlraise cun ellos ¡ y el duei^o de U carroza se acoi^odÓal pasu de la vuluntad de ellas porque le pagirou al guato de la suya. ' Dejémoslu ir, que ellas van taa atrevidas «y fno Man eD(»iDÍiiBdas , y sepamos que lea succ^ dio i O Joan de Gamboa , y al señor Loreoifl Bentiboll) : 4v los ciipi-i le dice que en el ea- mino supieron que el e no astiba eo Feíroi ra, sifo en Bprniiai j ^-. dejando el rodeo qa^ lleTabán , se TiDi^rua al i niuo retil , ú d la e«> trada maMtra C^mo allá : dice , consídeíandí Íie aquella hjibia de tía,., rl duque , cuando' d« olonia voIrÍBH. Y á paco espacio que en etj^ kabian entmd»,- habieudu teodiJo la vi^U hicit bolonia por T«r ni por el aleuno venia ^ TÍéh^ í; c aquella gente y a hablar alU antea qu^ _ e cataba poco distante Hizolo asi Lorenzo ! y aprobó el parecer de D, Juan. Asi como se apartó Lorenzo, quilo Di I la toquilla que eitnibriB crniiD cintillo , lo no fia falU d« discreto jiícurao, como ■spuei lo dijo, En ei señor D.Jua.1, que yo aoy el Du- ■leK la , y el que está obligado á serví' ■Uríos los (JHC dias de su vida , p.>es uo ba .cuatro vos se la distes. No acabó de de- "l':,\ ú D ■.lltt uqiif , ruando D. Juan con extiañ:! ; M caballo, y aoudiú á besarlos Dn. (im , pero por pinslo que llef;ó , ya uque eati iba fuera de la silla . de modo qui^ í le arabiS ae apor en di.teos D. Saan. íí icllor JjOrtiiT.o que desde algo le'y:S luiíaLa r^tas cpcC' nioiiias , no pcDiando que lo ctnn de cortesía, «iiiu de cólera, aneaielió su cubailo i pero eo la mitad del repelón le d«tuvo, poiqí'v vio abia- zaJoa moy estrecbanicnU' al Duqiiey á D. Juan que ya babia conocido al Duque. El Doq^fi por cima de las hambroide U. Juao miró áXiprcn- zo, y conocióle, de cuyo roDocimieoId alt^ufl taata se lobreíaltó, j'«íi como citaba abraudn pTcguutó á D. Juan, ai Loreii/o Benlibolli que ■llí estaba , Teoia' con él ú no t A la caal D. Juan regpondiú i aparUmODOs algo de aquí, J rouLaríle i V. Excelencia graudea cosas. Híao- lo U(i el Doque,]' D. Juan te dijo : señor, Lo- renzo Seutibolliqne «lll veis , ticue una quejad* TOS no pequeña : dice quK habrá cuatro nochei que sacistei i ni hemiiiiia la seliora Cometía de casa de una prima an^a , y que la habeU 60- faüado J deshonrado, y quiere saber de TM, que latisfaccion le pensáis bacer para quetíl Ttk lo que Ir coniiene i pidiúnie que Tueie «d faT' doT y medianera t yo se lo ofreti, parque f los harrunto* que él me dio de ta pendeiu CQQOci que y no la he sacado , porque no sé della : si plibli' I DE I,A SEIoRÁ COTISELIl. ifi?) mente no celebré mis dcspoBorios, fu¿ porque iianlabn (¡ue mi madre ( que eslá ya en \u ni- ño I pasase deala A luejot lida , que lieiie df- ] (]ue sea mi esposa la seilora Livia , hija del jque de Maulun ; j por otros inconyenienlcs iiú mas encufes, que toi dirhpa , y no cou- TDE qtie ahora se digan : lo qup pasa ei , que nuche que me socorrlstes , la liabia de traer i< irrara , porque calaba y» en el inei de dar a I á la prenda que ordeno el cielo que en ella de- silaaei y y fuese por la riña, ú ya por mi scuido, cuando llegué & su casa hallé que sa- la secretaria de nueslros conciertoji : pip£iin- e por Cornelia : dijonic ijue va lialjia jalidii . que aquella noclie habia pando uu iii'io, irnelia y vuestro hijo pareciesen , no negn.éi.-i ^rto, porque aunque me precio de caballeo . 3S me precio de cristiano ; v m»a que Cornu- que di en secreto guaidarla en público. í.nfg<. saberlo, Al i I Duq a D. Jn: m tos , j primen rm > w Ift I 1 - - marle ucriiulio. A|>ciHiri ta^uonirtit rwpDtad i salutación tan amoroia , 1Á i¡ tan eoHM rec bimieDlo ¡ y eitaudo aii mipanso , hablase palabra , D. Jnatt le dijo t i leAor Lorenzo , eonfiéik 1m conitrMill JM que ha tenido con Voetln hcHBka* T ComelH : confiem ■ñfariima qM ea tfa eipoia, y qse eoñ)0 Itt dice ai|BÍ, lo diiá jiAk camnile cánido «e oftc«Ín« : ecmmda ktWM qoe fllí hm «MtlO HO«llM i M«aih d» oMl < ni prima para tTMHa á KMrAM, t*jM«4w;« yanlDra de criebrtr liu fcmlu ^lU life MKM por jostíbimat oéoiai que tik l¿ lEefat t dÜM *i niiñmo la pandenci*, que tob vos tuvo , y q cuando tni pot Cortúin*, eitontró con SiHpic •u doncella, que ct a^elh ftvger que allí vira de quien aupo qne CorMlU no había un* fao lat Itkbia parido, yqiíe ella diú la criatura i i criado dd Daqae , v «se lili^a Cornelia, er yendo que eitaoa allf el Dnqnr , había Balido ' casa medroM , porqoa iibnglhiiba que ya vo ifftor Lorenao , aaUadea tul ti alos : Salpicis i did el niBo al criado delDdque , sitio i oUo < (O cambio : CortiaHa M> Jtaitnc , ¿\ se colpa todOiT dice que «da y '«Undo qiie la sefici CorDelia parejea, la lecibfrA- como á su T«n dera espoia : nirid, ifcfUDr Loreuio , t\ h mai ^ae decir, ni mu Me ¿ta -, sino » faelKigo de laa doi tan noei , ci ao dcsgrac daa prendaj. A uta nVftíaiaA el a Tior Lorcni errojlndoM á loa pie* éA Dui nuc norfia larU^ífi^ lunera lo vaeitrb los ojos ie iBgñmaK, y « ui .u luisuiu, Enterneci- dos ; el iiDo con la nidn de »\x esposa , y el 9tro con el hallazgo tan buen cuñado; peiu coiijK[er?Iiclo que pal flaqueza dar muestras coD ttgrí^as de tanto mimietito , las reprimie- ron, y TolTiéron i e — en los ojos; y loa de D. Joan alegres casi lian las albricias Jr haber parecido Con j lijo, pues los En esto esteliaii , cuando se descubrió D. An- tonio de Isunza , que fué cunocido de D. Ju:in sD el cuartago desde alfjo lejos, pero caaudo lle- gó cerca se paró, y vio los caballos ile D. Juan, y de Lorenzo , que los ntoios tenían del diestro ici y aculU desviado^ : conoció ñ D. Juan, y ú Lorenzo, pero no al Doque , y no labia que bacerse , si llegaria ó no adonde D. Juan estaba . I^S^Índose á los criados del Duque, les pregunl.. ii coQOciau á aquel caballtro que con los oíros (os ejlaba, señalando al Duque. Fu^le rpspon- liilo, stir el Duque de l''errarH : con que qui'dó leio sacóle de su perple)idBd D. Juan llam»i]' lole por su nombre. Apeóse D. Antonio, viendo j'it todos estaban ¡i pie, y llegóse á ellos ^ihiól le el Duque con mucha cortesía, porqi 0, Ji i:in le dijo, que era su camarada. Fiii:i rií-nl. : D. Juan contó á D. Antonio todo lo q^ 1 Duque le había sucedido baila qui' Ifiíó. Alegróse en eilremo D. Antonio, v di] ¿. , Juan; no arabais de poner la ulegiía i ulo deslos si^ñores en su punto, piJiend S .7ÍI l>i , sino qae yo qaiero hacer an personafc «a tsk trágica comedia , y ha de ser e| s albricias del haUaago dé la seftor%| de su hijo que quedan en mi caaai ontó punto por ponto todo lo qae ~ la dicho : délo cual el Duque y elsefior recibieron tanto placer .y gusto, que O. Loi abrazó con D. Joan, y ei Duque con D*An Duque prometiendo todo so estado en«lbri< señor Lorenzo so hacienda, so TÍd», y ra Llamaron ¿ la doncella qoe entregó á O. J criatura, la cnal habiendo conocido áLoreS' taba temblandozpregontáronlfsi ronocefinal hre á quien habia dado et nifio i dijoqne no que ella le habia pregontado si em Y él habia respondido que sí y con esta bnei le habia entregado* Asi es la verdad ^ D. Juan; y vos , aeftora , cerrástes la go , y me dijístes qoe la posiese en diese luego la vuelta. Asi es, seAor , ^ la doncella llorando» Y el Doqoe dÁjjo- «> son menester lágrimas aqo(, sino fihdfdÉR tas : el caso es, que yo no teng» 4a^4l|[ Ferrara, sino dar la vuelta loego A.BfikÉfám!'.'^ que todos estos contentos aon en •onn^á.fcw que los haga verdaderos la visita. 4« "CnipéBl sin mas decir , de coman conMBtimiaMt^ 4i0 la vuelta á Bolonia. •■^' '? Adelantóse D. Antonio para ipttcaliii. á nelia , por no sobresaltarla con |n wpijovi/ gada del Duqoe y de so hermano ; ]mro «Of la halló, ni los pages le supieron d«elr.f del la , quedó el mas triste y confnso h enlrnodo ctiio : donde estd Cornelia. ! Aquí está Cor- n de I« ci lirifodo : h.irlol e >fei, que esluba emuí válanoi Dio doToiir una hacer t>Dto< mtlngrn- ntmn que cíUbB preisriilP . con (letpecliu 9, lirt) de un rabode la sáLsiia, y deacu- a mui;cr moza , v no de mal parecer . la ' vergiiriiia se puso llji vanoj delantü del y urudió A tomar tus vellidos que le ícrvian iliaiU , porque la cama no lu li'iiia, y en .'Kiii que debía de ser elguna j^ic^ru át Ins s drl inundi'. Preguntóle el Duuue . que ETd.^d que se llamaba Cniíielia '. :i-?puliiiió ,uj. hou. l.ld, i.ndíedlj. . beber paldas, y sin bablar palabra siguiéndolt , subieron en sus caLallos, y te fueron, i D. Juan y á D. Antonio harto ma> 3 SÍ, el coa) lesuiju cirle; pero Lorenzo lea dijo que \iy tati Techo de su bufn a habianefb I cho de su bufn procrder, y quec^Uñm- lef hado la MU de Coroeli* á MH^ho liedo, vque Dicte (eri* setTÍdode qaepa(«ie£«c, lUeiDobabiadeiiabertTagada la tierra al níBOi7tt ■ma, y i ella. Con «ato se coas oíd ron lodot, jaoMl- aieroD hacer la inqnidcioii de basratUporbandaf públicos, ainopordttigeticiaE secretas, puradena- die, sino deán pñniH se sabia SD falta; y cutre los qna lOMbiaD la inlebejon del Duque, cñrreria riesp ■lcr¿ditodetDherni3aB,silBprecoaaícii,yseTgr trabajo andar Mtáífacieudo á cada uDO da laasoaM- chaa , que ana Taliemeole preauncioo les infupdc 1 fiage el Duque, y la buena laeita e iba diapooieticloauTeulurB, hizo que llegase i 1. aldea deUara, do nHe ya estaban Cornelia el Diño, y a« ama la ra; y ellas le ha- Y peclidole consej» Man dado cuenta de su TidaT de lo qne harian. Era e Cura Krande amigo dd» OTcodada á lo de cUriafa rico J carioso aolia el Duque y^nirse desde FÍE dcade atli aalia á e,^ aú d ia cariosidMl Oá e le l'-nia en CHM? to decU j hacia. No se alboro tó por ver .1 ¿S que en sa caaa , porq.. romo se hadiebo, j iulólí verle ^ nir tríate, poiqnc luego echó de rer qne ron |i ■una paaioB tnñ ocupado el ioimg. Enlrfw ComelU qtM d duque de Ferrara estalla nllf. tarbúie en astraiao por ao saber coa que inlt cion Tenia, torcíase las rnaaos, y aodaba de^t parle á otra, como persoaa fuera do leulid a hablar Cornelia al cara, pero tetaba I)K lA SE'ÍOBA COTiPiEtTA. 197 tretenlen^Ei al Duque, y no tenia lugar de lia- blarle. El Duque le diji>t ;o vcugo , fadtt mió, tristísimo , y no quiura hoy entrar en Fi'rura , siao ser vuestro huéspcrli decid a Ion que vicneii cOEimigo, que pasen A Ferrara , y quesulo seque- da;Fabio. Hliolo asi el buen Cura, y luego fu¿ á dar orden como re|;n1ar y servir al Duijue, y <:on eilaorasionle pudo hablar Cornelin, U rüol tomándole de las mauos le liijo ; sy padre y se- flor mil) ! V que ei lo qoe quiere el Duque >. por amor de Dios, aenoi, que le dé algún toque en mi negor-io, y procure desi-ubrir j tomar íJ-iin indirio .te su iuteneinii ; cu efecto giiielo como nieior le parecierey su mocha discreción le acon- íejare. A esto le respondió el Cura : el Duque viene triste. Iiusta al.ora no me ha dicho la cnu,a : lo que se ha de hacer es , que luego se adireco ese niño muy bíea, y ponedle, señora , las juyas loilas que tuviéredes, principalmente las que os huliiere dado el Duque , y dejadme hacer, que yo espero en el eiclo , que hemos de tener hoy un buen día. Ahrazóle Cornelia , y be«úle la mu - El 'c'iirii salió á euLrrteuer al Duque enluiilo que s..' hacia hnia de comer , y en el discurso .le su ph'illea preguntó el Cura al Duque, fi era posi- sm u.a e_u..a egua se ec ,a^,a^ j^j^er, que es- í de! f '98 ciiaicU i i- : birle r por nnh i, padre , «so que decii, om debe .de s i urioiididel qa> para nj aon todas de ^i disimo gusto. Iievantúse el Cura, y Taé donde u- taba Cornelia, ijae ja Unía adornado i am llüo, y pnéstole las rícaí jo^aad* la rruz y del anii, con otras tres pieías preOtMíaimas, todas Adaí del Duqae á Cornelia). V tomando al niKo entre EQi braT.os, salió á düilde el Duque estaba, j di- ciendo que le leraotaM, y ic Dígase á la clari- dad de una ▼ealana, quitó al niño de tas hrazot, j le puso en los dcrOuque, el cual, cuando mi- ró y reconoció lat joya» , y *íq 4 de lu ama. Quísole tontar la criatura el cura al I Duque , pero íl no la ^iso Úejitr, antes la apretó I H|rtfclA DR LA SE?Í01lA-C n sus brazos, y le did t üae el Cura un poco, j dijo á Cornelia que sa- iese sÍD turbaciou alguua i recibir al Duque. {Izóla asi Cornelia , y coa el aobresatto le ealie- On tales coloreí al rostro, que íolire el mod» qorUl l'i hermosearon. Pasmoae el Ouque cuaii- Idl. tió, y ella arrojándose .í sus pies, se los \nino besar. ElDnque sin hablar palabra dio el liüo al Cura, y volviendo laa espaldas se snlió ion pña priesa del aposento. Lo cual visto por i^úroelii, volviéndose al Cura, dijo : av feflor nio ! si EC ha espaulado el Duque de terme ? si e lian olvidada las obligaciones que me tiene! lo me hablará siquiera una palabra ' tanto le cañ- aba ya su hijo, que asi le arrojó de sus brazos! ^. todu lo cual no respondía palabra el Cura, idmiradodcla huida del Duque, que asi le pa- ■eciü que fuese huida , antes que otra cosa , v no ué siuo que salió á llamar á Fabio , y decirle; :orre, Fabio amigo, y á toda diligencia vuelve i Dolouia, y dique al momento Loreu: ,ülli, y las dos caballeros Españoles D. Ji le Gamboa , y D, Antonio de Isunzn sin po ■xcusa alguna vengan luego á esta aldea : mi imigo, que vuelvas, y no te vengas sin ell [lie me importa la vida el verlos. No fué pi Lüso Fabio, que luego puso en efecto el m íiito de su señor. El Duque volvió lu nti- idonde Cor estaba der ágrimas : cogióla el Duque en sus brazos , y ■ riadicuilo lágrimas i lágrimas, mil veres le jebió el aliento de la bora , leniéndoles el con- cento aladas las lenguas; y asi en silencio ho- it'sto y amoroso se gozaban los dos felirps imantes y esposos verdaderos. £1 ama dtl niño, f la Crivela por lo menos como ella dccia, •]><• por futre lai pDt. ^ ae uiru apolenlo bsI>>H^ estado mirando lo que mire el Duque y Carnplii pasaba, de gozo ac daban cKlabuz^das por los paredes, que no parecía JÍiIo4|ue habían perdido el juicio. El Cara daba miiíe&oa al iiii\o que tenia eo m* braioa , y con ti tnano dcrechm'^pie desocupó, no te hartabm de echar beadlcioiM A loa do« sbraxadoj hAotc*. ÍI ama dtl Ciiñ, que DO M había hallado preaíute al grave casOf por estar ocupada adei^iuido la comida, OBan- dolaluvoea gu punto, entrd i llamarlos se ícb- tasen á la meu. Eato Ipartó l«s eslrrthos abro- aos, y el Duqne dcsembaraaó al Cura del níDo , y le tomó en aas bracos, ; en elloE' le luvo toda et tiempo que dnró lalimpia j bieu salmonada, mi* que sumpluosa comida : jen tanto que romíaa , dí4 cuenta Cornelia de todo lo qOa le habia lucedidaí basta venir it aquella cauporeoiiseíode la ama dtv los dos caballeros Bipaltoles, aDrlahebiau seriida amparada, ^ guardado con el mas booesto y pun toal decoro ^ue pudiera imañnarae. El Ooqoa le contó asi mumoáella todo loque por é\ habia | E asado basta aquel punto. Halláronse prFsentea is dos amas, y hallaron en vi Duque grandes ofreciroieBítos t promesas. Sn tailos se renovó el giislo con el feííca 8n de eÍ8 , señor Lorenzo Ben- >lli, qoe yo jS08~eiigalti¿ á yoestra hermatia, ¡o que es baen testigo el cielo y mi concieu- i sabéis asi mismo la diligencia cou que la >uso^do,y el deseo que he teuido de hallarla í casarme con ella como se lo tengo prome- »« ella no parece , y mi palabra no ha de ser na : yo soy mozo, y no tan experto en las co- del mundo , que no me deje llevar de las que ofrece el deleite á cada paso : la misma afí> 1 qne me hizo prometer ser esposo de Cornelia llevó también á dar antes que á ella palabra matrimonio á una labradora desta aldea , á :n pensaba dejar burlada por acudir al valor Cornelia, a unquep o acudiera á lo que la con- icia me pedia , que no fuera pequeña muestra iimor; pero pues nadie se casa con muger que parece , ni es cosa puesta en razón , que na- busque la mnger que le deja , por no hallar picuda que le aborrece; digo que veáis, se- Lorenzo , que satisfacción puedo daros del ivio que no os hice, pues jamas tuve iuteu- 1 de hacérosle , y luego quiero que me deis ncia para cumplir mi primera palabra, y des- arme con la labradora que ya está dentro ta casa. En tanto que el Duque esto decia , el ro de Lorenzo se iba mudando de mil colores , o acertaba á estar sentado de una manera eii illa, señales claras, que la cólera le iba to- ldo posesión de todos sus sentidos. Lo mismo iba por D. Juan, y por D. Antonio, que 50 propusie'ron de no dejar salir al Duque su intención, aunque le quitasen la vida, endo pues el Duque en sus rostios sus inten- les , dijo : sosegaos, señor Lorenzo, que an- que me respondáis palabra, quiero que la -i •1 203 hirmotnra que 11 m ik ■ ir nUr; mi espoaa, 09 oblifne á datmii la nEcneiii que o< pedí; porque es tal y tan extxeDiiiilB. que de nía- Jotes yerro» será ilísciilpa. Bsto dicho, se Ifían- tó, y entró donde Cornelia estaba ritjaUima- meDleadortiada , con toitss las jrivaí que erñtei tenia, y muchas mas Caanilo el Uiiijiie -roIAó las «apaldat , le Iciantó D. Juao , v pueiju ain~ ba« niaDOS ta loi dos brazos de la silla' jodiía ^ estaba sentado Ijorenio, al oifio le dí)o : pcv , fiantiago de Galicia , leRor Lorenzo, y pot ia * do cristiano J de caballero que Icngo , que a. ¿eie yo salir coa su iotenrion al Duque eoni Tolrerma moro: aquí , aquí , y ea mis manoa 1 da dejar la TÍda, A ha de cuaiplir la palabra qn([ i la seliora Cornelia vuestra hcrm^ma tiene dadi^ ¿ á lo menos no* l.a de dar tieoipii de buscaiUj y basta qne de cierto se sepa que es muerta , 4 no ha de casarse. Yo estoy dése parecer misma 'reipondiú Loremo. Pues det raisnia estará BE camarada D. Aotonio, replicó D. Juan. Ba esa entró por la sala adelante Camelia en medio dV Cura y del Duque . que la tr^ia de )a mano , di tras de los cnales veuian Sulpicia la doncella i Cornelia , qae el Duque había enviado por ella 1 Ferrara. 7 las dos amas del niiio, y U de ' ' caballero*. Cuando Lorenza tío h su hermans. la acabó de refigurar y conocer, que al principia ' la imposibilidad á su parecer de tal snceso no ÍA. dejaba enterar en la verdad, tropezando en si mismos piel, taé i arrojarse á los delOnque, qi le levantó, J le puso en los braioi de en hermk^ na , quiero decir que su hermana le abrsió eoB las maestras de alegria posibles. D. Juan, j D. Antfmio dijeron al Duque, que babia sí^ la mas discreta y mas sabrosa burla 1*' mnndoK El Dnqne tomo al níKo, que Sulpicm traik, y ul: 1.a sl\(ip,a coRMn.iA. aoj lüudaaele A Lorcozola diJQ : recibid, serior bcr- mnao, :í vueslro tobrino, y in¡hijo,j ved si que" reÍ9 darme liceDcin, que ms case coa esta labra- iora , qui- es la [irialwa á quiea he dado palabra de poadió Lorenzo, lo que preguntó D. Jaaa, lo'[iia ñoliá D. Antouio, elcegoci¡o del Cura, la alegría de Sulpicia, el conleuCo de la consejera, y jil- tiílo del ama , U admiración de Fabio , y fiuul- luente el general couteoto de. tortna. Luego el Cura loa düíposó, sieudo su pnJ'iiio D.Juan de Oamboa ; y eptrB todos se dio traza que aquellos desposorios estnviesea secretos hus' I,. Ouqu. Cornelia Todo SE edad e ir". tí Idi j la cabo ^\ Lsi : la Duquesa murió. Come en rarrara alegrando al mundo non su v 1 v.cas, Sulpicia por muger de Fabio , iiiü, y D. Juan contentísimos de babcr s eu algo al Duque, el cual les ofreció . o poi lyorparli liullcros de la nacíi uniplir su luable costuí litad de sus padres que \» los d< A::do> , no aceptaban tau ilustre Du'|uu admitió su disculpa , iiesloi V hou rusos , y buscando ofrc ■iuB pn :lites algunos latí ricos y enviados á y coyuntura , que aunque pudierau mi adiiiilirie pur uu pui'ecer que riiibiau paga , d tiempo eti que lk'í;:ibdji , lo facilitaba lodo : u^peciuliuvute 204 ^HB Espanaivioiqí.. iu>-. o fot iF«rn&^ i despedirse di\i jm IiBl.>m<( á io«r»eHa cM otras dos cñaturu hembra* , j ■! Daqna mal enamorado que nanea. La QÉ^bch di^l* crva de diamantea á D. Joan , y efagnus á D. Aalo- lai recibieron. Llega rOi adonde sa caairon con I BB caairon con ricas, pnucipsles, y hataS mugarai, 7 «imapre tuTÍ¿rOB co ■«■Jh^tt-a con el DaqoB, y la Duquesa, f W^- Jf9 ■eKar Lormio BeBUb»!!] de todog. 1 graudiiimD gDll»1 NOVELA c Amiento engañoso. Salta del hospital de la B.«surrecciaa que rstj en VHlIddoti.l fuera de la puerta del campo , un soldddo que por ícrviile su espada de bárulo , j ñor la flaqueía de íus piernas , y amaiillez de :u rcistro moslraba bien claro que, auaque no II en vi'inle dias lodu el humor que quizá giaii- '.á en uua hora : iba hariendo pinitos , y daado aspies como roiivaleciente ; y al ealrar por la irrta Je la ciudad vio que háeia el venia un su la m.ila vií^iou , llegáudose á él le dijo : que es . señor ntrcrez Caiupoiaoo 1 es podbte que I.- hacía eu Fiiaics . »D[eü' terciando allá lá ,i[ue arrastrando aquí la eapada! que color, que icza es Cía ! A In eual respODdiú Campuzano: si tstov en esta tierra , ó no , señor Licen- ' Peralta , el verme en ella , le responde : á mas pregunta» no tengo que decir, sino qn- le aquel hospital dt! sudar catorce carga ilia , TOMO II, K -^d, ao6 ^m ^^^ Imbas queme hMÜíax» U ;ef qwí tscog pot mi , ttae DO duu«r>. > replicó Perdta, Si e . Seria por Mores, TU esa merced ! dióC mpaian diic 'Pe.alla. yule cflomiento» traen ««.«ko rejada la ejeouc ion del a abr dt.«it^¡ fuépo «■bré aGrmar que foé por dolorea po ci'de^m' Mi^ii¿ lautos cuerpo , y en el alma i qne loa del cací-po patk eatreleaerlos me eaeitan cuarenta sudores , y loi del alma no bailo renedio pan aliviarlos siquir* ra ¡ prro porque no eitOJ' pMr* tener largas plá- ticas eo la calla , Toesd merced idc perdone , Jue otro día con mal comodidad te dar¿ cueala e mis Auceaoi, qae aon lot Uas uucros y pei«> gtiooi que Tueaa merced helurá oido rn todoB Iw dÍB( de su vida. No bk de eer oíi , dijo el Lict*" ciado , sino qae ^iero qne TeU[¡.n conioigci a tti I Í osada , y bIIÍ bardmoi pemit^nEÍa juntos , qW t olla ei moj de eníerolo ( y i unque está tosadl Sara doa , un ptatd'anpliii con mi criado , já t convalecencia lo sñire , uñus lonja» de jamoc de Rule noi faatin la lalra , y sobre todo la biirna voluntad con qae la ofrcico , no tolo catl vez , sino todas las qae vueta marrad quísiei%. Aitradrcióselo CamHiana , v aceptó el convite y los ofrecimientos, roí ton AS. Lloreule, ovértm misa , llevóle Peralta í n caea , dióle lo' pro- metido , y ofreciúsele de noevo , y pidióle en acabaado de comerle contaH loi sucesos, qae tanto 1g babia encarecido. No le Iiíko de rd- 1 decir desls Bien se acordará voesa merced , señor Liccn- > Peralta , como yo hada en i ' ¿ii lad eS' la con el capitán Pedro de i i , qnv \ - DKL CASAMIENTO ENGAÑOSO. íny ahor* eltú en FUadeí. Bien me ncueido , res- ponJiñ Ptralla. Pues un día, prosiguió Cainpii- ■íiao , que acabnrnq« (lu comer va aquella po.'^ud.i Hr la Sulurja donde- ^íviamoi , entraron dos inu- gerea dt |e muy buenas sorlijad : estaba yo entonces bi/.^ii- i'isimo , can aquella gran r.adtna que vuesa nii-i- «ed debió de conocerme, el sombrero con pluuKi- y cintillo, el vestido de colores á fuer de íuI- d.ido I y tan gallardo i los ojos de mi locura, ifiu: me daba ú entender que las podia matar en il íiire : cou todo es:o le rogné que se descuhriesu. A li> que ella me rrspondió ; no seáis impor- tuno , rasa tungo , haced á un page que me siga , que aunque soy mas lionrnda de lo que me pro- mete esta rcüpuesta , todavía á trueco de ver si responde vuestra discrcciou á vuestra gallardía , holgaré de que roe veáis. Bésele las manos por )j ;;rHude merced que me hacia , en pago de la * le prometí montes de oro. Acabó el cap" plát io. Dijo e . lillas :{u¿ e que- , .. lo que unas cartas á Fl.indt.n I ser su primo , aunqu. :u galán. Yo quedé abras iándonieiDÍeríi¿o,a(o»u. tV" a casa muy bien aiierez t , j uua ui 0- j>ta treinta aftaa, á quien • :i por la« aiaBOI t ue podía enamorar comunicaila , porque teuij u touo de habla lan loave, ([dc se eulraJM por os aiáos ta el alma. Pw4 cciu ella liieu^at y imoroios coloquios : bluoní . Iieudi , rnguí , ofrecí, prometí, r hice lodailaj demou^trucio' nes qae me pareció icr neceaariag para hacerme bienquisto con ella; p«n como nlla trataba hecha á oír sernejantea 6 majorca ofreí imientos y n- ioni?s. parecía qna !«■ daba aléalo oído, anli-i que crédito alf-uDO. Finalmente nuestra plática se pdsó en -llore* oaatto diaa qse continué cu tj- «ilarla , sin qas llégale á 00(^1- el fruto que de- seaba : en el tiempo qae 1* Tiúté , siempre bellé la caía d«aembataiada , lin que viese Tisionei en ella de parientea 6ngidDa', si de amigos ler- daderot : aerTÍaIa osa mola kias laimada , qne Simple : Gnalmenla tratando tais amoies como soldado qne e«li Tbpera dé nuiiar, apuré i mí seltora D.> Eatcfania de Cai^o ( que u&te ri d nombre de la que ■» ne tieai) y icapondiome i setior alferes CampDsano , simplicidHd (cría , « yo qoiiiese Tenderme i *oen uierced por sania pecadora he sido j aun ahora lo sov ; pero m de manera ; qae lo* laeinos ue murtuuren , i los apartado! me noten t ni de mis padres, i de otro paríende heredé haeieuda alf;uaa, y» todo esto Tale. el menige de nñ carn bien trIíií dos milyqoinienlosescndo*; y ettcisen cosai, q pneatas en elmoneda, lo que le taidare en j nerlis se tardará en eonvertiiie en dineros i ( esta hacienda basco marido á quien entregan y á qnien tener obediencia i i quien juntaaif con la enntienda de mi TÍda , le entrígaré DEL CASAMIENTO E^GA?!'OSn, 2i iucrrible aollcitud de regalarle y servirk ; fí qut lio titne piincipe cociucro mas goloso, que mrjrr sepa darvl panto i loa guisados, cj le té dar JO, cuando mostrando ser cascrn , i quiero poner á tilo : si ser mayordomo ep ca; oiDiB en la cocina y HeQora en la lala : eo ercí sé nModar , y sé hacer ¡jae me obedeT.can : desperdicio nada, ucho I A orden ia|a ropa bJaoca que tengo, que es a y muy buena , no se lacá de tiendas ni ros, estos pulgares y los de mía criadas la Tnrri^f'd gustare de aceptar Ja prenda qu oínr.e . aquí estoy moliente y corriente , á lodo aquello que Tuesa merced ordena ^iias de casamenteros , y no hay ningí reí todo, como las entonces el ¡uirin n ;arcanar^a liariéudoi uisos de uq ia en ri , j con ileshaccrnie de alonas gaUi de soldduo , mas de doa mil dueadoi , qat iVÍOs con Idí dos mil V qniuÍealo< la joi , en JuAnute rantidad para feliiaruo* í títk i ana aldsa de donde jo ara natura) , j adonde tenia alpuats raicea , haeieBda tal, que lofcrelleTada con fl dinero, veadirsAi loB Trutoa A an tienpo, nM podía dar una vida alegre j deacanaada ¡ en naolaciou , aqnella se concertó naeatro (leapoaorin^ j te dio I como loa doi Moi-laeMoa brmacioa de sd1i«- ros y en loa treí diaa de fisiu que vinieron 1i juatos en una paicna , H Uciéron lai aoiv lacionea , 7 al coarto día ttoa deuposámoi , h>> ' liándose preaeotea al ■le*t"'*o'^0 dos amigoi mioa, y iiD maocebo qae ella difo atr primo tajo " quien yo me ofrecí por pariente con palabraa mucho comedí ni iento , coaaolo habían sido das las (jn* huta «qUmc** A mí nueva cspoia había dado con inteaeioaun torcida j traidora qne la quiera callar, porcpM auniue estay dt- cieodo Terdadet , do Mii''mdades de coufe»ioii,i que no pneden dejar'de deciria : mudú mi criadn el baiil de la posada i casa da^ muger : enoerrf cuéldelantedellainíinagttfBca cadena : mostróla otras tres ó cuatro aína tan grandes, deniejor ha- chura, coa otroi tras 6 enatni cintillos de dl'^ Tersas suertea : hieele petenfea mis galas , y niic plumas, y entregúela para e) fislo de casa'haitt. cuatrocientos reales que tenia. Seis diaj gocí del- pao de la boda , espacjindome ea caga coma a|* yeroo ruin en la del suegro rico : fisi ricas aF-< forobras , ajé tibanaa de holanda , alambraras coD randeleroa de plata, almorzaba en U cama, , kiantibame á las once , eomia á las doce y t las doi sesteaba en el ettndo, bailábanme D.> £jtefaDÍa j la moia el agoa adelante , mi moia DDL CASAMIENTO ENGIÍOSO. n.Ii que basta atl( le habia conorido perexosa y lerdo. ^ habia iicllo eln e D." Eit fanra faluba lie mi I«do , la habiau de balli In cocídh toda íol^ta va ordeaar guipados {¡uc to , mis camisas , cuellof y pañuelos erau uu nuevo Araujuez de flores segaa otiaii , bariadaa ca la Bgaa de áogel» y de azahar, qits «obic ellui se demmaba. Paidroiiae eskis dias Tolando , como se pasan los ahos que están dabajo de la jnrisdicion del tiempo i en loa cuales dias por rerme tan regí- lado y tan bien aerTÍdo iba mudaodo en burua l.i mala iutf^ncion , ■ - . . (Cjilf lado : a e lose II Doña Estufaní a lii. 1 Brandes golpes á la pi lerta de 1 , y quit;,!! coto, dijü : o quesea ella la bi^ «¡>(o,v como ha venido •rÍL.Í<'. ilolrodiat Quie .Oía ! le pregunl¿. Quif ■u 1 respon u.i señora Doña Cl.me nta Uueso i-lln rl señor D. Lo^>e U c'budez J ron otros dos criados, iHortiRos llevó consigo. Corre r noz. . bi.. Ibreles , dijo á esto punto DoHu Ea , qne uo o respondáis por mi á niii iuvéredes. Pues quien 1 ."i'de dcri üfenda , y mas eslaudo ; alburutaito su venidn. No tengo lugar du iidpri>s , dijo Duüa Estefanía , solo subeit ido lo que aquí p.mre es finsido . y que eicrlt ilesigu'o v electo que después su Y aunque quiíiera replicarle a esto , no ais ^" xn« Íi6i¡ .i ftat qae ee • ro wáln vcaiian uc mso *erd> preDiado , vok «bvuUI paiamaDOí de uto , capo- tillo de lo minno, j con la misma gaamicUiii, (ombrero con plomai T*rd<'« , blanrai, j ncat- titdaí , j MHi tím eiotil lo de oro , v roo nB del- gado Tclo flobiarto la mitad del roitro. Ealrft «on ella el leftar D. libpe Meleudti de Altana darex no menoa biwure , que ricamente retlid» t« tanfntt. La dacb Rortipoi» fué la prímeía ^ne faablA, Adandtt i lesas, qué es esto ! c Ipado el lecho de ■! MRora Dona Clcmeata nat conoeapaeieBde bomhre^ milagrnsTeo boV «a e«ta ran i i f* va' le ha ido birn J«l pie i la maao la aetloM DoHa Estefuni'a . Baila en la amiitad de ni- aefiora. Yo te lo promelo, Hor- Itgota , replica DoKa Cleoirotí ; pero yo - tengo la colpa i Ijo» ¡amas t.trarinienle ;< tomar amiga*, ^enolb saben tti, sino ra ci da Irs viene i enentol A toilo lo cual respondift Cofia Eatefanla : no rtriba viirna mirred pesS- jumbra mi aeHora DoRh Clern.ata Bueso , y en- tienda fue no lin Miiterio i« lo que ve en esta n easa , qne cuando lo aepa . jo ^É qoe quedar* diica)p*da T *ncn aiereed sin oineuiia queja. E éito já me htbia patito vD'D calzai y en juboi Í tomándome Dofta Elterania por la mauo. n evA i otro apcnento, y allí me Hijo que aquell ■D amiga qnería baen una baria á aquel De Lope i|De venia eon ella , con quien prelendia cbune , y que la bnilii era darle á entend<^r qau hqnella caaa y Cnanto estaba «■ ella , era todlj *Djo , da lo cDal peasalia bareile caita de datefl Íqoe benho el caiamienlo . se le duba poco qo^P B deacnbríeie el cngafko. fíada en el grande amiVV ^□e el Don Lope la teuia, y lueeo ae me vol- ará lo que e* mió > j no se le i mal i DEI. CiSAMlENTO E>e»^OSO, la Di á otra muger alguna, 4^ue proel ir mnridd honrado « auaqoe sea por mi lalquier embuste. Yo le respondí que era (tremo de amistad el que queda hacer (ir^pcHir de la sünoia Doüá Cler dtl sefior Don í^ope Meleodez d liiiíj ^t mi criado que se cargase i quien jo tambie ='4 hn de mi qos sñfa'cabiB ijnc mona l nlir taDto CDD rila , j ^ae Otna hauía hecha lanío se li «ruiba, dicieadoU que babi.: necedad Dolaría nus que amistad perfela ! UU todo el cuento , y enando llegué á deci me había casado com Tioim Eslcfíiaia , y It dale 3 HE trujo , y Ja rimplietitad que había hertto tit ejar su ca»a , y bacicBdn i Dona C 1 ementa . aunifue fuese con tan tana jotencion , como < alcanzar tan principal Balido como Don Lope, comenzó á ■antiguar f i hdireíae rruccj con laur* Sricia , y con taüto Jaibí , lesas , de In mullí embn , qne m« poao «u gmn turíiscioa , y si ña me dijo : seflor Allíir»? , no sé >i vor contra nri conciencia as detcnbriroi lo t[ne me parece que también la car|[arit ii lo rallase ¡ paro i Dios y á Ttntnra , sea lo que fuere . ri va la ver- dad , y niñera la wmitira. Ln rerdad eí, , qne Doña Clemente Bneeo ai U rerdndera señorada la cata, j de la Jiaeínula He qiie oi hicieroi) h dote : la mentiré e« todr. nuiíto os ha dích Dona Eitefenfa, qi*« ni elU lii-ne ema . ni bi cíenda , ni otro leitido del qiiE Irac puesto i el haber tenido logar j e3pnc^ío pura hacer esl. embuate. Tai qn* DoKa Clcmenta fué á i ¡sitar unos paríenleí lOTOi 2 la ciiiJüd de Plaieocia , J de allí tii á tener nOTenaii cu Niieatra Sellora de Guadalapa , j en esta en casa á Dofka Eitefania qne ir qae en efecto son grandes aiui^uí; aunqne bien mirado , no hay qna culpar « \n pobre stTu Caes ha sabido granffaar A uon lut persona, ci I del aenor AlfVrex por Iii;iríilu. Aquí dio f lu plática , y y* di principiü li desesperan 7 sin duda lo luciera si tantico se descuidar Ángel de mi guarda ei á deciime en el corason cfie m jB la d:;8«f . festa Cf fu. confortó } de a.jf mi «Ca^a I y «oj Ubi J S «a «.m~^ a lá Estefanía , con |fi*esapaesto de bacei ca . Eatefania, p«t« es la traTÍi^sa. Y'tan ^ta , respondió el Alferea , que podemos Tolter 1 barafar i pero el datio eaU , seRor Liceoriado , «n que ella ae podxi dcabacer de mis cadenas , y yo na déla folala de aa Utmioa ; y eu efrrlo, jnal que me pese e* prenda raía. Dad ^ taeiai á Dioa , aeTLor Campniaao, di|o Peralta , q-ie fui prenda coa pies, y qae «e oa ha ido , ^ que no eetaia obligado i baicarU. Asi es , mpouilió rl [Alfereii pero cod todo eato , sin que la busque Ja hallo líampre en la imaginación , y adonde qniera que eatoj , tengo mi nfreola presente. lio tí que retpouderna, dijo Peralln , sino e« traero* á la tnemori* doi Tercos del Pelraica qua Que reaponden en nnettro Castellano : qvt el 9fi'y^f*>yy^; «(lie ti( á otro , áo se uo. Yo no ñe quejo , ^respon 1 a sl , siuo lastimó- me : qué el culpj no pui conocer su culpa deja de sentir la pena del castigo : bien veo que ^tiise engañar y fui engañado, porque me hirieron fí)r mis propios filos; pero no puedo tener tan raya el sentimiento » que no me queje de mí írnismo. Finalmente por venir á lo que hace mas al caso á mi historia (que este nombre se le jpucde dar al cuento de mis sucesos) digo que supe que se habia llevado á D.» Estefanía el primo que dije que Se halló á nuestros despo- sorios, el cual de luengos tiempos atrás era su amigo á todo ruedo : no quise buscarla , por no hallar el mal que me faltaba : mudé posada , y mudé el pelo dentro de pocos dias , porque co- menzaron á pelárseme las cejas y las pestañas , y poco á poco me dejaron los cabellos , y antes de edad me hice calvo, dándome una enfermedad que llaman lupicia, y por otro nombre mas claro la pelarela : hálleme verdaderamente hecho pe- lón , porque ni tenia barbas que peinar , ni di- neros que gastar : fué la enfermedad caminando al paso de mi necesidad , y como la pobreza atrepella á la honra » y á unos lleva á la horca , y á otros al hospital , y á otros les hace entr^jr por las puertas de sus enemigos con ruegos y sumisiones , que es una de las mayores misen.'^s ■^ue puede suceder á un desdichado , por uo gas- . tar en curarme los vestidos que me habían de cuhúr y honrar en salud , llegado el tiempo en ^^ e se dan los sudores en el hospital de la Re- ^f^ Treccion , me entré en él donde he tomado ^*— •^arenta sudores : dicen que quedaré sano , si •'*^^ « guardo : espada tengo , lo demás Dios lo "^^^ onediet Ofreciósel« de uueyo el Licenciado, 3l8 sdiDÍrándoM da !■• e Pu«i lie poro ge laaraTitla Toeía merced , aeKvT nJta, dijo el Alferii , (^ otros ■ ced podrí eraer, ai habrá pees el ra'iado que lo crea. Todoi eitoi prt'úmbiilai I 3' eDcarecimientoi , qoa el Alferas hacia autct i de rontat lo que habí» viato , eBcendiau el deiea rj do Pnraita de manera qus con no menorea •ni->J carecimientoi le pidió <|ue lDe|o lateo le dijea^.J las maraTillaa que le quedabaa jior ^erú. ' Ya mesa merced habrá tíiIo, dijo el AlftMj '' dos perros que eos dos laDterUaa andan d« «Belif con los bermanoi de la Capacha , aloaabrAái*^ les cuando piden limosna t SI be Tiato , ntf^té diú Peralta. Tambieu habrá *i«to ú oído TaW merced , dijo el Alfercí, lo que T. echan limosna de las. TCatanal Tfp le eu el suelo , ellos acudan Inept i atu ■!>■)»• buscar lo que se cae , j se paran dclanta fclM ruutansí, doude aaben que benen Gostanbn oji '■s limoana, 7 con ir allí con UmU «M^jy bre, quB mas parecen corderos qae pami*| rm el hospital son anos leonea > foardúw W casa con grande caidado J TÍfilancia ) Tq Iw oído decir, dijo Peralta , qae todo «t arir JF^ eso no me puede ni debe cansar maraTilla. PaM lo que ahora diré dellos, es raion que la ca«af, ' y que sin hacerle cruces , ni alegar impoñUas , ni dificultades, lueíamerced se acomode á entf lo : y es que yo ol y can fi con aii ojoi i wUa" tgmp^xrF"-:^!^!^ 2K| dos p ^ipion , el otTó\ g»._ ^ ^ue fué la pe- nultiiuca que nxiai¿ ,uutir, cubados detras de mi cama ^ unas viejas, y á la mitad d« aquella noche ebv.uuu á escuras y desvelado , pensando en mis pasados suceso^ y presentes des- gracias , oí hablar allí junto , y estuve con atento oido escuchando, por ver si podía venir en cono- cimiento de losquebablaban, ydelo que hablaban, y á poco rato vine á conocer por lo que hablaban, los que hablaban, que eran los dos perros Cipion, y Bergauza. Apenas acabó de decir esto Campu- zauo , cuando levantándose el Licenciado, dijo : vuesa merced quede mucho enbuenora , Sr. Cam- puzano,que hasta aquí estaba en duda , si creeria ó no lo que de su casamiento roe babia contado, y esto que ahora roe cuenta de que oyó hablar los perros , roe ha hecho declarar por la parto lie no creerle ninguna rosa : por amor de Dios , scñoi Alférez, que no cuente estos disparates ;i persona alguna, si ya no fuere á quien sea t.iu bu amigo como yo. No me tenga vuesa mcrceil j>or tan ignorante , re[)lir(') f'jinipu/.ano , qm: no ontientla que si no es por rnilapro no pm (l»ii hablai los animales : que J>itn ««• que m Ins foi dos, picazas, y papagayos hablan , no ..oii miio las palabras que aprenden, v toman dr inrinn ria , y por tener la lengua estos animales ( orno- da par.» poder pronunciai las ; mas n(» |m)i rsfo pueden hablar, y responder eí»n diseui o ron certado eomo estos perros liahlabau , v ;< i mu «has vecej. después que los oí , yo nnsnin un li«* Cjuerido dar crédito ;i luí mismo , y lie que- *^ido tener por cosa sonada lo que rraluiente i- í.v/ido despierto con todrjs mis oiuco y» '■' ^-«/«s cuales nuestro Señor fuú seivido d *' » escuché, noté, y íinulincule cboii tar palabra por ■<■ conaena , i» • ■« ^ulillt ' tomar indicio baiUnte que fnneva j pCrmada i creer esta verdad, que digó.~t )■■ rosa* de qno trataron firéroO grandes, f4itamítt» , y tnai para ser tntadaa por taroAe* tabioi, qae para »tt dichas de baeai de perrM i Mi ^e , puea yo ni^ lai puedo inventar íaytío, á ni, pircar y coati^H luí opinión Tenia -t étter qM no sonaba , y i]u« loi pcTTM habfftban. Cuerpo d« mí , r?plic4 aq Licenciado , ai le noa lia vneHb el tiempo d«j Maricastaña , enando hablaban bi csl.nbnzas , á t| El de Xsopo , «nand o departía el gnllo con la sorra , f nüo» aniAalel bon otms ! Uno dellol leria yo y el na^or , rafAieri ti Airerez , ai J creyeie que e«« tiempo ha Toatto ; j ann tam- 1 bien lo «ría , ti déjate de eraet lo que oi , y lo ' 1 j lo qne me atrerftré á l^irn ntt ob1i|(ne j aon fnerec á qi ^eredolidadi perO puerto c mentó ^e 0b1i|(ne misma neredolidaí . baya en|aHado, y qae naya en|allado, y qae mi. Tentad .lea suefio , y i «1 por6arta diiparate ¡no ae holHia vuesa mer- I ced , sefíor ftralta , de rer eiuritM en m Boto' qnio lat cotas qoe etto* perroa, 4-ímb Ijiill fueren , hablaron C Como TBeM matead, tnlM el Licenciado, aa te cantemat en pcmaURM que oyó hablar A loipcrrt», de may boaU gaat Oiré eae coloquio , qae por lar etoiitn y notab del buen ingfenio del lefior Alférez, ya la 1a«|V' por bueno. Pnea hay en eato otra oofa , SjbM Alférez , ane como yo ettaba tan atante y IsiéIí delicado el |nicio, delicada, totil y deao«<|^Mfe la memoria (merced í las mnciha* pn$» j #1- tnendras que liabia comido ) todo la lomé ÍM Cora , j «ni por las miimat palabrat qna IwUk oído , lo eacribi otro dia , «in boacar color** i»* tdricas para adornarlo , ni que aBadír ni qnlfeirt ~iTa hacerle gmtoio. No fui una noche tola la DEL CAsiMIEWTO EHGi^OSO. 32 1 tidí, que fueron dos caaieeatioamcote , auo- rido dcBírganu, Iü dfl rtimpafÍFio Cipion segunda) euniido liere ó que csu fc rrta . lo meóos do se deiprerie i el coloquio tray- SB el «no i piiielo en forma de roloqoio , por rrar de dijo Cipion, reipon^iv Bergania , que Ib alargar la escritura. T en diciendo eslo , ó del pecho un cartapacio , j le puio en las nos del Licenciado , el cual le lomó riéndose, :oino bacieado burla de todo lo que lialiia o , y di- lo que pcDMba leer. Yo me recuesto , I el Alférez , ca esta silla cntaolo que Tueía rced lee , si quiere , esos sueKos á disparates □o tieDen otra cosa de bneoo , sino es el lerlos dejar , cuaado enfaden. Baga vuesa rced >u gusto > dijo Peralta . que yo COD Lte- dd me despediré deslii lerlura. Recostóse el laba puesto este titulo. í \ - t ' ■■ ■ QUE PASÓ ÉÑTRE IPION Y BERGANZA> PERROS * DEL HOSPITAL DE LA RESVRRXCCIOir « extá en la ciudad de Valladolid , fuera de puerta del Campo , á quien, comunmente irnan lo% perros de I\Iahude>'. on. iSerganza amigo , dejemos esta noche ospiial eu guarila de la coiiíiaiiza , y rt:tiré- os á esta soledad y entre estas esteras , io podremos gozar sin ser sentidos desta no i merced , que el cielo en un mismo punto ^ dos nos lía hecho. Bcr^anzn, Cipion her- o , (jvpote hablar, v sé qufi te hablo , y no o rrtcrlü, por parecerme que el hablar no- >s pasa de los términos de naturaleza. C//», os U verdad , Berganza , y vieí)e á ser mayoí iniia^íio en que no solamente hablamos , í'*i que hablamos con discurso como si fué- capaccs de razón, estando tan sin ^\\i\ . 2=4 . ^^ (]ue la difereacii que saj • >dii i i ruto , i hombre . en ler el bonibrt auimHi , y el bruli iriaciooal. Ber¡. Todo lg que dices, Cipíou entieodo , J el decirla tñü y i ntendeilo yo ma causa nueva ■dmirioioD T Hueva maravilla ¡ Líe- tt verdad, que en at diicuren de mi vida, dj versas jouchM v'ée(¡ILha oído decir grandMpit- TDgativaí Doestrú; tattto que parece que ■Ip»' DOS haa querido lentir que tenemos na natunl distinto , ba vivo f ta> apdo en muchaa etttu, que da iudieiM J mAbIci de fallar poco mostrar que tanemo* un no sé que de enl nien^i , capas da diaenno. Ci/i. Lo que oído alabar j mcattotr, «s nuestra muirha Bt(- norin , el «gradecimianto , y gran Bdulidai naestra , tanto Ifat noi atielen ptnlar por t bolo de la amiitad ; J «li babrás viíto ( si mirado es ello) qoe tn Us kcpulluras de i baitro , donde inelen eabr las figuras de Iw que allf eatan entamdoa , cuando son tDañda T mnger, popen entre loi dos á los pies i figura de perro en leltal ^ue te guaidiroD la vida amistad 7 fidelidad inviolable. Bj Bien sé que ha habido perros tan agraderido* 3ne se hin arrojado con los cucrpaii dirulir e aua amoi en la tntstaa sepultuta, otroa k estado lobre laa aepntlnNs duuile rilaban 1 terradoa lua «eBorea , ain npartarse delUa , 1 comer halla qae M lea «Cataba la liAti -. cé U bien que despuea del elefante . et perro tiene rrimer logar de parecer ^oe tiene entendimiento lego d caballo , j el Mimo la ¡iniia. C. Ansí el ; pero bín cenft*kr¡ls ijue ni has vii ni oído decir jamas oue hava hablado oirig. elefante, perro, cahalls , ó mona : por donA me doj i entender qD« eite nuestro tinblar tU de iroproviao, eta debajo del . Je aqut^ \ Ikl c Guales ^ CUand< « ,. j; ayciiguado la experiencia que ^ e ame- naza á las gestes. . Dt:»» uictucia uo haré yo ^lucho en tener pur señal portentosa lo que oí á^cir los dias pasados á un estudiante^ pa- sando por Alcalá de Hensfres. Cip, Que le oiste decir? Berg, Que de cinco mil estudiantes que cursaban aquel año en la Universidad ^ los dos mil oian medicina. Cip, Pues que yienes á in- ferir desof Berg, Infiero , ó qo'e estos dos mi! médicos han de tener enfermos que curar ( que seria harta plaga y mala yentura ) ó ellos se han de morir de hambre. Cip» Pero sea lo que fuere , nosotros hablamos , sea portento ó no , que lo que el cielo tiene ordenado que suceda , I no hay diligencia ni sabiduría humana que lo I pueda prevenir : y asi no hay paraque ponernos á disputar nosotros, como ó porque hablamos : mejor será, que este buen dia , ó buena nochtí la metamos en nuestra casa, y pues la tenemos - tan buena en estas esteras, y no sabemos cuan- to durará esta nuestra ventura , sepamos aprove- charnos dellar, y hablemos toda esta noche , 'iiii ^ dar lugar ;il sueño que nos impida este sjusto , de raí por largos tiempos deseado. Berg. Y aun >de mí, que d^sde que tuve fuerzas para roer un bueso , tuve deseo de hablar para decir cosas que depositaba en la memoria, y allí de antiguas y muclias ó se enraobecian, ose me olvidaban ¿, errípero ahora que tan sin pensarlo me veo eu- ry^ucrido deste divino don de la habla , pienso ¿r^> zaiie y aprovecharme del lo mas que pudiere , *^*^ ndome priesa á decir todo aquello que se mr '■^^ordare . aunque sea atropellada y confusa- ente , porque no sé cuando me volveián ú idir esie bien, que por prestado tengo, Cip. 526 noche me cuentea lu x>^ i y 'us Ir donde has TeDÍdo al punlu en ijul' hIi lias, y ncrtí advierte l¡ Doi oye alguno. C^.-lfingauo á lo ^uc t:T«>, paetloque aquí cerca eatá nú soldado, totnaude audores ; pero en cala saiOD mas cata rn para dor- mir, qae para poneise á escachar ú nadie. Bnif . Pues n pnedo hablar con ese aígiiro, eicuclil, y si te camare lo que te Títere diciendo , ú n» reprehende, ¿manda qoeCüile. Cip. Habla baala que amanezca, ó baila qne seamas senMdiW, que yo te escuchará de muv buena gana sia Bérg. Parícenu qoe la primera Tez qae ?t al tal, fué en Senlla , y en in mal.idern que pst;i fuña de la puerta de la carae ; por donde inmiinan < sino fuera por lo qae después diré ) oue mí* padrea debieron de ser alunos de aquello* qni crian loa ministros de aquella roufusion , n quien llaman jiferoa : el rrimaro que coao>:i por Amo, fué DÚO llamado Nicolás el romo , mozo robuilOi doblado y colérico como lo eoo lodos aquelloi qoe ejercitan la jifería : «sle tal Nicotas mr vn- lenaba ámfyi otros cacliorios, A que en rom> paüia de alanos viejos arrcmeriéiemos i loi toros , y les hiciíaemoa pres.i de las oreja» 1 con mucha facilidad sali un águiln ene u C^ Nome maravitlo, Birganí^. que coma .. bieer ti a laL viene se prende el , vupion ermano I áv iui|^^,, a(|ufci aero, y de is cosas exorbitante! .^uc en éi |iei5«in7 prime- 3 ha8 de presuponer y que todos cuantos en él raltejan desde el menor basta el niayor, es \ía^ ancha de conciencia^ desalmada, sin te- ler al Rey, ni á su justicia : los mas amanee" ados son aves de rapiña carniceras : manlié- ense ellos y sus amigas de lo que burlan : to- as las mañanas que son dias ae carpe, antes ue amanezca están en el matadero gran can- idad de mugercillas.'y mocbachos , todos on talegas , que viniendo yacías, vuelven llenas e pedazos de carne, y las criadas con criadillas, lomos medio enteros : no bay res alguna que se late , de quien no lleve esta gente diezmos y rimiciah de lo mas sabroso y bien parado ; y orno en Sevilla no hay obligado de la rariie . ada una puede traer la que quisiere , y la que rimero se luata ó es la raejor, ó Ja de mas baja oslura ; v t^on este concierto hay siempre mu- ha alíuudancia : los dueños se encomiendan á sta buena gente que he dicho, no para que no •s liurten (que esfo es imposible) sino para ue se moilcieu en las tajadas v socaliñas que acen en las reses muertas , que las escamondan podan, como si fuesen sauces ó parras ; pero inguna cosa me admiraba roas ni me parecía 'or, que el ver que estos jiferos con la mi¿)ni.i ^ilidad matan á un hombre , que á una vara . » quítame allá esa paja , á dos por tres nielen cuchillo (le cachas amarillas por la hariiíja una piMsona , como si acogotasen un turo T maravilla se pasa día sin pendencias y .sin t/V/ as , V á veces sin muertes : lodos se piran ''t%lienics . y aun tienen sus puntos ue luíia- nsi I no hmj niiifbH ^-^ « ta m tt^i\ guarda en la plaza de 8. Fra>L>«.o, (ranga cou lomos j lengua* da ^ja^ i Saalaenla ol cfi i un hombre diacretOt*m|i t"* s< * — ' -t wcéda U hafcli rifiaf^W a5o , y aan tcMO «w al buo ma. HnM^jiÉ *' «¿«J JpñM cUoB miimoaj otro* cb el MOdo te «^HtBtl qniero decir, que «IgnlUM bt/i qsctMwMi caenlcn ain f ~^— *— '-- jr -f— 7— — '-- Í-fyff\% duD contento ; otros bar, quf es mroesler ven 1(11 de palabras , ^ con (lEmoBtriicíaDes de to> y de laa manoa. y con mudar la voi se hacen 1 . d« nonada , y r i la mano. Cíp. Vé Ja Ipngaa, que ea coniiaten Io9 mayí dafioi de la hirniana • ^<^f- ^igo pue> > mi amo m« enEcñó á . íjüí una eapuerta e boc^ , j i defenderla c: quien quitármela sieM : BDietiúaie también la casa de su ami y cob esto se excuíú la Tenida de bu criad ualadero, porque yo le llevaba) la< madtugí lo que él había hurlado las ni — '-^1 : y un 1 qae entre do« Inca* iba yo dilij 1 4 Uarild yM^tfiTy ói qW '>lÍ||#yhliÉribntlc ^ fortuna quisiese llevarme. Aquella noche dur- ^í á ciclo ahierto, y otro dia me depaió la suer- ^^ un hato ó rchaño de «¡vejas y cameros : asi X)mo le vi: creí que habia hallado en él ti cen- ^o del reposo, pareciéndome sei propio v na ^ jra 1 oficio lili los perros guardcir gánalo . que es A''^ donde s<; incierra una virtud giand',, romo '' -^^mparar y defender de los poderoNo.- ^ so • '^ ioios los humildes y los que poco pueden. Ape- ^ me liuho visto uuo de tre^i pastores que el Ti 23o mia goardabM « ai O pór.'cl lomg, abnóiae U boca, escapióms em clU, micóme las presas, conoció mi edad , y diio i otios pastores, qM. ÍD tenia todaí las tatmlé* de ser perro de oaUsg Icgú i eate initaaU «t HKor dd ganado -aabí^ una yegoa racia i la gÍDcU, ron laaxa y ada>^ ga i que maa paieaía atajailor de la costa, qac! señoT da ganado : prcfuaLó ul paílor : queperr*! «s este I qae tiena leftalM de ser bufno. Bien la\ puede fa«sa nurcad creer, irespoadió el pastar; <¡ue yo le he cotejada biaa , y no hay «ellal t»; él , que no laaeElTe y pionteta qae ba de ser tt gran perio : ahora ae llegú aquí, y no »í tiun lea , Buaqne té que no ca de los lebaAog dn ¡Mi redonda. Pnei asi ea, nupOBdió el señor, ¡>ooU luego el collar de Jjponcillo el perro que se inf- rió, y d^ule la ración que á los demás, y ack- ricíalo todo cuaiilq, porque lome cari-^ Tío al hato , y u queda de íioy por drlante «^ él ■ Ea diciendo esto m ir y el pastor me pnM luego al cuello oDaa cari-Ac.as llenas de pnnltll. de acero, habiéndome dado priiuero en luk don najo gran cantidad de sopas eu lecLe : y añ mismo me puso nombre , j me llainá BarcÍMi Vime harto y contento, con el eegundo amo , f . con el nusTO oficio : mostróme fiolicito y diliM' te en la guarda del rebaDftt sin apactatmedél Mf no las siestas que me ÜM í, paséelas ó ya i I* sombra de algún árbol , ó 4c algún ribat,o, ó pe fta , ó a la de alguna mata , ó á la margen di algún arroyo de los muchos que por allí corrin< y estas horas de mi sosiego nk las pasaba orit sas, porque en ella* ocupaba la uiemoria en i darnie de muchas cotai , esf ccialmtnte ■ COLOQUIO DE LOS PERROS. 2J í Ja qus había tenido en el matadero, y en la ■c tenia mi amo, y todos Ins que ronm él eaUía ^etos á cumplirlos gnsloa impetlinrnteE Je sus Tiigaa ! ó ([ue df reías le pndieta dcrii ahrira , las fm- «p,f>^í en la «scuel» de üqu.'lln ¡ifi^rK ma de mi amo \ pero habrélas de callar, porque ■ ma tengas por largo J por murmurador. Cip. )r Haber oido decir qoe dijo na gran poeta de lUtigooB, que era diRcil coaa el no escribir tirai, coDsentir^ qne marniareí un poco de E ; J no de isagre , quiero decir que nefLales , DO hieras , ni dea mate i ninguno en coaa $e- ilada : que no ei buena la murmuración, aun- le ha^reir mucho, li mata á uno ¡ y aipaedes radarsin ella, te tendré por muy discreto. itL'!*!?. > totoeié tu consejo , y eiperaré con gran de- 0 que llegue el tiempo en que me cuentes tus cesoE: que de quien tan bien labe conocer y mcudar los defectos que tengo en contar loa loí, bien sepufile esperar que ci,i)tarúlos suy„í manera , que «nsei^in y deleiten ii un mismo ntii. Pero anudando rl ruto hilo de mi rumio, i^o que en aquel silencio y soledad de mis sici- su rasH . qi. as.difieud, te todos trHta . que se t-s p ban d asab.i ^lo'd'flirv.Vd ido y tañen ¡raoidiuaric >s : dt'l'eniaiu ,r d.- Aufris,. ', alabando , a todos los n otios iii>ltunieu- e á oirta leer , y rantaha exlrenia- i la sin par Beli- lontes de Airudia dcíde que £alia el sot én'lo- ¡ brazos .lá pentimiento d« DiaD« docM qae daba f Dioi y á la labia Fi'licia , que coa 411 ngua cantada deshiio ai|uella iu.íi¡TilDa de enrcdus adoró aqB«l laberinto de diScultudeü : acordá ma de otraa macFios liLros, qne de este jae- Labia oído letr, pero no craa dignos de trae á lamnnoria. Cip. Aprovecháudote tbs , Ber| Lik 1 M.deBÚaldio, murmura , pica , j pasa, y ^fl^i la intascwB kBij>ja, aunque la leogua na lo , ** raiea. Berg. Eb eatss materias uunca tropiei langu* , ai Uo eae primero la iutenrioii¡ per I aCMa por daacndo ó parnwliria murmara ■ < TetfmvmtTé é .quien me reprebcodicre , lo . , TUpOlriiá Bbsleao , poeta tonto , j acá t ', mico ^^t..hmrl» de In academia de los i t'' tadoTM, i mao.'qae le preguntó qoe ^ueria ,i cíe DmK 4» Seo, y respondió que i dé do 5 éitre.C^. KalBj'uQ respuesta deuu simple i i COLOQUIO DE tOft FERKOS. 255 cfan oDcionea aconlailaB j bien coniiDeataa , o un caía el lobo : d-i i'a Jtttidca , y otra* »i semejanles , y esto no h1 sonde chunimbe- >ailo con otro , ó al de algunas tejuelas puestas tre los dedos , y uocon Toces delicadas, sonoias idmirablcs, Údo con voces roncas , que sotas 6 gmbian : lo nas del dia se les pasaba espul- ndose, ó remeadáodose sus abarcas, ni entre los se aomlirabanAmarüiB, Fílidas, Calateas, Dianas, ui había Liiardos , Lausoj, Jacintos, RUeloB. lodos eran Aniones, Domingos , Pa- os, ó Ijiorentes; por donde vine 4 entender lo ie pienso que deben de creer todos , que todos ;uellos libros son cosas soRadas y bien escribís ira' entretenimiento de los ociosos, y no ver' id alguna: que á serlo, entre mis pastores ibiera al;;ana reliquia de aquella felicísima vi~ I, y de aquellos ameuos prados . espacioeat sel- is , sagrados montes, berniosos jardines, ar •y os claros , y cristalinas fuentes, y de aquellos ■ ael des ^. -Asi mi^ lo parece Bml,j asi caUo. Bcrg, A lo que me pcegunlaste del oi- ■-'- digoquey» dea que I tú b* e ■a bien, qn ,nme lueRO bien , y n. idiei ñáiú , nao que yo JT decir, mi fifu ese : y 1 re^iTaUn' no, (] fuera el di a qi iluvi nos encontrado, j iioomeengafLo, 0 tengo prome- .cucha lo que mi ! sucedió des- ganado en pod er de aquellos e á Sevilla com lodiie- "- COLOQUIO DE lOa^PEBROS. 259 )Id5 flotea para poner en nn moonmealo sobre pa5oB uezrus , y deslas cortaduras hizo tanto caudal, c[u.' asi llevaba & sua amigos á Terlaj, r-o- niD E¡ los l]cv. Si , <|ue n/fo firmar por rnilal lo que mui;u ^f- jdiautes no en repasar las liciones, sino en iiol- arte conmigo i y asi ordeníron á mis aiuuh ue no me llevasen mas al estadio. Obedecirrou: olviéronme á casa , v á la antigua guarda de la ueila, y siu acordarse stñor el viejo de tu nii-i- cd que me liabia liecbo, de ijiie de día > Mu -e i i un desdi el '.adu r „.ija . lac 'de sJIcbas 1 'padece lici a a ir,-ibi ella. !ñ'^,relÍ , hace u le &uele ruando jl.adi 1, si n peuy. sale ú gu de lutur . y alec' 1 Mí :. padt ,■ la sue rtc 'prii t. Dai desdicf Mha la V ida un düU p„r;ils. tvieii Jü. Digo e ob. 1 qi: en este instante me han venido á la memc aquellas que entonces me ocurrieron , me que no seria mi historia cabal , ni de frute DO, Ci'p. Advierte, Berganza , uo sea ten del demonio esa gana de fílosofarj que di ha venido i porque no tiene lamurmuracio jor velo para paliar y encubrir su maldae Inta, que darse á entender el murmurado todo cuanto dice son sentencias de filóse que el decir mal es reprehensión , y el dec los defectos ágenos buen zelo , y no hay v ningún murmurante, que si la consideras endrinas, no halles llena de vicios y de in cias : y debajo de saber esto , fiíQsplea cuanto quisieres. Berg, Seguro puedes Cipion, de que mas murmure, porque tengo propuesto. Es pues el caso , que coi estaba todo el dia ocioso, y la ociosidad sí dre de los pensamientos, di en repasar memoria algunos latines que me quedaron »-a; . COLOQUIO^ íSb PERKOS» 245 sniender á los ^QeHolo éñiieic^if / que son indes latinos/y apellas saben declinar un nom- 3 , ni conjugar uu verbo. Cip, Por menor daño igo ese, que el que. bacen los que verdadera- !nte saben latín , de los cuales hay algunos tan prudentes, que haVlando coi^.iiii zapatero ó a un sastre , arrojan latines como agua. Berg, so podremos inferir qne tanto peca el que ;e latines delante de quien los ignora , c¿mo que los dice ignorándolos. Cr)?. Pues otra cosa edes advertir , y es que hay algunos que no los cusa el ser latinos 'de ser asnos. Berg. Pues ien lo duda ? la razón está clara, pues cuando tiempo de los Romanos hablaban todos latiu mo lengua materna suya , algún majadero ha- la entre ellos , á quien no excusaría el hablar :in dejar de ser necio. Cip* Para saber callar romance , y hablar en latín , discreción es mestcr , hermaiio Berganza. Berg, Asi es , por- e t.unbieii se puede decir una iincedad en latín, mo en roniauce , y yo he visto letrados tontos gramáticos pesados , y romancistas vareteados u sus listas de latin, que con mucha facilidad edén enfadar ai mundo no una , sino miirlms res. Cjp. Dejemos esto , y comienza á decir s tilosofías. Bcrg, Ya las he dicho : estas son e arabo de decir. Cip, Cuales? Bcrg. Estas de 3 latines y romances , que yo comencé, y tu abaste, Cip. ¿Al murmurar llamas filosofar ? asi ello : canonixa , canoniza , Berganza , á la aldita plaga de la murmuración , y dale el nom- e que quisieies , que ella dará á nosotros el de nicos , que quiere decir perros murmuradores; por tu vida que calles ya, y sigas tu historia. '/^'-, i Como la tengo de seguir , si callo I Cip. ^e-ro decir, que la sigas,de golpe , sin que Ju ^ 5 que parezca pulpo según la vas añadiendo O 3 3áfí ^^^* culas. Bert. Habla con pmpii ■ , qna no m llamiin rolas lai del pulpo. Cip. e es et eriac que tiKO el qae dijo que no era lorpedad , ni TÍ«io nombrar lai eoiai por taipropios noaibru, «orno lÍBo TaeM mtjor, JÁ q"' ^"^ f'>rz°^ uom- brarlat, dacirlu.|Mr «itoÜlloquiDí y toüpoe, qin lemplíD U tunero »i^«ii «kc cansa el oirías Mt sua mismoi nonbrea ;^ai houestaa palabra* ¿n ÍdiIkío de la honMtUM d«l que lus pronoIMtíl ó las eicribc. Berg. Qalcro crepite, y Higo ^ no contenta hí fortimA*!* baberme qoilado da tnii eatadio», J da la tí4b que e» ellos pasaU lan regocijada * comppMl* , y haberme puMtfl atraillado tras da ana pnirta , y de haber Iroeadt la liberalidad de los aitodiantes en la nieaqiiÍB< dad de la argra , ordenó de cobre saltarme en Ift qae ya por quietud j deieaaso leiiia : mira , C>> pioa , ten por cierto y averiguBdo como yo W tengo , que «1 dcsdicbado las desdicbaí le buSCnL. y le bailan , anilqac ae rinroues de la tierra : digolo , porque la nem de c^Hsa estaba enamonu)* 4( un negro ,ihí misu^ esclavo de caía, el cual >Mro dormía en *1 M* guau que e* entra la pn '' ' ' " ■ •- en meiliu, detrás de ía t odian juntar sino de noche , arlado ó contrahecho laa tb. , — _ de las noches bajabafia nef la , y tapAndomell boca con alf un pedaxo da carne é queso , abría al nrgro con quien se daba bneo [ienipo , facili> túndalo mi silrneio . J á coi' ' que la negra hurtaba : aljnuí ron la conciencia las didÍT«s ciéadome qoe ñn ellas' se me I'adaa. y daría de maitiacn gulgi^ i pero eu ersctOt levado de mi bii«-n Mj^ral , quise responder t lo que á mi ano debW, pues litaba bus gages j r> COLOQUIO DE t IROS. 24? su pan, como lo Jeoen uacer no solo los honradoá , á quienes se les da renombre padecidos , sino todos aquellos que sirven. *^sto sí , Berganzil., quiero que pase por fí* i , porque son fiksoues que consisten en verdad , y en hiK^ entendimiento : y ade- y no hafi^as soga por no decir cola de ta ia. Berg. Primero te quiero rogar rae digas , ue lo sabes , que quiere decir filosofía ? que e yo la nombro , no sé lo que es , solo me entender que es cosa buena. Cip, Con bre- te lo diré. £8te nombre se compone de ombres Griegos , que son , filos y sofía : uiere decir amor» y sofía la ciencia : asi DSüfía significa amorde la ciencia, y filósofo, )r de la ciencia. Bcr^ M'irho .sHj)t s , Ci- quicn diablos te enseñó á tí nornJ)re.s Grie- /yy. Verdacleraraeiite , Berganza , que eres í , pues dcíto haces caso , porque estas s<»ii que las saben los ninos de la escuela, y eu hay (¡uien presuma saher la lengua a sin saberla, oorao la Latina ignoiár.o , e lodo cuanto decimos es murmurar. Pf/'^. ue no estoy o])ligado á harer lo que he liecir , que hizo un llamado Coiondas , , el rtial ¡)uso lev que ninguno entrase cu ntamicnto de su ciudad con armas, so pena viii.í : descuidóse destp , v otro dia entró cabildo cefiida la espada : advirliéronselo, O 4 348 ^'Pl j acordindMC d« ta pena pur >iien:ó d»eDVHÍD tÍDentei digreaiooes; y asi poi larga qoe bch. b acabarás presto. Berg, Digo puts, que hcfaimil visto la insolencia, latrocíuio , y drslicinestidi de los negros , determiné como buen criado tf torbarlo por loa tna)OTC(,itirdios <[iie piidiFse, ] pude tan bien, quejaliroii mi iotcuto. Bai,-"- la negra como has i4K , ^ refocilnrse con el gro, fiada en que m^KoiuJetiau los pedaios COLOQUIO DE LOS PERP.OS. : carne , pan ó qneso i^ue me arrojaba : mu pueden las dádivas , Cípion. Cip. Mucho : m diviertas, ptisa adelante. Jíerg. Acuerdóme, cuando estudiaba, oí daoir al Preceptor uu te\ latino , i(ue ctlos llGIJnaii adagio . que dec habet bo^rem irt lingun- Cip, O ¡Qoe enljoran hayáis eucnjado vuestro latín ! j tan presto ti ha olvidado lo que poco' ba dijimos contra ^ue entremeten latines cU las conversaciouei TOmaneei I Ber^. Esle latín viene aqui de mol que haa'de saber que los Ateuieoses usaban c\ otras de una moneda sellada con ta figura de cuando algún juez dejaba de deri l>H< rio cbudo, decian : este tiín s de la nei ;ra me luviu iiarhosdids modo, quai ni quer in, ni osi.bu ilrar cuando bajaba áver: 1 riJo ! por lo ítue vi lelvo ú decir ■ pueden mu, 1.13 dádivas. C>. \i 1 te liB respoiiJidu i[1li; ] (Ifumuchoi y si no ( fuera poruo hacer ahora l,.rsa difir^íon , ce píos pr<.bur!i .,.ucboq.ielasdAdi> ■as pueden; mas quií/ilüd porqoe [>a se alborotasen los ile c.i.s:> instante le hice pedazos toda ta ruiu arninqiié un ppdaio Ais mu.Oo : builu iiii tante á tenerla de veras mas de ocho cama , fnigicuda para coU sus araos i rnfermedad. Sanó , volñífotra noclie, a la pelea con mi peria, v ¡iu motdcrli todo el coerpo eoino •■ la autútra cardado c manía : nueatrai baUltai eran á I» sonla , iii cualpg salia tiempre TeactdoT , y In urgra parada, v peor coutanUj pero siis ruojoo se TPcian bien en uipalv j NpCmi Kalud, alzói pocoibaii««Bal««do lüa'fladaa del espiaaio : todo ejto, aanqoe AVpñUnM el comer, na pudieron quitar d ladrH. Para la uegra la'tnlo muí esnonia frita von 1 maiM Tf toante» : «ODOcf la n . comer aarasaa i porqoa i qnitn la come hinrh» eJ eatómaf o , y ao asta ilcl «in Ht tras ^i la vida : j parecidodoine ccr imposible guardarme da lai BseeluDsaa de lap indignados eaeinigoa, acorde deponer tierra rn medio, qui- táudomeleí delanli d« loa ojo* : lialleme un din auelto, J sin decir á Diot ¿. bÍdcuuo de caía, ms puse ea la calle , * i meno* de rita pasos ms deparó la anerte alalguacila qne dije al princi- pio de mi biatoria qa« era grande amigo de mi amo Nicolaa *1 rg««, el enal aprnas rae buba liilo, cuando ma .aoB««ió«fke llamó poi ni nombre i también I* ■OatMtl JV , y al llamarme, me llegué li él coa mil anoatauliiadna cereno- nias y canciaa : asiÚRia del caello, y dijo á lo* corcfaetes siiToa : eataaa favoa» perro de avndi . qae fué de un f^ade amigo mió, llciemoile a casa. Holgironie loa corchetes, y dijeran que ai era de a^uda , á todo* seria da proverbo : qui- no era meueitef asirme , qaa Jn me iria , poi 1c conocía. Háacme olvidado decirte que las tancas con pontaa de «ciara qac taqué cuando ne desgarré y ausenté del^KUUo , rae las quitd «t gilBoo en ana «enta , mjb en i >iii á la desdichada v huja Pti que los miran. ÍLT-. Times raion ; j- lias de sali.r que íslc al- indi, llegaba Ja Vendi'ja q,„.d;, in2 ^ 1 Bretón, unto j* EtiDi- (HR noche en >u posáun : dio ei •■■■nui ■ .- JBF o , y apcnai ce habían demadado , cni áo ti .Iguaril, el eacnbano, dolnorchetei, j jo Jinoi :on elloe. AlborotáUMM lO* amantea , e»ferd «I alguanl loa Bre<*er, porqn* ui como JO eoUi en el apoecutJ, llegú-á mía B«- TÍres DD olor d« tociiH) que roe eoosoIú todo > deirabifle con el olfato, y halóte en un» '')• driqíipra de loa foUadoi : digo cjiíe hall^m ella nn pedazo de )amoa Aoioca, y por goiatlej' |mi> derle aacat lio mnor, *íu¡bé luí fulladoii i 1> calla, j allf roe eatrtgai cu el jamón ñ loda m< Tolnntad , j eaando «oItI al aposvnto , halU ^ue el Bretón daba too**, dici.'udo en tenguage adúl- tero j ba&tardo aanqoe «e entcudia , que le noli TÍeien aai calxaa, qo* ellas tenia riantienti eioali de oro in ora i líigíuá el eicribauo • qne la Colíndreí, 6 loa lurcbetes se loa babú' robado ■ el alguacil pantú lo niisniD : Uanól' i parte, m> «onfaad lánguuo, y diéroose al dii blo tolña. Viendo yo lo que pnsaba, vnivi i calla donde había dejado loa follada* , para *i Teiiof , pnea li ni 119 ane aproTerhaha aada dinero, no tos halU, porque ra algún reuluri que paiú , ae loa habia ilciado, Cuuio ti al£;ui vio qoe el Bretón no IcmIb dinero para el re cko . le deieaperaba ,^uen»i'i sai-arde la h' peda de caaa lo que eJB'ron no Iruía : liara J Tino medio den)D«% y como ovó lai t COLOQUIO DE IOS PERROS. 255 II de\ Brrlon, j á la Colindre-s desnuilá ), y á los corchetes dopabilando lo que ID EQ el aposento, no le pfugo mufho : el alguacil qmí ic cubrie» , y se viaiese á la cárcel, porque conteDlia en tu casa es y mugcies de mal vivir. Aquí fué ello : que fué ruando ae aumenlároa las voces, ó la coufuíioD, porque dijo ta huéspeda : ;¡ 1^^^^^^ > toda costar callen la boca, nigo liriiiol.i deslahiatoiia , que hit» roño? Niora Collpdres, v sé que ha n.ucl.o c es su coherlor'd st-Ror a1;;uacil, ístc scfiiir , y quedemos todos por bue >iiíu carta de ejcculoriii , y con á pri i.ti', V ílu daVias de h^rn^s : el aiaii cUivádu d'Tiidc todo el muiidu )•' vru nigo cuinlos que por Dios que i¿ d<:: lo. par - I 'I..S i c)i llüviiit,! á la cátcl. OuejALüs.- ella .-.1 de l..si,„a,.,...-}-Vtir¡ai,.e le Lacia,., lo íu luaiidj aus»!':, y ditudo (au priii- 'ñlh-M ti»™»..™.!. -^^ nienLa esctfti- íios tM)rrfaetei porfioliaa, ^*B ellii] QO htbiui TÍ8ta lo> fblladoi , ni Dioa per- mitiese lo tal. El escribaBapor lo callado uau- tia al alguacil qaa lairaaa Itü' vmtúlocdv ■>..K« efecto lodo emcoii- TuiioD, grito* y jaraaacahM. «La lUiar modo de apaciguarle, ni M apacim* i , si al ioitautc no entrara en el apoaento el Tmiieule de Asistente, que Tiniendo i «altar aqnelk podada, las voces le llcTáion adonde era la pita : preguntó la caa- ea de aquellas Toce* t la lui^speilH ic la díii noy por menudo : dijo qmen era la oluTa CoHndres, que ja estaba Tcatida : pnUicii la publica amis- tad sujia j del algoacif, ocbn en U ralle sos I re tai y modo de robara disculpóse á si misma de que con sa conicntimiealo ¡aiiiai habla en- trada en «a casa anger da mala sospecha : ca- noaiiDia por santa, j á «n warido por un bea- dito, ydiÓTOcei i una noiaq-ue fuese eotrinndo y trújese de nn cofre la ruarla de ejeculona de in mariflo, para qae la rieae el seüor Tenieulc, diriéndole que por ella «cliarí a dever, que mn- (>er de tan honrado marido no podía liscet cosa mala, y que si tenia aqod oCcio d c Dios sabia lu que le pesaba , y asi quisiera ella iii»^ tener algún itidiano para puBar la lida . que I. EIToitiule eufadaJu de L y pan c Ku mucbo hablar, dijo : hermana cíta'tM^ja quiero ^.¿er que vuestro marido tiene ^ífla de bi4alfBÍi| MM. COLOQUIO HE T.nS PEFBOS. . le TOS me conrcieis quo es Jiidalen mi ron laurha honrn , respondió !■ buéspeda , ¡y 'f Mdrk^ h.ny m d laiindo , por bueno q'ie sea , le lio tenga algim dián T direte ! Lo (|ue yo di^o, hénnaiia, el.qile os nihrais , que habéis ! Trnir a la ráirel : la cual aa«Ta dio con ella el cuelo, arañóse *t nutro, alzó el grito; ro eoTí Inito eao el Teniente tlemasiadamente Tero los llevó A todoi á la cárcel : conviene á her al Brelou , á la Colindres , y ü la liuéDpe- I. Deípaei aupa que el Bretón perdió ;'.'sl'iordij cnní. tirios. V Ircai . Mil rl;ino fie tere aE de 1.1 bellaquería dL- V de isrril.aioí. Ci/> ', no es decirlo At- to- i.iy itiorhos t!: es, y amigos lie bar.T, js rlererl.os , ni lodo,* ) NOVELA. rateros como los que andan por los nesoiii (lit'udo las espadas á los extrangeros, r ha iDdolas un pelo mas de la marra y dcstrujen is duefjos : si , que lio todos romo prende: leltan , y son jueces y abogados cu^'do quiereí 'erg. Mas alto picaba mi amo > otro camino er 1 suyo : presnmia desaliente y de hacer prisio les famosas , sustentaba la valentía sin peligr Je su persona , pero á costa de su bolsa : ni dia acometió en la puerta de Jerez él tolo á ati famosos rufianea , sm que yo le pudiese ajodaí en uada , porque llevaba con uu freno de corde impedida la boca ( que asi me traía' de dia , ] de noche me le quitaba ) : quedé maraTÍlladc de ver su atrevimiento , so brio , y sa denuedo así se entraba y salia por las seis espadas de lo rufos, como si fueran varas de mimbre : era co» maravillosa ver la ligereza con que acometía las estocadas que tiraba, los reparos, la cutfnti el ojo alerta porque no le tomasen las espaldi Finalmente él quedó en mi opinión y en la todos cuantos la pendencia miraron y supiéro por un uuevo Kadamonte, habiendo llevadc sus enemigos desde la puerta de Jerez ha los mármoles del colegio de Maesu Rodríf que hay mas de cien pasos : dejólos encerrac y volvió á coger los trofeos de la batalla , fueron tres vainas, y luego se las fué á tnof al Asistente , que si mal no me acuerdo lo entonces el Licenciado Sarmiento de Vallad famoso por la dcstruicion de la Sanceda. I han á mi amo por las calles do pasaba , laudóle con el dedo , como si dijeran : aq el valiente que se atrevió á reñir solo con de los bravos de la Andalucía. En dar Tac la ciudad para déjame jer, se pasó lo qa daba ddl din ; y la mTche nos halló en "»« 267 eft «na e< a; y ha- biendo E . , . ia jácara se dice) el aiguicii. T^ia, se entró en una casa , y yo tras él Hallamos en un patio á todos los jayanes de ;ndencia sin capas , ni espadas , y todos u^ rochados ; y uno que debia de ser «1 huéspru , tenia un gran jarro de vino en la una mano , y en la otra una copa grande de taberna , tal cual colmi^ndola de vino generoso y espumante brindaba á toda la com- pañía : apenas hubieron visto á mi amo, cuando todos se fueron á él con los brazos abiertos , y todos le brindaron , y él hizo la razón á todos , y aun la hiciera á otros tantos , si le fuera algo en ello , por ser de condición afable y amigo de BO enfadar á nadie por pocas cosas. Quererte yo contar ahora lo que allí se trató , la cena que cenaron , las peleas que se contaron , los hurtos que se refirieron , las damas que de su trato se calificaron v las que se reprobaron , las a la lian- zas que los uuos á los otros se dieron, los bravos ausentes que se nombraron, la (^estr^'/a que allí se puso en su puulo, levantáudose cu luilad tic la cena á poner en prática las tretas que .--e les ofreciau, csgiíruiendo con las manos, los voca- l)los tan exquisitos de que usaban ; y finaliixnte el talle de la persona tiel huésped, á quien todos rrspetal)an como á señor y padre , seria me- terme en un laberinto donde no me fuese posi- 3dc salir cuando quisiese. Finalmente vi< di^reutes , y el uno se fue á la justicia , *, ■ mo pa- recía por ana redula lirmada de j la cual hacia presentación. Mandó el Teniente qiie el (al Losada reconociese la cédula , y que ai la reconociese, le sacasen prendas de la can- tidad , ó le pusiesen eu la cárcel : locó bacrr asía diligencia á mi amo v al escribaac ~ amigo : llevúles el ladiou á U pavada del o y al panto reconoció su Srma , y confrió la da . y seFialó por prrnda de la execucion el bailo , el cnal vi>to por mi amo , le crecí ojo , y le marcó por 'uu, si acato le veiHlie>Bl|l Dio el ladrón por pasaJlplos términos de la le/) pidió por una petición que Pedro de Locada í debía tuatiocirnlos reales preí' ' " CDLOQCIO DE LOS PEHROS. nS^ 1 caLello se puso en venta , y m remata cu ■lirutos reales en un tercero qáami ■mo echó allí) liiiilo V nieilio mas de lo qiie dieron por perú cnniü el Lien ile| veuüectur estaba en liievedad lie la venia, á la primern posluta lalú III mercudorfa. CuLirú el un ladrón la da t|iie no le debían, y el otro la cxila . di.ns '|>ieial Tojos tos que , quf , diii i.l era Pi.'.teb D que i LileNier H^Io. Pas •■i» rn i^ei«>ra>iipiao el taCQ ; _v oían cansado las maldades de mi amo, f plir lo qae el señor Asistente me mand discrepar en nada , arremetí con mí prof y sin (]«ic pudiese valerse, di con él en c y si no me le quitaran, yo hiriera á m cuatro vengados : quitáronmt» con mucl dumkre de entrambos* Quisieran los c< castigarme , y aun matarme á palos , i rieran, si el Asistente no les dijera : no 1 nadie, que el perro hizo lo que yo le man tendióse la malicia , y yo sin desped: nadie , por un agujero de la muralla campo , y antes que amaneciese me Mayrena , que ts un lugar que está cuatfi ele Sevilla. Quiso mi buena suerte , qc allí una compañía de soldados , que sega cir se iban á embarcar á Cartagena : en ella cuatro ru6anes de los amigos de i y el atamhor era uno, que habia sido < y gran chocarrero , como lo suelen ser atambores : conociéronme todos , y to hablaron , y asi me preguntaban por n como si les hubiera de responder; pero mas afición me mostró, fué el atambor, ^ tcrftiiué de acomódame con él, si él qoi seguir aquella jomada, tanque mellevaai ó á Fláudes ; porque me parece á mi, y an <)ebe parecer lo mismo, qae puesto qae refrán : quien necio ^j* en. su Tilla j iMci I "''"T'Si r 26 1 ^ GastiÉ ar con di- • versas ^vülcs ) 1 ca discretos. C¿/7. Es eso tan vera 4ac mt aouerdo haber j oído decir á un amo < tuve de bonísimo inge- nio , que al famoso vxnego lUmado Ulises le dieron renombre de prudente , por solo haber andado muchas tierras , y comunicado cou di- versas gentes , y varias naciones ; y asi alabo la y intención que tuviste de irte donde te llevasen. JBerg» Es pues el caso-, que el alambor, por te- ner con que mostrar mas sus chocarrerías, co- menzó á ensefiaprne á bailar al son del atambor, y hacer otras monerías tan agenas de poder aprenderlas otro perro que no fuera yo , como las oirás cuando te las diga : por acabarse el distrito de la comisión se marchaba poco á po- co : no habia comisario que nos limitase : el capitán era mozo, pero muy buen caballero y gran cristiano : el alférez nobabia muchos me- ses que bal)ia dejailo la curte y el tinelo : el sargento era mohatrero, v sagaz, y grautie ar- riero de compañías desde donde se levantan bas- ta el embarcadero : iba la comparn'a llena de rufianes churulleros , los cuales hacían algunas insolencias por los lujiares do pasábamos, 'jtie redundaban en maldecirá quien no lo mercci.i : felicidad del buen príncipe ! ser culpado ile s subditos por la culpa de sus subditos, á cau- que los unos son verdugos de los otros siii ^ ♦'^a del señor, pues aunque quiera y lo pro- •"^'-^ , no puede remediar estos daños, ponou; ^^ "^^^s ó las mas cosas de la guerra traen < on.si- ■^^ spereza , riguridad, y desconveniencia. Kníiu buenos de quince dias, con n)i buen Íeij;« nio 0/2 la diliii;encia que puso el (lue li.iMa «'^- fr/í^ por patrón, supgv saltar por el Ucy *'^ -íc-ia, y a U9 saltar por la maUi tubernerü - 5-, samo, y no naoiamos iiegaao ai aiojai cuando tocando so alambor, andaba po el lugar, pregonando que todas las persoí quisiesen venir á ver las maravillosas gr habilidades d(;l perro sabio, en tal rasa tal hospital las mostraban á ocho ó á maravedís, según era el pueblo grande ó Con estos encarecimientos no quedaba p en todo el lugar , que no me fuese á Ter , guQO babia que no saliese admirado, y ce de haberme visto. Triunfaba mi amo mucha ganancia , y sustentaba seis can como unos Reyes. La codicia y la eofid pertó en los rufianes voluntad de hurtai andaban buscando ocasión para ello , qc del ganar de comer holgando , tiene mucl cionados , y golosos : por esto hay ianfc reros en España , tantos que moestran re tantos que veuden alfíleres y coplas , qae raudal , aunque lo vendiesen todo » do I poderse sustentar un dia ; y con esto los los otros no salen de los bodegones y ts en todo el afio, por do me doy á enteuc de otra parte , que de la de sus oficios corriente de sus borracheras : toda esta g vagamunda, inútil, y sin provecho, e del vino , y gorgojos del pan. Cip» N< Berganza, no volvamos á lo pasado, sigí se va la noche , y no qnenría que al salir quedásemos á la somhtt del silencio. Ser le^ y eschucha. Como sea cota fácil aft» ^ ^a»o cuan bien sal .^.«e» jNapolijMpo f hiÉome unas cnbit guadamací , J Wffi ñlla peqaaAa , que n dó en las e8pii|E|í^ j sobre ella puso ui ÍWiaiía de un li^mbra con una lancilla o sortija, y enseftóme á correr derechament sortija que entre dos palos ponia ; y e e habia de correrla, pregonaba que aquc. rria sortija el perro sabio, y hacia otias y nunca vistas galanterías , las cuales de itiscario como dicen , las hacia, por no nenliroso á mi amo. Llegamos pues por as jomadas contadas á Montilla, villa del > y gran cristiano marques de Priego , se- i la casa de Agnilar , y de Montilla. Alo- á mi amo, porque el lo procuró, en un al : ecbü luego el ordinario bando , y co- la fama se habia adelantado á llevar las ; de las habilidades y gracias del perro sa- n menos de una hora se llenó el patio de Alegróse nbiamo, viendo que la coseciía guilla , y mostróse aquel dia chocarrerü asía. Lo primero en que comeiizaba la ^ra en los saltos que yo daba por un odazo que parecía de cuba : conjurába- las OKiinarias ])reguutas , y «uando t'l lia varilla de mimbre que en la ina);a ra Señal del salto, v cuando la tenia ue me estuviese quedo. El primer cou- dia (memorable entre todos los de mi decirme: ea , Gavilán amigo, salta vfiejo verde que tú conoces , que se et- is barbas, y sino quieres , salta por ' aparato de Doña Pimpinela de Pla- le fué compañera de la moza jialleíza n Valdeastillas. ¿No te cuadra el r»iii- jravilaii ' pues salta por el BachiljtT Paaillas, qoe le firma i,iceiieiano sin IM-Rrí» lio algiiao. O! pejBíoso esl.is; ¡porque nu «alias! pero ya entiendo y alnanio tus inarnilleriaa : ahora aaiU por ei licor de Esquiviaí, rnmoaa ulpsv del de Ciudad real, aso Mallín, j nibadavia.B^M la varilla , - y Mltj yo , y note sas nialii bhMÍI fias. VoItÍów ln«go h1 prieblo , y en *aa píazas le leu'O ensenadas, que por lá mcDoi' dellas volaría un gavilán, quieio decir , que por T*r la meuor se pueden ramin» I treinta tegoai i ube bailar la zarabanda y cba- coua mejor que «n jiiieDlora miamu ; bébese una axumbrfl de TÍno sin dejar gota : entona ud sol, fa, mi, re, tan Men como un eacrislau : todas estaicosaiT otras muchai que me quedan por decir, las irán viendo luenas raercsdea en lo> ' dias que estuiieTe aquí la compiüiai v poraho- i ra dé otro «alto DUíiitro sabio, y luego entran- I moa en lo grueso. Cou esto suípeudió al audi- I toña , qua había llamado senndo , v les encendió ' el deseo de no dejar de ver todo lo que yo f- bia. Volvidse A mi mi unía, y dijo : volved, hij» GaTÍlan , y con gentil a: crd los saltos que habei i devoción de la famosa hecbireca, que dicea is saltos que habéis hecbo ; pero ha que hubo en est« lugar. Apenáis bubodicbo estOt' cuando alzó la voe la bospitalem, que era nM vieja ni parecer da mas de sesenta afioi, dicien- do : bellaco , cliarli tnn , eovaidor , c hijo de po- ta, aquí DO hay hechicera alguna : ci lo deci) por Ib Caiuacha , jn ella pagó su penado , v e^Il doude Dios ae sabe : si lo decis por mi , t.(ioc»r- rcro , ni yo soy, ui he sido beduoera ca mi vi* (la ; y si he tenido fama ile haberlo si<* , mef c«d .-i lus testigos futios, y á la ley d mcij), COt.OQtKll DE LOS PERPOS. y al jaez Briojacliio y mal jnrormado : ya saae loJo ni mutido lu vida que hngo en püuittiiciu , uo Je los bechizDS que no hice, aína ile otras , muchus pecadoB , ú otros que como pcradora he , comelido : asi que , socarrón, tamboiiUro, salid . del hospilati siuo , ponida de mi sanligunda qun os haga salir mas que de paso : y cou eilu ro- t uenzó » dar tantos gritos, y íi decir lanías y tan I atropelladas injurias á mi amo, que le puso en w Cou fusión y sabreíallo : finalmente, no dejn que pasase adelante la fiesbi en niaguii modo, üo Ic. ■pesá ú mi amo del alboroto, porque se quedó cun Ion dineros, y aplazó para oiro día v rti otro liospilal lo que en aquel liahia rallado.' t'i.ú^u la gente inaldiciondo á la vif ja, aúadieiidu al noin- l,re de hechicera el de hruja, V el de burlx^la so- Ijre vieja. Con todo esto nos quedAmos ni .1 lioí- jiitalaqutlla noche , y enrontrándomela vii^ja i'ii ¡ eres lú por ventura, hijo I Alcé la cahrv.M, i nii- i-dla muy despacio : In cual visto por ella , rnn ' lof hrazosal ruello, V si la drjara, ni'c he^ala . i> la hora; pero tuve aseo, y no lo con^cuti. Ci; . Sien hiciste, porque núes regalo, sju ísto que .ihorn te quiíTO contar, te lo Jiaber dicho "1 pniicípio de n.i cui-i «■ícus.lrtimus h> udmiracion, que nos -vernos ron habla; porque has de sabe lo. sabrás mi apo.senlo, y procura que e la pmrta, v siihe que tenjo muclias decirte de tu vida v para lu piovcciio la cabeza en señal de obedecerle, po rita se acatiú de enlerar en que ¡o ei ?i O.GG WOVELA. Montiel que bascaba, según después me 1 Quede atóiii lo y coufuso » esperando la i por ver en lo que paraba aquel misterio di^io de haberme hablado la fieja ; y coi bia oído llamarla de hechicera, esperabí vista y habla grandes cosas. Llegóse enfin to de' verme con ella en su aposento , c oscuro , estrecho y bajo , v solamente cía la débil luz de un caudil de barro, que ci taba : atizóle la vieja ; y sentóse sobre i quilla, y llegóme |nato á sí, y sin hablai bra me volvió á abiazar, y yo volví átcne: ta con que no me besase. Lo primero q dijo, fué : bien esperaba yo en el cielo q tes que estos mis ojos se cerrasen con el sueHo , te habia de ver., hijo mió; ya he visto, venga la muerte, y lléveme desl sada vida : has de saber, hijo, que en es vivió lu mas famosa hechicera que hube muudo , á quien llamaron la Camacha d( tilla : fué tan única en su oGcio que las 1 las Circes, las Medeas, de quien he oidc que están las historias llenas , no la igna ella congelaba las nubes cuando queríi brieudo con ellas la faz del sol ; y cuand antojaba, volvía sereno el mas turbado traía los hombres en uu iustaute de lejas ti remediaba maravillosamente las doncell habían tenido algún descuido en guardar tereza : cabria á las viudas de modo, q honestidad fuesen deshonestas : descass casadas, y casaba las que ella quería : por C bre tenia rosas frescas en su jardín, y poi segaba tri^o : esto de hacer nacer berros artesa , era lo menos que ella hacia , dí cer ver en un espejo, ó en la uQa de una ru los vivos, ó los muertos que le pedí i. crlstan seis aRoB t^ .v real v verda- ,. deraiDBUte, Eo que yu i i;ii lie {fudido alcanzar I como ae haga ¡ porque éu qaé le dice de acgiie- [ lias anliguas magas, que coDiertian á loshombrcs t en bestias, dicen los que mas saben que do era y manera á que las quisiesen bien, v los sujetaban r de suerte sirviéndose dullas on toáo cuaulo que- [ riiB, que parecían bestias.- pero en li, bijo mió. [ la eipeiieuciu me muestra lo coDlrariü , q'.e íc I do perro , si ja no es que esto se haee ron aque- lla ciencin , que li»man tropelía, que liare pare- cer una cosa por otra. Sea lo que fuere, li) que me pesa es que yo, ni lu madre que fuimos disci- pubs d.^ Ni bi^cua Camacba , nunca lleg^imo» ,-> saber tanto como etla , v lio por falla de inge- nii., ni de habilidad , ni de ánimo , qu>^ antes nos ^ sobraba que faltaba, sino por sobra de su mali- cia, que nunca quiso enseñarnos las cosas mayo- res, porque las resTVaba para elb. Tu madre , hijo, sellamúla Itlcntieta, que después dt> la Camacba, fue famosa; jo me llamo la Car.iía- J^-^ tan bue°nos "deseos co"^" collquir'ra "ildhs° ■ .^^^ ^rdad es , que al ánimo que lu madre tenia de \^«cí-i entrar en un cerco, y enrerrarie cu ¿1 - oa una legión de demonios, no le liari;i vrn- ■■«/«. la misma Camaclia ! ,o fui siempre algo *'« - Irosilla . con conjurar media leptou me con- '"'* *abB; pero cou pal sea dirbo d« ei.tn^nib»,, *- eslo dt! conlicionar t»s imlurns ron que lan *^* ¡iií nos untamos . i ningiiua de las dos dirruí *-*- l^i a, ni la daré á cuantas boy siguru y guar- dao nncktrai reglu : que im< de «r, como yo he tuIo y tco qae Id iida «obre las ligeraa alaa del tiempo . querida dejar todo* Ist.riráoi de ÍM cD que citaba eogolfada machos anos había, j solo me h« quedado con la cuiio&idad de sti bruja , qae «■ un vicio dificii! tosí simo de dej«r i tu madre hilo lo minia, de niucTios vicio* t« apartó, machM bocDU obras biio cu uta *idai pero al fin m¡uri¿ braM,-;t no murió de eefn- medad algMoñj tiBO & delbr de que sopo que h Garnacha M' «tieitra, da~ cuiidia que le tan porque le le iU aufciaado i las barloa en sabv tanto como ella, ópM-otm peudenzuetadeadM que UDQca pode arerínar , citando tu madr* pregada, ^flegindoeela kora del parto, fu¿ M comadre laCamacha , la cnal recibió en tus m» noi lo que tn madre parió , y mostróle qse fas- bia parido doi perrito* ; T asi como \r- -■- ^' t' I ! aquí hay maldad, ■qmlia)' bellaqoe ermana Honliela , tu amiga soy , yo este parto, j atiende tú i eitar sana , y hai ciltd ta que esta la desgracia queda sepultada en i mismo ailencio, no te d* pena algnoa et so , que ya sabes td ^e put-do yo saber i et COQ Rodriguei al gaupaa . tu amigo, qae no traías con otrO¡ Seí ¡[ae este perrin parto de otra parte Tiene, y alj^un misterio COI tiene. Admirada* qnedamoa tu madre, y yo qni ne hallí presenta i lodo, del exlraüo Camacha se fai j se UcTÓltis racbori quedé con to madre para atiMir A su regsli cual no podia creer loqnetahabia sucedido. Lleí 1 gósi^ el 6n de la Garnacha 7- eílando en la lilti- I lua hora de sn TÍda lla^ tu madre y le dija I Fomo ella había eon*i a á — >-:;•- ,^ pe**'1 ros por cierto enojo qoe con ell» fotlesr^ itt ser , adcí mem podía primero que exios ¡i . m. ujua viesen i guien te : Volverán en &u forma yerdadera. Cuando vieren con presta diligencia Derribar los soberbios levantados, Y alzar á los humildes abatidos Cou poderosa mano para hacerlo. sto dijo la Garnacha á tu madre al tiempo de inerte como ya te he dicho : tomólo tu ma- por escrito y de memoria , y yo lo fije en la para si sucediese tiempo de poderlo decir á no de vosotros; y para poder conoceros, á >s los perros que veo de tu color, los llamo el nombre de tu madre no por pensar que perros han de sAber el nombre, sino por ver :spondian á ser llamados tari diferentemente 0 se llaman los otros perros , y esta tarde lo le vi li-tcer tantas cotias, v que te llaman erro sabio , también romo alzaste la rabera irariiie cuando te llamé en el corral, he erei- (jiie tu eres hijo de la Montiela , á quien grandísimo gusto doy noticia de tus succ- V del modo con que has de cobrar tu forma lera , el cual modo quisiera \o que fuera tan 1 como el que se dice de Apulejo en el As- le oro , que consistia en solo comer una ro- '-'ero este tuvo va fundado en acciones age- y no en tu diligencia. Lo que has de hacer, es encomendarte á Dios allá en tu corazón , pera que estas, que no quiero llamarla? ícías sino adivinanzas, han de suceder pres- pró^pcramcnle: que pues la bueua de la Ca- ja las dijo, sucederán fain duda alguna, y li'i /í crmanu, si »s yivo, Oa veréis como íU- V 3 -r.yU no VELA. seáis : délo que á mí me pesa, es que ceica de mi acabamiento, que no tei de vello : muchas veces he querido pi' mí cabrón que fin tendrá vuestro sucí no me he atrevido , porque DUDca á preguntamos responde ¿ derechas , sin zones tórridas y de muchos sentidos : este nuestro amo y señor no hay qui talle nada; porque cou ana verdad m mentiras , y á lo que he colegido de su. tas, él no sabe nada de lo por venir c te, sino por conjetaras : con todo este tan engañadas á ]as que somos brujas liaremos mil burlas , no le podemos c jnos á verle muy lejos de aquí á un gri donde nos juntamos infinidad de gente, brujas , y allí nos da de comer desabrí y pasan otras cosas , que en verdad y y en mi ánima , que nome atravo ¿ con gun son sucias y asquerosas , y no qai der tus castas orejas : hay opinión que ¿ estos convites sino con la fantasía, i nos representa el demonio Ihs imágene, aquellas cosas, que después contamos han sucedido : otros dicen que no , Teidaderam^nte vamos en cuerpo y en entrambas opiniones tengo para mí que daderas, pucAto que nosotras no sabei do vamos de una ó de otra manera ; po lo que nos pasa en la fantasía , es tan mente , que no hay diferenciarlo de ci mos real v verdaderamente : algunas ex] desto han hecho los señores Inquisidor gimas de nosotras que han tenido presas . que han hallado ser verdad lo que digo \o . hijo, apartaime deste pecado « y be hecho mis diligencias : heme aco| garles ios Teítiiloa: r > poco y eo piíblif o, mur- hipócrita , que coa ser pecadora declarailn : tas horranJo en la memoria de los que me conoceii, iaa maias obras pasadas. Ea efecto la íaulidad Sugida uo bace daüo á ainguii tercero, sino al que la usa. Mira, hijo Moutiel, est« conseja te doy iu« seas bueno ea todo cuanto pudieres , y si has do aer malo , procura no parecerlo ea todo CUBDto pudieres: bruja aoy, no te lo niega, hruja y hechicera foé lu madre, qoe tampoco le lo pueda negar ; pero las bueuas apariencias de las doi podían acredilamoa en todo el mundo : Ireí diaa antes que muriese habíamos eitado las dos ¡nuil valle d-' los montea Pirineos en una grao girii; y con todo eso cuai.do muHü fué con tal sosie- go y reposo , que si no fueron algunos -visages . que bizo un cuarto de bi>ra aulesque rindiese el ■Aiaa, no parecía sino que rstaba en aquella ca- ma como en uu tálamo de Dores: llevaba atra- vesados en el eorazon sus dos hijos, y nunr;i quiso aun en el articulode la muerte perdonar ál» Camarha : tal era ella de entera y firme eu fus cosas : JO le cerré los ojos , y fui con ella hasta la sepultura : allí la dejé par;i na verla !»'>.■ , auni^oc no tengo perdida la eipetania de veila , antes que muerd; porque se ha dicho por el lu^ni l (ue la han visto algunas personas andar por lo^ : imentcrios , y encrucijadas en diferentes tjgiiias, ' qui/.ÉÍ alguna Yti la toparé vo , y le pre^uiilan' y «nauda que haga alguna cusa cu di'íc.ir¡>o de ' ^roncienria. Cada cosa deltas, que la vieja me ?;OVELá. 1 en alabanza de la que decía ser mi niadrev jna lanzada que me atravesaba el coraxon , li.sicra arremeter á ella , y Iiacerla pedazos e los dientes; v si lo dejé de hacer, fué que uo le lomase ia muerte en tal mal estado, ai mente me dijo que aquella noclie pensaba ¿arse para ir á uno de sus usados convites, y e cuando allá estuviese , pensaba preguntar á dueño algo de lo que estaba por sucederme. uisiérale yo preguntar, 2 que unturas eranaqne- as que decia \ y parece que me leyó el deseo , ues respondió á mi intención como si se lo lio- liera preguntado , pues dijo : este ungüento con {ue las brujas nos untamos, es compuesto de ugos de yerbas en todo extremo fríos, y no es como dice el vulgo, hecho con la sangre de ios niños que ahogamos. Aquí pudieras también pre- guutarme , i que gusto ó provecho saca el demo- nio de hacernos matar las criaturas tieruaS| paes sabe que estando bdulizadas, como inocentes y bin pecado se van al ciclo, y él recibe pena par- ticular con cada alma ciistiana que se le escapa 7 .'I lo que no te sabré responder otra cosa , siuo lo que dice el refian : que tal hay que se quiebra dos ojos, porque su enemigo se quiebre uno; 3 ))or la pesadumbre que da á sus padres, matan doles los hijos , que es la mayor que se pued imaginar; y lo que mas le importa, es hacer qr nosotras cometamos á cada paso tan cruel y pe verso pecado : y todo esto lo permite Dios p nuestros pecados, que sin su permisión vo visto por experiencia que no puede ofender diablo á una hormiga; y es tan Terdad es' que rogándole yo una vez que destruyese viña de uu mi enemigo, me respondió qu( aun tocará una hoja della no podia, porque 7 10 quería ; por lo cual podrás yenir á ente coi J indo seas icias 5 TÍénen j ciii- les y á lus puwmws iv^^unDas i naufragios , las caí : . iodos los ma- que Uaman de dafiu, vicucu de la mano del ísimo, Y de su voluntad permi tente : y los ios y males , que llaman de culpa , vienen y causan por nosotros mismos. Dios es imppca- , de do se infiere que nosotros somos autores pecado, formándole en la intención , en la abra, y en la obra : todo pernaí^ttiéndolo Dios nuestros pecados como ya he dicho. Dirás ahora , hijo , si es que acaso me entiendes , ; quien me hizo á mí teóloga? y aun quizá re ti : cuerpo de tal con la puta vieja , ¿ por- ! no deja de ser bruja , pues sabe tanto ; y se Ive á Dios f pues sabe que está mas pronto á donar pecados, que á permitirlos! A esto le poiido como si me los prcf^untaras , que la lumbre del vicio se vuelve en naturaleza , y 3 de ser brujas , se convierte en sangre y ue, v en medio de su ardor, que es niuclio, 3 un frió que pone en el alma, tal que la resfíia ntorpece aun vu la l'e , de donde ua.ce un ol- o de sí misma, y ni se acuerda de los teme- rón c[uc Dios le amenaza , ni de la gloria con la convida , y en efecto como es pecado de ne v de deleites, es fuerza que araortigiie to- los sentidos, y los embelese, y absorte, dejarles usar sus oficios como deben , y asi dando el alma inútil, floja, y desniazala(ia , puede levantar la consideración siquiera á er algiin buen pensamiento; y asi dejándose \i sumida en la profunda sima de su mi- a , DO quiere alzar la mano á la de Dios , se la eslá dando por sola su n)isericordia , ■\ nue i,c levante ; yo tengo una dcstas almas seré mal*. I «74 . ,. que te h« pÍBUd» , luas lo tieudo i y comü eldilnile nn llo9 á la voluntad , «iiripre h Perodejemoi «lt«, J «oiTamog á lo'de li raí, y digo que Mn tan Trias, que nos privas de todoa W «ealidM ro unl^mifiiDoa ron cllai , y quídaiDoa tcnditUa jr desnudas en Hj- tro ducfio KM «apara , y alli cubramos naeilii primeraforna ( y pnamm de loa deUilca, q«a le dejo da decir por «cr lalet. que la memona u «icaudaliaa «i aeoidaríe deilos, y «íi la lengua haye 4e COnUTloaí j roa lodo eílo so_t braja, y cubro con la capa de la Lipocirsia todaí mil muchas fallaa i Terdad es ■ que ei algunog Da aatiman y bonran por hiienu , no failaii Diuebil(_ 3ae me dicen, no doa dedos del oido, el nomí r las fiestai, qaa ea el que nos imprimió . luría de un ¡lua coléríeo, que en loa lieiapt paiadoi tuTo qua ver conmigo y c depoaitatido tn irm an las manos de un vcning que pomo «atar aobornado usó de toda an pico potestad j rigor con nueelras espaldas; per eato jH paaó, y todas las rosas se pasan, lalc memoriaa se acaban , Ids vidas no vuelvea , lal lenguas le ran>aB,loa sucesos hiii'tos hacen o1*Í>J dar los pasadua, boapitalera >i doj de mi proceder, buenos ralos me dan n unturas, no aojr tan vieja, qup no pueda <' ou ano, puaito que trn^u sf.teuta y cinco ya que DO puedo ayunar por la rdad, ni r por los vagaidot, ui andar rome-'~- ror la jalada mis^arDBt, ni dar rqoc i^p pnmetúi asi i|iw siilppM róis pcnsí tos han dé ser mi^ : ooatg¿qdo esto, se qi es bueno y misericordioso, y que él sal e ha de ser de mi, y basta, y quédese aqi plática , que verdaderamente me entristece hi¡o, y verásme untar, que todos los du on pan sou buenos : el buen dia meterle c , pues mientras se rié, no se llora : quiei ', que aunque los gustos que nos da el di o son aparentes y falsos, todavia uo5 pan ustos , y el deleite mucho mayor es imag , que gozado, aunque en los verdaden »s debe de ser al contrario. Levantóse en d lo está larga arenga , y tomando el candil itró en otro aposentillo mas estrecho : s , combatido de mil varios pensamientos, rado délo que habia oído, y de lo que e )a ver. Colgó la Cañizares el candil de i, y con mucha priesa se desnudó hasta sa , y sacando de un rincón una olla vidria( ó en ella la mano, y murmurando entre dic se untó desde los pies á la cabeza que ten Dca : antes que se acabase de untar ii.e dije 3ra se quedase su cuerpo en aquel apoáeu entido, ora desapareciese del, que no me e ase, ni dejase de aguardar allí hasta la ni. , porque sabría las nuevas de lo que n aba Dor oasar hasta ser hombre. Díielt; b fie todos íOÉ Be*... y quedamos tendida nj oc eutoncos dicen que en la i^utasfa pi aquello que nos parece pasar ▼eraatac»nini< Otras veres acabadas de untar, á nuestro f cer mudamos forma , y convertidas en gal lechuzas ó cuervos, vamos al lugar donde o tro duefío nos espera , y allí cubramos nu( primera forma , y gozamos de los deleites, te dejo de decir por ser tales, que la roemor escaudaliía en acordarse dellos, y asila leí huye de contarlos; y con todo esto soy b y ''obro con la capa de la hipocresía t€>dai muchas faltas : Terdad es, que si algonoi estiman v honran por buena , no faltan mw que me ^iceu, no dos dedos del oido, el non de las fíestas , que es el qae nos imprímíi! furia de un juez colérico , qne en los tíen pasados tuvo que ver conmigo y coa to na depositando su ira en las manos de un Tcrd que por no estar sobornado usó de toda an p potestad y rigor con nuestras espaldaí i esto ya. pasó, y todas las cosas se parao memorias se acaban , las vidas no tucItod lenguas se cansan, los sucesos nuevos hacev dar los pasados, hospitalera soy, bnenai nv doy de mi proceder , buenos ratos flia ót unturas, no soy tan vieja, que no pacdr un año , puesto que tengo setenta y cv va que no puedo ayunar por* la edad« i -"xruidos, ni andar romerías p€ " ibaliá» den "'^ ■ qued»"- - , ejor supiere. Ella era larga da mti » .rb es , toda era notornia de huesos, cubii toaa la piel negra , vellosa y curtida , con la ban a que era de badana ; se cubria l.is partes dei onestas , y aun le colgaba basta la mitad d os muslos : las tetas semejaban dos vejigas d Mca secas y arrugadas, denegridos los labioi craspillados los dientes , la nariz corva y eati blada, desencajados los ojos y la cabeza ^ign nada, las mejillas chupadas, angosta *la gai ganta, y los pechos sumidos : finalmente Um era flaca y endemoniada. Púseme despacio á mi rarla , y á priesa comenzó á apoderase da ■ el miedo , consid<'rando la mala visión de i cuerpo y la peor ocupación de sa alma : morderla por ver si volvia en si , y no parte en toda ella, que el asco no me lo eal base; pero con todo eso la así de un carcaHo y la saqué arrastrando al patio ; mas ni po esto dio muestras de tener sentido. Allí con m rar el cielo y verme en parte ancha y ae n quitó el temor, á lo menos se templó de maBflf que tuve ánimo de esperar á ver en lo qae p raba la ida y vuelta de aquella mala hembr y lo que me contaba de mis sucesos. En esto preguntaba yo á mí mismo , ¿ quien hiftO á i mala vieja tan discreta y tan mala? de do sabe ella cuales son males de daflo , y coaleí culpa ? como entiende y habla tanto de Dio obra tanto del diablo? como peca tan de malí no excusándose ron ignorancia? £n eataa sideraciones se pasó la noche , y se Tino c que nos halló á los dos en mitad del pi ella no vuelta en si, y á mi jnnto á ella e clillas, atento mirando su espantosa j fea dura. Acudió la gente del hospital, y Tiendo letablo , uno< dcciaa : ya la benoitft Caf COLOQUIO DE los PERROS. 277 lUKrtB , mirad cusa deaÜgurnda y fiara la a li )ii;niti^iicia : oíros mas coasiiletadas le ¿rou el p.ilto , Y íiéron qae fe tenia, y qnL- ■ta muítU , pur do se liiéroa á eutender t|ue bu en éxiatií y arrobada de puro buena : a tn asas , y eu coan Ionios pnnlu! dijo u« á li te deben picecer ptofecíag , palabras de conat-jas ó ruentoa do I .-iqoellcí del iiiballo mu ral.eza , a su forma verdadera , n con prtsta dülüencii soheibioj levantados, perdemos pequeños y escpgidos « «... alrauzar por grandes y levantados & ronsisticra volver nosotros á la forn va lo liemoá visto y lo vemos á caí do me doy á entender que no en el górico , sino en el literal se han < versos de la Camaclia ; ni tampoco siste nuestro remedio , pues muclias visto lo que dicen , y nos estamos como ves : asi que la Camacha f falsa , y la Cañizares embustera , 3 tonta y maliciosa , y bellaca • co dicho , si acaso es nuestra madre d ó tuya , que yo no la quiero ten Digo pues f que el verdadero senti de bolos , donde con presta dilig los que están en pie , y vuelven dos , Y esto por la mano de qui rer. Mirn pues, si en el discurso habremos vi.sto jugar á los bolos, por esto haber vur^lto á ser ho lo somos. Berg. Digo que tien atérmano y y que eres mas discí -J «» M -^^ ^IVaa. tf« !•«««« .«■ « ^h A» «« COLOQUIO DG Los FEBROS. s de mi vida. Berg. La qiio tute cub loa 3 , fué considetar en uqucl tiempo cun a iDdlicia^, sus cnib>ini mi eitaDas gitanos desilp el puato Cnsi qnc B^cn dn latilUt, y saben nadar : ¡ves la multitud 7 di^llas esparcida por Eepuüd I pues IoiIoü loceii , y tienen noticiu los utios de las y trasiegan v trasponeo los hurtos dcslus leltos . y Jos "de aquelloi en estos : dan U ncia , mejor que á so Rey , á imo que llj- :oDde , el cual y lodos loe que dé) sacr- tieuen al lobreaombre de iHuldonado , y que Tcni-an del apellida de.^^tc noMe ]¡u.'i^l>, orque un pogc de un caliallera desle uoia- Fiiarnoró de una gitana , la cual no le conredcr su amor, si no se bacia gitano peusamientofl imaginar como han de engal donde hau de hurtar : con6eren sus hurtoi modo que tuvieron en hacerlos; y asiun día uu gitano delaute de mi á otros un engaño } que un dia había hecho á un labrador : y fu el gitano tenia un asno rabón, y en el pcd< la cola que tenia sin cerdas, le ingirió otra p que parecía ser suya natural : sacóle al me comprósele un labrador por diez ducados habiéndosele vendido y cobrado el dínerOi que sí quería comprarle otro asno herma mismo, y tan bueno como el que llevaba, le vendería por mas buen precio. Reapond labrador que fuese por él , y le trajese , qa le compraría , y que en tanto que voWieM varia el comprado á su posada. Fúeae el dor, siguióle el gitano , y sea como fea , taño tuvo mafia de hurtar al labrador el que le había vendido , y al misma insta quitó la cola postiza, y quedó eooTla Bw habi C0T.nQT?IO DE I,O.S PF.nllOS. 5,8Í , y trajo á los que habían robrado la ' ía vnuclido al Ubcaáur un aaoo roa luy larga , y mu; diferente del aauo A todo »ta se halló yre- S.Otr illab imuchoghur B pagar 6 loB maa de beití;^, Job, y rn to quí ma* le eicTcitau. fiual- ella r.s mnla genle , j aunque mucbos y ruJcDleí jueces haa salido rontra ellos , sitaron llevar á Murria : pasé prii Gr»iiii- Jtad, y yo q ue no me -lu i.ibcé de decir algo, y a. I 284 NOVELA, ncral lo que yo tí , y noté en particular dcsla Jjucna gente. Por luaravilla se hallará catre tan- tos uno que crea derechamente en la sagrada ley cristiana :-todo su intento es acuñar y guar^ dar dinero acuñado, y para conseguirle trabajan, y no comen : en entrando el real en su poder, como no sea sencillo, le condenan á cárcel per- petua y á escuridad eterna : de modo que gananfio siempre, y gastando nunca, llegan y amontonan la mayor cantidad de dinero, que hay en España: ellos son su hucha, su polilla , sus picazas , j sus comadrejas : todo lo llegan , todo lo esconden , y todo lo tragan : considérese que ellos son mo- chos , y que cada dia ganan, y esconden poco ó mucho, y que una calentura lenta acaba la TÍdaí como la Aq un tabardillo , y como Tan crecien- do , se van aumentando los escondedores , qaa crecen y han de crecer en infinito, como la experiencia lo muestra los : entre el no hay cas- tidad , ni entran en Religión ellos , ni ellas t todos se casan, todos multiplican, porqne el yivír sobriamente aumenta las causas de la gene- ración : no ios consume la guerra , ni ejercicio que demasiadamente los trabaje : róbannos á pie quedo, y con los frutos de nuestras heredaaea que nos rerenden , se hacen ricos t uo tienen j^ criados , porque todos lo son de sí miamos : no gastan con sus hijos en los estudios , porque sn ciencia uo es otra que la del robamos : de los •doce hijos de Jacob que be oido decir que en- traron en Egipto , cuando los sacó Moisés de aquel cautiycrio , salieron seiscientos mil Taro- nes sin niños y mugeres : de aqoi se podrá in- ferir loque multiplicarán las destos, que sin com- paración son en mayor número. Cip- Buscado se ha remedio para todos los daños que has apuntado y bosquejado en sombra , que bien s^ COLOQUIO DE I.OS PEHBOS- r on mas j mayores lo» que callan , que iUEDtai , y baatu ibora do de ha dado < c convirnci peio leladores piudcntlsii nucítra Rppiíblica , que coosidetaudo I rnorisciis , ajiidados de Dia< Iiallarfi daño rietta , . Comí lo.on lodos loi r daao c asía , lufilentáha- I pan de mijo , y roa i >1e". [ia« sobras dx nan laalcDlo suyo 1 pt To Eila müe- 'a/ud ó á llevar el cieíp por go modo tan mo el quí > ahora o Cada ma&u- lam» (= «OH el ■Iba aiD anee íb seulado al no parecíase parda y luadida : ocup.'ibaiL- ^(riliir en un cartapacio , y du cuando cu dü se daba palmadas en la frente , y se mur- ida jí iscríl liciido a priesa en su rartapfi d^ba m ucslras de ¡¡r.m cnnlrnl ).. : todo 1 itciidcv que el des. dieh»do .:. . : hícci emi, í ncosli umbradas ca ricias , |><> iraile de '■ y. ta scgi iridad proiij . íirrobos . voTvcr ido. Eslaado en eslc > cnltú en la huerta olt mero. Sale su Santiriaa uc> « ^^ tiíical con doce Cardenales , todos Yesuuw. . iroraiio , porque cuando sucedió el caso qi cuenta la historia de mi comedia , era tiem] de tnutntlo caparuui , en cl cual los Cardenal iiu se visten de rojo , siuo de morado ; y asi < todas maneras conviene para guardar la propi dad, que estos mis Cardenales salgan de mor do ; Y este es un punto que hace mucho al cai para la comedia, y ú buen seguro no dieran en i Y asi hacen á cada paso rail impertinencias disparates : yo no he podido errar en estOi po que he leido todo cl Ceremonial Romano p* solo acertar en estos vestidos, i Pues de doni queréis vos , replicó el otro , que tenga mi ant vestidos morados para doce Cardenales I Paes me quita uuo tan solo, respondió el poeta , > le dars yo mi comedia , como volar ; j caer de tal , esta apariencia tan grandiosa se ha perder I imaginad vos desde aquí lo que paree en un teatro un Sumo Pontífice con doce grc Cardenales, y con otros ministros de aconr ñamiento que forzosamente han de traer ce go : ¡ vive el cielo, que sea uno de los may y mas altos espectáculos , que se haya YÍst comedia , aunque sea la del Ramillete de I ja ! Aquí acabé de entender qae el nno era p y el otro comediante. £1 comediante acons poeta , que cercenase algo de los Cardei si no queria imposibilitar al aotor el ha cm.fiQnio DE i.os vEnnos, comedia. A lo que di)o el poda, que le agrad cíesvu qae do habia pueiito todo el coui^Ui que ae halló junta al acto memoraljle , que pr tendía traer á la memoria de las genleí ea felicii la. Itiú tudiar UE de Lber eí«ilo ledia o^e-ra. £1 paet despoes Blgunai copl. TOBBaifie, a comedia , coo n lucLo «,weg^ y esy cío .»eó deU fallríqoer»a IguDoi nendi ■ugr,B . pan. y □bra de leíale pa«u, que i mí paiec eatieada < que u 1m coatí , , y M«c«Uiv eudu. ■i eran t autsa , porque ¡DDUmeutc coa elU. ). dan huí to certas mjflj»' d^ f-U , qtií 1 paña bao ; soplo y apart-. 1.» ...íl^.j»., uaa se i com.o la. pa«t , .' lo. p.lili-.. / (■-":*■ no le »i a^i.d^>>d<,Uc mendrugoi , que itoradot .;<,ii U 1.-,.. faltríque de coDd: iciou, que *i.i,'j.,. terlüs , paseáud'.l'jt ).vi i- Oíui p'«il-)E U,'/.. lodo lo a;',\'-,, 4i-.',,<: "",_'■";'■"';■;; J"''':;' o , que detemi* „_ . , me en la ciailsil'' II buscar veotura , que la baila el que te inadaa^ Al eiilrBr de la ciudad vi que salía del famn-j] to monasterio de Sao Gcróvimo mi povl« , quB~ •-□mo me viú , ee vino A mi con los bracos abieix regocijo por haberte Uslkdu ; luego al ilutan- te comeiizú á deiembaulnr pedüzoi de pan laat t¡Rrno9 de los que aolia Uetar á la hu<^rta , y i- entregarlos A mis dienUe , sin repasarlos por ioi tuyos ; merced , que coD uuero guilQ »•• tiaüio mí hambre. Los tiernos mendrugos , f el haber vi&lo salir i mí poeta del monasterio di* r.ho , me pusieron uD suipi^cha de que tenia Us lunsas TergoQiantei, cuao oíros muchos las tit> neo. Eiioaiiiinóse á la ciudad, y yo le segui con deteimiuacioik de tenerle por amo, aiel q»iiiei(, imaginaado que de las aobros de sii oaiUllo K podia mantener raitenl, porquena bay mayor b|' mejor bolh,-!, que la caridad cuyas liberiileí U»^ nos jaoiBE estuo pobres ; y asi no estoy bieo C^ aquel lefran , que dice : mas da el duro quc N desnudo; como si el duro y araro diese algo, romo lo da el liberal desnudo, que en efecto áa el buen deseo, cnando mas a<¡ tiene. De IhHV» en lance paramos en la cusa de un autor de e.n- cuei^o "■ llamaba An- aii'Ifl de otro Aagiilo, uo antor siuD representante, el mai gracioso, que entonces tuTiéron y ahora tieiten las come- I días. Juntúie toda la compañía f¡ oiría comedía !' do mí amo, que ya por tal le tenia; y á la mi- tad de la jorn.ida primera, uno i nuo , y dúa i das se íaétoa saliendo todos, etcepto el autor y JO que servíamos de oyentes. La comedia eratal, I^Huí: con ser yo un asno eu esto de la poesía, me 1 COLOQUIO DE LOS PERBOS. ^09 :ció qae la había compuesto el miinio Sala- paifl total ruina j perdición del mismo poe- qae ^a iba tragando salive , viendo la sole- tan que el auditorio le había dejado, y no mucho , sí el alma présnga le decía allá den- la drsgrania que te estaba amenazando, que volver todo» Idb recitantes que pasaban de e , y BÍn Lablar palabra nMérou de mi poeta , i no Tuera porque la aularídad del autor llmB ruegos V voces se puso de por medio, sin da- le mantearan. Quedé jo del caso pasmado, lutor desabrido, los farsantes alegres, y el ta niohiao , el cual con mocha paciencia, que algo torcido el rostro, tomó su comedia, echarlas mucho sosiego y ac.-y( 'queZ': >reve, lo habré ha de haher o i «u iigutaa uugiuasy y ru utrAiexiaa uc iiri.iui;iui de transformación. Cip. fiien se me trasluc Berganza, el largo campo que se te descub para dilatar tu plática , y soy de parecer que dejes para cuento particular, y para sosiego sobresaltado. Ber^. Sea asi , y escucha. Con i compañía llegué ácsta ciudad de VaUadoIid,d( de en un entremés me dieron una herida qae llegó casi al fia de la vida , no pude vengan por estar enfrenado entonces, y después á san] fria no quise, que la venganza pensada argu crueldad y mal ánimo : cansóme aqael exei cío no por ser trabajo, sino porqae veía en co.sas que juntamente pedian enmienda Ji ci ligo, y como á mí estaba mas el sentirlo, c el remediarlo , acordé de no veilo, y asi i acogí á sagrado , como hacen aquellos que de los vicios cuando no pueden ejercitarloSf auní mas vale tarde qae nunca. Digo pues, que vii dote una noche llevar la lantema con el bi cristiano Mahudes, te consideré contento, y j ; '"■■'i»f„'L",»"' ™. . ° ' "• Ct ' ' '""«■Ja V„ "'"'^'•d'. vn ^"^ tif ni ^ ' ■ .«.. 1; '""fe. , "'""'■ •""., ' '"" í COLOQUIO DE LOS rr^F.RO?. agS loMr clinoale cpie acal>é de tajar coa el canto mi trabajo i cuestas, cono oiro ducio Silifu. f Había Liista este ponto guardado silencio el arbi- trislH, V aquí \¡: rompió, dicirodo : cuatro cjuejí)- aoe, lales que lo puedi-n ser del gran Tuico, li,-> juDtado ta este liuspital lá pobreta , y rtniego yo de oficioí rejerciciosque ni eutretieuenui dande hedndo lisuM a gesta dea direreLlesli'emí posmi icb¿a y dir.^r. íOtesa rbilrio», todos e 1> provee! sJRdanodelri' ÍDO,yaho. obechou. orial donde 1 e suplí coras sen ale pe nana conquián ro- muniqu iue.o arb^ .Irioq. ue tengo, tal qi ip ha de ser 1 la total ;ioild t suaerai! leños: pero por lo que K •e ha tac cdido co» los' loríale a , enlieiido iiii tamhien ba d< ! pa- i porq redes tengan por mente cale 1, aan^i» arbi- trio qil. ^de ii Je 1.1 diclia edad, fuera de los enfermos, mi -/V_-iüs ó mas mucbachos, yningiino deslos .l.-ji.i '■^ id:< di [Doule, Jigo en esiliú julos ila noiulireí íiistauLivoi, sin udmitir TCtbo ulguno. '" A mi, respuDilió el alipiniists, poca se me en- ticodc (le püe.ijai j aii u.0 labié ponir en tu puD- to Id desgracia de que \uesa merced se (¡ueja ; pursto que anDciue fuera nin^or, no «r i^alaba B U III ia, que OH que por faltarme inatrumenla , ó uu principe que me apaye , y medí i Inins- no los reqiitsitaE que la Cicucia de la nlquimia i pide, QO estoy ahora maníndo en oro, T cou mas h riquetas.que'losMldai.qijeltuCraso's, - r..- so<. j Ha hecho voeia merced . dijo i ettB (izou e) \ SBcur platadfl otros metalfit Yo, re^paudió el al- quimista , DO la he sacado haata ahora; peta realuieutc sé que te asea, y i mi na me f>IU« doi mcíeipara acabar la piedra ttlosofnl, roDqufr >e puede bncer plata y oíO de Ina miini as piedras. fiieo liBU eiagrrado vueía* nmcedea aus deagra-í rifls dijo A e , ^uu e. OH ao^ queuo tiene docle arrimarse 1 veinte y dos anos h.< que oudo trul hallar el punto fijo.'? aqni lo dcjn , V alli lo tomo, y pareqi¿ndome qne T» 1» he halíado, y quono 9e me puede eicaparennia- euua manera , cuando no me esto, mrliBllo tan a del c : Ifttr :ulo, ^ r he lie. le lie hallada que no sé, nt puedo pcnaat I la tengo ya en la faldiiquem i j asi et 1 aempjante á las de Tiintalo , que eitá 'I fruto , y mnere de liurabre, y prupín- ' ' ' ; por momenloa ■ alio t a de la crdad , I le)oa de ella, que vuelvo ■ rcOtoQDio DE i,os rrnno?. 595 _-V iuMt eliBoute qav «r'bé d> bajar con el ranto l^ie mitubajo á cuestas, cono otro nueto Siiifu. la esle punto guirdado silpnrio el arbi- IrUU, V BC|iii le rompió, dicirndu: cuHtro qucfU- toe, ulis quo lo pucdrn ser del grnn Turca, lid juDlailo en «ale hospilnl la pobretn , y r»itieRU y« de ofícioBv ejercicios que ai CDlretieDenuidan^e cOroer i su> dueños: jOiU^ores, iiiy arbitrista, y lie dada H su Ma gestad en direreu tes f lempos murbos y diferentes arbiliioi, todos en prOTccbo suyo , y sin daHodelrfinojjabora tengo hecho un memorial donde lesupliio me sefiale persona con quien ro- nianique un nuevo arbitrio que tengo, lili ii! ha de SPr Ir total reflauíacion dt sus emperiosi pero Diorialeii , cnlieudo que esle tamhíen ha de pa- rar en el r^rncro: mas porque Tuesas merRcdes no me tengan por tnentacato , ánnque mi arbi~ dffir que es tslc. H^st dü pi^dir en cortes. i|ue todos los vasallos de su Magcstad desde ed;.d de c-itorceá sesenta bTios seim DblÍK«dos .i iivoiiar do el gasto que en otros ronduroios df fiiitii, se han de gasliir aquel día , se reduzga á diiirru , y se dd á su Majestad si defraudarle un ardili- so queda libre de socalifLas y desemptriado, ¡luiijui- !Í se haré la cuenta como yo leiigo hecha . Jm ii hav en España mas de tres millones de persoiiaí